La Casa Blanca aclaró este miércoles que la crucial cumbre que mantendrán el jueves los presidentes de EE.UU. y China, Donald Trump y Xi Jinping, será en la ciudad surcoreana de Busan y no en la de Gyeongju, donde se está celebrando el Foro APEC y donde en un momento dado la oficina presidencial estadounidense aseguró que tendría lugar la reunión.
Lo hizo horas después de compartir una agenda oficial de Trump en la que se aseguraba que la reunión tendría lugar en Gyeongju, situada unos 90 kilómetros al norte de Busan, ciudad que tanto la delegación china como la propia Casa Blanca habían señalado originalmente como escenario del encuentro.
La reunión con Xi será la gran culminación de la gira asiática de Trump, que ha parado en Malasia, Japón y Corea del Sur, países en los que ha firmado acuerdos de cooperación estratégica y en los que ha logrado acercamientos para cerrar acuerdos comerciales que incluyen importantes inversiones en suelo estadounidense a cambio de mantener el actual nivel de aranceles que aplica Washington a sus exportaciones.
Las delegaciones de EE.UU. y China alcanzaron el pasado domingo un «acuerdo preliminar» tras dos días de negociaciones comerciales en Kuala Lumpur, allanando el camino para que el encuentro entre Trump y Xi ayude a poner fin a la escalada de tensiones comerciales que ha tenido lugar entre las dos principales potencias mundiales.
Los países asiáticos participarán en la cumbre anual del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que se celebra los días 31 de octubre y 1 de noviembre en Gyeongju (Corea del Sur), con la mirada puesta en forjar alianzas y obtener garantías del compromiso de Estados Unidos con la región tras los ataques arancelarios.
La APEC, fundada en 1989 con el objetivo de fomentar la integración comercial, agrupa a 21 territorios de Asia y América bañados por el océano Pacífico: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, China, Hong Kong, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia, Estados Unidos y Vietnam.
La cumbre de esta semana en Corea del Sur, a donde viajará este miércoles el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estará marcada por los aranceles de Washington a países del grupo y las dudas sobre la estrategia de EE.UU. en Asia-Pacífico, en la primera gira regional del líder estadounidense.
China
Desde su retorno al poder en enero, Trump ha intentado que la política para Asia-Pacífico de su Gobierno realinee más estrechamente con Washington a varios miembros de la APEC y los aleje a su vez de la influencia de Pekín, con éxito cuestionable y distintas estrategias: en algunos casos con inversiones o apoyo en materia de defensa y en otros presionando directamente a través de aranceles.
Después de varias rondas de negociación, China y Estados Unidos llegan a la cumbre de APEC con un acuerdo preliminar que allana el camino al encuentro previsto entre sus líderes, Trump y Xi Jinping, este jueves en Busan, con una agenda que incluye los controles mutuos a exportaciones tecnológicas; la red social TikTok; el fentanilo; y Taiwán.
La cita se celebra con la amenaza de fondo del republicano de aplicar un gravamen adicional del 100 % a los productos chinos el 1 de noviembre en represalia por los nuevos controles de Pekín a las tierras raras.
Japón y Corea del Sur
La visita de Trump a Tokio, que comenzó el lunes y continúa este martes, ha servido para sellar un marco de cooperación sobre minerales críticos y tierras raras con la recién elegida primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, para contrarrestar las restricciones de China a este mineral clave, que prácticamente monopoliza.
No obstante, se mantienen algunos interrogantes sobre el acuerdo comercial firmado en julio por el entonces mandatario nipón Shigeru Ishiba con Washington, por el cual Japón deberá pagar aranceles del 15 % e invertir 550.000 millones de dólares en EE.UU, sin especificarse cómo.
Takaichi ha dejado la puerta abierta a una posible revisión «si surge algo que es realmente injusto y que hiere los intereses nacionales de Japón».
