El secretario de Transporte de Estados Unidos, Sean Duffy, advirtió este lunes que el país podría cerrar su espacio aéreo si el sistema de aviación se volviera inseguro debido al cierre gubernamental, que se extiende ya por segundo mes consecutivo.
«Si pensáramos que no es seguro, cerraríamos todo el espacio aéreo», declaró Duffy durante una entrevista con la cadena CNBC, declaraciones que también fueron recogidas por Bloomberg.
Aunque aseguró que Estados Unidos aún no ha alcanzado ese punto crítico, reconoció que la paralización del Gobierno federal “añade más riesgo al sistema de aviación”, debido a los efectos acumulativos sobre el personal y las operaciones aéreas.
Desde el inicio del cierre el 1 de octubre, la Administración Federal de Aviación (FAA) ha tenido que ralentizar el tráfico aéreo en varios aeropuertos ante la creciente escasez de controladores aéreos disponibles.
La FAA reveló que cerca de 13,000 controladores están trabajando sin recibir salario desde que comenzó el cierre, situación que ha generado fatiga y niveles de estrés elevados entre el personal.
«En la actualidad, la mitad de nuestras 30 instalaciones principales sufren escasez de personal, y casi el 80 % de los controladores aéreos están ausentes en las instalaciones del área de Nueva York», advirtió el organismo en una publicación reciente en redes sociales.
Durante el pasado fin de semana, las interrupciones se agudizaron. La FAA suspendió temporalmente los vuelos con destino al Aeropuerto Internacional Newark Liberty, cercano a Nueva York, debido a la falta de personal.
Las demoras y cancelaciones afectaron a miles de pasajeros, mientras las autoridades siguen sin lograr un acuerdo presupuestario que permita reactivar plenamente la administración federal.
La crisis amenaza con escalar si no se encuentra una solución inmediata, ya que el sistema de aviación civil estadounidense depende de personal técnico altamente capacitado, cuya ausencia compromete la seguridad nacional.
La Administración Federal de Aviación (FAA) ordenó una prohibición temporal de vuelos sobre el espacio aéreo de Ceiba, en el este de Puerto Rico, donde se encuentra una antigua base militar estadounidense. La medida estará vigente hasta el 31 de marzo de 2026 y responde a “razones especiales de seguridad”, según un aviso oficial.
La decisión coincide con un incremento en la actividad militar de Estados Unidos en el Caribe y con crecientes tensiones diplomáticas con Venezuela. Aunque se han elevado las alertas sobre un posible ataque militar, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, negó este viernes haber tomado una decisión en ese sentido.
“El Gobierno de Estados Unidos podrá usar fuerza letal contra la aeronave en vuelo si determina que representa una amenaza inminente para la seguridad”, advierte la FAA en el comunicado publicado.
La restricción aplica al espacio aéreo entre los 2,500 y 5,000 pies (762 a 1,525 metros) sobre el nivel del mar. Solo se permiten operaciones de aeronaves militares del Departamento de Defensa autorizadas y bajo su dirección directa.
La zona afectada incluye la antigua base de Roosevelt Roads, ahora convertida en el aeropuerto regional José Aponte de la Torre, donde en las últimas semanas han aterrizado cazas F-35B y equipos militares estadounidenses.
En los últimos meses, Puerto Rico —Estado Libre Asociado a Estados Unidos— ha sido escenario de múltiples maniobras militares, lo que ha generado malestar en sectores de la población que denuncian una “remilitarización” de la isla.
El canciller de Alemania, Friedrich Merz, advirtió el lunes que su país debe reforzar significativamente sus esfuerzos en materia de seguridad, ya que, aunque no se encuentre en un conflicto bélico directo, “tampoco está en paz”. Así lo afirmó durante un evento en Düsseldorf organizado por el diario Rheinische Post.
“No estamos en guerra, pero ya no estamos más en paz. Debemos hacer mucho más para nuestra seguridad”, declaró Merz, en alusión a las recientes violaciones del espacio aéreo de países miembros de la OTAN como Polonia, Estonia y Rumanía, atribuidas a drones de origen ruso.
El canciller también mencionó que se han registrado incidentes similares en países como Dinamarca y la propia Alemania, lo que incrementa las sospechas sobre la responsabilidad del Kremlin.
“Se puede suponer que los drones vienen de Rusia”, planteó, y añadió que interceptar estos aparatos, algunos de hasta ocho metros de largo, “no es fácil”.
