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  • "La seguridad no admite nostalgia": el incendio condena los andamios de bambú en Hong Kong

    «La seguridad no admite nostalgia»: el incendio condena los andamios de bambú en Hong Kong

    Cuando el fuego ascendió por Wang Fuk Court el pasado miércoles, no sólo consumió siete torres de hormigón: en pocas horas devoró también parte del último gran emblema constructivo vivo de Hong Kong, el centenario andamio de bambú, que ahora ha recibido sentencia definitiva.

    Mientras los restos se enfrían bajo mangueras o drones térmicos y tres contratistas permanecen detenidos por presunto homicidio imprudente, una de las ciudades más verticales del planeta se apresta a perder su última capa orgánica, que dará paso a andamios de acero galvanizado, más seguros, más predecibles y notablemente menos bellos.

    «La seguridad no admite nostalgia», declaró el subsecretario principal de Administración, Eric Chan, alineando definitivamente Hong Kong con Shenzhen, Cantón o Macao, donde las cañas han ido desapareciendo desde hace quince años.

    Una obra maestra de ingeniería

    El complejo residencial de Tai Po se hallaba en rehabilitación integral, con sus bloques completamente cubiertos por una estructura densa de versátiles cañas Mao Zhu, unidas con tiras de nailon negro y protegidas por redes de polietileno de alta densidad, lonas de cloruro de polivinilo y planchas de poliestireno expandido en los huecos de ventana.

    Según los informes preliminares del Departamento de Bomberos, ninguno de esos revestimientos cumplía la clasificación ignífuga clase 0 o 1 obligatoria, por lo que el conjunto se convirtió en una chimenea vertical que elevó el incendio a una insólita categoría 5 en tiempo récord.

    Desde el punto de vista técnico y patrimonial, el andamio cantonés constituye una obra maestra de ingeniería a gran escala. Sus postes de ocho a diez kilos absorben ráfagas de 220 km/h, se montan sin grúas en calles de apenas cuatro metros de ancho y cuestan hasta un 30 % menos que el acero.

    El bambú de Wang Fuk Court era joven

    El bambú cubre cerca del 80 % de las fachadas en rehabilitación del territorio, creando esa malla viva que suaviza el brutalismo vertical y que ningún otro perfil urbano del mundo ha logrado imitar.

    Sin embargo, su condición biológica lo condena en una metrópoli que lidera en número de rascacielos: variabilidad de resistencia, desecación progresiva por encima de los ochenta metros y dificultad de control dimensional en alturas extremas lo hacen incompatible con la densidad y el ritmo actual de renovación, según los expertos.

    Un arquitecto responsable de varias construcciones emblemáticas de la última década explicó a EFE que «en Wang Fuk Court el bambú tenía sólo cinco meses; las imágenes termográficas muestran núcleos intactos bajo la corteza carbonizada».

    El experto consideró que «la carga térmica mortal la generaron las redes de polipropileno, que funden a 165 °C y gotean fuego líquido, y el poliestireno expandido de sellado».

    «En una urbe donde la distancia entre edificios rara vez supera los diez metros y la obra nunca descansa, el margen de error es nulo. El acero ofrece trazabilidad absoluta y comportamiento pasivo ante las llamas», sostuvo, aunque precisó que el bambú seguirá viéndose en «restauraciones puntuales o en obras de baja altura».

    Pero su época como sistema dominante ha terminado: «Perdemos no solo una técnica, sino una estética irrepetible que humanizaba el brutalismo vertical de Hong Kong», lamentó.

    El sector pide tiempo

    Otra fuente del sector que también pidió el anonimato discrepa con el remedio drástico porque «los andamieros no son simples obreros, son artesanos que resuelven estructuras imposibles con juicio, experiencia y una coreografía casi circense».

    Los accidentes graves, a su juicio, seguirán produciéndose mientras no se corrijan la supervisión laxa, la formación insuficiente y el empleo de plásticos baratos sin certificado ignífugo.

    Los 2,500 maestros titulados y 4,000 auxiliares que aún quedan reclaman cinco años de transición, programas de formación mixta bambú-acero y certificación obligatoria de todo revestimiento sintético.

    «El bambú no mató a nadie en Tai Po; lo hicieron la codicia y la falta de control», resumen los gremios.

  • Asia buscará alianzas y garantías de Trump en la cumbre de APEC en Corea del Sur

    Asia buscará alianzas y garantías de Trump en la cumbre de APEC en Corea del Sur

    Los países asiáticos participarán en la cumbre anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que se celebra los días 31 de octubre y 1 de noviembre en Gyeongju (Corea del Sur), con la mirada puesta en forjar alianzas y obtener garantías del compromiso de Estados Unidos con la región tras los ataques arancelarios.

