Etiqueta: tenis

  • Marcelo Arévalo abrirá la serie de Copa Davis entre El Salvador y Rumanía

    Marcelo Arévalo abrirá la serie de Copa Davis entre El Salvador y Rumanía

    La Federación Salvadoreña de Tenis, junto a la Federación Internacional de Tenis (ITF), realizó este viernes la presentación de los equipos y el sorteo oficial de los partidos de la serie entre El Salvador y Rumanía, correspondiente al playoff del Grupo Mundial II de la Copa Davis, que se jugará el sábado 13 y domingo 14 de septiembre en el Complejo Deportivo de Ciudad Merliot.

    El conjunto salvadoreño estará liderado por Marcelo Arévalo, primera raqueta nacional, acompañado de César Cruz, Diego Durán, Juan Carlos Fuentes y Donald Hall, todos bajo la capitanía del español-salvadoreño Lluis Miralles.

    Por su parte, el equipo rumano lo integran Radu David Turcanu, Gabriel Ghetu, Bogdan Pavel y Mircea-Alexandru Jecan, con Adrian Marcu como capitán.

    El sorteo, dirigido por el delegado de ITF, Marcos Sergent, determinó que el primer juego será entre Marcelo Arévalo y Radu Turcanu, mientras que César Cruz enfrentará a Gabriel Ghetu en el segundo.

    El domingo, la dupla Arévalo-Cruz jugará dobles contra Pavel y Jecan. Posteriormente, Cruz enfrentará a Turcanu y Arévalo cerrará la serie ante Ghetu.

    La serie será decisiva, ya que El Salvador buscará un triunfo histórico que le permita ascender a la Zona Mundial I de la Copa Davis.

  • Sinner es un robot; Alcaraz, por una vez, humano

    Sinner es un robot; Alcaraz, por una vez, humano

    Como cuando ‘Deep Blue’ venció a Gary Kasparov en 1997, el ordenador, el robot, volvió a doblegar al humano. Jannik Sinner derrocó a Carlos Alcaraz en Wimbledon y el italiano es campeón por primera vez en la Catedral (4-6, 6-4, 6-4 y 6-4).

    El juego del italiano, preciso, consistente, regular, siempre excelso, remontó al del español, confiado en el factor humano, pero que vivió un día en el que no le salía nada. El partido se podía resumir en las palabras de Alcaraz en el tercer set: «Desde el fondo de pista está siendo mucho mejor que yo», expresaba el español mientras la computadora de San Cándido hacía todos los movimientos de ajedrez necesarios para desfigurar al murciano.

    Y es que, aunque ganó el primer parcial, Alcaraz nunca pudo dominar el encuentro. Era el italiano el que dirigía desde el fondo, como a él le gusta, de lado a lado, con una colocación milimétrica, con precisión de cirujano. Era el partido que se había imaginado en su cabeza, el que había dibujado junto a Darren Cahill para vengar lo ocurrido en París.

    Para eso hacían falta dos ingredientes. Que Alcaraz no estuviera en modo superhéroe y, sobre todo, que Sinner hubiera superado los tres puntos de partido errados en Roland Garros. Él aseguraba en la previa que sí: «si no, no estaría aquí», y aunque muchos no se lo creían, durante las tres horas y tres minutos que duró la final, demostró que sí.

    Demostró que a los grandes, las experiencias como la de París solo les hacen mejorar, que no se estancan. Todo lo contrario. Porque lo normal, después de perder un primer set en el que iba 4-2 arriba y en el que el español se llevó cuatro juegos seguidos, era venirse abajo y volver a ver los fantasmas del Bosque de Bolonia de hace cinco semanas.

    Pero nada, este Sinner es otro, más maduro, igual de predecible, pero igual de difícil de contraatacar. Es como ese Leo Messi o ese Arjen Robben que sabías que te iba a recortar con la zurda, y que aunque lo había hecho mil veces antes, lo volvía a intentar y le volvía a salir bien.

    «Haga lo que haga le va a entrar», le admitía Alcaraz a su equipo, entregado al liderazgo de un tenista que en octavos de final estaba fuera ante Grigor Dimitrov, pero que utilizó esto como gasolina.

    En el segundo y tercer set, desplegó el mejor tenis de su carrera en hierba, con un saque impoluto, ganando más de un 70 % de puntos con primer saque y permitiendo en los segundos sets solo un punto de ‘break’. Salvado, claro, como la mayoría de llamadas de emergencia que recibió el italiano, como esas dos pelotas de rotura que llegaron con 4-3 en contra en el tercero, cuando la pista central se creyó que otra remontada inverosímil era posible.

    Sinner, con nervio en su raqueta, salvó el 15-40 con un segundo saque a la línea y el segundo lo entregó Alcaraz con un mal golpe. Cuando más miedo tuvo Sinner, cuando más hacía faltaba ponerle presión, el murciano no pudo. Hoy no era el día, hoy era el día de Sinner.