Mientras, Corea del Sur y EE.UU. mantienen sus negociaciones comerciales, que en principio se abordarán cuando el miércoles está previsto que se reúnan Trump y el presidente surcoreano, Lee Jae-myung, antes de que comience la cumbre de líderes de APEC.
Aunque el Ejecutivo coreano no ha detallado los puntos actuales de disputa, varios reportes indican que el principal obstáculo es el paquete de inversión de 350.000 millones de dólares acordado en julio para reducir los aranceles del 25 al 15 %, que Washington exige que la mayor parte se aporte en efectivo.
Sudeste Asiático y Australia
El Sudeste Asiático llega a la APEC tras haber dado impulso a sus relaciones con Trump en la cumbre de líderes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático que termina hoy en Kuala Lumpur, donde el magnate anunció pactos comerciales de poco calado, mientras mantuvo las mismas tasas arancelarias a unos países que han aumentado en consecuencia los intercambios con China.
En el caso de Malasia, la primera parada de la gira asiática de Trump el domingo, Washington ofreció a Kuala Lumpur paquetes de inversión en tecnología y acuerdos para asegurarse más suministro de las tierras raras del país y cooperación en el sector, de forma similar a los acuerdos de Japón.
En los últimos meses, Trump rebajó al 19 % los aranceles que anunció en abril sobre las importaciones de Indonesia, Camboya, Tailandia, Filipinas y Malasia, mientras cerró un acuerdo con Vietnam que fijó las tasas en el 20 % y mantuvo el 10 % para Singapur y Australia.
A su vez, en el marco de la alianza estratégica de defensa AUKUS (siglas en inglés de Australia, Reino Unido y EE.UU.), el Gobierno de Trump ha reafirmado su compromiso con Australia para que tenga acceso a submarinos de propulsión nuclear, después de cuestionar el pacto y no eximir a Camberra de aranceles del 25 % al acero y al aluminio, como pretendía el Gobierno australiano.
La primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reafirmaron este martes su compromiso de fortalecer la alianza entre ambos países, durante su primer encuentro oficial celebrado en Tokio.
“Me gustaría lograr una nueva era dorada de la alianza entre Japón y Estados Unidos en la que ambos se vuelvan más fuertes y también más prósperos”, declaró Takaichi desde el Palacio de invitados de Estado de Akasaka, en la capital japonesa, donde recibió por primera vez al mandatario estadounidense tras asumir el cargo hace una semana.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien llegó a Tokio el lunes tras visitar Malasia, felicitó a la nueva jefa de Gobierno y expresó su entusiasmo por este nuevo capítulo en la relación bilateral.
“Creo que vamos a lograr un comercio enorme juntos, más que nunca, solamente con firmar un nuevo acuerdo, un acuerdo muy justo”, afirmó el mandatario estadounidense.
Trump destacó además que Japón ha solicitado una nueva compra de equipo militar estadounidense. “Saben que fabricamos el mejor equipo militar del mundo: los aviones a reacción, los misiles y todo lo demás, y esperamos no tener que usarlos mucho, o incluso nunca. Pero agradecemos ese pedido y el comercio”, añadió.
El mandatario norteamericano afirmó que prevé una “fantástica relación” con la nueva líder japonesa y reafirmó su admiración por el país asiático: “Puedo afirmar que esta relación será más sólida que nunca”, dijo. También ofreció su respaldo incondicional a Tokio: “Si tienen alguna pregunta, duda, cualquier cosa que deseen, cualquier favor que necesiten, cualquier cosa que pueda hacer para ayudar a Japón, ahí estaremos”.
Durante la reunión, Takaichi elogió el rol de Trump en la mediación del alto al fuego entre Tailandia y Camboya, así como su “logro histórico sin precedentes” en Oriente Medio.
“El primer ministro Abe me habló con frecuencia de su diplomacia dinámica”, recordó la primera ministra, aludiendo a la amistad que el fallecido Shinzo Abe sostuvo con el presidente estadounidense, quien dijo sentirse “entristecido” por su asesinato.
