Un juez de Bolivia ordenó este viernes la liberación de la expresidenta Jeanine Áñez, procesada por delitos de genocidio y tentativa de genocidio durante las protestas de 2019 que dejaron más de 30 muertos tras la renuncia del entonces mandatario Evo Morales.
“Por el presente mandamiento, ordena a quien se encuentre en condición de director del Recinto Penitenciario de Miraflores del Departamento de La Paz, a fin de que ponga en inmediata libertad”, señala la resolución emitida por el juez Javier Chuquimia, del Tribunal de Sentencia Penal, según recogió el diario El Deber.
Pese al fallo judicial, Áñez permanecerá encarcelada en la prisión de Miraflores, en La Paz, debido a la condena de diez años que cumple por el caso ‘Golpe II’. La sentencia la responsabiliza de autoproclamarse presidenta en noviembre de 2019 en medio de la crisis política tras las elecciones que derivaron en la renuncia de Morales.
La decisión judicial llega después de que la Justicia boliviana anulara dos procesos en su contra por las masacres de Sacaba y Senkata, ordenando en su lugar juicios de responsabilidades al tratarse de hechos ocurridos durante su mandato como jefa de Estado.
Áñez, que era segunda vicepresidenta del Senado cuando asumió el cargo, tomó posesión sin consenso parlamentario mientras sectores de la Policía y el Ejército protagonizaban un motín en medio de denuncias de fraude electoral. El caso continúa generando polarización política en Bolivia y presión internacional sobre la independencia judicial.
El Tribunal Cuarto de Sentencia Penal de El Alto anuló el lunes el proceso ordinario contra la expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, y determinó que el caso pase al Legislativo bajo la figura de juicio de responsabilidades por las muertes de civiles ocurridas en noviembre de 2019 en la zona de Senkata, durante la crisis política tras la salida de Evo Morales.
La decisión judicial respondió a un recurso de “excepción de incompetencia” presentado por la defensa de Áñez, que argumentó que los hechos investigados sucedieron mientras ella ejercía como presidenta interina (2019-2020). Según la legislación boliviana, los altos dignatarios de Estado, incluidos presidentes y vicepresidentes, solo pueden ser juzgados mediante un juicio de responsabilidades aprobado por la Asamblea Legislativa.
“El tribunal de manera conjunta declara fundado el recurso de excepción de incompetencia”, afirmó el presidente del tribunal, David Kasa. La corte también dispuso un mandamiento de libertad para Áñez mientras se activa el proceso en el Legislativo y ordenó que el caso regrese a “fojas cero”.
Tras conocer el fallo, la exmandataria expresó que la decisión “quedará en la historia como el día en que se recuperó la legalidad en el país”. Horas antes había manifestado que no se opone a una investigación “seria e imparcial”, pero insistió en que debía reconocerse su condición de expresidenta.
El juicio de responsabilidades contra Áñez será tramitado por la Fiscalía General de Bolivia, que deberá presentar una proposición acusatoria ante la Asamblea Legislativa. Para abrir el proceso se requiere el respaldo de dos tercios del Parlamento. Si se aprueba, el caso pasará al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que será el encargado de emitir la sentencia. Durante este procedimiento, el acusado tiene derecho a defenderse en libertad.
El caso Senkata investiga la actuación militar y policial que dejó al menos diez muertos en la ciudad de El Alto tras la asunción de Áñez en noviembre de 2019, después de la renuncia de Evo Morales en medio de denuncias de fraude electoral. Morales, que gobernó entre 2006 y 2019, abandonó el país asegurando que fue víctima de un “golpe de Estado”.
Áñez se encontraba en prisión desde 2021 cumpliendo una condena de diez años de cárcel por el caso denominado golpe de Estado II, relacionado con su proclamación como presidenta. Además, enfrenta al menos otros siete procesos judiciales, entre ellos el caso golpe de Estado I, en el que fueron acusados el gobernador suspendido de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y el exlíder cívico de Potosí, Marco Pumari.
