El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se negó este lunes a abordar directamente si apoya el reconocimiento de un Estado palestino después de que él y varios líderes mundiales firmaran un acuerdo de alto el fuego en Gaza durante una cumbre en Egipto y acudieran a una reunión sobre el futuro y la reconstrucción de Gaza.
«No voy a hablar de un solo Estado ni a un doble Estado ni a dos Estados; nos referimos a la reconstrucción de Gaza», declaró Trump a la prensa a bordo del Air Force One durante su vuelo de regreso a Washington desde Oriente Medio.
En ese sentido, el mandatario reconoció que «mucha gente», como el caso de la mayoría de líderes árabes, demanda una solución al conflicto palestino-israelí con dos Estados y qué él no tiene una posición.
«Habrá que ver. No he comentado nada al respecto», añadió.
No obstante, el mes pasado, durante un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el líder estadounidense se refirió al impulso de la solución de dos Estados como una «recompensa» para Hamás.
La Casa Blanca publicó este lunes la declaración firmada por los países mediadores entre Israel y Hamás -Estados Unidos, Egipto, Catar y Turquía- sobre el acuerdo de paz en la Franja de Gaza, donde las cuatro naciones se comprometen a implementar el pacto para asegurar la estabilidad en la región tanto para palestinos como para israelíes.
Del mismo modo, Trump reconoció que no puede garantizar que la paz en Gaza vaya a mantenerse después de su presidencia, pero saldrá «a luchar» para que se mantenga «con quien haga falta».
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó el lunes junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, un plan de paz para Gaza que ha sido calificado por expertos como un “ultimátum” al grupo islamista Hamás, y no una vía concreta para resolver el conflicto árabe-israelí.
La propuesta, compuesta por 20 puntos, excluye completamente a los palestinos en su elaboración y apuesta por un gobierno de transición encabezado por el propio Trump, acompañado del exprimer ministro británico Tony Blair, sin que se definan plazos ni estructura clara.
El proyecto condiciona cualquier posibilidad de autodeterminación palestina a una serie de reformas en la Autoridad Nacional Palestina bajo supervisión de Israel.
“El plan más que una solución parece un ultimátum a Hamás para que se rinda; de no hacerlo, continúa la amenaza de destrucción de la Franja de Gaza y el genocidio de su población”, advirtió Ignacio Álvarez Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid.
Ni siquiera con el control total del proceso, Israel ha mostrado disposición a reconocer un Estado palestino. Horas después de presentar el plan, Netanyahu reiteró que “rotundamente, no” aceptará la creación de un estado palestino, según lo dijo en un video publicado en redes sociales.
“Sería un milagro que la Autoridad Palestina hiciera todas las reformas que Israel exige”, recordó Max Rodenbeck, director del proyecto Israel-Palestina del International Crisis Group.
Pese a la polémica, varios países de la comunidad internacional han visto con buenos ojos la iniciativa, señalando que podría aliviar la crítica situación humanitaria en Gaza. La región sufre bombardeos diarios, escasez de alimentos y medicinas, y un creciente número de víctimas por hambruna, en su mayoría niños.
Álvarez Ossorio reconoció algunos elementos positivos del plan: “Permitirá la entrada masiva de ayuda humanitaria, rehabilitará infraestructuras destruidas y facilitará la reconstrucción con apoyo de países del Golfo. Además, no plantea expulsiones, lo que mejorará notablemente la situación de la población”.
Sin embargo, alertó que “se vuelven a negar los derechos nacionales del pueblo palestino”, repitiendo un patrón histórico en el que potencias extranjeras toman decisiones sin contar con los propios afectados.
Max Rodenbeck consideró que la propuesta fue diseñada para complacer a distintos actores clave de la región. Egipto y Jordania, preocupados por un posible flujo masivo de refugiados palestinos, habrían recibido garantías de que estos permanecerán en Gaza. A su vez, los países interesados en contratos de reconstrucción y oportunidades comerciales han sido “silenciados” con promesas concretas
. “Francamente, muchos de los vecinos de la región tampoco son amigos de Hamás, así que si esto significa el fin de Hamás, no les preocupa demasiado”, sostuvo Rodenbeck.
