La ciudad balneario egipcia de Sharm el Sheij se prepara para recibir este lunes a líderes de más de 20 países que participarán en la firma del plan de paz para Gaza, impulsado por Estados Unidos. La ceremonia será copresidida por el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y busca poner fin a más de dos años de conflicto entre Israel y el grupo islamista Hamás.
El evento, que también incluye la celebración de una cumbre de paz, tiene como objetivo “intensificar los esfuerzos por la paz y abrir una nueva etapa de seguridad y estabilidad en Oriente Medio”, según indicó la Presidencia egipcia.
Entre los asistentes destacan los mandatarios de España, Pedro Sánchez; de Francia, Emmanuel Macron; y del Reino Unido, el primer ministro Keir Starmer. La reunión se desarrollará a tan solo tres días de iniciado el alto el fuego y de la retirada de tropas israelíes de las principales ciudades de Gaza.
Durante la jornada también se espera la liberación de los primeros rehenes israelíes que aún permanecen en manos de Hamás. El Gobierno egipcio, junto a Catar, ha sido uno de los principales mediadores del conflicto. Para El Cairo, esta cita representa “un punto de inflexión histórico hacia una paz justa, duradera y global” en la región. Mientras tanto, la ciudad se encuentra bajo estrictas medidas de seguridad y ha comenzado a llenarse de prensa internacional.
El plan de paz presentado por la Casa Blanca contempla una primera fase que incluye el cese total de operaciones militares, la retirada progresiva de las fuerzas israelíes, la entrada masiva de ayuda humanitaria y la liberación de rehenes, vivos o muertos, a cambio de prisioneros palestinos. Posteriormente, se instalaría una administración tecnocrática palestina en Gaza, supervisada por un nuevo organismo llamado “Consejo de la Paz”, presidido por Trump y con participación de figuras como el exprimer ministro británico Tony Blair.
Aunque el alto el fuego se mantiene desde el viernes, Hamás aún no ha confirmado su compromiso con el desarme total, mientras que en Israel persisten divisiones internas sobre el retiro militar y la liberación de prisioneros.
La Administración Trump, sin embargo, confía en que la cita en Sharm el Sheij marque “el inicio de una nueva era de paz regional” y allane el camino hacia una reconciliación más amplia entre Israel y el mundo árabe.
El secretario de Estado, Marco Rubio, llegó el miércoles visiblemente nervioso al Comedor de Estado de la Casa Blanca, donde el presidente, Donald Trump, encabezaba un acto y le entregó una nota. El mensaje decía que el acuerdo en Gaza estaba «muy cerca» y añadía: «Necesito que apruebes pronto una publicación en Truth Social para ser el primero en anunciarlo».
Dos horas después, el presidente hizo el anuncio que dio la vuelta al mundo: «Me enorgullece anunciar que Israel y Hamás han firmado la primera fase de nuestro Plan de Paz. Esto garantizará que todos los rehenes serán liberados pronto e Israel retirará sus tropas como primer paso hacia una paz duradera».
Aunque la guerra en Gaza aún requiere varias rondas de negociación y el conflicto israelí-palestino continúa lejos de resolverse, el acuerdo representa un hito diplomático para el presidente, quien busca posicionarse como pacificador global y optar al Premio Nobel de Paz.
El bombardeo en Doha, el detonante
El detonante del pacto fue el bombardeo israelí en Doha, el 9 de septiembre, un intento fallido de asesinar a la delegación de Hamás, que se encontraba en la capital catarí para unos diálogos de paz estancados.
El ataque provocó indignación en el mundo árabe e irritó profundamente a Trump, quien mantiene una relación estratégica con Catar, país que visitó en mayo, convirtiéndose en el primer presidente estadounidense en hacerlo.
La crisis fue aprovechada por Steve Witkoff, enviado especial estadounidense en Oriente Medio, para dar un nuevo impulso a las negociaciones, elaborando un plan de veinte puntos junto a Jared Kushner, yerno del mandatario, quien había sido responsable de la política en la región durante la primera Administración Trump.
Fuentes estadounidenses aseguran que Witkoff utilizó un hotel de Nueva York, cerca de la residencia de Kushner, como centro de operaciones para diseñar el plan. Se basó en negociaciones previas y en aportaciones del primer ministro catarí.