Tras las declaraciones ante la prensa, ambas partes sostuvieron una reunión privada, que concluyó con la firma de dos acuerdos: uno sobre el plan estratégico de cooperación para la nueva “época dorada” entre Japón y Estados Unidos y otro relacionado con la provisión conjunta de tierras raras y minerales críticos.
El japonés Daiki Hashimoto, actual campeón olímpico, conquistó su tercer título consecutivo en el concurso completo de los Mundiales de gimnasia artística, celebrados este año en Yakarta.
Hashimoto, quien había liderado la fase clasificatoria con 83.065 puntos, mejoró su desempeño en la final al alcanzar una puntuación total de 85.131. Sus ejecuciones incluyeron 14.000 en suelo, 13.966 en caballo con arcos, 13.566 en anillas, 14.466 en salto, 14.433 en paralelas y un destacado 14.700 en barra fija.
El podio fue completado por el chino Boheng Zhang, campeón mundial en 2021, quien se colgó la plata con 84.333 puntos, mientras que el suizo Noe Seifert obtuvo el bronce con una sumatoria de 82.831.
Por su parte, el colombiano Ángel Barajas igualó la sexta posición que ya había alcanzado en la fase previa, esta vez con 81.432 puntos. Sus rutinas destacaron especialmente en paralelas (14.233) y barra fija (14.600), consolidando su lugar entre los mejores del mundo.
La representación sudamericana también incluyó a los brasileños Caio Souza, quien finalizó noveno, y Diogo Soares, que cerró en la decimoséptima posición del ranking.
La conservadora Sanae Takaichi, del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), fue elegida este martes como la primera mujer en ocupar el cargo de primera ministra de Japón, tras imponerse en la votación parlamentaria celebrada en la Dieta, el Parlamento nacional.
Takaichi, de 64 años, obtuvo 237 votos en la Cámara Baja, superando por cuatro sufragios el mínimo necesario. El portavoz de la Cámara, Fukushiro Nukaga, oficializó el resultado que fue celebrado con júbilo por su bancada. En segundo lugar quedó Yoshihiko Noda, del Partido Democrático Constitucional (PDC), con 149 votos; seguido por Yuichiro Tamaki, del Partido Democrático para el Pueblo (PDP), con 28; y Tetsuo Saito, del budista Komeito, que obtuvo 24 votos tras abandonar la coalición con el PLD.
La victoria se ratificó posteriormente en la Cámara Alta, donde Takaichi derrotó a Noda por 125 votos frente a 46, confirmando así su investidura como jefa de Gobierno.
Su llegada al poder se consolidó tras alcanzar un pacto con el Partido de la Innovación de Japón (Ishin), nuevo aliado de coalición, con el que obtuvo el respaldo necesario para imponerse en ambas cámaras ante una oposición dividida.
“Desde que Komeito se retiró, hemos explorado la posibilidad de un nuevo marco de coalición con partidos con políticas cercanas. Ahora tomaremos medidas económicas para responder a la esperanza del pueblo de abordar la subida de precios”, declaró Shunichi Suzuki, secretario general del PLD y número dos de la formación.
Suzuki reconoció que el nuevo Gabinete deberá actuar con rapidez para atender temas económicos y diplomáticos, y anticipó que se buscará el diálogo con otras fuerzas políticas ante la condición de Gobierno en minoría. “Nos esforzaremos en buscar consenso y apoyo”, afirmó.
La elección de Takaichi se produce tras la dimisión de Shigeru Ishiba, quien dejó el cargo en septiembre luego de que su coalición perdiera la mayoría parlamentaria en ambas cámaras. Ishiba, que estuvo poco más de un año en el poder, fue sustituido tras unas primarias internas del PLD celebradas el 4 de octubre, en las que Takaichi resultó vencedora en segunda ronda.