Israel, según Álvarez Ossorio, sería el gran beneficiado. “Se han eliminado elementos lesivos para los intereses israelíes, como la retirada total de tropas, y el plan ya no hace mención a la solución de los dos Estados”, señaló.
El documento carece de cronograma, nombres de los integrantes del gobierno de transición, detalles sobre el retiro militar israelí o mecanismos para distribuir ayuda. Tampoco se explicita cuál será el papel de los países árabes e islámicos, pese a la inclusión de una “Fuerza Internacional de Estabilización”.
“No queda claro cómo estarán representados los intereses de esos países en el gobierno de transición, ni cuánto durará ese gobierno”, cuestionó Álvarez Ossorio. Rodenbeck fue aún más directo: “No sabemos exactamente qué se está aceptando. Ni siquiera está claro quién va a estar a cargo, excepto el presidente Trump”.
El presidente del Líbano, Joseph Aoun, expresó este martes su aprobación al plan del presidente estadounidense, Donald Trump, destinado a poner fin a la guerra en Gaza, instando a Israel y al grupo palestino Hamás a que lo acepten «lo antes posible».
Aoun calificó la propuesta de 20 puntos de Trump como un «enfoque realista» para abordar las cuestiones controvertidas que surgirán tras el conflicto, según un comunicado de la Presidencia libanesa. Además, elogió los esfuerzos de Estados Unidos por «acabar con el sufrimiento de los civiles y los inocentes en la Franja».
Las declaraciones de Aoun se produjeron durante una reunión en el Palacio de Baabda con el primer ministro libanés, Nawaf Salam, donde también discutieron la situación general del país y su participación en la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
La propuesta de Trump, que cuenta con el apoyo del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, incluye un alto el fuego inmediato en Gaza, la retirada gradual del ejército israelí, la liberación total de los rehenes a cambio de la liberación de cientos de prisioneros palestinos y el envío de ayuda humanitaria a través de las Naciones Unidas.
Asimismo, el plan contempla el desarme total de Hamás, excluyéndolo de la gobernanza de la Franja, y establece la creación de un Gobierno de transición formado por tecnócratas palestinos y expertos internacionales supervisado por una «Junta de la Paz».
También se abriría la posibilidad de autodeterminación y la creación de un Estado palestino, sujeto a avances en la reconstrucción de Gaza y la implementación de reformas por parte de la Autoridad Palestina, aunque Netanyahu se opone a la solución de dos Estados.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó este lunes un plan de paz para Gaza que plantea la creación de un Gobierno de transición sin presencia de Hamás, la desmilitarización de la Franja y la posibilidad de negociar un Estado palestino en el futuro. La propuesta fue anunciada en la Casa Blanca tras reunirse con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien expresó su respaldo a la iniciativa.
Trump detalló que el proyecto contempla un alto al fuego inmediato, la retirada gradual de las tropas israelíes y la liberación, en un plazo máximo de 72 horas, de los 48 rehenes —vivos y muertos— que permanecen en manos de Hamás. A cambio, Israel debería excarcelar a 250 prisioneros palestinos condenados a cadena perpetua y a 1,700 gazatíes detenidos tras los ataques del 7 de octubre de 2023.
“Ahora la pelota está sobre el tejado de Hamás”, advirtió el mandatario, quien aseguró que, en caso de rechazo, Estados Unidos dará su “total apoyo” a Israel para continuar su ofensiva militar.
El plan establece la conformación de un Gobierno de transición integrado por tecnócratas palestinos y expertos internacionales, supervisado por una “Junta de la Paz” presidida por Trump y con la participación del ex primer ministro británico Tony Blair. En una etapa posterior, una Autoridad Palestina reformada asumiría el control del enclave, siempre que implemente una “reforma radical”, según recalcó Netanyahu.
El jefe del Gobierno israelí afirmó que la propuesta coincide con los objetivos de su país: liberar a los rehenes, desarmar a Hamás, desmilitarizar Gaza y mantener el control de la seguridad.
