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  • La Inteligencia Artificial puede manipular encuestas públicas sin ser detectada, alerta estudio

    La Inteligencia Artificial puede manipular encuestas públicas sin ser detectada, alerta estudio

    La Inteligencia Artificial (IA) tiene la capacidad de manipular encuestas de opinión pública a gran escala sin ser detectada, según una reciente investigación realizada por la Universidad de Dartmouth, en Estados Unidos. El hallazgo plantea un desafío crucial para la integridad de estudios sociales, políticos y científicos.

    Publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, el estudio demuestra que incluso con tan solo entre 10 y 52 respuestas falsas generadas por IA —a un costo de cinco centavos cada una— se pueden alterar los resultados de las principales encuestas nacionales previas a las elecciones presidenciales de 2024 en EE.UU.

    “El problema es que ya no podemos confiar en que las respuestas a las encuestas provengan de personas reales”, advirtió Sean Westwood, autor principal del estudio y profesor asociado de Gobierno en Dartmouth. Westwood también dirige el Laboratorio de Investigación de Polarización.

    El equipo diseñó un “encuestado sintético autónomo” utilizando una instrucción de solo 500 palabras. La herramienta, basada en modelos de lenguaje, fue capaz de pasar el 99.8 % de las verificaciones diseñadas para detectar respuestas automatizadas. En total, realizaron 43,000 pruebas en las que el sistema no cometió errores en pruebas lógicas ni mostró signos de no ser humano.

    La IA incluso ajustó sus respuestas con base en perfiles demográficos asignados aleatoriamente: por ejemplo, respondió con menor complejidad cuando fue “asignada” a perfiles con bajo nivel educativo. “Estos no son bots toscos”, explicó Westwood. “Actúan como personas reales, con respuestas pensadas cuidadosamente”.

    Cuando la herramienta fue programada con sesgos políticos, los resultados de aprobación presidencial fluctuaron dramáticamente. En algunas simulaciones, el respaldo a un presidente iba del 0 % al 98 %, o el voto partidario oscilaba entre el 1 % y el 97 % según se favoreciera a demócratas o republicanos.

    La amenaza va más allá de lo electoral. Las encuestas son insumo clave en investigaciones científicas en psicología, salud pública, economía y más.

    “Con datos contaminados por bots, la IA puede envenenar todo el ecosistema del conocimiento”, señaló Westwood.

    El aspecto económico también favorece esta manipulación: mientras una persona puede recibir hasta $1.50 por completar una encuesta, un bot de IA puede hacerlo por apenas $0.05 o incluso de manera gratuita, lo que ya está siendo aprovechado. Un estudio de 2024 reveló que el 34 % de los encuestados había usado IA para responder preguntas abiertas.

    Westwood sometió su herramienta a todos los métodos actuales de detección de IA utilizados por plataformas encuestadoras y ninguno logró identificarla. Ante ello, propuso que las empresas sean obligadas a demostrar que sus encuestados son humanos reales.

    “Necesitamos nuevas estrategias para medir la opinión pública en un mundo gobernado por IA”, concluyó. “Si actuamos ahora, podemos preservar tanto la integridad de las encuestas como la rendición de cuentas democrática que estas sustentan”.

     

  • Las divisiones políticas en el continente obligan a aplazar la Cumbre de las Américas a 2026

    Las divisiones políticas en el continente obligan a aplazar la Cumbre de las Américas a 2026

    a Cumbre de las Américas, prevista para diciembre en República Dominicana, fue aplazada hasta 2026 por decisión de la Cancillería de ese país, ante las crecientes fracturas políticas que, según indicaron, hacen inviable un “diálogo productivo en las Américas”.

    El anuncio se realizó el martes, luego de un “cuidadoso análisis de la situación en la región”, y refleja la dificultad de alcanzar consensos amplios, en un contexto donde se intensifica la polarización ideológica en América Latina.

    Para el consultor senior de NITID Corporate Affairs, Andrés Laguna, el aplazamiento es una muestra clara de que “los foros multilaterales tradicionales y la diplomacia de grandes bloques están siendo gradualmente reemplazados por una bilateralidad más pronunciada, encarnada en los líderes y basada en afinidades y amistades”.

    Laguna sostuvo que actualmente no existen países que actúen como mediadores regionales, y que el costo político de buscar acuerdos entre gobiernos con posturas opuestas es cada vez más alto.

    A su juicio, América vive una realidad “de bandos”, donde Estados Unidos lidera uno de los frentes junto a gobiernos aliados, mientras que otro bloque, integrado por países señalados por tener democracias erosionadas, recibe respaldo de Colombia.

