A pesar de los años de distanciamiento y su vida actual en Abu Dabi, el rey emérito Juan Carlos I asegura que mantiene un profundo afecto por su esposa, la reina Sofía, a quien define como una mujer “admirable y leal” y “la reina de su vida”, según revela en sus memorias tituladas Reconciliación, que serán publicadas este miércoles en Francia.
«Sigo muy unido a mi mujer, que conserva toda mi admiración y mi afecto. No hay nadie igual a ella en mi vida y así seguirá siendo, aunque nuestros caminos se hayan separado desde mi marcha de España», afirma en el libro, que publica este miércoles en Francia la editorial Stock, antes de su aparición en España.
Según el rey emérito, “nada podrá borrar nunca mis profundos sentimientos hacia mi esposa Sofi, mi reina”, en el libro donde reconoce «algunos deslices y reconoce que sigue “muy unido” a su esposa a quien llama cariñosamente «Sofi».
“Conserva toda mi admiración y mi afecto. No hay nadie igual a ella en mi vida y así seguirá siendo”, añade.
En el texto, Juan Carlos describe a la reina Sofía como una mujer “excepcional” que encarna “la nobleza de alma”, una figura “irreemplazable” cuya entrega a España ha sido, en sus palabras, “dedicada e irreprochable”. El exjefe de Estado señala que, a pesar de sus “torpezas”, siempre buscó “velar por su bienestar y comodidad”.
A lo largo de sus memorias, Juan Carlos relata cómo sus personalidades eran complementarias: él más espontáneo, ella más metódica; él apasionado por el deporte, ella amante de la música clásica. Sin embargo, ambos compartían el “sentido del deber” con la Corona y el compromiso con sus hijos.
Reconoce que seis décadas de relación trajeron consigo “altos y bajos”, momentos de cercanía y de distancia, pero sugiere que su ausencia le pesa.
“Es extraño pronunciar esas palabras ahora que ya no soy bienvenido en mi casa”, confiesa, aludiendo a la distancia con su familia desde su partida a Abu Dabi.
“Quizás logré dar estabilidad a mis allegados. El futuro lo dirá. Pero fracasé para mí. Finalmente, mi naturaleza nómada me alcanzó”, reflexiona el rey emérito en uno de los pasajes más personales del libro.
El capítulo también narra los orígenes de su relación con Sofía. Se conocieron en 1954, durante un crucero por las islas griegas, aunque su vínculo se fortaleció años después, tras coincidir en Londres durante la boda de los duques de Kent. Juan Carlos se sintió atraído de inmediato por la princesa griega, a quien describe como “una joven radiante y cultivada”, que lo cautivó con su “generosidad, dedicación y humor”.
“Sofi es desde entonces no solo una gran reina, sino una esposa incomparable y una madre muy dedicada. Es una mujer admirable y leal a la que debo enormemente”, afirma Juan Carlos en una de las declaraciones más emotivas del libro.

