Vecinos del «barrio de Dios» en Buenos Aires quieren justicia por la muerte de Maradona

En el barrio de «Dios», donde

Diego Maradona inició su carrera a los 15 años, los residentes claman por justicia cuatro años después de su muerte, ocurrida en circunstancias cuestionables. Este martes, siete profesionales de la salud enfrentan cargos de homicidio culposo por su fallecimiento.

El emblemático futbolista falleció en 2020 a los 60 años tras una complicación durante su recuperación en casa después de una cirugía cerebral. Los vecinos de La Paternal, sitio donde Maradona forjó su legado futbolístico, demandan «Justicia para Diego», un grito que resuena en los graffitis del barrio.

En el club Argentinos Juniors, donde hizo su debut el 20 de octubre de 1976 en la cancha que hoy lleva su nombre, los seguidores mantienen viva la memoria de «el 10». Justo cinco años y 116 goles después, Maradona se unió a Boca Juniors, marcando el inicio de su estrellato.

«Es fundamental saber qué sucedió, quién lo dejó solo y que se haga justicia», expresa Hilda Pereira, jubilada y habitual del barrio. «No merecía morir así, en soledad. Eso duele profundamente», añade con voz entrecortada.

Para muchos en la zona, Maradona no es solo un ícono deportivo, sino una deidad. «Vivir en Argentina sin amar a Maradona es complicado», comenta Carmela Canullán, guía del museo de fútbol de Argentinos Juniors, que rinde homenaje al astro declarándolo el «barrilete cósmico».

El museo alberga un santuario con ofrendas dejadas por los admiradores tras su muerte, incluyendo un altar con cenizas de un joven escocés y una camiseta del Nápoles con un conmovedor mensaje de gratitud hacia Maradona.

«Merece saber la verdad sobre su muerte; debemos entender qué ocurrió», afirma Canullán, quien a sus 23 años comparte la devoción por el ícono con nuevas generaciones.

Claudio Merce, dueño de la Cafetería de Dios, recuerda cómo la muerte de Maradona transformó la comunidad. Su local, que era un salón que frecuentaba «el Diego», se ha convertido en un espacio repleto de recuerdos de su vida.

«El día que murió fue un despertar para todos. Entonces comenzaron a surgir murales en todas partes», recuerda Merce, quien menciona un automóvil oxidado frente a su negocio, símbolo de los tiempos en que Maradona era buscado en su barrio natal, Fiorito. «Al darnos cuenta de que realmente no estaba más, nos quedamos atónitos», concluye. «¿Lo abandonaron? ¿Qué sucedió? Esa es la pregunta que resuena».

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