    La organización de la Cumbre ya enfrentaba controversias, luego de que República Dominicana decidiera no invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua “para asegurar el desarrollo del foro”. Esta decisión generó el rechazo de líderes como la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el mandatario colombiano, Gustavo Petro, quienes adelantaron que no asistirían.

    “Las divisiones son tales que, el que haya o no haya cumbre, en estos momentos no cambiará nada. En cambio, plantea cuestiones sobre los vínculos entre Estados Unidos y Latinoamérica”, apuntó Kevin Parthenay, copresidente del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC) de SciencesPo, en París.

    El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, respaldó plenamente la decisión, lo que ha llevado a algunos analistas a pensar que Washington podría haber influido para posponer la cita, esperando los resultados de elecciones clave como la segunda vuelta en Chile o los comicios presidenciales en Colombia, previstos para mayo de 2026.

    Parthenay no descartó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, busque ganar tiempo político para que “Maduro y Venezuela caigan”, debilitando también a Cuba y Nicaragua, y así tener un escenario más favorable para sus intereses en la región.

    Según la Cancillería dominicana, la suspensión se consensuó con sus principales socios, incluido Estados Unidos. Sin embargo, los analistas insisten en que la solución debe surgir desde América Latina. Laguna propuso retomar esquemas similares al Grupo de Contadora, que en la década de 1980 facilitó la paz en Centroamérica.

    “Esto requiere voluntad política tanto de Estados Unidos —que entra en periodo electoral con las legislativas de 2026— como de los gobernantes de las democracias erosionadas del continente”, indicó.

    Finalmente, Parthenay consideró clave consolidar las democracias latinoamericanas para que haya espacio para el diálogo y el multilateralismo. Sin embargo, advirtió que Europa no debe intervenir en la región: “Sus países no deben injerir en asuntos políticos de otros Estados”.

     

  • Redes sociales y polarización: tener más amigos ahora nos vuelve menos tolerantes

    Redes sociales y polarización: tener más amigos ahora nos vuelve menos tolerantes

    La polarización política no es nueva, pero desde 2010 se ha disparado a niveles nunca vistos, coincidiendo con la expansión global de los smartphones y las redes sociales. Un estudio del Complexity Science Hub, publicado esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), señala que la mayor conectividad social está fragmentando las sociedades democráticas y empujándolas hacia burbujas ideológicas cerradas y conflictivas.

    Según el análisis computacional de más de 27.000 encuestas del Pew Research Center, el número promedio de amigos íntimos en Europa y Estados Unidos se ha duplicado en menos de dos décadas: de dos en 2008, a entre cuatro y cinco en 2024. Estos “amigos cercanos” son aquellas personas cuyas opiniones influyen directamente en temas importantes para el individuo.

    Sin embargo, lo que a primera vista parece un indicador positivo de vida social es, en realidad, una fuente de intolerancia creciente.

    “Si tengo dos amigos, haré todo lo posible por conservarlos. Pero si tengo cinco, es más fácil prescindir de uno cuando hay conflicto. Ya no necesito ser empático”, explica Stefan Thurner, coautor del estudio.

    Más amigos, menos democracia

    La investigación advierte que la hiperconectividad está facilitando la formación de grupos homogéneos donde todos comparten una misma visión del mundo, lo que reduce el intercambio de ideas, aumenta el rechazo al disenso y erosiona el debate democrático.

    Los datos muestran un giro marcado hacia posiciones ideológicas extremas. En 1999, solo el 14 % de los estadounidenses expresaban opiniones totalmente de izquierda; para 2017, esa cifra había subido al 31 %. En el caso de la derecha conservadora, el salto fue del 6 % al 16 % en ese mismo periodo.

    “Las personas ya no combinan ideas de izquierda y derecha según el tema. Cada vez más se alinean completamente con un solo bando”, señala Jan Hofer, también del Complexity Science Hub.

    Los investigadores describen esta dinámica como una “transición explosiva” en la que la conectividad sobrepasa un umbral crítico y la sociedad se fragmenta en comunidades hostiles entre sí, sin canales efectivos de comunicación o diálogo.

    Una amenaza directa para las democracias

    La democracia, advierten los expertos, requiere espacios de encuentro, comunicación y tolerancia entre distintos grupos sociales. Cuando estos desaparecen y se impone la fragmentación, el sistema democrático se degrada.

    “La fragmentación destruye la base social de la tolerancia y, con ella, provoca la erosión a largo plazo de las estructuras democráticas”, concluye Thurner.

    Como solución, el estudio hace un llamado a fomentar en los jóvenes la capacidad de diálogo con quienes piensan distinto, así como a cultivar la empatía como valor social, para frenar la deriva hacia una polarización sin retorno.