“Si Hamás rechaza la propuesta, Israel mantendrá el asedio en Gaza hasta terminar el trabajo. Se puede hacer por las buenas o por las malas”, advirtió Netanyahu.
Pese al apoyo de Netanyahu, la iniciativa enfrenta resistencia dentro de su propio gabinete. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, de línea ultraderechista, rechazó cualquier concesión que implique reconocer un Estado palestino o retirar al Ejército israelí de la Franja.
Una ambulancia presta atención médica en Gaza tras un ataque militar de Israel. EFE
El plan de Trump descarta la anexión israelí de Gaza e incluye un programa de reconstrucción y desarrollo económico para el enclave, además de prohibir desplazamientos forzosos y garantizar el derecho de retorno para quienes salgan de manera voluntaria. Este punto supone un giro respecto a la propuesta inicial del mandatario, cuando sugirió la expulsión de la población gazatí para un proyecto inmobiliario denominado “Riviera de Oriente Medio”.
La iniciativa estadounidense llega en medio de un creciente aislamiento internacional hacia Israel, cuya ofensiva en Gaza ha sido calificada como genocidio por relatores de la ONU, organizaciones humanitarias y varios países. Desde octubre de 2023, el conflicto ha dejado más de 66,000 muertos. A ello se suma el reconocimiento del Estado palestino por parte de Reino Unido y Francia, lo que ha generado tensiones con Washington y Tel Aviv.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó un plan para Gaza que contempla un gobierno de transición sin presencia de Hamás, supervisado por una comisión internacional, además de la liberación de rehenes y un cese inmediato de la guerra, reveló este domingo a EFE una fuente de seguridad egipcia.
De acuerdo con el informante, que pidió anonimato, la propuesta fue entregada a líderes árabes e islámicos durante una reunión con Trump el martes pasado en los márgenes de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.
El plan incluye inmunidad para dirigentes de Hamás —“que no serán asesinados por Israel en el interior ni en el exterior de Gaza”—, un indulto condicional para sus miembros dentro del enclave y facilidades para quienes decidan abandonarlo. Una vez que Israel y Hamás acepten la iniciativa, cesarán las operaciones militares y comenzará una retirada gradual israelí de la Franja.
En las 48 horas siguientes a la aceptación pública, se liberarán de forma progresiva todos los rehenes vivos y los cuerpos de los fallecidos. A cambio, Israel excarcelará a cientos de prisioneros palestinos condenados a cadena perpetua, a 1,000 detenidos en Gaza desde el inicio de la guerra, y entregará los cuerpos de cientos de palestinos.
Para la etapa posterior, el plan establece la creación de un gobierno interino de tecnócratas palestinos bajo supervisión internacional, liderada por Estados Unidos en coordinación con socios árabes y europeos, hasta que se reforme la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de Mahmud Abás. Asimismo, se desplegaría una fuerza internacional provisional con liderazgo estadounidense y árabe, destinada a garantizar seguridad y formar a una nueva policía palestina.
La iniciativa contempla además la entrada diaria de más de 600 camiones con ayuda humanitaria distribuida por Naciones Unidas y otras organizaciones, un programa de “desmantelamiento de la ideología extremista” en Gaza y la apertura de un proceso de diálogo palestino-israelí hacia un eventual Estado palestino en Gaza y Cisjordania.
Trump no ha anunciado públicamente los detalles de su propuesta, aunque el jueves afirmó en la Casa Blanca que Israel y Hamás están “cerca de alcanzar algún tipo de acuerdo” para un alto el fuego. En un encuentro con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, reiteró que Hamás debe liberar “de inmediato y de manera simultánea” a todos los rehenes secuestrados desde el ataque del 7 de octubre de 2023 en Israel.
Según datos oficiales palestinos, más de 65,000 personas han muerto en Gaza desde el inicio de la guerra, incluidos más de 19,000 niños, cifras que países árabes, islámicos y organizaciones internacionales describen como un “genocidio”.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, advirtió este domingo que “no habrá un estado palestino” y anunció que impulsará nuevos proyectos de colonización en Cisjordania, en respuesta al reconocimiento de Palestina anunciado por Reino Unido, Canadá, Portugal y Australia.