    Es el primer italiano en ganar Wimbledon, el primero en derrocar a Alcaraz en una final de Grand Slam y el mejor del momento, en hierba, la última superficie que le quedaba por domar. Ya tiene cuatro Grand Slams y ha ganado en Australia, Nueva York y Londres. Solo le falta Roland Garros, donde estuvo a un punto de coronarse.

    Una pena para Carlos, pero volverá. Aún le quedan muchos Wimbledon por ganar. Seguro.

  • Cash y Glasspool, primeros británicos campeones de dobles desde 1936

    Cash y Glasspool, primeros británicos campeones de dobles desde 1936

    Los británicos Julian Cash y Lloyd Glasspool se coronaron este sábado campeones del torneo de dobles de Wimbledon al imponerse a la pareja sorpresa de esta edición, el australiano Rinky Hijikata y el holandés David Pel, por 6-2 y 7-6 (3).

    Hijikata y Pel, que se plantaron en la final contra todo pronóstico y tras entrar como ‘alternates’, es decir, en sustitución de alguna de las parejas que causó baja a última hora, pero no pudieron con los favoritos británicos.

    Los verdugos del dueto formado por el español Marcel Granollers y el argentino Horacio Zeballos, que nunca habían disputado una final de Grand Slam, no perdieron la oportunidad y se coronaron en casa, acabando con 89 años de sequía.

    Desde Pat Hughes y Raymond Tuckey en 1936, no había un dúo de británicos campeones en Wimbledon.

  • Swiatek arrasa a Anisimova y conquista Wimbledon

    Swiatek arrasa a Anisimova y conquista Wimbledon

    Iga Swiatek ya tiene la colección de superficies. A la mejor jugadora en tierra batida de la década, ganadora de cuatro Roland Garros, se le exigía dominar también la hierba y por fin lo ha conseguido. En su año quizás más inestable, Swiatek arrolló a la estadounidense Amanda Anisimova (6-0 y 6-0) en 57 minutos y se proclamó campeona de Wimbledon.

    La polaca, que no pudo elegir un día mejor para conseguir su victoria número 100 en Grand Slam -siendo la más rápida en lograrlo desde Serena Williams en 2004-, y lo hizo con una paliza espectacular.

    Swiatek fue la primera jugadora desde Martina Navratilova, presente en la grada, por cierto, en 1983 en comenzar una final de Wimbledon con un ‘rosco’, su signo de identidad y un logro mucho más fácil de conseguir en cualquier otra superficie que no sea la hierba.

    Pero entre los errores no forzados (14 en el primer parcial y otros 14 en el segundo), los nervios de la estadounidense, lógicos al tratarse de su primera gran final, y la efectividad de Swiatek, a la que solo le hacía falta mover de lado a lado a Anisimova para acabar saboreando el punto, la final duró un suspiro y fue de las más rápidas de la historia.

    Lo cierto es que el partido tomó tintes de crueldad y escabechina, porque Anisimova no estaba preparada para enfrentarse a algo así y en varios momentos del encuentro amenazó con echarse a llorar, sobrepasada por la paliza que se estaba llevando y que presenciaban 15.000 personas en la pista y millones por televisión.

    Simplemente no podía. Swiatek era mejor y a ella no le dejaba la tensión desplegar su mejor tenis, ese que le llevó con 19 años a unas semifinales de Roland Garros y a esta final de Wimbledon tras estar ocho meses parada por problemas de salud mental.

    «Esto me llega muy pronto», aseguró en la previa del encuentro, siendo consciente de que quizás nadie le esperaba en un partido como este, seguramente ni ella misma.

    A la estadounidense, aún muy joven a sus 23 años, le servirá como aprendizaje, a Swiatek, como impulso en una temporada que estaba siendo pobre para sus estándares, habiendo caído a la octava plaza del ránking y sin un solo título en más de un año.

    Tras años de exigencia para ganar en todos lados y de cuestiones sobre por qué no jugaba bien en hierba, Swiatek ya tiene Wimbledon, el cual se une en su palmarés a los cuatro entorchados en París el US Open.

    La polaca se convierte en la tercera tenista en la historia en ganar sus seis primeras finales de Grand Slam, tras Margaret Court y Monica Seles.

    La derrota es la más abultada en un Grand Slam desde que Steffi Graff sonrojó a Natasha Zvereva en poco más de media hora en Roland Garros 1988 y el primer doble ‘rosco’ en Wimbledon desde 1911, cuando Dorothea Douglas batió a Dora Boothby. En la Era Abierta, desde 1968, la derrota más dura la sufrió Evonne Goolagong contra Billie Jean King por 6-0 y 6-1.