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  • Venezuela cumple un año sin reportar inflación oficial y causa incertidumbre

    Venezuela cumple un año sin reportar inflación oficial y causa incertidumbre

    Venezuela cumplió el sábado un año sin publicar cifras oficiales y actualizadas de inflación, situación que, según expertos, deja a la ciudadanía “a ciegas” sobre el rumbo económico del país y obliga a hogares y empresas a operar “a tientas” en sus decisiones financieras.

    La última cifra difundida por el Banco Central de Venezuela (BCV) corresponde a octubre de 2024, cuando el índice de precios fue del 4 %. Desde entonces, el silencio oficial ha generado incertidumbre en diversos sectores que dependen de estos indicadores para ajustar salarios, precios y márgenes de negocio.

    El economista y profesor universitario Jesús Palacios advirtió que la falta de cifras complica especialmente la negociación de aumentos salariales.

    “Sin estimaciones confiables de inflación, resulta difícil establecer precios con proveedores o planificar estrategias empresariales”, señaló el académico.

    El salario mínimo en Venezuela es de 130 bolívares, lo que equivale a aproximadamente $0.60 mensuales, según la tasa oficial del BCV. Aunque los empleados públicos reciben bonos de hasta $160, estos no son considerados parte del salario formal, lo que ha generado reclamos por un ingreso digno por parte de múltiples gremios.

    Durante los años de hiperinflación entre 2017 y 2021, Venezuela adoptó el dólar de facto como moneda para enfrentar la devaluación del bolívar. Sin embargo, en los últimos años se ha registrado un incremento sostenido en los precios expresados en dólares, fenómeno que los ciudadanos denominan “inflación en dólares”.

    “Los precios en dólares han subido de forma sostenida desde 2018, con picos significativos hasta 2023. En los últimos 12 meses, la inflación en dólares supera el 20 %”, explicó Palacios, al citar estimaciones independientes.

    Esta situación ha generado una pérdida del poder adquisitivo en la población y ha forzado a los comercios a realizar ajustes excesivos que afectan las ventas. “Hay una falta de claridad y coordinación entre los actores económicos que termina impactando en el consumo y la rentabilidad de los negocios”, advirtió Palacios.

    En paralelo, el contexto económico también ha sido marcado por restricciones a la libertad de información. En junio, al menos cinco economistas fueron detenidos, y el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) dejó de publicar datos ante denuncias de hostigamiento.

    “El Gobierno no quiere que se informe sobre la situación económica del país”, denunció Marino Alvarado, coordinador de la ONG Provea.

     

  • Bolivia enfrenta posible colapso económico a un mes de la salida de Luis Arce

    Bolivia enfrenta posible colapso económico a un mes de la salida de Luis Arce

    Bolivia atraviesa una crisis económica sin precedentes a tan solo un mes de que finalice el mandato del presidente Luis Arce, marcado por una profunda escasez de dólares, problemas en la compra de combustibles subvencionados y resultados limitados en su ambiciosa política de industrialización, según expertos.

    El reconocido economista Alberto Bonadona fue tajante al describir la situación: «Arce ha llevado a Bolivia a las puertas del averno y nos está dejando ahí», afirmó a EFE.

    Bonadona apuntó que uno de los principales errores del Gobierno actual fue no invertir en la exploración de gas natural, la principal fuente de divisas del país, arrastrando una política energética deficiente desde la era de Evo Morales (2006-2019).

    La escasez de divisas ha impedido la compra normal de diésel y gasolina, según reconoció el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, quien anunció que solo se podrá abastecer entre el 70 % y 80 % de la demanda nacional de combustible.

    En paralelo, los contratos de industrialización del litio mediante tecnología de extracción directa (EDL), firmados con empresas de China y Rusia, están paralizados en el Parlamento debido a disputas internas en el partido oficialista, el Movimiento al Socialismo (MAS).

    “No se ha hecho nada en hidrocarburos, ni tampoco en sectores que pudieron sustituir su rol como el litio”, señaló Bonadona.

    Industrialización sin resultados y economía en picada

    El Gobierno de Arce impulsó una estrategia de sustitución de importaciones y creó proyectos industriales en distintas regiones. Sin embargo, el politólogo Franklin Pareja calificó estas iniciativas como medidas clientelistas sin impacto real.

