A menos de tres semanas de la segunda vuelta presidencial, la primera encuesta publicada por la firma demoscópica Cadem otorga una ventaja significativa al candidato de extrema derecha José Antonio Kast, quien lidera con un 46 % de intención de voto, frente al 34 % de la postulante de izquierda Jeanette Jara.
El 20 % restante de los encuestados declaró que no votará, está indeciso o piensa emitir un voto nulo o blanco. Si se excluyen estas respuestas, Kast alcanzaría un 58 % del voto válido frente al 42 % de Jara, lo que marcaría una diferencia de 16 puntos porcentuales en la carrera presidencial.
El estudio también revela que un 62 % de los encuestados cree que Kast será el próximo presidente de Chile, mientras que solo un 28 % opina que lo será Jeanette Jara, actual ministra del Trabajo y candidata respaldada por la coalición oficialista.
Respecto al voto de quienes apoyaron a candidatos que no pasaron a segunda vuelta, un 34 % de los votantes del economista Franco Parisi indicaron que apoyarán a Kast, mientras que un 22 % se inclinará por Jara. No obstante, un amplio 44 % aún se muestra indeciso o planea votar nulo o blanco.
La candidata comunista Jeannette Jara, de la coalición oficialista.
El respaldo a Kast es especialmente contundente entre los seguidores del Partido Nacional Libertario (PNL), liderado por Johannes Kaiser, donde el 92 % asegura que votará por el exdiputado y exmilitante de la UDI. En tanto, entre los votantes de la conservadora Evelyn Matthei, un 60 % apoya a Kast y un 21 % a Jara.
El estudio de Cadem también evaluó la gestión del actual presidente, Gabriel Boric. Su nivel de aprobación subió levemente a un 33 %, un punto más que en octubre. La desaprobación, en cambio, descendió a 60 %, cuatro puntos menos que la semana pasada.
Esta fotografía del escenario político chileno apunta a una segunda vuelta altamente polarizada, donde la participación del electorado indeciso será determinante para definir al próximo mandatario.
Cuna política de artistas como Pablo Neruda o Víctor Jara, el Partido Comunista chileno es una fuerza centenaria e institucional, con bases consolidadas, que acaba de hacer historia con el inédito pase a segunda vuelta de una de sus militantes, lo que lo convierte en una «anomalía» en la izquierda occidental.
Al frente de la coalición progresista más amplia de la historia chilena -desde los democristianos hasta el PC-, la exministra Jeannette Jara ganó la primera vuelta, con el 26,8 % de los votos, y se medirá en una segunda vuelta el 14 de diciembre con el ultraderechista José Antonio Kast (23,9 %).
Se trata, sin embargo, de un triunfo agridulce y más ajustado de lo previsto, que la deja con pocas posibilidades de llegar a La Moneda, ya que el exdiputado ultracatólico cuenta con los apoyos de otros candidatos que quedaron fuera de la contienda.
Menos dogmática que otros dirigentes, la exministra de Trabajo de Gabriel Boric repitió en campaña que, en un eventual Gobierno suyo, el PC tendrá el mismo rol que el resto de partidos que conforman la coalición.
También dijo que, si gana, renunciará a su militancia, «dada la controversia que genera»: «Hoy día represento a una coalición mucho más amplia», insistió, consciente del recelo que provoca su militancia en distintos sectores, incluida la centro-izquierda.
Mezcla entre doctrina y pragmatismo
A diferencia de otras experiencias comunistas de la región y de Europa, que han perdido fuerza y se han diluido en otras nuevas izquierdas, el PC chileno tiene arraigo social y electoral y hoy en día es el tercer partido con más afiliados de Chile (45.000).
«Es una anomalía en el mundo occidental», apuntó a EFE Octavio Avendaño, sociólogo de la Universidad de Chile.
Con 113 años de historia, el PC jugó un rol fundamental en el gobierno del socialista Salvador Allende (1970-1973) y fue duramente perseguido durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Con el regreso a la democracia, fue una fuerza extrainstitucional y opositora a la coalición de centroizquierda que gobernó durante dos décadas, pero en 2010 logró volver al Parlamento y en el segundo gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet (2014-2018) regresó a La Moneda, con un ministerio.
En 2022, tras apoyar desde el inicio a Boric (del Frente Amplio), se hizo con carteras clave como la vocería, Educación y Trabajo, que Jara ocupó hasta que renunció para competir en unas primarias con la socialdemocracia por la candidatura del sector.
«En la última década, el PC ha logrado recuperar un espacio central en la política chilena. Desde luego, es una excepción en el mundo occidental», subrayó a EFE el historiador español Mario Amorós, biógrafo de Jara y Neruda.
Contrario a los que pasó en otros países, «el PC chileno no renunció a la vía electoral y logró integrarse en coaliciones de gobierno sin abandonar su identidad ideológica», indicó a EFE Gonzalo Espinoza, politólogo de la Universidad Diego Portales.
«Esa combinación entre claridad doctrinaria y pragmatismo institucional lo distingue», añadió.
Desde su fundación en 1913, «aspiró a competir dentro de una democracia», salvo en dictadura, cuando apostó por la vía armada con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), luego de que el régimen detuvo e hizo desaparecer a su dirigencia clandestina y a decenas de militantes, apuntó a EFE Cristian Pérez, de la Universidad de Playa Ancha.
El derechista José Antonio Kast, del Partido Republicano, el rival de Jara en segunda vuelta.
«El demonio marxista»
«Llegó el demonio marxista, llamen al exorcista», cantaba irónicamente hace unos años en un videoclip que se hizo muy popular la exdiputada y actual portavoz del Gobierno, Camila Vallejo.