El opositor Rodrigo Paz Pereira, exdiputado, exalcalde de Tarija y actual senador, dio la gran sorpresa en las elecciones generales de Bolivia 2025 al posicionarse primero en los conteos rápidos con más del 30 % de los votos válidos, superando al expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, quien alcanza el 27 %, según Ipsos Ciesmori.
Con este resultado, Bolivia se encamina a un balotaje histórico el 19 de octubre, en el que por primera vez en dos décadas el Movimiento al Socialismo (MAS) queda fuera de la definición presidencial.
Nacido en Santiago de Compostela, España, en 1967, durante el exilio de sus padres, Rodrigo Paz es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de la española Carmen Pereira. Su infancia transcurrió en distintos países debido a la persecución militar contra su familia.
De profesión economista, con estudios en relaciones internacionales, Paz acumula una amplia trayectoria política: fue diputado, concejal, senador y alcalde de Tarija entre 2015 y 2020, donde derrotó al MAS de Evo Morales. Actualmente es senador por Comunidad Ciudadana (CC), del expresidente Carlos Mesa.
En su carrera también destaca su participación en la Coordinadora de Defensa de la Democracia en 2019, que exigió la segunda vuelta electoral tras las denuncias de fraude en favor de Morales.
El binomio Paz – “Capi” Lara
Su compañero de fórmula por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) es el excapitán de Policía Edman “Capi” Lara, conocido en redes sociales por denunciar presuntos casos de corrupción en la institución policial antes de ser dado de baja en 2024.
De llegar a la Presidencia, Lara presidiría el Legislativo, mientras Paz asegura que su experiencia como legislador y como alcalde lo respalda para construir consensos.
En declaraciones a EFE, Paz se definió como “un hombre que tiene dos felicidades enormes, amar a la patria y amar a su familia”. Su propuesta electoral gira en torno a: acabar con el “Estado tranca”, para liberar recursos hacia las regiones, reducir los gastos superfluos del Estado. Además propone mano dura contra la corrupción con una profunda reforma judicial y promover un gran acuerdo nacional con valores cristianos y visión integradora.
“Bolivia necesita estabilidad, necesita gobernabilidad, pero sobre todo necesita que el Estado trabaje para la gente y no contra ella”, enfatizó Paz.
El senador opositor Rodrigo Paz con un 31 % de los votos válidos, y el también opositor, el expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga, con un 27,3 %, se disputarán la presidencia de Bolivia en una segunda vuelta electoral el 19 de octubre próximo, según el conteo rápido de Ipsos Ciesmori, difundido por el canal Unitel.
El estudio anticipa una segunda vuelta inédita en Bolivia entre dos candidatos de oposición, dejando fuera de carrera al empresario Samuel Doria Medina, que obtuvo un 20,2 %, pese a que las encuestas preelectorales lo perfilaban como favorito.
El oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), que dominó la política boliviana durante casi 20 años, aparece en caída libre: su candidato, el exministro Eduardo del Castillo, solo alcanzaría el 3,2 % de los votos, según el conteo preliminar.
Ascenso de Rodrigo Paz y caída del MAS
El candidato mejor posicionado de la izquierda es Andrónico Rodríguez, de la alianza Popular, quien aparece cuarto con un 8 % de respaldo.
Rodrigo Paz Pereira, de 57 años, es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de la española Carmen Pereira. Nació en Santiago de Compostela, España, en 1967, y vivió parte de su niñez en el exilio debido a la persecución de sus padres por los regímenes militares en Bolivia.
Por su parte, Jorge Quiroga, que fue vicepresidente entre 1997 y 2001, asumió la Presidencia tras la renuncia de Hugo Banzer por motivos de salud.
