El político conservador Jorge “Tuto” Quiroga, quien presidió Bolivia entre 2001 y 2002, se perfila como uno de los principales contendientes en la segunda vuelta electoral de este domingo 19 de octubre. Su objetivo: volver al poder con una propuesta enfocada en rescatar al país de la crisis económica tras dos décadas de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS).
A pocos días de las elecciones, Quiroga intensificó sus actos proselitistas repitiendo una frase que ha marcado su campaña: “El futuro empieza cuando decidimos hacerlo juntos. Eso es ser libre”.
El exmandatario responsabiliza al actual Gobierno de Luis Arce de “hundir” a Bolivia y plantea un giro radical en las relaciones internacionales, buscando retomar vínculos con Argentina, presidida por Javier Milei.
El analista en política exterior, Andrés Guzmán, señaló que “Quiroga anunció que va a retomar relaciones con Argentina y eso es importante porque el Gobierno del MAS se ha llevado muy mal con el Gobierno de Milei”, aunque advirtió que podrían surgir diferencias ideológicas entre ambos.
Pese a ello, compartieron afinidad en su oposición a gobiernos como Cuba, Nicaragua y Venezuela, aliados de Evo Morales y Arce.
Quiroga, quien asumió la presidencia tras la renuncia de Hugo Banzer en 2001, ha sido un actor clave en varios procesos políticos del país. En 2019, actuó como mediador durante la crisis que derivó en la salida de Morales rumbo a México. Aunque anteriormente perteneció a grandes bloques opositores, actualmente lidera la alianza Libre, con la que logró el segundo lugar en la primera vuelta del 17 de agosto.
De cara a la segunda vuelta, el exmandatario reiteró su promesa de “traer dólares” mediante un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), acompañado de un recorte del aparato estatal como fórmula para estabilizar la economía.
“El único proyecto que explica cómo vamos a salir de la crisis para tener estabilidad para que los dólares vuelvan a circular (…) es el de Libre, por eso para acabar con la crisis y tener estabilidad es con Tuto”, afirmó Quiroga.
Rodrigo Paz Pereira, senador centrista y exalcalde de Tarija, disputará la segunda vuelta presidencial de Bolivia este 19 de octubre frente al exmandatario conservador Jorge Tuto Quiroga. Economista de profesión, Paz sorprendió al liderar la primera ronda con el 32.06 % de los votos, pese a haber sido ubicado en los últimos lugares por las encuestas previas.
Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de la española Carmen Pereira, el legislador nació en Santiago de Compostela, España, en 1967, durante el exilio de sus padres. Su carrera política incluye cargos como diputado, concejal, alcalde y senador por la opositora Comunidad Ciudadana (CC). Derrotó al Movimiento al Socialismo (MAS) en Tarija en 2015 y participó en la “Coordinadora de Defensa de la Democracia” durante la crisis electoral de 2019.
Su ascenso en las urnas se atribuye a su contacto cercano con comunidades rurales y periurbanas, sectores donde históricamente triunfaba el MAS. Desde 2021, Paz afirma haber recorrido al menos 220 municipios del país, consolidando un apoyo territorial que sorprendió a sus rivales. Aunque su campaña fue discreta en contraste con la de Quiroga o Samuel Doria Medina —quien quedó tercero con el 19.69 %—, su fórmula fue efectiva.
El binomio de Paz está acompañado por Edman Lara, un expolicía que ganó notoriedad en redes sociales por denunciar supuestos actos de corrupción en la Policía. Sin embargo, sus polémicas declaraciones —como llamar “cobarde y maricón” a Quiroga— podrían haberle restado respaldo. Paz, no obstante, ha defendido a su compañero de fórmula y denunció una “guerra sucia” por parte de la alianza Libre, liderada por su rival.
El lema de campaña del senador es “Capitalismo para todos” y propone eliminar el “Estado tranca” para optimizar el gasto público. Entre sus principales promesas se encuentra la legalización de vehículos ‘chutos’ —sin papeles—, medida que generó críticas en Chile, donde se denuncia que muchos de esos autos fueron robados. Paz aseguró que “los carros con denuncia de hurto serán devueltos a su lugar de origen”.
