Una diseñadora cuenta historias de mujeres a través de carteras

Desde hace 10 años, Raquel Arana decidió dejar su alto puesto en una agencia de publicidad y dedicarse a escribir historias de mujeres de su alrededor, de ella misma mientras sanaba heridas del pasado, que eran plasmadas en estampados de carteras.

Así nació la marca que lleva su nombre y que se ha mantenido por una década llevando bolsos de cuero y estampados con sello salvadoreño por el mundo.

«Yo decidí que lo que me iba a inspirar e iba a hacer en historias que empoderan a las mujeres, iba a hablar mucho de sentimientos, que yo estaba viviendo de eso me iba a inspirar para ilustrar y también pensé en que cada cartera contara una historia porque de esa forma iba a tocar el corazón de las mujeres», manifestó Arana en una entrevista a Diario El Mundo.

El trabajo de elaboración de carteras no solo es dibujar puntitos, como describe Arana, sino que lleva un sentimiento implícito, porque cada producto lleva una historia que contar.

«Hablo mucho de vulnerabilidad de hablo mucho de salud mental y hablo mucho de temas que vivimos las mujeres eso lo pongo en una historia y con eso ilustro», explica.

En 10 años, Raquel cuenta que las mujeres han hecho «clic» con su concepto porque se sienten identificadas.

Así nació «El Clan de las Virtudes», una colección en la que Arana se inspiró en las mujeres del programa Velasco, donde las empoderaron en sus capacidades.

«Son muchas mujeres de escasos recursos que tienen unos productos y unos servicios espectaculares, pero de verdad no saben cómo venderlos ni ni el valor que tienen en sus manos», manifestó la diseñadora salvadoreña.

Raquel contó que una de esas mujeres era una señora que fabricaba trapeadores de retazos de tela, y los vendía a cinco centavos, la ganancia era poca, pero tras el programa mostraron a la señora que era más que fabricante de trapeadores, era costurera y de las buenas.

Tanto que esta mujer empezó a crear productos propios como sobrefundas y arreglos en ropa.

Ante el Día Internacional de la Mujer, Arana señala que el principal desafío al que se ha enfrentado en 10 años ha sido «creérsela». «Saltar como al agua pato, soltar el miedo y ha habido de mi parte mucho trabajo personal, mucho trabajo con psicólogas para crecer mi autoestima para sanar traumas», señala.

A las mujeres salvadoreñas les da dos consejos: el primero, recuerda que no todo pasa de la noche a la mañana, y que cuando se emprende, uno quiere que el mundo sea de uno, pero el éxito no pasa rápido; y el segundo es que se de ser compasiva con una misma y tenerse paciencia.

Entre sus propósitos como emprendedora en los próximos años está seguir expandiendo su marca en el exterior.

«Tenemos clientas en Guatemala, en los Estados Unidos, en Estocolmo, en Alemania, entonces el objetivo es tener como punto fijo de venta ya en estos países», manifestó.

El principal equipo de Raquel es su madre, Mirna Ruíz, quien es la encargada de la logística del negocio, a quien ve como socia y pilar fundamental en su marca.

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