El presidente de Colombia, Gustavo Petro, lanzó duras críticas este martes durante su discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas, donde pidió abrir un proceso penal contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por la muerte de jóvenes en ataques contra embarcaciones en el Caribe. Sus palabras provocaron que la delegación estadounidense abandonara la sala.
“Los jóvenes asesinados con misiles en el Caribe no eran del Tren de Aragua ni de Hamás. Eran caribeños, posiblemente colombianos. Si fueron colombianos, debe abrirse un proceso penal contra los funcionarios de Estados Unidos. Así se incluye al funcionario mayor que dio la orden, el presidente Trump”, declaró Petro en su último discurso como jefe de Estado ante la ONU.
El mandatario colombiano calificó de mentira que el Tren de Aragua sea considerado una organización terrorista y acusó a Washington de utilizar la política antidrogas como un mecanismo de control en América Latina. “Trump lanza misiles sobre lanchas desarmadas de migrantes y los acusa de narcotraficantes y terroristas sin tener una sola arma para defenderse”, afirmó, al tiempo que acusó a la Casa Blanca de vínculos con la mafia del narcotráfico.
En otro tramo de su intervención, Petro amplió sus críticas a la política exterior estadounidense al señalar que Trump también “permite que lancen misiles contra niños, jóvenes, mujeres y viejos en Gaza”. Calificó a Washington de “cómplice del genocidio” y responsabilizó a la Asamblea General de la ONU de ser “testigo mudo” de la ofensiva israelí.
El gobernante colombiano propuso la creación de una fuerza armada internacional bajo el amparo de Naciones Unidas para “defender la vida del pueblo palestino” y detener la operación militar en Gaza. “La ONU debe empezar su cambio deteniendo el genocidio en Gaza con la efectividad de un ejército de la salvación del mundo”, insistió.
Petro también instó a los países miembros a impulsar la descarbonización de la economía global mediante un sistema vinculante supervisado por el Consejo de Seguridad, sin vetos, y aplicable sobre organismos como la OMC, el Banco Mundial, el FMI y el sector financiero privado. A su juicio, Naciones Unidas debe transitar de ser una alianza de Estados a convertirse en una alianza de pueblos y culturas.