Los puntos incluían el fin de la ofensiva israelí, calificada por muchas voces como genocidio; la liberación de todos los rehenes de Hamás y la formación de un gobierno de transición para el enclave liderado por el ex primer ministro británico Tony Blair.
El humo de la explosión provocada por un ataque israelí en Doha, la capital de Catar se observa en la distancia. El objetivo israelí fue el liderazgo del grupo terrorista palestino Hamás.
El ‘ok’ de los árabes e Israel
El primer escollo se superó el 23 de septiembre, durante la Asamblea General de la ONU, cuando Trump presentó el borrador del plan a líderes de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Egipto, Jordania y Turquía.
Estos introdujeron algunos cambios al documento antes de que Trump presentara el plan a Netanyahu el 29 de septiembre.
Ese día, la Casa Blanca convocó una comparecencia de ambos mandatarios, sin que Netanyahu hubiera aceptado todavía el plan, pues tenía reticencias sobre la retirada israelí del enclave y el papel de la Autoridad Nacional Palestina.
Durante la reunión, en la que Trump presionó a Netanyahu para que se disculpara por teléfono con el líder catarí, el primer ministro logró algunas modificaciones y acabó aceptando un documento que limitaba un eventual Estado palestino a una referencia muy vaga.
Trump y Netanyahu anunciaron el plan con tono triunfal, advirtiendo a Hamás de una intensificación de la ofensiva en Gaza si rechazaban la propuesta. Las conversaciones para lograr la aceptación de los cambios por parte de los líderes árabes fueron arduas, pero Estados Unidos los convenció de que era la única manera de que Israel aceptara.
La pelota quedó en el tejado de Hamás, a quien Trump dio un ultimátum el viernes pasado para aceptarlo antes del domingo, al advertir que, de lo contrario, desataría un «infierno» sobre el grupo islamista. No fue necesario: Hamás dio su visto bueno pocas horas después.
El «momento decisivo» en Egipto
El pasado lunes arrancaron en Sharm el-Sheij (Egipto) las negociaciones entre Israel y Hamás, con mediadores cataríes, egipcios y turcos, para acordar la implementación del plan de paz.
Las posiciones parecían enrocadas: Hamás quería retener a los rehenes como moneda de negociación e Israel no aceptaba avanzar sin garantías plenas de seguridad.
El miércoles, tras casi veinte horas de negociaciones ininterrumpidas, se produjo lo que fuentes estadounidenses califican como «el momento decisivo», cuando ambas partes comenzaron a ceder posiciones.
Witkoff y Kushner estaban presentes en la negociación y, al ver que el acuerdo era inminente, avisaron a Trump para que intercediera por teléfono y le diera un empuje final. Pasadas las dos de la mañana en Israel, se dio luz verde.
«Estar allí fue clave. Por Zoom nunca lo habríamos logrado», afirman las fuentes.
Se acordó dividir el plan en dos fases: la primera incluiría un alto el fuego, la liberación de los veinte rehenes vivos a cambio de prisioneros palestinos y la retirada parcial de las tropas israelíes.
La segunda fase, a negociar más adelante, abordaría la desmilitarización de Gaza, el despliegue de una fuerza internacional de estabilización y un plan de reconstrucción con apoyo árabe.
El gabinete de Israel debe ratificar el plan y la retirada parcial de tropas comenzará dentro de veinticuatro horas. En las siguientes 72 horas está prevista la liberación de los rehenes.
Trump aseguró este jueves que ha logrado poner fin definitivo a la guerra en Gaza y afirmó que lo hizo no por el Premio Nobel de Paz, sino por «la humanidad». No obstante, Israel rompió meses atrás otro alto el fuego en Gaza y está por ver si esta vez la historia es distinta.
Israel y el grupo islamista Hamás estarían próximos a dar el primer paso en un acuerdo de paz propuesto por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que plantea la liberación de todos los rehenes israelíes a cambio de cesar el fuego sobre la Franja de Gaza.
Hamás, que había recibido un plazo hasta el domingo para pronunciarse sobre la hoja de ruta, aceptó el viernes liberar a todos los cautivos israelíes, vivos y muertos. A cambio, exige que Israel detenga los ataques y se concrete un intercambio de prisioneros palestinos.