    La APEC, fundada en 1989 con el objetivo de fomentar la integración comercial, agrupa a 21 territorios de Asia y América bañados por el océano Pacífico: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, China, Hong Kong, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia, Estados Unidos y Vietnam.

    La cumbre de esta semana en Corea del Sur, a donde viajará este miércoles el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estará marcada por los aranceles de Washington a países del grupo y las dudas sobre la estrategia de EE.UU. en Asia-Pacífico, en la primera gira regional del líder estadounidense.

    China

    Desde su retorno al poder en enero, Trump ha intentado que la política para Asia-Pacífico de su Gobierno realinee más estrechamente con Washington a varios miembros de la APEC y los aleje a su vez de la influencia de Pekín, con éxito cuestionable y distintas estrategias: en algunos casos con inversiones o apoyo en materia de defensa y en otros presionando directamente a través de aranceles.

    Después de varias rondas de negociación, China y Estados Unidos llegan a la cumbre de APEC con un acuerdo preliminar que allana el camino al encuentro previsto entre sus líderes, Trump y Xi Jinping, este jueves en Busan, con una agenda que incluye los controles mutuos a exportaciones tecnológicas; la red social TikTok; el fentanilo; y Taiwán.

    La cita se celebra con la amenaza de fondo del republicano de aplicar un gravamen adicional del 100 % a los productos chinos el 1 de noviembre en represalia por los nuevos controles de Pekín a las tierras raras.

    Japón y Corea del Sur

    La visita de Trump a Tokio, que comenzó el lunes y continúa este martes, ha servido para sellar un marco de cooperación sobre minerales críticos y tierras raras con la recién elegida primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, para contrarrestar las restricciones de China a este mineral clave, que prácticamente monopoliza.

    No obstante, se mantienen algunos interrogantes sobre el acuerdo comercial firmado en julio por el entonces mandatario nipón Shigeru Ishiba con Washington, por el cual Japón deberá pagar aranceles del 15 % e invertir 550.000 millones de dólares en EE.UU, sin especificarse cómo.

    Takaichi ha dejado la puerta abierta a una posible revisión «si surge algo que es realmente injusto y que hiere los intereses nacionales de Japón».

    Mientras, Corea del Sur y EE.UU. mantienen sus negociaciones comerciales, que en principio se abordarán cuando el miércoles está previsto que se reúnan Trump y el presidente surcoreano, Lee Jae-myung, antes de que comience la cumbre de líderes de APEC.

    Aunque el Ejecutivo coreano no ha detallado los puntos actuales de disputa, varios reportes indican que el principal obstáculo es el paquete de inversión de 350.000 millones de dólares acordado en julio para reducir los aranceles del 25 al 15 %, que Washington exige que la mayor parte se aporte en efectivo.

    Sudeste Asiático y Australia

    El Sudeste Asiático llega a la APEC tras haber dado impulso a sus relaciones con Trump en la cumbre de líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático que termina hoy en Kuala Lumpur, donde el magnate anunció pactos comerciales de poco calado, mientras mantuvo las mismas tasas arancelarias a unos países que han aumentado en consecuencia los intercambios con China.

    En el caso de Malasia, la primera parada de la gira asiática de Trump el domingo, Washington ofreció a Kuala Lumpur paquetes de inversión en tecnología y acuerdos para asegurarse más suministro de las tierras raras del país y cooperación en el sector, de forma similar a los acuerdos de Japón.

    En los últimos meses, Trump rebajó al 19 % los aranceles que anunció en abril sobre las importaciones de Indonesia, Camboya, Tailandia, Filipinas y Malasia, mientras cerró un acuerdo con Vietnam que fijó las tasas en el 20 % y mantuvo el 10 % para Singapur y Australia.

    A su vez, en el marco de la alianza estratégica de defensa AUKUS (siglas en inglés de Australia, Reino Unido y EE.UU.), el Gobierno de Trump ha reafirmado su compromiso con Australia para que tenga acceso a submarinos de propulsión nuclear, después de cuestionar el pacto y no eximir a Camberra de aranceles del 25 % al acero y al aluminio, como pretendía el Gobierno australiano.

  • Las aerolíneas chinas rechazan propuesta de veto estadounidense a los vuelos sobre Rusia

    Las aerolíneas chinas rechazan propuesta de veto estadounidense a los vuelos sobre Rusia

    Las principales aerolíneas chinas que operan rutas entre China y Estados Unidos expresaron su oposición a una propuesta del Gobierno estadounidense que les prohibiría sobrevolar el espacio aéreo ruso en los vuelos de ida y vuelta entre ambos países, informó este viernes el diario oficial China Daily.