La nueva primera ministra es considerada una figura del ala más conservadora del partido y se convierte en un hito histórico para Japón, al romper con una larga tradición de liderazgos masculinos en la política nacional.
En 1920, en la capital costarricense, el escritor y educador Carlos Gagini (1865-1925) publicó una novela pionera, La caída del águila. Por entonces, buena parte de la intelectualidad centroamericana era abiertamente contraria al expansionismo de los Estados Unidos en la zona, en especial tras su intervención para que se declarara la independencia completa de Panamá y se le permitiera iniciar la construcción del canal interoceánico en ese antiguo departamento de Colombia.
Entre 1904 y 1908, el profesor Gagini había vivido en la ciudad salvadoreña de Santa Ana. Fue allí donde tuvo oportunidad de darle seguimiento noticioso a lo que acontecía en la cruenta guerra entre el Japón de la era Meiji -empeñado en su occidentalización- y la Rusia de los zares, atrapada en una eterna etapa medieval. El desastre ruso fue mayúsculo y firmar la paz le costó perder territorios e inversiones en Manchuria, Corea y otras posesiones insulares.
Con aquella victoria, Japón se alzó como una nueva potencia militar en el escenario político global. Intelectuales como el profesor Gagini vieron en el Imperio del Sol Naciente a la única potencia emergente capaz de hacerle frente al poderío estadounidense en su hegemonía en la región latinoamericana, tan presente desde la Doctrina Monroe y más controlada por Theodor Roosevelt con su Política del Gran Garrote y sus intervenciones directas tras la guerra entre Guatemala y El Salvador de 1906.
En su novela, el profesor costarricense desarrollaba un planteamiento de clara tendencia anti-imperialista, al señalar cómo Japón hacía uso de submarinos y de un explosivo poderoso llamado Japonita para derrotar a las tropas estadounidenses y ocupar su territorio. En auxilio del Trono del Crisantemo, los gobiernos centroamericanos desplegaban una flota con barcos bautizados como algunos de los independentistas del siglo XIX y otros políticos del gobierno salvadoreño encabezado a inicios del siglo XX por el general Tomás Regalado Romero, que fue el que contrató a Gagini para que fuera el director del Instituto de Varones de la urbe cafetalera santaneca. Con ese escenario bélico, el centroamericano se adelantó varias décadas al escritor Philip Kindred Dick (Chicago, 1928-Santa Ana, CA, 1982) y su escenario alternativo de la Tierra X establecido en su novela The Man In The High Castle (1962), donde Japón y Alemania ganaban la Segunda Guerra Mundial y se repartían el territorio estadounidense.
Fotografía aérea de la planta constructora de Oregon.
El domingo 7 de diciembre de 1941, con el sorpresivo ataque naval y aéreo de Japón contra la base insular estadounidense de Pearl Harbor, aquel escenario apocalíptico de ambas obras de ciencia ficción cambió por completo. Al día siguiente, la dictadura salvadoreña encabezada por el brigadier y teósofo Maximiliano Hernández Martínez le declaró la guerra al imperio japonés y, dos días más tarde, a los gobiernos fascista de Mussolini y al nacionasocialista de Adolf Hitler, sus territorios coloniales, sus protectorados y cualquier otro país vinculado o aliado de esos tres componentes del Eje Berlín-Roma-Tokio. En pocas semanas, el gobierno de Franklin Delano Roosevelt tenía aglutinadas a 34 naciones dentro del bando de los aliados, unas en calidad de beligerantes y otras como apoyos diplomáticos de segunda fila.