Segunda vuelta y reglas electorales
De acuerdo con la ley del Régimen Electoral de Bolivia, para ganar en primera vuelta un candidato debe superar el 50 % de los votos o alcanzar al menos el 40 % con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo lugar.
Al no cumplirse estas condiciones, el país se encamina a un balotaje histórico el próximo 19 de octubre, en el que el MAS quedaría por primera vez fuera de la definición presidencial.
Más de 7,5 millones de bolivianos estuvieron habilitados para votar en esta jornada, donde además se eligen vicepresidente y legisladores para el próximo quinquenio.
Decenas de seguidores del expresidente de Bolivia Evo Morales desplegaron un operativo de seguridad para proteger al que consideran su «padre político» y promotor del voto nulo en las elecciones generales que se desarrollan este domingo, con el fin de evitar que se ejecute una orden de captura que se mantiene vigente en su contra.
«No es (solamente) Evo, es nuestro padre ideológico, político, orgánico, es por eso que tenemos que cuidarlo. No es una obligación es un deber», dijo a EFE Germán Felipe Mamani, un dirigente campesino que comandó la llamada seguridad sindical del exmandatario en esta jornada de votación.
Mamani fue el responsable de organizar a 150 hombres y mujeres identificados con camisetas blancas para proteger a Morales en su recorrido desde la localidad de Lauca Ñ, donde permanece desde octubre de 2024, hasta Villa 14 de Septiembre, una pequeña población en la que habitualmente suele votar.
Ambos poblados se encuentran en el Trópico de Cochabamba, el bastión sindical y político del también exlíder del oficialismo situado en la región central de Cochabamba.
Sobre el exgobernante pesa una orden de captura por un caso de trata gravada de personas, por una supuesta relación que tuvo con una menor con la que tuvo un hijo mientras él era presidente en 2016, aunque varias veces sostuvo que ese caso se reabrió tras ser cerrado en 2020 para inhabilitar su candidatura.
Morales comenzó el día con su habitual programa radial de domingo, emitido en esta ocasión desde una sede sindical cercana a su recinto de votación donde se instalaron los equipos de transmisión y se preparó un auditorio improvisado en el que estuvieron algunos legisladores y líderes del Trópico de Cochabamba.
Varias horas previas a su llegada, los miembros de la guardia sindical ya estaban en el lugar, algunos con la wiphala, la bandera multicolor que representa a los pueblos indígenas del altiplano, para cumplir con su función.
Antes del arribo de Morales, la guardia indígena organizó un cordón de seguridad para separar a los curiosos de la caravana de vehículos y motocicletas que lo acompañaba, aunque eso no impidió que algunos niños, mujeres y hombres se acercaran para arrancarle un saludo.
Tras dos horas de programa, a las 9.15 hora local (13.15 GMT), Morales y su comitiva se trasladaron a la escuela Villa 14 de Septiembre para emitir su voto y para esto desplegó a su grupo de seguridad que organizó su llegada hasta la mesa de sufragio en la que está inscrito.
La llegada de Morales al recinto electoral arrancó los aplausos de la gente que ya hacía fila para emitir su voto e incluso su presencia causó cierta sorpresa a los jurados electorales, quienes no sabían que el expresidente asistiría a votar a ese lugar.
Morales, desde temprano, llevó consigo un marcador o plumón rojo que de rato en rato levantaba para explicar que se debía votar nulo, como reflejo de la decisión de las organizaciones que esperaban tenerlo como candidato, pero que optaron por anular su sufragio en rechazo a los ocho candidatos habilitados en estos comicios.
En declaraciones a los medios, entre ellos EFE, el exgobernante cuestionó el desplazamiento de algunos militares y policías en los recintos de votación y pese a que dijo «confiar» en la elección, también señaló que esta carece de legitimidad.
Morales tiene previsto esperar los resultados en Lauca Ñ, donde se ha anunciado una vigilia. Además, el miércoles se realizará una reunión nacional del bloque político Evo Pueblo para evaluar los resultados de las elecciones.