    Según el rotativo, siete aerolíneas -Air China, China Eastern, China Southern, Hainan Airlines, Sichuan Airlines, Xiamen Airlines y Capital Airlines- presentaron esta semana ante el Departamento de Transporte de Estados Unidos una solicitud para ampliar el plazo de respuesta a la orden, que inicialmente solo concedía dos días hábiles para presentar comentarios.

    Washington alega que las compañías chinas obtienen una “ventaja competitiva injusta” sobre sus rivales estadounidenses, que tienen prohibido volar sobre Rusia desde el inicio de la guerra en Ucrania.

    El veto podría entrar en vigor a partir de noviembre si se aprueba definitivamente.

    Air China indicó que está evaluando el impacto de la medida y pidió una prórroga de siete días hábiles para poder presentar una respuesta “sustantiva y completa”.

    Expertos citados por China Daily advirtieron de que la restricción “perjudicaría los intereses del público” al encarecer los billetes y obligar a muchos viajeros a recurrir a conexiones en terceros países como Japón, Corea del Sur o Hong Kong.

    El analista independiente Qi Qi calificó la propuesta de Washington de “poco razonable” y aseguró que las aerolíneas chinas han actuado “de manera profesional y basada en consideraciones técnicas”.

    Según el experto, la oferta de vuelos entre China y Estados Unidos “sigue por debajo de la demanda” tras la pandemia, lo que ya ha elevado los precios.

    El portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Lin Jian, declaró el miércoles que las restricciones “no favorecen los intercambios entre los pueblos” y “perjudicarán los intereses de Estados Unidos”.

    Añadió que la propuesta “ha suscitado oposición dentro del propio país” y que Pekín apoya a sus empresas para que “defiendan sus derechos legítimos”.

    Actualmente, operan 21 rutas directas entre ambos países, cubiertas por seis aerolíneas chinas y tres estadounidenses -United Airlines, American Airlines y Delta Air Lines-, según datos del portal especializado Flight Master.

    El posible veto se produce en un momento de nuevas tensiones comerciales entre Pekín y Washington, después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con imponer aranceles del 100 % a los productos chinos y Pekín adoptara restricciones a la exportación de tierras raras.

  • Abogado de empresario periodístico defiende libertad de expresión en juicio en Hong Kong

    Abogado de empresario periodístico defiende libertad de expresión en juicio en Hong Kong

    Robert Pang, abogado del empresario y opositor hongkonés Jimmy Lai, defendió este miércoles la libertad de expresión durante los alegatos finales de su juicio por presunta conspiración con fuerzas extranjeras y publicación de material sedicioso.

    Ante el tribunal de West Kowloon, Pang afirmó que “no se puede obligar a nadie a pensar de una forma u otra” y subrayó que tampoco es un error llamar a un gobierno a cambiar sus políticas, ya sea desde dentro o fuera del territorio. Su declaración se enmarca en un proceso judicial que ha sido duramente cuestionado por organizaciones internacionales de derechos humanos.

    El fiscal Anthony Chau citó como prueba un editorial del desaparecido periódico Apple Daily, fundado por Lai, en el que se pedían sanciones contra Pekín y las autoridades de Hong Kong. Chau aseguró que este tipo de publicaciones exceden la crítica política y constituyen conductas “sediciosas”.

    No obstante, la jueza del Tribunal Superior, Esther Toh, mostró reservas sobre la acusación y cuestionó: “¿Se puede escribir un artículo crítico sobre el problema del agua, pero hay que aventurarse a ofrecer soluciones?”.

    Durante el juicio, Lai reconoció que en julio de 2019 se reunió con el entonces vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, para solicitar apoyo a Hong Kong en el contexto de las protestas prodemocráticas. Sin embargo, recalcó que “nunca” pidió represalias directas contra China ni contra las autoridades locales.

    Los fiscales aseguran que el empresario mantuvo un “enfoque calculado y estratégico” para promover sanciones internacionales, lo que justificaría su acusación bajo la ley de seguridad nacional que Pekín impuso en 2020.

    Un símbolo de las protestas prodemocráticas de 2019

    Jimmy Lai, considerado uno de los principales opositores a la creciente influencia de China sobre la autonomía de Hong Kong, fue uno de los organizadores de las multitudinarias protestas de 2019. Permanece bajo custodia desde diciembre de 2020 y cumple otra condena por un caso de fraude que denuncia como persecución política.

    El proceso judicial contra Lai es visto como un caso emblemático de la represión en Hong Kong y ha encendido las alarmas sobre el futuro de la libertad de prensa y la disidencia política en el territorio.