Sobre la guerra de Rusia contra Ucrania, Merz señaló que en el entorno del presidente Vladímir Putin crece el nerviosismo, lo cual —dijo— explicaría la actitud cada vez más agresiva del régimen ruso.
“Es una guerra contra nuestra libertad y la cohesión europea”, subrayó el jefe de Gobierno alemán, al advertir que el conflicto está lejos de resolverse.
“Las guerras terminan con la derrota militar o la extenuación económica, de ambas cosas ambos bandos estamos lejos”, sostuvo el canciller alemán.
Además, Merz abordó temas de política nacional como el crecimiento de la ultraderecha, especialmente en el este del país, y los planes de su administración para reformar este año las ayudas sociales destinadas a desempleados.
En las últimas semanas, Rusia ha violado el espacio aéreo de al menos seis países europeos con drones y, en el caso de Estonia, con cazas Mig-31 armados con misiles. Además, envió bombarderos y aviones militares cerca de las costas de Alaska, lo que provocó una intercepción por parte de Estados Unidos.
Según el analista Jesús A. Núñez Villaverde, exmilitar y experto en geopolítica, estas incursiones forman parte de una estrategia de “provocación intencionada” que busca dos objetivos principales:
Militar: comprobar la ubicación y capacidad de reacción de las defensas antiaéreas de la OTAN.
Político: aumentar las tensiones entre Washington y sus aliados europeos, al tiempo que se explotan las diferencias internas en la UE respecto a Rusia.
Incursiones como parte de la guerra híbrida
Núñez Villaverde, en un análisis publicado por el Instituto Elcano, subraya que estas acciones no pueden considerarse accidentes.
“Cuando hablamos de más de una veintena de drones y de aviones militares que penetran 12 minutos en espacio aéreo estonio, no es un error de navegación, es una provocación deliberada”, afirmó.
El experto enmarca estas maniobras dentro de la guerra híbrida de Moscú, que incluye ciberataques, desinformación y tránsito militar por aguas internacionales cercanas a los países aliados.
Reacciones divididas en la OTAN
Aunque países como Polonia y Estonia han invocado el artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, la respuesta de Washington ha sido cautelosa. El presidente Donald Trump ha restado gravedad a los incidentes, calificándolos de “accidentes”, lo que ha generado tensiones dentro de la Alianza.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, anunció la operación Centinela Oriental tras la última incursión en Polonia, aunque la misión aún no se ha puesto en marcha. España ha ofrecido tres cazas, un sistema de radar y un avión A400, pero el despliegue sigue pendiente.
Por su parte, Lituania exige una postura más firme y ha aprobado una ley que permite a sus Fuerzas Armadas derribar drones no tripulados rusos que violen su espacio aéreo.
El análisis concluye que ni la OTAN ni Rusia desean una confrontación directa. Sin embargo, Moscú se beneficia de estas maniobras al obtener información militar sensible y al tensar las relaciones políticas entre los aliados.
“La OTAN muestra que no quiere chocar militarmente con Rusia, y Moscú tampoco cruza el umbral de un enfrentamiento directo. Pero cada provocación refuerza el pulso geopolítico en Europa”, advierte Núñez Villaverde.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este martes que Ucrania, con el respaldo de la Unión Europea, tiene la capacidad de recuperar todos los territorios ocupados por Rusia. La declaración supone un giro en su postura, tras meses intentando mediar para alcanzar un acuerdo de paz entre Kiev y Moscú.
“Ucrania tiene un gran espíritu y cada vez mejor. Ucrania podrá recuperar su país en su forma original y, quién sabe, ¡quizás incluso ir más allá!”, escribió el mandatario en la red Truth Social. Trump añadió que el Kremlin enfrenta una crisis económica severa y que “este es el momento de que Ucrania actúe”.
Las declaraciones se produjeron después de que Trump se reuniera en Nueva York, durante la Asamblea General de la ONU, con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
El líder republicano admitió haber comprendido mejor la situación tras esos encuentros y sostuvo que “las fronteras originales desde donde comenzó esta guerra son una opción viable”.
Durante el encuentro, Trump también respaldó la posibilidad de que los países de la OTAN derriben aviones rusos si violan su espacio aéreo, como ha ocurrido recientemente en Polonia, Rumanía y Estonia.
“Sí, sí lo creo”, respondió al ser cuestionado por la prensa. Aunque no fue claro sobre si EE.UU. participaría directamente, reiteró que “apoyamos a la OTAN” y destacó el aumento en el gasto militar de los países miembros.
