El Festival de los Farolitos es una de las celebraciones religiosas y culturales más arraigadas en El Salvador. Cada 7 de septiembre, víspera de la festividad de la Natividad de la Virgen María, miles de velas y faroles artesanales iluminan las calles, plazas y hogares, principalmente en Ahuachapán y, en los últimos años, también en el Centro Histórico de San Salvador.
La tradición tiene su origen en el fervor popular del occidente del país, donde los devotos expresaban su gratitud y alegría por el nacimiento de la Virgen colocando pequeñas luces frente a sus casas. Con el tiempo, la práctica se transformó en una fiesta colectiva que mezcla fe, creatividad y cultura, con farolitos elaborados en papel, madera y otros materiales que dan un colorido especial a la noche.
Hoy, el festival no solo es un acto de fe católica, sino también un atractivo cultural y turístico. Familias, comunidades e instituciones participan en la elaboración de faroles que llenan de luz y esperanza las calles, consolidando esta tradición como un símbolo de identidad salvadoreña que une generaciones en torno a la devoción mariana.