En esta jornada los bolivianos acudieron a las urnas para eligir presidente, vicepresidente y los nuevos parlamentarios para el periodo 2025-2030.
Una turba apedreó y abucheó este domingo al candidato a la Presidencia, Andrónico Rodríguez, tras emitir su voto en el bastión político y sindical del expresidente Evo Morales, donde es considerado un «traidor» por alejarse del exgobernante y postular por su cuenta a estas elecciones generales.
Rodríguez acudió a votar en la escuela José Carrasco, en el municipio de Entre Ríos situado en el Trópico de Cochabamba, el feudo de Morales (2006-2019) en la región central de Cochabamba, con una demora debido a que previamente hubo una explosión menor cerca de ese recinto electoral.
Cuando el también presidente del Senado se disponía a hablar con los periodistas que hacían la cobertura de la votación, la gente que estaba en el recinto comenzó a lanzarle piedras, según constató EFE.
Ante el ataque, el candidato ya no hizo declaraciones y salió pronto del colegio electoral, en cuyas puertas le aguardaba un vehículo que también fue impactado por las piedras, mientras la turba le gritaba «traidor».
El ambiente en Entre Ríos es tenso, pues antes de que Rodríguez acudiera a sufragar hubo una explosión cerca del recinto.
Testigos reportaron a medios locales que se escuchó un fuerte estruendo en el patio trasero del colegio José Carrasco y policías de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) llegaron al lugar para tomar declaraciones e investigar el incidente.
Juan Carlos Campero, el fiscal que lleva el caso, reportó a los medios locales que «no se tiene daños materiales ni personales» y añadió que «la votación se realiza con normalidad».
Rodríguez, de 36 años, es el candidato de izquierda mejor posicionado en las encuestas, situado entre el tercer y cuarto lugar, por debajo de los opositores Samuel Doria Medina, de la alianza Unidad, y el expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga (2001-2002), de la alianza Libre, quienes podrían disputar una inédita segunda vuelta.
El candidato de la alianza Popular fue considerado el heredero político de Evo Morales, pero decidió postularse por su cuenta y el exmandatario lo calificó de «traidor».
Morales no participa en estos comicios por una disposición constitucional que le impide volver a postularse porque ya gobernó el país en tres periodos y tampoco tiene partido político, por lo que promueve el voto nulo.
La campaña por el voto nulo fue intensa en el Trópico de Cochabamba y la gente en Entre Ríos advirtió que si esa opción no es mayoría en esa zona, quemará las urnas electorales.
Más de 7.5 millones de personas están llamadas a las urnas en territorio boliviano para elegir al presidente, vicepresidente, y a los parlamentarios del Legislativo y otros 369,308 ciudadanos votarán en el exterior.
Las elecciones se desarrollan en medio de una fuerte crisis económica, marcada por la falta de dólares, escasez de combustible y la peor inflación en décadas.
La jornada de elecciones generales en Bolivia comenzó este domingo con la apertura de las mesas electorales, en las que se elegirá al presidente y vicepresidente y se renovará el Parlamento para el periodo 2025-2030.
Los recintos electorales dispuestos en todo el país abrieron a las 08.00 hora local (6:00 a.m. de El Salvador) y funcionarán durante ocho horas ininterrumpidas hasta las 16.00 (4:00 p.m.), cuando se prevé su cierre.
La supervisión de la votación en el país está a cargo de 204,156 jurados para 34,026 mesas electorales, según datos del órgano electoral.
Inauguración de la jornada
Al inaugurar la jornada, el presidente en funciones del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Óscar Hassenteufel, destacó que este proceso «es el más importante de la historia contemporánea, no sólo porque se juegan muchas cosas, sino porque coincide con la celebración del bicentenario de la independencia», conmemorado el pasado 6 de agosto.