Entre las naciones aliadas estaba el Reino Unido. En una base aérea establecida en Bristol, un caza Spitfire sería bautizado como Sonsonate y ese topónimo sería estampado con pintura negra en ambos lados de la carlinga. Desde su entrada en combate y hasta febrero de 1943, aquella aeronave de combate derribaría cuatro aviones de la Luftwaffe nazi sobre los cielos europeos. Su piloto era Jack Graham Dale (1921-1978), establecido desde su niñez en el puerto salvadoreño de Acajutla, donde su padre -capitán del ejército inglés- laboraba para el sistema de ferrocarriles establecido por los ingleses en 1882. Enlistado en las tropas aéreas de Su Majestad Británica, Dale contrajo matrimonio en Yorkshire, en 1941, y se dedicó a combatir y sobrevivir, mientras exhibía en los teatros de operaciones el nombre de su lugar de vida en el lejano El Salvador.
Momento de la botadura del barco tipo Liberty número 200, fabricado en la Oregon Shipbuilding Company.
El viernes 4 de febrero de 1944, la Comisión Marítima de los Estados Unidos le notificó a la dictadura martinista que había ordenado a los astilleros de la Oregon Shipbuilding Corporation que bautizara como El Salvador a uno de los nuevos cargueros de guerra que se fabricaban en esa enorme planta fabril establecida en 300 acres a las orillas del río Willamette, en el barrio de St. Johns, en la zona norte de Portland, estado de Oregon. Aquella era la mayor de las tres fábricas de material naval establecidas entre Portland y Vancouver por el empresario neoyorquino Henry John Kaiser (1882-1967), que le brindaban servicios rápidos de construcción de buques metálicos a los gobiernos británico y estadounidense.
Entre 1941 y 1946, de esos tres sitios saldrían generadas miles de naves de guerra y mercantes, entre las que sobresalían las series Victory y Liberty de cargueros destinados al transporte de materiales y equipos hacia los teatros de operaciones en Europa y el sur de Asia. En aquellas plantas trabajarían más de 97,000 obreros, hombres y mujeres, muchos de los cuales serían latinoamericanos y más de algún salvadoreño, como lo recordaría Roque Dalton García en su Poema de amor.
Para hacer que fueran menos vulnerables a los ataques de submarinos enemigos, los cargueros Victory fueron construidos con acero y aluminio, alcanzaban los 138 metros de eslora, pesaban poco más de 7,200 toneladas y alcanzaban entre los 15 y 17 nudos (28-31 km/h) gracias a sus eficientes motores, movidos por vapor alternativo, gasóleo o diésel, además de contar con una infraestructura eléctrica interna. Las potenciales grietas en el casco fueron superadas gracias a soldaduras en lugar de remaches para unir las placas metálicas y que así tuvieran mayor capacidad de flexionarse y no permanecer rígidas y prestarse a rompimientos accidentales por movimientos bruscos necesarios en la navegación o en batallas.
El piloto británico Jack Graham Dale (1921-1978), tripulante del Spitfire Sonsonate de la RAF.
El primer barco de la serie Victory construido en la fábrica de Oregon fue el SS United Victory, fabricado entre el 12 de enero y el 28 de febrero de 1944. Mientras duraba ese proceso, el 28 de enero inició la construcción de otra nave de carga, bautizada SS El Salvador Victory, que fue botada al mar el 4 de abril y puesta en servicio activo desde el 27 de ese mes y año. Marcado con el número 95 de la serie VC2-S-AP3, aquel fue el primero de los 34 buques de carga que el gobierno estadounidense les dedicó a sus aliados en la guerra, a los que después sumaría 218 con nombres de ciudades estadounidenses, otros 150 con denominaciones de instituciones educativas del país y muchos más con nombres diversos, pero jamás vinculados con los países enemigos. En total, más de 540 naves serían construidas, pero sin llegar a completar la meta prefijada de 615 mientras durara la conflagración mundial.
