Más allá de un video viral sobre la preparación de galletas en la India, surge la pregunta: ¿cuánto representan estos productos en la canasta de importaciones y si realmente se elaboran en esas condiciones?
Para responder una parte de esa interrogante, la base de datos del Banco Central de Reserva (BCR) señala que las importaciones de preparaciones a base de cereales, harina, almidón o leche, así como productos de pastelería, desde la India rebasaron los $429,092 entre enero y octubre pasados.
Ese monto corresponde a importaciones de pan tostado y productos similares, barquillos, obleas, pan de especias, pan crujiente, preparaciones alimenticias con copos de cereales, pellets de harina, pastas de panadería o galletería, entre otros.
Esta cifra marca un récord según la base de datos, con información disponible desde 1994. Además, representa un crecimiento del 37.9 % frente a los $311,094 del mismo período de 2024.
En el histórico de comercio del BCR se confirma que las importaciones de estos alimentos se mantuvieron por debajo de los $100,000 hasta 2014, cuando superaron ese umbral. En los años siguientes hubo aumentos y reducciones, pero desde 2023 registran un crecimiento sostenido.
Sin embargo, las importaciones desde la India son minúsculas en relación con el total reportado, que proviene de cerca de 50 países proveedores.
De acuerdo con el BCR, se han importado $209.2 millones en estos productos, por lo que la India apenas representa un 0.20 % del total.
Guatemala se posiciona como el mayor proveedor, con $66.5 millones a octubre y una participación del 31.7 %. Le siguen México con $31.9 millones y Estados Unidos con $19.7 millones, equivalentes al 15.2 % y 9.4 %, respectivamente.
En la lista también figuran Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Colombia, Canadá y Bélgica como proveedores.
Curiosamente, las importaciones desde Dinamarca suman $287,323, un 4.1 % menos que hace un año.
Junto a la viralidad de los videos sobre la producción de galletas en la India, también surgieron creadores de contenido de este país que aseguran que la industria alimentaria cumple con estándares de calidad y opera bajo procesos de producción masiva. Sin embargo, no se encontró una posición oficial de una institución del gobierno indio que aclarará esta polémica.