“Tengo un claro mensaje para los líderes que reconocen un estado palestino después de la terrible matanza del 7 de octubre: estáis entregando una enorme recompensa al terrorismo”, expresó Netanyahu en un mensaje en vídeo difundido en redes sociales.
El mandatario israelí insistió en que bajo su liderazgo se han duplicado los asentamientos en Judea y Samaria (Cisjordania) y que continuará esa política.
“No va a pasar. No habrá un estado palestino al oeste del Jordán”, aseguró.
También adelantó que dará una respuesta más amplia al movimiento diplomático cuando regrese de su viaje a Estados Unidos, tras participar en la Asamblea General de la ONU.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, también reaccionó al anuncio de Londres, Ottawa y Canberra.
“Tras las atrocidades del 7 de octubre y mientras Hamás continúa con su campaña de terror, reteniendo cruelmente a 48 rehenes en Gaza, el reconocimiento hoy de un estado palestino ha sido aplaudido por Hamás, para sorpresa de nadie”, señaló Herzog en un comunicado.
Herzog subrayó que esta decisión “no ayudará a un solo palestino, no liberará a un solo rehén y no nos acercará a un acuerdo entre israelíes y palestinos. Solo envalentona a las fuerzas de la oscuridad. Es un día triste para quienes buscan la verdadera paz”, remarcó.
El anuncio de Reino Unido, Canadá y Australia marca un giro diplomático significativo, ya que son los primeros países del G7 en reconocer oficialmente a Palestina. Con ello se suman a los casi 150 Estados que ya han dado este paso, entre ellos El Salvador.
La medida llega en vísperas de una cumbre en la ONU, promovida por Francia y Arabia Saudí, que busca retomar la propuesta de una solución basada en dos Estados como vía para resolver el conflicto en Medio Oriente.
Los primeros ministros de Reino Unido, Keir Starmer; Canadá, Mark Carney; y Australia, Anthony Albanese, anunciaron este domingo el reconocimiento oficial de sus países al Estado palestino, en un movimiento diplomático coordinado que busca dar nuevo impulso a la solución de dos Estados en Oriente Próximo.
Starmer explicó que la decisión responde al “creciente horror” en la región y a la necesidad de “mantener viva la posibilidad de paz” entre israelíes y palestinos.
“La esperanza de una solución de dos Estados se está desvaneciendo, pero no podemos dejar que esa luz se apague”, afirmó en un mensaje en el que descartó que este paso sea “una recompensa a Hamás”, organización a la que calificó como “terrorista brutal”.
El líder británico también criticó la política de Israel en la Franja de Gaza, a la que señaló como responsable de una “crisis humanitaria sin precedentes”, y pidió levantar las restricciones al ingreso de ayuda humanitaria. Asimismo, mostró preocupación por el acelerado avance de los asentamientos en Cisjordania.
Primeros países del G7 en dar el paso
Aunque más de 150 países en el mundo reconocen al Estado palestino —incluido El Salvador—, este domingo Reino Unido, Canadá y Australia se convirtieron en los primeros del G7 en hacerlo. El anuncio llega en la antesala de una cumbre en la ONU promovida por Francia y Arabia Saudí para relanzar la solución de dos Estados.
“Canadá reconoce el Estado de Palestina y ofrece nuestra alianza para construir la promesa de un futuro pacífico”, declaró Carney.
El mandatario criticó la política del gobierno de Benjamin Netanyahu, al que acusó de “trabajar metódicamente para impedir un Estado palestino” mediante la expansión de asentamientos y la violación del Derecho Internacional en Gaza.
Albanese, por su parte, defendió que Australia reconoce las “legítimas aspiraciones del pueblo palestino” de tener un Estado independiente y soberano, aunque subrayó que Hamás no debe tener ningún rol en ese escenario.
Los tres líderes coincidieron en que este reconocimiento no legitima al terrorismo ni compromete el apoyo a Israel, sino que pretende fortalecer a quienes buscan la coexistencia pacífica. Albanese añadió que el siguiente paso debe ser la elaboración de un “plan creíble” para reconstruir Gaza, garantizar la seguridad de Israel y lograr la liberación de los rehenes capturados por Hamás en los atentados del 7 de octubre de 2023.