El presidente Trump pidió de inmediato a Israel que detuviera los bombardeos para garantizar una liberación segura y rápida de los rehenes. “En muchos sentidos esto no tiene precedentes (…) todos estaban unidos en el deseo de que esta guerra terminara por el bien del Oriente Medio y estamos cerca de lograrlo”, expresó en un video.
Israel, que ya había aprobado el plan días antes, confirmó en la madrugada de este sábado que se prepara para implementar “la primera fase” del acuerdo. Aunque el comunicado de Benjamín Netanyahu no aludió al fin de las ofensivas, medios como Times of Israel y Kan informaron que el Gobierno ordenó reducir las operaciones militares y limitarse a labores defensivas.
Desde la comunidad internacional, líderes y gobiernos calificaron el gesto de Hamás como una oportunidad histórica para avanzar hacia la paz.
António Guterres, secretario general de la ONU, expresó estar “alentado” por los avances y reiteró su llamado a un alto el fuego “inmediato y permanente”, junto con la liberación “incondicional” de los rehenes y acceso humanitario sin restricciones.
Catar y Egipto, que actúan como mediadores, respaldaron la respuesta de Hamás, alabando el liderazgo de Trump. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, la describió como un “avance significativo”, mientras que Emmanuel Macron destacó que la paz está al alcance.
El primer ministro británico, Keir Starmer, se sumó al respaldo y pidió a ambas partes implementar el acuerdo sin demoras. Por su parte, el canciller alemán, Friedrich Merz, y la mandataria italiana, Giorgia Meloni, también coincidieron en que el alto el fuego debe ser prioritario.
Incluso el presidente de Colombia, Gustavo Petro, reconoció estar “de acuerdo esta vez” con Trump y aseguró que, si EE.UU. mueve su Ejército para frenar la opresión en Palestina, Colombia lo acompañaría.
El plan de Washington contempla una desmilitarización progresiva de Gaza, la formación de un gobierno de transición administrado por tecnócratas palestinos y supervisado por Trump y el ex primer ministro británico Tony Blair. Aunque se plantea negociar un posible Estado palestino a futuro, Netanyahu ha rechazado esa opción.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó el lunes junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, un plan de paz para Gaza que ha sido calificado por expertos como un “ultimátum” al grupo islamista Hamás, y no una vía concreta para resolver el conflicto árabe-israelí.
La propuesta, compuesta por 20 puntos, excluye completamente a los palestinos en su elaboración y apuesta por un gobierno de transición encabezado por el propio Trump, acompañado del exprimer ministro británico Tony Blair, sin que se definan plazos ni estructura clara.
El proyecto condiciona cualquier posibilidad de autodeterminación palestina a una serie de reformas en la Autoridad Nacional Palestina bajo supervisión de Israel.
“El plan más que una solución parece un ultimátum a Hamás para que se rinda; de no hacerlo, continúa la amenaza de destrucción de la Franja de Gaza y el genocidio de su población”, advirtió Ignacio Álvarez Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense de Madrid.
Ni siquiera con el control total del proceso, Israel ha mostrado disposición a reconocer un Estado palestino. Horas después de presentar el plan, Netanyahu reiteró que “rotundamente, no” aceptará la creación de un estado palestino, según lo dijo en un video publicado en redes sociales.
“Sería un milagro que la Autoridad Palestina hiciera todas las reformas que Israel exige”, recordó Max Rodenbeck, director del proyecto Israel-Palestina del International Crisis Group.
Pese a la polémica, varios países de la comunidad internacional han visto con buenos ojos la iniciativa, señalando que podría aliviar la crítica situación humanitaria en Gaza. La región sufre bombardeos diarios, escasez de alimentos y medicinas, y un creciente número de víctimas por hambruna, en su mayoría niños.
Álvarez Ossorio reconoció algunos elementos positivos del plan: “Permitirá la entrada masiva de ayuda humanitaria, rehabilitará infraestructuras destruidas y facilitará la reconstrucción con apoyo de países del Golfo. Además, no plantea expulsiones, lo que mejorará notablemente la situación de la población”.
Sin embargo, alertó que “se vuelven a negar los derechos nacionales del pueblo palestino”, repitiendo un patrón histórico en el que potencias extranjeras toman decisiones sin contar con los propios afectados.