Bolivia inició el jueves el periodo de silencio electoral previo a la segunda vuelta presidencial del domingo 19 de octubre, que definirá al nuevo mandatario entre Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge Quiroga, de la alianza Libre. Ambos aspirantes lideraron los comicios generales del pasado 17 de agosto sin alcanzar la mayoría necesaria para ganar en primera vuelta.
Este jueves también comenzó el traslado del material electoral a las zonas rurales de las nueve regiones del país. Las maletas electorales, bajo custodia militar y policial, contienen papeletas, actas, listas de votantes, certificados de sufragio, señalética, mamparas y otros insumos necesarios para los jurados y notarios.
Será la primera vez en la historia de Bolivia que un presidente se elige mediante balotaje, un mecanismo introducido en la Constitución de 2009. El nuevo mandatario asumirá el 8 de noviembre, cerrando casi dos décadas de gobiernos liderados por el Movimiento al Socialismo (MAS).
Rodrigo Paz cerró su campaña en Tarija, mientras que Jorge Quiroga lo hizo en La Paz. Paz va acompañado en la fórmula por el expolicía Edman Lara, mientras Quiroga postula junto al emprendedor tecnológico Juan Pablo Velasco.
Contexto económico crítico
La segunda vuelta se desarrolla en un contexto de crisis económica marcado por la escasez de dólares, combustibles y el aumento de precios en productos básicos. Esta situación ha sido central en los discursos de campaña de ambos candidatos, que prometen reformas estructurales para estabilizar la economía nacional.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) recordó que, según la Ley del Régimen Electoral, la propaganda política debe cesar 72 horas antes de la jornada de votación, bajo sanción de multas de hasta 55.000 bolivianos (7.902 dólares) por infringir esta normativa.
Las organizaciones políticas están obligadas a retirar o cubrir la propaganda difundida durante la campaña electoral. El periodo de silencio se mantendrá hasta que finalice la jornada de votación, informó el TSE.
Las últimas encuestas publicadas en Bolivia antes del silencio electoral proyectan una ventaja para el expresidente Jorge Tuto Quiroga en la segunda vuelta presidencial que disputará el domingo 19 de octubre frente al senador centrista Rodrigo Paz Pereira. De confirmarse los resultados, sería la primera vez que el país defina a su presidente mediante una segunda vuelta electoral.
El sondeo más reciente, difundido por el canal privado Unitel y realizado por Ipsos Ciesmori, otorga a Quiroga un 44.9 % de respaldo frente al 36.5 % de Paz. El estudio, realizado entre el 6 y 9 de octubre con una muestra de 2.500 entrevistas presenciales en zonas urbanas, rurales e indígenas, muestra también un 9.3 % de indecisos, además de votos nulos (5.6 %) y blancos (3.7 %).
Otra encuesta, publicada por Red Uno y elaborada por la firma Captura Consulting, refleja una diferencia más estrecha: 42.9 % para Quiroga frente al 38.7 % de Paz, con un 10 % de electores aún indecisos. Ambos estudios tienen un margen de error del 2.2 % y fueron realizados en las nueve regiones del país.
El candidato a la Presidencia de Bolivia Rodrigo Paz, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), habla durante el cierre de su campaña, en El Alto, Bolivia. EFE
Durante los últimos días de campaña, el senador Rodrigo Paz cuestionó la fiabilidad de los sondeos, recordando que fue subestimado en la primera vuelta del pasado 17 de agosto, donde sorpresivamente se impuso con el 32.06 %, superando a Quiroga, que obtuvo el 26.70 %. Ningún candidato alcanzó la mayoría necesaria, activando por primera vez en la historia democrática del país la segunda vuelta establecida en la Constitución de 2009.