La coordinación internacional, con apoyo de la Liga Árabe y Estados Unidos, será “vital” para avanzar en una paz duradera, concluyó el primer ministro australiano.
La posición favorable a una mayor presión sobre Israel, puesta de manifiesto el lunes por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, tiene lugar mientras en Europa hay quien tiene una similar postura crítica, como Suecia, Noruega y Eslovenia, mientras otros son más permisivos, como Alemania y otros Estados del este.
Sánchez anunció este lunes nuevas medidas contra Israel por la destrucción de Gaza y de los palestinos que se aplicarán de forma inmediata y que incluyen la consolidación jurídica del embargo de armas, prohibir la entrada en España a los implicados en el genocidio y más ayuda humanitaria.
La actitud del Ejecutivo español fue duramente criticada por el de Israel, que le acusó de antisemita y negó la entrada en el país de la vicepresidenta Yolanda Diaz y de la ministra Sira Rego.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. EFE
Los críticos contra Israel
Un país con una postura crítica frente a Israel es Eslovenia, que el año pasado se unió a España e Irlanda para reconocer el Estado de Palestina.
A comienzos de agosto la pequeña exrepública yugoslava, gobernada por una coalición entre liberales y la izquierda, se convirtió en el primer país de la UE en declarar un embargo de armas contra Israel.
Suecia, que en 2014 reconoció oficialmente los territorios palestinos como un Estado, aboga por congelar el capítulo comercial del Acuerdo de Asociación entre el bloque comunitario e Israel y la suspensión parcial de Israel en el programa de investigación Horizonte Europa.
Además, defiende sanciones selectivas contra los ministros extremistas israelíes que promueven actividades de asentamiento ilegales y trabajan activamente en contra de una solución negociada de dos Estados, así como sanciones adicionales contra los colonos violentos.
Noruega reconoció el Estado palestino en mayo de 2024. A finales de agosto pasado, el Fondo de Pensiones Global del Estado noruego, el mayor fondo soberano del mundo, anunció la venta de sus acciones en cinco bancos israelíes, después de que ya hiciera lo propio con sus participaciones en varias empresas israelíes, debido a la situación humanitaria en Gaza.
En esa línea crítica se sitúa Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, anunció en julio que su país reconocería el Estado palestino este septiembre en Nueva York durante la Asamblea General de la ONU, en una operación condicionada en particular al compromiso de las autoridades palestinas al desarme de Hamás y a la renuncia expresa al terrorismo, que pretende arrastrar a otros países occidentales para que hagan lo mismo.
La reacción de Israel fue acusar a Macron de alimentar así el antisemitismo en Francia, donde vive la comunidad judía más importante de Europa.
Caso aparte es el de Turquía, uno de los países más duros ante el Gobierno de Israel, con el presidente, el islamista Recep Tayyip Erdogan, llamando en los dos últimos años una y otra vez a Netanyahu asesino, criminal de guerra o incluso «nuevo Hitler».
El Gobierno turco, que en el pasado mantenía importantes relaciones diplomáticas, militares y comerciales con Israel, fue congelando esos contactos desde el inicio de la guerra en Gaza en octubre de 2022.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán. EFE
Los más favorables a Israel
Varios países de Europa central están entre los más favorables a Israel en Europa, como Hungría y la República Checa, cuyos Gobiernos rechazan tajantemente la suspensión del Acuerdo de Asociación entre la UE e Israel.
El Gobierno ultraderechista de Hungría, liderado por Viktor Orbán, incluso recibió en abril pasado a Netanyahu, pese a la orden de búsqueda y captura emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) por supuestos crímenes de guerra.
En la vecina Austria, el Gobierno tripartito, formado por democristianos, socialdemócratas y liberales, también tiene una posición favorable a Israel, aunque en los últimos meses expresó alguna crítica contra las acciones israelíes en el conflicto de Gaza.