Max Rodenbeck consideró que la propuesta fue diseñada para complacer a distintos actores clave de la región. Egipto y Jordania, preocupados por un posible flujo masivo de refugiados palestinos, habrían recibido garantías de que estos permanecerán en Gaza. A su vez, los países interesados en contratos de reconstrucción y oportunidades comerciales han sido “silenciados” con promesas concretas
. “Francamente, muchos de los vecinos de la región tampoco son amigos de Hamás, así que si esto significa el fin de Hamás, no les preocupa demasiado”, sostuvo Rodenbeck.
Israel, según Álvarez Ossorio, sería el gran beneficiado. “Se han eliminado elementos lesivos para los intereses israelíes, como la retirada total de tropas, y el plan ya no hace mención a la solución de los dos Estados”, señaló.
El documento carece de cronograma, nombres de los integrantes del gobierno de transición, detalles sobre el retiro militar israelí o mecanismos para distribuir ayuda. Tampoco se explicita cuál será el papel de los países árabes e islámicos, pese a la inclusión de una “Fuerza Internacional de Estabilización”.
“No queda claro cómo estarán representados los intereses de esos países en el gobierno de transición, ni cuánto durará ese gobierno”, cuestionó Álvarez Ossorio. Rodenbeck fue aún más directo: “No sabemos exactamente qué se está aceptando. Ni siquiera está claro quién va a estar a cargo, excepto el presidente Trump”.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó este lunes un plan de paz para Gaza que plantea la creación de un Gobierno de transición sin presencia de Hamás, la desmilitarización de la Franja y la posibilidad de negociar un Estado palestino en el futuro. La propuesta fue anunciada en la Casa Blanca tras reunirse con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien expresó su respaldo a la iniciativa.
Trump detalló que el proyecto contempla un alto al fuego inmediato, la retirada gradual de las tropas israelíes y la liberación, en un plazo máximo de 72 horas, de los 48 rehenes —vivos y muertos— que permanecen en manos de Hamás. A cambio, Israel debería excarcelar a 250 prisioneros palestinos condenados a cadena perpetua y a 1,700 gazatíes detenidos tras los ataques del 7 de octubre de 2023.
“Ahora la pelota está sobre el tejado de Hamás”, advirtió el mandatario, quien aseguró que, en caso de rechazo, Estados Unidos dará su “total apoyo” a Israel para continuar su ofensiva militar.
El plan establece la conformación de un Gobierno de transición integrado por tecnócratas palestinos y expertos internacionales, supervisado por una “Junta de la Paz” presidida por Trump y con la participación del ex primer ministro británico Tony Blair. En una etapa posterior, una Autoridad Palestina reformada asumiría el control del enclave, siempre que implemente una “reforma radical”, según recalcó Netanyahu.
El jefe del Gobierno israelí afirmó que la propuesta coincide con los objetivos de su país: liberar a los rehenes, desarmar a Hamás, desmilitarizar Gaza y mantener el control de la seguridad.
“Si Hamás rechaza la propuesta, Israel mantendrá el asedio en Gaza hasta terminar el trabajo. Se puede hacer por las buenas o por las malas”, advirtió Netanyahu.
Pese al apoyo de Netanyahu, la iniciativa enfrenta resistencia dentro de su propio gabinete. El ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, de línea ultraderechista, rechazó cualquier concesión que implique reconocer un Estado palestino o retirar al Ejército israelí de la Franja.
Una ambulancia presta atención médica en Gaza tras un ataque militar de Israel. EFE
El plan de Trump descarta la anexión israelí de Gaza e incluye un programa de reconstrucción y desarrollo económico para el enclave, además de prohibir desplazamientos forzosos y garantizar el derecho de retorno para quienes salgan de manera voluntaria. Este punto supone un giro respecto a la propuesta inicial del mandatario, cuando sugirió la expulsión de la población gazatí para un proyecto inmobiliario denominado “Riviera de Oriente Medio”.
La iniciativa estadounidense llega en medio de un creciente aislamiento internacional hacia Israel, cuya ofensiva en Gaza ha sido calificada como genocidio por relatores de la ONU, organizaciones humanitarias y varios países. Desde octubre de 2023, el conflicto ha dejado más de 66,000 muertos. A ello se suma el reconocimiento del Estado palestino por parte de Reino Unido y Francia, lo que ha generado tensiones con Washington y Tel Aviv.