Como el resto de sus naves hermanas, el SS El Salvador Victory estaba dotado de un cañón de popa calibre 5 pulgadas (127 milímetros) para emplearlo de manera directa contra submarinos y barcos, pero también poseía otro de calibre 3 pulgadas (76 mm) en la proa y ocho cañones de 20 milímetros para uso antiaéreo por parte del personal de la Guardia Armada de la Marina de los Estados Unidos, responsable directa de todas esas embarcaciones, dotadas cada una con un promedio de 218,000 metros cúbicos para carga, que podía ser descargada en su punto de destino en condiciones adversas, gracias a sus propias grúas y estructuras fijadas a la cubierta.
Material de propaganda estadounidense para sus barcos Victory.
En mayo de 1945, los nazis fueron derrotados en Europa y, en septiembre, el Japón imperial se rindió tras los impactos de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. No hubo un mundo como el profetizado por Gagini o visualizado por Dick. El Imperio del Sol Naciente vio la llegada de su atardecer belicista. Los territorios devastados fueron sujetos a la ocupación aliada y a la reconstrucción por etapas del Plan Marshall. Los últimos buques Victory y Liberty sirvieron para esos fines antes de ser llevados a hueseras en territorio estadounidense para ser vendidos, desmantelados y convertidos en chatarra a lo largo de las siguientes dos décadas por parte de múltiples empresas privadas especializadas.
Homenaje de los Correos de Estados Unidos al SS El Salvador Victory.
¿Ese fue el destino final del SS El Salvador Victory? No. Tras completar su ciclo de guerra, el carguero fue vendido por el gobierno estadounidense en 1947. Se le rebautizó como Lindi, cuando fue puesto de nuevo en actividades bajo bandera del reino de Bélgica. Casi dos décadas más tarde, en 1966, fue revendido y rebautizado como Geh Yung por su nueva propietaria, la Orient Overseas Container Line, con sede en Hong Kong y que usaba bandera de Liberia. Desde 1970 pasó de ser carguero a portacontenedores dentro de esa misma empresa naviera, que lo mantuvo en servicio comercial activo hasta que el martes 5 de abril de 1977 fue atracado en un dique seco en el enorme puerto de Kaohsiung, en el sur de la isla de Taiwán, para proceder con su demolición y venta como chatarra.
En noviembre de 2001, para rendirle homenaje a los miles de hombres y mujeres que trabajaron en los astilleros que fabricaron esos millares de cargueros, en el Bug Light Park de la bahía de Portland, en la zona norte de la ciudad, fue inaugurado el Liberty Ship Memorial. La pieza principal del complejo lo forma una escultura de 10.7 metros de altura y 19.8 metros de largo, que reproduce con fidelidad el casco en construcción de un barco Liberty. Hasta la fecha, ningún monumento parecido le rinde homenaje a los constructores de los cargueros Victory, de los que aún existen tres ejemplares en museos del territorio estadounidense: el SS American Victory (Tampa, Florida), el SS Lane Victory (Los Angeles, California) y el SS Red Oak Victory (Richmond, California).
Monumento conmemorativo a los barcos Liberty, Portland.
Las principales aerolíneas chinas que operan rutas entre China y Estados Unidos expresaron su oposición a una propuesta del Gobierno estadounidense que les prohibiría sobrevolar el espacio aéreo ruso en los vuelos de ida y vuelta entre ambos países, informó este viernes el diario oficial China Daily.
Según el rotativo, siete aerolíneas -Air China, China Eastern, China Southern, Hainan Airlines, Sichuan Airlines, Xiamen Airlines y Capital Airlines- presentaron esta semana ante el Departamento de Transporte de Estados Unidos una solicitud para ampliar el plazo de respuesta a la orden, que inicialmente solo concedía dos días hábiles para presentar comentarios.
Washington alega que las compañías chinas obtienen una “ventaja competitiva injusta” sobre sus rivales estadounidenses, que tienen prohibido volar sobre Rusia desde el inicio de la guerra en Ucrania.
El veto podría entrar en vigor a partir de noviembre si se aprueba definitivamente.
