La Casa Blanca establece como prioridad evitar un conflicto armado en el estrecho de Taiwán, subrayando que mantener la superioridad militar es esencial para disuadir cualquier agresión por parte de China.
En el documento Estrategia de Seguridad Nacional 2025, publicado por el gobierno estadounidense, afirma que un ataque a Taiwán debe implicar un costo demasiado alto para cualquier agresor potencial, en alusión directa a Pekín, que considera la isla como parte inseparable de su territorio.
“La defensa de Taiwán forma parte de los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos”, señala el texto, que mantiene la tradicional ambigüedad estratégica respecto a una posible intervención militar directa, pero reafirma el compromiso con la estabilidad regional.
Además de la dimensión militar, la estrategia resalta la importancia de Taiwán en las cadenas productivas globales, en especial en la fabricación de semiconductores, un sector clave que convierte cualquier escalada en un riesgo económico internacional.
La Casa Blanca sostiene que preservar el statu quo en el Indo-Pacífico requiere una combinación de preparación militar, diplomacia activa y apoyo a aliados estratégicos, en una clara alusión a países como Japón, Corea del Sur, Filipinas y Australia.
El informe también advierte sobre la creciente presión de China sobre Taiwán, tanto en el plano militar como diplomático. En los últimos años, Pekín ha intensificado maniobras cerca de la isla y ha presionado para reducir el reconocimiento internacional de Taipéi, mientras no descarta el uso de la fuerza.
Por su parte, Taipéi reitera que solo los 23 millones de taiwaneses pueden decidir su futuro político, rechazando cualquier reunificación impuesta por la fuerza.
La tensión en la región ha aumentado tras las declaraciones de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, quien afirmó que un ataque chino a Taiwán supondría una amenaza directa a la seguridad de Japón, abriendo la puerta a una posible intervención militar nipona. Pekín calificó sus palabras como “extremadamente graves” y respondió con protestas diplomáticas y represalias comerciales.
En este contexto, el presidente chino Xi Jinping reiteró al mandatario estadounidense Donald Trump que la reincorporación de Taiwán es una “parte esencial” del orden internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial, postura rechazada por Taipéi y cuestionada por Washington.