El presidente estadounidense sostuvo además que Rusia “lleva tres años y medio luchando sin rumbo en una guerra que una auténtica potencia militar debería haber ganado en menos de una semana”, lo que, a su juicio, convierte al régimen de Vladímir Putin en “un tigre de papel”.
También predijo un colapso interno en Rusia debido al descontento social y la escasez de combustible. “La economía rusa está en una situación terrible… se está desplomando”, concluyó.
Polonia denunció este martes múltiples violaciones a su espacio aéreo por parte de drones rusos durante un ataque dirigido contra objetivos en Ucrania, lo que obligó al cierre temporal del aeropuerto internacional de Varsovia. Las Fuerzas Armadas polacas confirmaron la incursión de más de 10 drones tipo Shahed y activaron un operativo para su identificación y neutralización.
“El espacio aéreo fue violado en repetidas ocasiones por objetos similares a drones”, indicó el Ejército polaco en un comunicado divulgado en su cuenta oficial en X. El incidente, considerado el más grave desde el inicio de la guerra en Ucrania, ha provocado una ola de solidaridad con Polonia por parte de los principales líderes de Europa y de la OTAN.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó el incidente como una “violación imprudente y sin precedentes del espacio aéreo polaco y europeo”.
Durante el Debate sobre el Estado de la Unión en el Parlamento Europeo, Von der Leyen anunció una ayuda de $6,000 millones para establecer una alianza de drones con Ucrania.
El presidente francés, Emmanuel Macron, condenó la “escalada imprudente” de Rusia, mientras que el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, a pesar de mantener relaciones con el Kremlin, respaldó a Polonia y pidió negociaciones de paz. Orbán señaló que la agresión confirma los riesgos de vivir “bajo la sombra de la guerra”.
Polonia invoca el artículo 4 de la OTAN y pide consultas urgentes
Ante la gravedad del ataque, el primer ministro polaco, Donald Tusk, anunció ante el Parlamento la activación del artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, que permite a cualquier Estado miembro convocar consultas cuando su integridad territorial o seguridad esté amenazada.
El primer ministro Tusk instó a los aliados de la OTAN y la Unión Europea a no eludir responsabilidades. “Estamos lejos del flanco este, no es nuestra guerra… No, es una responsabilidad común de toda la OTAN y de toda la UE”, expresó, subrayando la necesidad de una respuesta conjunta.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, confirmó que el Consejo del Atlántico Norte ya debatió el tema tras la solicitud formal de Varsovia. “Lo ocurrido no es un incidente aislado”, advirtió, aunque evitó confirmar si fue un ataque deliberado.
Desde otros gobiernos europeos, como Países Bajos, Irlanda, Suecia, Italia, Dinamarca, Lituania y República Checa, también se alzaron voces de condena.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, prometió continuar apoyando la seguridad europea y buscar una “paz justa y duradera”. Por su parte, el jefe de Gobierno checo, Petr Fiala, afirmó que “el régimen de Putin amenaza sistemáticamente a toda Europa”.
Agentes de seguridad polacos inspeccionan el lugar donde cayó un dron ruso en Krzywowierzba-Kolonia, este de Polonia, el 10 de septiembre de 2025. EFE
Rusia niega responsabilidad: “no había objetivos en Polonia”
El Ministerio de Defensa de Rusia negó que sus drones hayan tenido como objetivo el territorio polaco y aseguró que el rango de vuelo de los artefactos no superaba los 700 kilómetros. Moscú expresó su disposición a dialogar con el Ministerio de Defensa de Polonia para esclarecer el hecho.
Pese a esa declaración, Varsovia presentó una protesta formal por lo que consideró una “provocación deliberada”. Las autoridades polacas confirmaron que los drones fueron derribados y resaltaron que la situación marca un cambio en el escenario político internacional.
Antecedentes: una serie de incidentes desde 2022
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Polonia ha enfrentado diversas amenazas aéreas. En noviembre de 2022, un misil ruso mató a dos personas en la frontera este; en abril de 2023, restos de un misil fueron hallados en Bydgoszcz; en diciembre de ese mismo año, otro misil fue detectado sin impactar el territorio. En agosto de 2024, un dron militar ruso explotó en un campo de maíz a 75 km de la frontera, mientras que varios globos y helicópteros bielorrusos también han cruzado el espacio aéreo polaco.
La acumulación de estos incidentes refuerza el temor de que la guerra se extienda más allá de Ucrania. El Reino Unido calificó la reciente incursión como “atroz y preocupante”. “Es una muestra clara de la indiferencia rusa por la paz”, advirtió el primer ministro británico, Keir Starmer.