Air China indicó que está evaluando el impacto de la medida y pidió una prórroga de siete días hábiles para poder presentar una respuesta “sustantiva y completa”.
Expertos citados por China Daily advirtieron de que la restricción “perjudicaría los intereses del público” al encarecer los billetes y obligar a muchos viajeros a recurrir a conexiones en terceros países como Japón, Corea del Sur o Hong Kong.
El analista independiente Qi Qi calificó la propuesta de Washington de “poco razonable” y aseguró que las aerolíneas chinas han actuado “de manera profesional y basada en consideraciones técnicas”.
Según el experto, la oferta de vuelos entre China y Estados Unidos “sigue por debajo de la demanda” tras la pandemia, lo que ya ha elevado los precios.
El portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Lin Jian, declaró el miércoles que las restricciones “no favorecen los intercambios entre los pueblos” y “perjudicarán los intereses de Estados Unidos”.
Añadió que la propuesta “ha suscitado oposición dentro del propio país” y que Pekín apoya a sus empresas para que “defiendan sus derechos legítimos”.
Actualmente, operan 21 rutas directas entre ambos países, cubiertas por seis aerolíneas chinas y tres estadounidenses -United Airlines, American Airlines y Delta Air Lines-, según datos del portal especializado Flight Master.
El posible veto se produce en un momento de nuevas tensiones comerciales entre Pekín y Washington, después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con imponer aranceles del 100 % a los productos chinos y Pekín adoptara restricciones a la exportación de tierras raras.
La selección de Sudáfrica se convirtió en la vigésima tercera en certificar su clasificación para el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá 2026, tras imponerse este martes por 3-0 a la de Ruanda.
Sudáfrica, que disputará su cuarta fase final de una Copa del Mundo, es el séptimo equipo de la Confederación Africana de Fútbol (CAF), tras Marruecos, Túnez, Egipto, Argelia, Ghana y Cabo Verde, que logra el cupo para el Mundial que se disputará en Norteamérica y en el que participarán 48 selecciones.
La CAF otorga 9 plazas directas, además de un cupo en la repesca internacional.
La Confederación Suramericana de Fútbol (Conmebol) ya completó sus eliminatorias, con la clasificación de la vigente campeona del mundo, Argentina -que logró en Catar 2022 su tercera Copa (después de las de 1978 y 1986)-, Brasil, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Colombia.
Además de estas seis plazas directas, la Conmebol disponía de una plaza de repesca, que conquistó Bolivia, al concluir séptima de la tabla.
Nueva Zelanda obtuvo la única plaza directa de la Federación Oceánica (OFC), mientras que Nueva Caledonia -que recientemente debutó en el Mundial sub-20 de Chile- participará en la repesca internacional con el sueño de participar también por primera vez en un Mundial absoluto.
Asia concede ocho plazas directas, de las que ya están adjudicadas seis (Japón, Irán, Uzbekistán, Corea del Sur, Jordania y Australia). También otorga un pase para la repesca.
Europa (UEFA) está en plena fase de clasificación y, por el momento, es la única confederación que no tiene ningún equipo asegurado.
La Confederación Norte, Centroamérica y Caribe (Concacaf) también se encuentra en plenas eliminatorias, pero, a diferencia de Europa, tiene a los tres anfitriones ya clasificados de oficio, Canadá, Estados Unidos y México.
Otros tres equipos obtendrán plaza directa y dos más irán a la repesca.
Además de las anfitrionas, las selecciones que ya obtuvieron su pase al Mundial 2026 son:
Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol): Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Colombia.
CAF (Confederación Africana de Fútbol): Marruecos, Túnez, Egipto, Argelia, Ghana, Cabo Verde y Sudáfrica.
AFC (Federación Asiática de Fútbol): Japón, Irán, Uzbekistán, Corea del Sur, Jordania y Australia.
OFC (Federación Oceánica de Fútbol): Nueva Zelanda.