Rodrigo Paz postula por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) junto al exoficial Edman Lara, mientras que Quiroga encabeza la fórmula de la alianza Libre, acompañado por el empresario tecnológico Juan Pablo Velasco. La campaña concluye el miércoles y dará paso a un período de reflexión antes del histórico balotaje que definirá el rumbo político de Bolivia hasta 2030.
Bolivia atraviesa una crisis económica sin precedentes a tan solo un mes de que finalice el mandato del presidente Luis Arce, marcado por una profunda escasez de dólares, problemas en la compra de combustibles subvencionados y resultados limitados en su ambiciosa política de industrialización, según expertos.
El reconocido economista Alberto Bonadona fue tajante al describir la situación: «Arce ha llevado a Bolivia a las puertas del averno y nos está dejando ahí», afirmó a EFE.
Bonadona apuntó que uno de los principales errores del Gobierno actual fue no invertir en la exploración de gas natural, la principal fuente de divisas del país, arrastrando una política energética deficiente desde la era de Evo Morales (2006-2019).
La escasez de divisas ha impedido la compra normal de diésel y gasolina, según reconoció el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, quien anunció que solo se podrá abastecer entre el 70 % y 80 % de la demanda nacional de combustible.
En paralelo, los contratos de industrialización del litio mediante tecnología de extracción directa (EDL), firmados con empresas de China y Rusia, están paralizados en el Parlamento debido a disputas internas en el partido oficialista, el Movimiento al Socialismo (MAS).
“No se ha hecho nada en hidrocarburos, ni tampoco en sectores que pudieron sustituir su rol como el litio”, señaló Bonadona.
Industrialización sin resultados y economía en picada
El Gobierno de Arce impulsó una estrategia de sustitución de importaciones y creó proyectos industriales en distintas regiones. Sin embargo, el politólogo Franklin Pareja calificó estas iniciativas como medidas clientelistas sin impacto real.
«La gestión por resultados es desastrosa. Arce y el MAS dejan un país prácticamente en quiebra», afirmó Pareja.
Proyectos como la explotación de hierro, la producción de urea y la industrialización del azúcar en La Paz presentan solo resultados parciales, sin generar los cambios estructurales prometidos.
Por su parte, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, defendió la gestión de Arce, asegurando que hay estabilidad económica en varios sectores y que la situación ha sido agravada por factores externos como la pandemia, la guerra en Ucrania y los bloqueos políticos.
Montenegro mencionó que Bolivia ha cumplido con el pago de la deuda externa, que representa el 23,1 % del PIB, a pesar de la caída de la producción de gas natural de 22.188 mmc (2014) a 11.896 mmc (2024).
También culpó a la oposición por bloquear $1.600 millones en créditos externos que, según el Gobierno, permitirían adquirir combustibles.
“No es cierto que estamos entregando la peor situación económica. La economía creció hasta 2022, pero los bloqueos afectaron la recuperación”, sostuvo Montenegro.
Con la segunda vuelta electoral programada para el 19 de octubre, entre Rodrigo Paz (centro) y Jorge Tuto Quiroga (derecha), uno de los retos inmediatos será garantizar una transición gubernamental transparente.
El expresidente Jorge Tuto Quiroga (2001-2002), candidato de la alianza Libre, encabeza la primera encuesta de intención de voto rumbo a la segunda vuelta presidencial en Bolivia, prevista para el próximo 8 de noviembre.
De acuerdo con el estudio realizado por Ipsos Ciesmori y difundido por la red televisiva Unitel, Quiroga y su compañero de fórmula Juan Pablo Velasco obtienen un 47 % de apoyo, frente al 39,3 % alcanzado por el senador Rodrigo Paz y su acompañante Edman Lara, del Partido Demócrata Cristiano (PDC). La diferencia de 7,7 puntos marca el inicio de una contienda cerrada.
La encuesta también señala que un 3,5 % de los votantes planea emitir un voto en blanco, un 4,7 % lo anulará y un 5,5 %se mantiene indeciso. Además, el 66 % de los electores aseguró tener ya su voto decidido, mientras que un 13 % sigue sin definir su elección.