De 37 años, la exlíder estudiantil es hoy en día una de las referentes, junto a Jara, del alma menos doctrinaria del PC.
«Conviven dos corrientes visibles: una con una identidad más tradicional y orgánica y otra más joven, con mayor disposición a enfrentar los debates contemporáneos», señaló Espinoza.
Las fricciones se hicieron evidentes en campaña, sobre todo en torno a Cuba y Venezuela.
Jara admitió que en Cuba hay presos políticos y el presidente del partido, Lautaro Carmona, salió a contradecirla públicamente.
«El compromiso histórico del PC con la democracia se desdibuja cuando ciertos líderes hablan de Cuba o Venezuela», indicó Avendaño.
Jara, de 51 años, se alejó durante la campaña del discurso de la lucha proletaria y de símbolos como la hoz y el martillo e hizo gala de su capacidad de dialogar como ministra durante las negociaciones con la derecha para aprobar una reforma clave de pensiones.
Durante el próximo mes tendrá el desafío de aumentar su caudal electoral, desmarcándose de la impopularidad del Gobierno y superando el estigma sobre su militancia, en un país donde «el anticomunismo ha experimentado cierto resurgimiento, en parte por el avance de la derecha radical», concluyó Espinoza.
El senador opositor centrista Rodrigo Paz Pereira ganó la segunda vuelta de este domingo con el 54,57 % de los votos, según la información preliminar difundida por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia con poco más del 97 % de las actas procesadas.
Paz obtuvo ese porcentaje frente a un 45,43 % del exmandatario conservador Jorge Tuto Quiroga (2001-2002), según los datos del Sistema de Transmisión de Resultados Preliminares (Sirepre) ofrecidos esta noche por el TSE, con el 97,68 % de las actas computadas.
Los votos válidos alcanzan el 94,56 %, los blancos un 0,75 % y los nulos un 4,69 %, de acuerdo a la información preliminar que no es el cómputo oficial, aunque el presidente en funciones del TSE, Óscar Hassenteufel, indicó que estos resultados muestran «una tendencia» que «parece ser irreversible».
Según Hassenteufel, el nivel de participación ciudadana en la segunda vuelta estuvo entre el 85 y 89 %, un dato que se confirmará «una vez que se concluya el cómputo oficial».
El vocal valoró que el Sirepre, «que ya dio muy buenos resultados en la primera ronda» realizada el pasado 17 de agosto, «también hoy ha cumplido eficazmente su función».
Ratificó que la jornada de votación fue «tranquila», transcurrió «sin incidentes mayores» y permitió que todos los ciudadanos ejerzan su derecho al voto.
Paz y Quiroga fueron los dos candidatos más votados en las elecciones generales de agosto, en las que también se renovó al Parlamento nacional para el próximo quinquenio, aunque ninguno obtuvo el porcentaje suficiente para proclamarse vencedor en la primera vuelta.
Por eso este domingo los bolivianos volvieron a las urnas para elegir por primera vez en su historia a su presidente y vicepresidente en una segunda vuelta, mecanismo establecido en la Constitución vigente desde 2009.
Paz es candidato por el Partido Demócrata Cristiano (PDC) junto al expolicía Edman Lara y Quiroga representa a la alianza Libre junto al emprendedor tecnológico Juan Pablo Velasco.
El ganador tomará juramento como nuevo presidente del país el próximo 8 de noviembre, lo que supondrá también el fin de los 20 años de los Gobiernos del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS).
El senador opositor Rodrigo Paz con un 31 % de los votos válidos, y el también opositor, el expresidente Jorge ‘Tuto’ Quiroga, con un 27,3 %, se disputarán la presidencia de Bolivia en una segunda vuelta electoral el 19 de octubre próximo, según el conteo rápido de Ipsos Ciesmori, difundido por el canal Unitel.
El estudio anticipa una segunda vuelta inédita en Bolivia entre dos candidatos de oposición, dejando fuera de carrera al empresario Samuel Doria Medina, que obtuvo un 20,2 %, pese a que las encuestas preelectorales lo perfilaban como favorito.
El oficialista Movimiento al Socialismo (MAS), que dominó la política boliviana durante casi 20 años, aparece en caída libre: su candidato, el exministro Eduardo del Castillo, solo alcanzaría el 3,2 % de los votos, según el conteo preliminar.
Ascenso de Rodrigo Paz y caída del MAS
El candidato mejor posicionado de la izquierda es Andrónico Rodríguez, de la alianza Popular, quien aparece cuarto con un 8 % de respaldo.
Rodrigo Paz Pereira, de 57 años, es hijo del expresidente Jaime Paz Zamora (1989-1993) y de la española Carmen Pereira. Nació en Santiago de Compostela, España, en 1967, y vivió parte de su niñez en el exilio debido a la persecución de sus padres por los regímenes militares en Bolivia.
Por su parte, Jorge Quiroga, que fue vicepresidente entre 1997 y 2001, asumió la Presidencia tras la renuncia de Hugo Banzer por motivos de salud.
Segunda vuelta y reglas electorales
De acuerdo con la ley del Régimen Electoral de Bolivia, para ganar en primera vuelta un candidato debe superar el 50 % de los votos o alcanzar al menos el 40 % con una diferencia de 10 puntos sobre el segundo lugar.
Al no cumplirse estas condiciones, el país se encamina a un balotaje histórico el próximo 19 de octubre, en el que el MAS quedaría por primera vez fuera de la definición presidencial.
Más de 7,5 millones de bolivianos estuvieron habilitados para votar en esta jornada, donde además se eligen vicepresidente y legisladores para el próximo quinquenio.