La selección nacional de Japón hizo historia este martes al conseguir su primera victoria contra Brasil, remontando un déficit de dos goles en un emocionante encuentro.
El primer tiempo comenzó equilibrado, con largas jugadas de ambos equipos y un estadio Ajinomoto lleno al máximo de su capacidad de 50.000 espectadores animando a los jugadores.
La calidad de Brasil, con Vinícius como titular y Rodrygo comenzando en el banquillo hasta el minuto 57, se hizo evidente desde el inicio, controlando el juego y creando oportunidades peligrosas. El primer gol llegó en el minuto 26 gracias a Paulo Henrique, quien realizó una excelente combinación para adelantar a la Canarinha.
Este fue su primer gol con la selección, tras debutar recientemente en un amistoso contra Corea del Sur.
Solo cuatro minutos después, Gabriel Martinelli amplió la ventaja con un potente disparo desde el lado izquierdo que encontró el fondo de la red. Sin embargo, Japón, liderado por un recuperado Takefusa Kubo, no se dejó afectar y, tras el descanso, encontró su recompensa.
En el minuto 52, Takumi Minamino recortó distancias con un impresionante tiro desde el centro del área que se coló en la escuadra.
El gol revitalizó al equipo japonés, que continuó presionando hasta lograr la igualada en el minuto 62 con un tanto de Keito Nakamura, quien convirtió tras una jugada aislada en el área brasileña. Japón no se detuvo ahí y, en el minuto 71, Ayase Ueda selló la remontada con un cabezazo preciso tras un pase de Ito.
A pesar de los esfuerzos de Brasil por reaccionar, el equipo japonés mantuvo su impulso, con una defensa sólida y ataques veloces, asegurando así la victoria. Los últimos minutos, repletos de presión por parte de Brasil, no lograron cambiar el destino del encuentro, y Japón celebró su logro como si se tratara de una cita mundialista.
Brasil recuperó su moral este viernes con una victoria contundente por 0-5 sobre Corea del Sur, gracias a los dobletes de Estêvão, la nueva sensación del fútbol brasileño, y Rodrygo, además de un gol de Vinícius, en su primer partido preparatorio previo al Mundial de 2026.
Estêvão y Rodrygo marcaron en la primera mitad, mientras que Vinícius, quien también asistió en un gol, completó la cuenta en los momentos finales del partido. La zaga surcoreana no pudo contener el furor brasileño, y aunque el exjugador del Tottenham, Son Heung-min, se convirtió en el jugador con más partidos en la selección surcoreana (137), no logró cambiar el rumbo del encuentro.
Ancelotti mantuvo su estrategia de alinear a cuatro delanteros, una fórmula que ha sido exitosa desde su llegada a la selección. El equipo mostró una excelente conexión en el campo, intercambiando posiciones y generando oportunidades. Rodrygo inició la cuenta goleadora con un pase de Bruno Guimarães a Estêvão, que anotó de inmediato en el minuto 13.
A medida que el juego avanzaba, los brasileños continuaron creando peligro, con Vinícius y Cunha combinándose cerca del área. El segundo gol llegó en el minuto 41, cuando Rodrygo marcó tras una asistencia de Casemiro, otorgando un respiro al jugador tras un inicio de temporada complicado en el Madrid.
En la segunda mitad, Brasil continuó dominando, y Estêvão logró su segundo gol en el 47. Rodrygo también anotó nuevamente poco después, mostrando la profundidad del juego ofensivo brasileño. Con el marcador ya abultado, Corea intentó responder, pero los intentos lejanos no lograron concretarse. Vinícius finalmente selló la victoria con un gol en el minuto 77, culminando un contragolpe.
Con esta manita y la portería a cero, Brasil muestra un panorama esperanzador a solo ocho meses del Mundial. El próximo desafío será contra Japón en Tokio, mientras que Corea del Sur buscará recuperarse en su encuentro contra Paraguay.