La devoción guadalupana volvió a reunir a miles de salvadoreños en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Antiguo Cuscatlán, donde familias enteras buscan rendir homenaje a la Morenita del Tepeyac, agradeciendo bendiciones, cumpliendo promesas y transmitiendo la fe a las nuevas generaciones.
Desde la tarde del día anterior, feligreses de distintas partes del país comenzaron a llegar al templo, el cual se llenó de colores por los trajes tradicionales, velas, flores y cantos en muestra de agradecimiento por los milagros atribuidos a la Virgen.

Entre los asistentes se encontraba Doris Alicia, acompañada de sus hijas Hilary y Pamela, todas vestidas con trajes típicos. Cada año, la familia asiste desde hace 14 años como parte de una promesa que comenzó cuando una de las niñas enfrentó complicaciones al nacer.
«Tenemos muchos años de venir, desde que ella (Pamela) tenía cuatro meses y la petición a la virgencita ha sido por la salud de ella, cuando ella nació estaba enferma de un riñoncito y eso fue lo que nosotros prometimos que cada año íbamos a venir», expresó la mujer, quien portaba con orgullo un traje típico.

A pocos metros, Lorena Yamileth de Paz sostenía en brazos a su sobrina, una bebé vestida con un atuendo típico, dijo que asistir al santuario de la Virgen permite poder enseñarle a los más pequeños de la familia sobre la religión católica.
«Para mi en lo personal, venir es como una fe que nosotros mostramos y pues tenemos que ofrecer, dar gracias a Dios y a ella (la Virgen de Guadalupe) principalmente porque nos ha tenido con salud en todo el año, y asimismo le pedimos por el siguiente año, que nos de salud y estar en familia», manifestó Lorena.

Otra devota en el lugar era Susana, quien llegó junto a uno de sus hijos, ambos con trajes tradicionales. Ella asegura que su presencia en la Basílica es un compromiso que ha sostenido por más de tres décadas, donde su principal petición es la salud de sus seres queridos.
«Ya llevo 30 años de visitar la Basílica y para mi significa mucho porque soy bien devota a la Virgen de Guadalupe, ella siempre escucha nuestras peticiones y siempre nos ha bendecido y ha intercedido por nosotros. He pedido por mis hijos, que no nos falte el trabajo, y que siempre nos cuide y que mis hijos lleguen con bien a casa», dijo la feligresa.

Entre los asistentes se podían ver niños vestidos de Juan Diego e «inditas,» así como personas mayores, todos unidos por la devoción y el fervor religioso.


La jornada incluyó misas continuas y rezos del rosario, mientras los fieles fortalecían su fe. A las 6:00 de la noche, se espera la solemne eucaristía, que será presidida por monseñor José Luis Escobar en el atrio de la Basílica.
Además, la iglesia tiene preparadas más actividades en lo que resta del fin de semana, entre ellas eucaristías y pastorelas.
Cada 12 de diciembre, se celebra el Día de la Virgen de Guadalupe, para conmemorar la aparición de la madre de Jesucristo al indio Juan Diego, en el cerro del Tepeyac, en 1531.
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Según la tradición, la Virgen Morena se manifestó para pedir la construcción de un templo y dejó como señal la imagen impresa milagrosamente en la tilma del indígena. Esa historia, transmitida por generaciones, ha hecho de la Virgen de Guadalupe un símbolo de consuelo, esperanza e identidad para toda la feligresía.

Para muchos salvadoreños, este día no es solo una fecha religiosa, sino un encuentro íntimo con la espiritualidad familiar. Algunos llegan para agradecer un año de salud; otros, para pedir trabajo, protección o la fortaleza necesaria para continuar.
