Los jornaleros latinos evitan lugares de encuentro por miedo a redadas y deportación

Cada día, miles de jornaleros latinos que ofrecen su trabajo en construcción, agricultura o limpieza están dejando de reunirse en esquinas y estacionamientos de comercios en Estados Unidos, por temor a redadas migratorias y deportaciones bajo las políticas impulsadas por la administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Sectores como la construcción y el trabajo doméstico dependen históricamente de la mano de obra de inmigrantes sin documentos, fácilmente reconocibles porque esperan contratistas en paradas de autobuses o estacionamientos de cadenas como Home Depot o 7 Eleven. Su presencia en lugares públicos los hace vulnerables ante redadas.

Activistas y jornaleros aseguran que la orden de Stephen Miller, subjefe de gabinete de la Casa Blanca y principal artífice de la política migratoria de Trump, obliga a los agentes de inmigración a cumplir cuotas diarias de arrestos, apuntando de forma específica a los jornaleros.

«Los jornaleros tienen miedo y están también enojados con la política racista que les juzga por su color de piel y forma de hablar», denunció a EFE Nadia Marín, de la Red Nacional de Organización de Jornaleros (NDLON). Según explicó, muchos se ven forzados a elegir entre arriesgarse a ser arrestados o quedarse sin ingresos para pagar alquiler y alimentar a sus familias.

En comunidades como East Windsor, Nueva Jersey, vecinos han organizado protestas dentro de tiendas Home Depot para exigir que la cadena deje de colaborar con la agencia de inmigración. «No es que Home Depot les dé permiso, pero de la misma forma en que llamaron a la policía para sacarnos por ser propiedad privada, pueden impedir la entrada de ICE», reclamó un activista local.

Un jornalero hondureño, que pidió anonimato, relató que fue arrestado solo por usar el baño del establecimiento.

«Me sentí discriminado porque no robé nada, no soy un criminal, sólo vine a buscar trabajo y pago impuestos», dijo.

Hoy, el número de jornaleros en ese punto bajó de 60 a unos pocos, luego de que la seguridad del negocio advirtiera que llamarían a Inmigración.

«Mis compañeros tienen mucho temor y algunos tienen días sin trabajar y se han atrasado en los alquileres. Los que estamos viniendo tenemos permiso de trabajo, pero la mayoría no lo tiene», añadió el trabajador, señalando que muchos son originarios de Guatemala, Nicaragua, México, Colombia, Haití y África.

El temor a redadas impacta directamente sectores como construcción, jardinería, limpieza de casas y restaurantes, ya que los jornaleros son parte clave de la fuerza laboral y también consumidores de esos mismos comercios.

«Ellos llenan una necesidad económica», advirtió Marín, quien además alertó sobre el riesgo de explotación laboral: «Esta situación permite que contratistas se aprovechen para robar salarios y, si los jornaleros reclaman, les amenazan con llamar a Inmigración».

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