El despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe ha encendido las alertas en América Latina, al evocar el escenario de 1989, cuando las tropas norteamericanas invadieron Panamá y derrocaron al general Manuel Antonio Noriega. Hoy, el blanco parece ser el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, también acusado de narcotráfico por Washington.
Fernando Berguido, diplomático y autor del libro El colapso de Panamá, advierte que aunque existen paralelismos entre ambos contextos, hay diferencias clave. “Noriega y Maduro comparten ser dictadores y las acusaciones de vínculos con el narcotráfico”, señala, pero en el caso panameño, las imputaciones judiciales eran previas y formales.
Maduro fue acusado por Estados Unidos en 2020, bajo el mandato del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por cargos de narcotráfico y terrorismo. Este año, Washington duplicó la recompensa por su captura, elevándola de $25 millones a $50 millones. Además, el Departamento de Estado anunció que a partir del 24 de noviembre designará al Cartel de los Soles, presuntamente ligado a Maduro, como organización terrorista.

A diferencia de Panamá en 1989, Venezuela presenta un reto logístico mayor para cualquier operación militar. Con 916,000 km² de extensión y 30 millones de habitantes, supera ampliamente el territorio y población panameña de entonces. Además, en Panamá existían 14 bases militares estadounidenses que facilitaban el control táctico, algo que no ocurre en suelo venezolano.
La operación «Causa Justa» en Panamá se desarrolló sin maniobras navales previas. George H. W. Bush justificó la invasión por la protección de ciudadanos estadounidenses, la defensa del Canal y la lucha contra el narcotráfico. La invasión fue anunciada cuando ya estaba en marcha, mientras que con Venezuela, el despliegue militar es visible y prolongado.
Un detonante en 1989 fue la anulación de las elecciones por parte del régimen de Noriega, quien se negó a reconocer la victoria de la oposición liderada por Guillermo Endara. La represión incluyó ataques de los llamados “Batallones de la Dignidad”, grupos civiles armados similares a los actuales milicianos creados por Maduro.
En Venezuela, la reelección de Maduro en julio de 2024 fue considerada fraudulenta por la oposición, que asegura que Edmundo González fue el verdadero ganador. El organismo electoral, dominado por el chavismo, proclamó a Maduro, lo que generó protestas y rechazo internacional.

El 20 de diciembre de 1989, Estados Unidos movilizó 26,000 soldados para capturar a Noriega, quien se entregó semanas después. Aunque no hay cifras oficiales definitivas, se estima que murieron entre 500 y 4,000 civiles. Noriega, exagente de la CIA, fue condenado por narcotráfico y murió en 2017.
El coronel retirado panameño Roberto Díaz Herrera considera que la actual fuerza militar en el Caribe no ha sido desplegada en vano. “No se puede movilizar tanta flota, tanto armamento, para luego no hacer nada. Están listos para actuar”, advirtió.
El escenario venezolano se torna cada vez más incierto. Con señales de una posible intervención militar y un gobierno acusado de narcoestado, la presión internacional crece, mientras los venezolanos enfrentan una crisis sin precedentes desde la llegada del chavismo al poder.