También reconoció que llegar a esta fecha «no fue fácil» porque «surgieron dificultades que complejizaron este proceso» incluso más que las elecciones de 2020, celebradas con medidas de seguridad por la pandemia de la covid 19 y aún con tensiones por la crisis social y política posterior a los fallidos comicios de 2019.
Una trabajadora del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia organiza material electoral este domingo, en Santa Cruz (Bolivia). /EFE
«Las tensiones de la multipolarización de la sociedad boliviana aún no fueron resueltas de todo. Asimismo, algunos grupos y poderes fácticos se vieron tentados con la idea de afectar o interrumpir el normal desarrollo del proceso, aspecto que no pasó desapercibido para la ciudadanía», indicó Hassenteufel.
Con todo, indicó que el TSE «enfrentó con fortaleza los distintos desafíos, defendió su independencia como órgano del Estado y mostró su capacidad para desarrollar elecciones justas, limpias, transparentes y técnicamente confiables».
Personas habilitadas para votar
En Bolivia 7,567,207 personas mayores de 18 años están habilitadas para elegir al presidente, vicepresidente, y a los parlamentarios del Legislativo y otros 369,308 ciudadanos votarán en el exterior, aunque ellos solamente elegirán al binomio gobernante y no están obligados a sufragar.
El voto en el país suramericano es obligatorio y tras emitirlo, la persona recibe un certificado de sufragio que deberá presentar para realizar cualquier trámite en instituciones públicas y bancarias en los 90 días posteriores a los comicios.
Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares
Bolivia cuenta para esta elección con el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) que, según Hassenteufel, junto al cómputo oficial «deberían ser suficientes para evitar las injustas denuncias de fraude o manipulación dolosa de resultados».
También están desplegadas 14 misiones internacionales de observación electoral, las más numerosa de la de la Unión Europea (UE) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), además de otras cinco delegaciones nacionales para vigilar el proceso.
Para ganar en primera vuelta, un candidato debe lograr más del 50 % de los votos, o un mínimo del 40 % con al menos diez puntos de ventaja sobre el siguiente, según la ley del Régimen Electoral.
En la víspera, el TSE recomendó que las personas no porten consigo un teléfono móvil al sufragar, tras conocerse denuncias de que en algunas instituciones estatales se estaría obligando a los funcionarios a votar por determinados candidatos y demostrar con fotografías de sus papeletas que así lo hicieron, bajo amenaza de despidos.
El ente electoral aclaró que, una vez concluida la votación, el acto de escrutinio es público, por lo que toda la gente que quiera acompañarlo podrá tomar fotografías de las actas.
Los bolivianos acudirán este domingo a las urnas para elegir al nuevo Gobierno y Parlamento para el próximo quinquenio, en unas elecciones generales que podrían marcar un viraje político de Bolivia hacia el centro o la derecha tras 20 años de una hegemonía de los Gobiernos del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS).
En Bolivia 7,567,207 personas mayores de 18 años están habilitadas para elegir al presidente, vicepresidente, y a los parlamentarios del Legislativo para un periodo de cinco años y otros 369,308 ciudadanos pueden votar en el exterior, aunque ellos solamente elegirán al binomio gobernante y no están obligados a sufragar.
¿Habrá segunda vuelta de las elecciones en Bolivia?
Entre las ocho organizaciones políticas que concurren a los comicios, dos candidaturas opositoras aparecen como favoritas para estos comicios, la del empresario de centroderecha Samuel Doria Medina y la del derechista expresidente Jorge Tuto Quiroga (2001-2002), quienes podría disputar una inédita segunda vuelta si se confirma lo reflejado en las encuestas.
Si eso ocurre, será la primera vez que Bolivia tendrá una segunda vuelta, posibilidad incluida en la Constitución vigente desde 2009, que señala que habrá balotaje si ninguna de las candidaturas alcanza más del 50 % de los votos válidos o un mínimo del 40 % con al menos diez puntos de ventaja sobre el segundo.
