Así opera CBP: los tres custodios de la fronteras de Estados Unidos

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos reconoció una de sus principales vulnerabilidades en materia de seguridad nacional: la falta de coordinación y el intercambio limitado de información entre sus agencias policiales y de control fronterizo.

Como respuesta, el país emprendió una reestructuración profunda de su sistema de seguridad, que dio origen al Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), creado el 25 de noviembre de 2002.

Bajo la sombrilla del DHS, el 1 de marzo de 2003 nació la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), hoy considerada una de las agencias policiales más grandes y tecnológicamente avanzadas del mundo.

Su misión es, según su sitio web, proteger a la población, resguardar las fronteras y fortalecer la prosperidad económica del país. Para cumplir con ese objetivo, CBP opera a través de tres componentes clave que actúan de manera complementaria: la Oficina de Operaciones de Campo (OFO), la Patrulla Fronteriza (USBP) y la unidad Aeromarítima (AMO).

Agentes de OFO que operan en los puestos fronterizos y aeropuertos de Estados Unidos. Embajada de EEUU.

OFO: el control en los puertos de entrada

En más de 300 puertos de entrada aéreos, terrestres y marítimos, la Oficina de Operaciones de Campo es la primera línea de contacto para quienes ingresan legalmente a Estados Unidos. Sus oficiales, reconocibles por su uniforme azul, inspeccionan a visitantes extranjeros, ciudadanos que regresan al país y las mercancías que transportan.

Además de verificar documentos migratorios, OFO es responsable de la recaudación de tarifas de productos importados y de la detección de contrabando, documentos falsos y mercancías ilícitas.

Para ello, emplea una amplia gama de herramientas tecnológicas, como lectores de matrículas, sistemas de reconocimiento facial, bases de datos interconectadas y otros mecanismos de análisis que operan las 24 horas del día.

Cada año, estos oficiales inspeccionan a millones de personas y vehículos en aeropuertos, garitas y puertos marítimos, incautando miles de cargamentos de narcóticos y documentos fraudulentos, en un esfuerzo constante por mantener la seguridad sin interrumpir el flujo legítimo de comercio y viajes.

Patrulla Fronteriza: vigilancia entre los puertos

Más allá de las garitas y puertos de entrada, la responsabilidad recae en la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos (USBP), cuyos agentes visten el característico uniforme verde. Esta división es la encargada de vigilar más de 20 mil millas (32,186.88 kilómetros) de fronteras terrestres y costeras entre Estados Unidos, México y Canadá.

Su trabajo se desarrolla en algunos de los terrenos más hostiles del país: desiertos, montañas, cañones y zonas remotas donde el acceso es limitado. Ya sea a pie, en camionetas o en vehículos todo terreno, los agentes patrullan áreas donde se detecta el cruce irregular de personas, el tráfico de narcóticos y otras formas de contrabando.

Desde su creación, la Patrulla Fronteriza ha interceptado a millones de personas intentando ingresar de manera ilegal al país. Durante estos operativos, los agentes también detienen a individuos con antecedentes criminales, personas previamente deportadas, pandilleros y narcotraficantes, quienes son evaluados y procesados administrativa o penalmente, según cada caso.

Agentes Aeromarinos de AMO-CBP. Embajada de EEUU en El Salvador.

AMO: la frontera desde el aire y el mar

El tercer componente de CBP es la unidad Aeromarítima (AMO), considerada una de las fuerzas policiales aéreas y marítimas más poderosas del país. Sus agentes, que utilizan uniformes en tonos café, y amplían el alcance de CBP al operar en el espacio aéreo y en aguas costeras.

AMO apoya a los otros componentes mediante el uso de aeronaves, embarcaciones y tecnología especializada para detectar, monitorear e interceptara aquello que consideren una amenaza que podrían ingresar por mar o aire. Su labor es clave para prevenir el tráfico de personas, drogas y otros productos peligrosos que buscan evadir los controles terrestres.

En conjunto, estos tres pilares convierten a CBP en la primera línea de defensa de Estados Unidos, con una misión que combina la aplicación firme de la ley, la protección contra amenazas como el terrorismo y el contrabando, y la asistencia humanitaria a quienes lo necesitan.

En julio de este año, el gobierno de Estados Unidos designó $165,000 millones para fortalecer a CBP, entre estos, $46,000 millones para seguir con la construcción del muro fronterizo, $4,000 millones para contratar a almenos 6,000 nuevos agentes de aduanas y patrulla fronteriza, y 10,000 agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).