Para Alemania, la seguridad y existencia de Israel son, por motivos de responsabilidad histórica, «razón de Estado». Se descarta un reconocimiento en breve de un Estado palestino, al considerar que este paso hacia una solución de dos Estados debe tener lugar al final de un proceso negociado.
En términos generales, Alemania se ha limitado a recordar a Israel que debe actuar dentro del marco del derecho internacional y a pedir un pronto inicio de negociaciones sobre un alto el fuego en Gaza, además de advertir de la grave situación humanitaria en la Franja.
Por lo demás, Alemania rechaza un embargo comercial y otro tipo de sanciones contra Israel.
En Italia, el Gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni es un aliado de Israel que, sin embargo, apoya la solución de los dos estados y ha condenado en las últimas semanas la reacción «desproporcionada» del Ejecutivo israelí ante el terrorismo de Hamás, y en particular tras el ataque en julio pasado a la única parroquia católica de Gaza.
También ha mostrado su disposición a reconocer el Estado de Palestina, pero cuando pueda ser «efectivo» y «no contraproducente», según el vicepresidente del Ejecutivo y ministro de Exteriores, Antonio Tajani.
En Portugal, el Gobierno anunció a finales de julio que iba a iniciar consultas con el presidente del país, Marcelo Rebelo de Sousa, y los partidos políticos para evaluar un posible reconocimiento del Estado de Palestina.
El objetivo es que el proceso quede concluido en septiembre, con motivo de la Asamblea de la ONU, el mismo plazo que se han marcado Francia, el Reino Unido, Canadá y Malta para adoptar un paso similar, que ya han dado países como España, Irlanda o Noruega.
El Gobierno suizo mantiene su posición de neutralidad y no tiene planes para reconocer al Estado Palestino. Su actitud ha sido cada vez criticada internamente según pasan los meses y la crisis humanitaria, y ahora la hambruna, han diezmado a la población en el enclave.
Un grupo de 72 exembajadores suizos pidieron que reconsidere su posición de no reconocer a Palestina y refuerce su apoyo a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), que está dirigida por un suizo.
Rusia condena pero no ve genocidio
Rusia ha condenado enérgicamente las acciones de Israel en Gaza, pero pese a su apoyo a la causa palestina y su relación con Hamas, se ha abstenido de calificar de genocidio la actuación del Ejército israelí. No obstante, ha denunciado la catástrofe humanitaria que amenaza la vida de unos 132.000 niños menores de cinco años.
El ministro de Exteriores de Israel, Gideon Saar, aseguró este martes que su país «no cederá» a la presión internacional para finalizar la ofensiva militar en la Franja de Gaza ni para aceptar la creación de un Estado palestino, rechazando de forma categórica una solución de dos Estados en el actual contexto del conflicto.
“No habrá un Estado palestino. Esto no va a pasar. No importa cuánto se presione a Israel”, declaró Saar durante una conferencia de prensa, donde calificó las exigencias internacionales como parte de una “campaña distorsionada” que, según él, favorecería el ascenso de Hamás en Gaza.
En sus declaraciones, el ministro israelí insistió en que la propuesta de un Estado palestino equivaldría a establecer un “Estado de Hamás”, al que tildó de yihadista. También acusó a algunos gobiernos europeos de dejarse influenciar por “el gran número de población musulmana” en sus países al definir sus posturas políticas hacia el conflicto.
“Israel no será la Checoslovaquia del siglo XXI”, subrayó Saar, aludiendo al acuerdo de Múnich de 1938, en el que las potencias europeas cedieron territorio a la Alemania nazi. “No vamos a sacrificar nuestra existencia para agradar a otros países”, sentenció.
Saar también criticó que la presión global esté dirigida hacia Israel, cuando a su juicio, debería enfocarse en Hamás, a quien responsabiliza por obstaculizar las negociaciones para un alto el fuego y la liberación de los rehenes.
Estas declaraciones se dan en medio de una creciente tensión diplomática entre Israel y varios países que han instado al cese de los ataques en Gaza y al avance hacia una solución política duradera en Oriente Medio. Sin embargo, Israel mantiene su rechazo firme a cualquier escenario que contemple la creación de un Estado palestino independiente.