Por rangos de edad, los votantes de entre 25 y 45 años y los mayores de 61 años se inclinan por Quiroga, mientras que los de 45 a 60 años prefieren a Paz.
El panorama es muy distinto al de la primera vuelta del 17 de agosto, cuando Paz obtuvo un 32,06 % y superó a Quiroga, que alcanzó un 26,70 %, según datos oficiales del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Analistas señalan que la alta proporción de votos nulos y en blanco (22,37 %) fue clave para el sorpresivo triunfo de Paz en la primera ronda, ya que las encuestas previas lo ubicaban en tercera o quinta posición, detrás de Samuel Doria Medina (Unidad) y Quiroga.
El balotaje definirá al presidente y vicepresidente de Bolivia para el próximo quinquenio, marcando el fin de casi 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS).
La carrera presidencial en Chile arrancó oficialmente este lunes con la inscripción de los aspirantes a La Moneda que aún no habían formalizado su participación en las elecciones del 16 de noviembre.
En total, serán ocho los candidatos para suceder al izquierdista Gabriel Boric -que no puede optar a la reelección y dejará el cargo en marzo de 2026-, en unas elecciones presidenciales en las que habrá voto obligatorio por primera vez desde 2009.
El ultraderechista José Antonio Kast, líder del Partido Republicano y primero en todos los sondeos, lanzó su campaña con fuertes dardos al Gobierno y prometió un «cambio radical» para «recuperar y reconstruir» el país.
«Vivimos una emergencia en seguridad que encierra a las familias en sus casas, mantiene libres a los criminales en las calles y permite que extranjeros ilegales violen impunemente nuestras fronteras y nuestras leyes», proclamó Kast, quien es candidato presidencial por tercera vez y en 2021 perdió el balotaje contra Boric.
Exdiputado ultracatólico de 59 años, Kast es muy cercano al mandatario argentino, Javier Milei, y al líder del partido ultraderechista español Vox, Santiago Abascal, con los que coincide frecuentemente en las reuniones que la organización internacional Foro Madrid celebra en distintas partes del mundo.
También es seguidor del presidente de EE.UU., Donald Trump, y defensor de Augusto Pinochet (1973-1990) así como del modelo neoliberal que se instauró en el segundo periodo de la dictadura.
«Chile no está condenado al fracaso, Chile está llamado a la grandeza», enfatizó Kast en un acto este lunes en la región norteña de Antofagasta en el que prometió bajar los impuestos y reducir el tamaño del Estado, al que definió como un «obstáculo, atrapado en su propia burocracia, en su obsesión regulatoria y en un gasto público desbordado».
La comunista Jeannette Jara, exministra de Trabajo de Boric y candidata única de la izquierda y centroizquierda.
Una militante comunista, la candidata de la izquierda
Todas las encuestas coinciden en que Kast pasará a la segunda vuelta que se celebrará el 15 de diciembre junto a la comunista Jeannette Jara, exministra de Trabajo del Gobierno Boric y candidata única de la izquierda y la centro-izquierda chilena.
Jara, militante comunista desde la adolescencia, quedó inscrita automáticamente como candidata cuando ganó las primarias abiertas de su sector político el pasado 29 de junio y este lunes presentó ante el Servicio Electoral (Servel) un primer borrador de su programa de gobierno.
«El sueño que queremos es un país que crezca más, que genere mejor empleo, que tenga mejores salarios y que tenga mejores condiciones de vida para todas las familias», manifestó Jara, quien también cuenta con el apoyo de la Democracia Cristiana, el histórico partido de centro que pilotó buena parte de la transición chilena y que no forma parte de la coalición oficialista.
A diferencia de la izquierda y la centro-izquierda, el conservadurismo no ha logrado ponerse de acuerdo para celebrar primarias a fin de elegir un candidato único. Es por ello que la derecha tradicional aglutinada en la formación Chile Vamos concurrirá a las presidenciales con la exalcaldesa Evelyn Matthei, quien inscribió su candidatura este fin de semana.