También supondrá la salida de la izquierda del poder, pues los sondeos sitúan al oficialista Eduardo del Castillo en los últimos lugares, mientras que el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, de la alianza Popular y quien era considerado el sucesor del expresidente Evo Morales, tampoco aparece con porcentajes que lo acerquen siquiera al balotaje.
El oficialismo concurre dividido a la justa electoral, pues además de las postulaciones de Del Castillo y de Rodríguez, Evo Morales se desmarcó del MAS al no lograr nuevamente la candidatura de ese partido.
La sombra de Evo Morales
El expresidente (2009-2016) ha insistido en ser candidato pese a una disposición constitucional que le impide volver a postularse porque ya gobernó el país en tres periodos y tampoco tiene partido político.
En los últimos meses, los seguidores de Evo Morales protagonizaron diversas protestas para forzar su inscripción, pero al no lograr su objetivo, el exmandatario y sus seguidores promueven el voto nulo.
Las encuestas también han mostrado un alto porcentaje de indecisos, votos blancos y nulos, incluso antes de que Morales iniciara su campaña.
Fotografía de varios de los candidatos a la Presidencia de Bolivia durante un debate, el 1 de agosto de 2025, en la ciudad de Santa Cruz (Bolivia). /EFE
Según la norma vigente, los votos nulos y blancos no ingresan en los válidos y solo se consideran para fines estadísticos de la votación en un proceso electoral.
En caso de que los votos nulos y blancos sumen la mayoría, la elección de los nuevos dignatarios se realizará con base en los votos válidos, aunque hayan obtenido minoría.
La jornada de votación
Las mesas electorales deben abrir a partir de las 8.00 hora local (6:00 a.m. de El Salvador) y funcionar durante ocho horas continuas, o hasta que el último votante en fila haya emitido su sufragio.
El voto en Bolivia es obligatorio y tras emitirlo, la persona recibe un certificado de sufragio que deberá presentar para realizar cualquier trámite en instituciones públicas y en la banca en los 90 días posteriores a las elecciones.
Bolivia contará para estos comicios con el Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre), cuyo funcionamiento fue puesto a prueba con simulacros en los nueve tribunales departamentales electorales, y que lanzará información al término de la jornada de votación.
También están desplegadas 14 misiones internacionales de observación electoral, las más numerosas las de la Unión Europea (UE) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), además de otras cinco delegaciones nacionales para vigilar el proceso.
En el país rige el silencio electoral desde el jueves y el «auto de buen gobierno» que desde el viernes prohíbe las aglomeraciones o reuniones masivas, y la venta de bebidas alcohólicas.
Además, este domingo estará prohibida la circulación de vehículos que carezcan de autorización del órgano electoral.
El ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Roberto Ríos, alertó este sábado que sectores vinculados al expresidente Evo Morales (2006-2019) quieren «convulsionar y obstaculizar el proceso electoral» de este domingo, por lo que pidió a las personas «no dejarse llevar por esos intentos de generar caos».
En una conferencia de prensa, el ministro contó que hay «reportes de inteligencia» de la Policía que señalan que grupos de seguidores, «identificados con el señor Evo Morales» intentan perjudicar las elecciones generales.
«No podemos permitir que estas personas atenten contra la seguridad en nuestro país, pero además atenten contra el derecho político que tenemos los ciudadanos y ciudadanas que es elegir a nuestras autoridades mediante el voto», afirmó.
Ríos alertó también «a la comunidad internacional» sobre estos supuestos intentos de «obstaculizar» el desarrollo del proceso electoral.
«Pedimos a los hermanos y hermanas del Trópico de Cochabamba que no se dejen llevar por estos intentos de generar caos en el proceso democrático», señaló Ríos.
Ríos informó además que se redoblará la presencia policial en algunas regiones del país y que se aplicarán «diferentes planes de contingencia.
