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  • León XIV dice que la Iglesia necesita renovarse constantemente ante los nuevos desafíos

    León XIV dice que la Iglesia necesita renovarse constantemente ante los nuevos desafíos

    El papa León XIV subrayó este jueves la necesidad de que la Iglesia católica se renueve continuamente para responder a los desafíos del mundo actual. “Una Iglesia sinodal, que avanza a través de la historia y afronta los nuevos desafíos de la evangelización, necesita renovarse constantemente”, declaró ante los obispos italianos reunidos en Asís.

    Durante su intervención ante la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), el pontífice estadounidense advirtió que “la inercia no debe frenar los cambios necesarios, incluso cuando las intenciones sean buenas”, según reportó la Santa Sede.

    León XIV también llamó a respetar los límites de edad para el ejercicio episcopal. “Es importante respetar la norma de los 75 años para concluir el servicio de los obispos en sus diócesis. Solo en el caso de los cardenales podría contemplarse la continuación de su ministerio por otros dos años”, explicó. En ese marco, recordó el llamado del papa Francisco a “aprender a despedirse” como una actitud necesaria al dejar el cargo.

    En su mensaje, también abordó uno de los desafíos más actuales para la Iglesia: la era digital. Advirtió sobre la necesidad de formar a los fieles para que habiten los medios digitales “de forma humana” y construyan espacios de libertad, responsabilidad y fraternidad en internet.

    León XIV pronunció este discurso después de su primera visita como pontífice a la tumba de San Francisco de Asís. Allí oró ante los restos del “gran, humilde y pobre Santo”, a pocas semanas de conmemorarse 800 años de su muerte.

    “Es una bendición poder venir hoy a este lugar sagrado. Mientras el mundo busca señales de esperanza, San Francisco sigue siendo una luz”, manifestó el papa en declaraciones recogidas por medios vaticanos.

    Tras su encuentro con los obispos italianos, el pontífice se trasladó al estadio de Santa María de los Ángeles, desde donde partió hacia Montefalco. En esa ciudad celebró una misa en el monasterio de las monjas agustinas, donde permaneció para el almuerzo antes de regresar al Vaticano.