Más de 2.2 millones de niñas en Afganistán siguen sin acceso a la educación debido a las restricciones impuestas por el régimen talibán desde hace cuatro años, denunció este miércoles el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
La directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, explicó que desde que se prohibió a las adolescentes asistir a clases más allá del sexto grado, se ha profundizado una de las crisis educativas más graves del mundo, situación que se agravó tras el reciente terremoto que dejó más de 2,200 personas fallecidas.
Russell advirtió que el número de niñas excluidas del sistema educativo podría incrementarse con el retorno de miles de afganos deportados desde países vecinos. Subrayó que las menores tienen un rol clave como futuras trabajadoras en áreas como la salud y los servicios sociales, especialmente en un contexto de segregación de género que limita la intervención de varones en tareas humanitarias.
“Son esenciales en los esfuerzos de respuesta humanitaria, especialmente en una sociedad donde la estricta segregación de género limita la capacidad de los trabajadores hombres para atender las necesidades de mujeres y familias. Para mantener estas profesiones, y tantas otras, es imprescindible que las niñas reciban educación”, señaló Russell en el comunicado.
La funcionaria lamentó que mientras millones de niños en el mundo regresan a clases este mes, las niñas afganas continúan privadas de ese derecho básico. “Es una de las injusticias más graves de nuestro tiempo”, recalcó.
UNICEF alertó que la exclusión educativa también genera consecuencias emocionales y sociales como el aumento de los matrimonios forzados, problemas de salud mental y altas tasas de natalidad.
Russell instó al régimen talibán a revertir esta medida “devastadora” y permitir que las niñas vuelvan a la escuela.