«Quienes venían a refundarlo todo nos ha entregado años de inseguridad, estancamiento económico, promesas vacías y sueños truncos», declaró el pasado sábado Matthei, quien fue durante meses la favorita en todas las encuestas, pero que en las últimas semanas ha quedado relegada a la tercera posición en los sondeos.
También se adelantó e inscribió su candidatura el pasado jueves el diputado Johannes Kaiser, líder del Partido Nacional Libertario (PNL) y representante de una ultraderecha más bronca que la de Kast, que aparece quinto en los sondeos, con entre un 4 % y 5 % de apoyo.
El economista Franco Parisi, líder del Partido de la Gente (PDG), vuelve a irrumpir en la contienda tras sorprender en 2021 con un tercer lugar.
¿Dará la sorpresa Parisi?
Quien podría volver a dar la sorpresa, como ocurrió en las elecciones de 2021, cuando quedó tercero, es el economista populista y líder del Partido de la Gente (PDG), Franco Parisi, quien en las últimas semanas viene creciendo en las encuestas, incluso superando en algunas a Matthei.
«Nosotros vamos a gobernar con mano dura contra los criminales y dándole la mano a la clase media, que la ha pasado pésimo (…) Con Parisi presidente y el Parlamento con el PDG, los criminales tienen dos opciones: o bala, o cárcel», enfatizó.
Los otros candidatos son el exdiputado Marco Enríquez-Ominami (izquierda), el periodista y exdirigente de fútbol Harold Mayne-Nicholls (liberal) y el profesor Eduardo Artés (extrema izquierda).
Paralelamente a la primera vuelta, se celebrarán elecciones parlamentarias para elegir al Congreso entero (155 diputados) y a 23 de los 50 senadores.
Los analistas coinciden en que serán unos comicios muy polarizadas y, aunque todas las encuestas apuntan a un balotaje entre Kast y Jara, la obligatoriedad del voto deja abierto el escenario.
«Habrá que ver qué es lo que sucede en los debates, el despliegue territorial, las propuestas concretas y también las polémicas que podrían levantarse. Esto todavía no está escrito en piedra, pero sí vemos una tendencia y cierta estabilización en la preferencia de los votantes», apuntó a EFE el profesor Rodrigo Espinoza, de la Universidad Diego Portales.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia anunció el inicio del silencio electoral desde ayer jueves, tres días antes de las elecciones generales que se celebrarán el domingo. Desde esta jornada está prohibida cualquier actividad proselitista, y a partir del viernes entrará en vigor la ley seca, que se extenderá hasta el mediodía del lunes.
Durante el cierre de campaña, realizado el miércoles por la noche, los principales candidatos —entre ellos Samuel Doria Medina y Jorge Tuto Quiroga— congregaron multitudes en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
El TSE también estableció otras restricciones electorales: está prohibido portar armas de fuego o blancas, celebrar actos públicos, realizar reuniones o espectáculos de cualquier tipo, así como la circulación de vehículos particulares o transporte público sin autorización. Además, no se permite el traslado de votantes entre recintos electorales.
En total, 7.567.207 bolivianos están habilitados para votar en el país, y 369.308 en el extranjero solo para elegir presidente y vicepresidente. El voto en Bolivia es obligatorio, y el certificado de sufragio será requisito para realizar trámites en instituciones públicas y bancos durante los 90 días posteriores a la elección.
Según las encuestas, es probable que haya segunda vuelta entre Doria Medina y Quiroga, ambos opositores, debido al alto número de indecisos y votos nulos o blancos. Para ganar en primera vuelta, la ley exige más del 50 % de votos o un mínimo del 40 % con 10 puntos de ventaja sobre el segundo candidato.
La etapa preelectoral ha estado marcada por las protestas de sectores afines a Evo Morales, inhabilitado constitucionalmente para postularse a un cuarto mandato. Tras no lograr su inscripción, el expresidente promueve el voto nulo.
El TSE Bolivia exhortó a la ciudadanía a cumplir con las normas y participar de manera responsable para “fortalecer la democracia en el país”.