    «La gestión por resultados es desastrosa. Arce y el MAS dejan un país prácticamente en quiebra», afirmó Pareja.

    Proyectos como la explotación de hierro, la producción de urea y la industrialización del azúcar en La Paz presentan solo resultados parciales, sin generar los cambios estructurales prometidos.

    Por su parte, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, defendió la gestión de Arce, asegurando que hay estabilidad económica en varios sectores y que la situación ha sido agravada por factores externos como la pandemia, la guerra en Ucrania y los bloqueos políticos.

    Montenegro mencionó que Bolivia ha cumplido con el pago de la deuda externa, que representa el 23,1 % del PIB, a pesar de la caída de la producción de gas natural de 22.188 mmc (2014) a 11.896 mmc (2024).

    También culpó a la oposición por bloquear $1.600 millones en créditos externos que, según el Gobierno, permitirían adquirir combustibles.

    “No es cierto que estamos entregando la peor situación económica. La economía creció hasta 2022, pero los bloqueos afectaron la recuperación”, sostuvo Montenegro.

    Con la segunda vuelta electoral programada para el 19 de octubre, entre Rodrigo Paz (centro) y Jorge Tuto Quiroga (derecha), uno de los retos inmediatos será garantizar una transición gubernamental transparente.

     

  • El próximo gobierno boliviano heredará una economía en profunda crisis

    El próximo gobierno boliviano heredará una economía en profunda crisis

    El próximo gobierno de Bolivia, que será electo este domingo 17 de agosto, encontrará un país sumido en una crisis económica caracterizada por alta inflación, escasez de dólares, déficit fiscal crónico y bajo crecimiento, como resultado del agotamiento del modelo económico impulsado por el presidente Luis Arce.

    El llamado “Modelo Económico Social Comunitario Productivo” fue instaurado por Arce durante su gestión como ministro de Economía en el gobierno de Evo Morales (2006-2019) y mantuvo un fuerte protagonismo estatal. En 2020, Arce prometió recuperar la economía boliviana tras la pandemia, luego de una caída del 8.74 % del PIB.

    Bolivia logró una recuperación inicial con un crecimiento del 6.11 % en 2021. Sin embargo, en 2024 el crecimiento cayó al 0.73 %, retroceso que el actual Ejecutivo atribuye a protestas sociales lideradas por simpatizantes de Evo Morales, hoy enfrentado al gobierno.

    Uno de los problemas más graves es la falta de divisas. Las reservas internacionales netas (RIN) se ubicaban en $3,148 millones en 2023, pero al primer semestre de 2025 cayeron a $2,807 millones, según el Banco Central de Bolivia (BCB), muy lejos del récord de $15,122 millones alcanzado en 2014.

    La escasez de combustible se ha vuelto recurrente, con largas filas en gasolineras de todo el país. A esto se suma una inflación acumulada de 16.92 % entre enero y julio, muy por encima de la proyección oficial del 7.5 % para todo 2025.

    El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, afirmó a EFE que el próximo gobierno heredará una economía con “bajo crecimiento y alta inflación, lo que configura un escenario de estanflación”, fenómeno que complica la solución de ambas variables simultáneamente.

    Rodríguez señaló que Bolivia también enfrenta alta informalidad, baja recaudación, una deuda interna y externa considerable y escasa inversión privada. Hasta el 30 de junio, la deuda externa ascendía a $13,805.6 millones, equivalente al 25 % del PIB.

    El especialista advirtió sobre una crisis en la balanza de pagos, con un déficit comercial de $506 millones en el primer semestre de 2025 debido a la caída en exportaciones de gas natural. A esto se suma una crisis energética por la reducción en la producción interna de gas y falta de dólares para importar combustibles.

    El presidente Luis Arce ha rechazado hacer ajustes al modelo económico y ha culpado a legisladores opositores y aliados de Evo Morales por bloquear créditos externos que, según el Gobierno, ayudarían a importar gasolina y diésel.

    Rodríguez cree que esos préstamos podrían aliviar el acceso a divisas, pero no resolverían el problema de fondo. Propone “un aluvión de dólares” para estabilizar la moneda y reactivar la economía, además de corregir el déficit fiscal y liberar totalmente las exportaciones.

    También considera clave el uso de biotecnología en el agro boliviano, que podría compensar la caída de los ingresos por exportación de gas natural.