Evo Morales invita a votar nulo
El presidente de Bolivia, Luis Arce, posesionó el jueves al nuevo alto mando militar de las Fuerzas Armadas con la misión de «mantener la paz y la gobernabilidad» en el país y además exhortó a los bolivianos a que este domingo acudan a las urnas para que se realice «un tránsito de Gobierno después de mucho tiempo de manera pacífica y democrática».
Por su parte, el expresidente Morales, al no poder postularse como candidato a la Presidencia por no tener partido y por una inhabilitación constitucional, llamó hace dos semanas a sus seguidores y a todo el país a votar nulo en rechazo a la «derecha» y al Gobierno de Arce que, según él, resultarán favorecidos en el proceso electoral.
Morales renunció a la militancia del oficialista Movimiento al Socialismo tras perder su liderazgo de casi 30 años del partido que también fundó y se encuentra distanciado de Arce por diferencias en el manejo del Gobierno y por la candidatura presidencial del MAS.
Los bolivianos están llamados a las urnas este domingo para elegir al presidente, al vicepresidente y al Parlamento para el periodo 2025-2030, en medio de una fuerte crisis económica marcada por la falta de dólares, la escasez de combustible, el alza de la inflación que ha encarecido los productos de primera necesidad y las duras críticas a Arce y a la administración del MAS por el «fracaso del modelo económico».
El litio boliviano vuelve a ser protagonista en las campañas electorales para los comicios generales de este domingo 17 de agosto, en medio de polémicos contratos por más de 2.000 millones de dólares con empresas de China y Rusia, una industria que aún no despega y que, según expertos, no garantiza beneficios reales para el país.
Al igual que en 2020, el salar de Uyuni y las promesas de industrialización del litio se han convertido en tema central de los discursos políticos, entre acusaciones de pactos con compañías extranjeras y propuestas consideradas superficiales por analistas.
El Gobierno de Luis Arce asegura que Bolivia cuenta con 23 millones de toneladas de reservas de litio, la mayoría en Uyuni (Potosí), donde en 2023 se inauguró una planta industrial estatal con capacidad para producir 15.000 toneladas anuales de carbonato de litio. Sin embargo, la producción actual apenas alcanza 3.000 toneladas, menos del 20 % de su capacidad.
El investigador José Carlos Solón, de la Fundación Solón, advierte que las condiciones geológicas y climáticas de Uyunidificultan la extracción, debido a la alta presencia de magnesio y problemas de diseño en las piscinas de evaporación.
Contratos con China y Rusia generan controversia
El presidente Arce ha apostado por la extracción directa de litio (EDL) para acelerar la industrialización, firmando contratos con la china CBC y la rusa Uranium One Group.
Estos acuerdos han generado rechazo en el Legislativo y entre comunidades indígenas de Potosí, que denuncian la falta de consulta previa.
Según Solón, los convenios implican que Bolivia asuma costos de inversión, intereses y operación, además de una distribución desigual de utilidades y ausencia de estudios de impacto ambiental.
Propuestas electorales sobre el litio
Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga proponen auditar el estado real de los proyectos antes de atraer inversión extranjera.
Manfred Reyes Villa plantea la venta anticipada de la producción para obtener 10.000 millones de dólares.
Rodrigo Paz Pereira quiere reestructurar Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB). Andrónico Rodríguez busca alianzas con Argentina y Chile.
Solón critica que todos los candidatos mantienen una visión simplista, ignorando la complejidad tecnológica, de inversión y tiempo que requiere la industria del litio.
A nivel global, las proyecciones para 2030 sitúan el precio del litio entre 15.000 y 17.000 dólares por tonelada. Incluso sumando la capacidad de la planta estatal y lo comprometido por las empresas extranjeras, los ingresos estarían lejos de igualar los que generó el gas natural en su época de auge.
“El litio no es el gas, no nos va a salvar. Puede ayudar a diversificar la economía, pero no debe repetirse el modelo extractivista sin planificación”, concluye Solón.