La Plaza Universitaria, en el centro histórico de San Salvador, abrió sus puertas este viernes como parte del inicio de la villa navideña y luego de varios años de intervención.
Dentro de las instalaciones de la plaza se ubica un carrusel para los niños, así como diferentes restaurantes con ventas de comida mexicana, cafeterías, pizzerías, ceviche, panes con pavo, así como bebidas naturales y con alcohol.
Fuera del nuevo punto gastronómico se encuentra una máquina que ejecuta diferentes métodos de preparación de café.
El ingreso a la plaza es gratuito pero dentro hay diferentes comercios y restaurantes. /Alexander Montes
La Plaza Universitaria está ubicada en el corazón de la capital, a un costado de la Catedral Metropolitana de San Salvador, entre la Avenida Cuscatlán, la segunda calle Poniente y la calle Arce.
Al lado de la plaza se ha instalado la villa navideña que abrió al público también este 5 de diciembre, a partir de las 5:00 p.m.
La Plaza Universitaria, ubicada sobre la avenida España y la calle Rubén Darío, en el Centro Histórico de San Salvador ya se encuentra abierta al público.
Dentro del edificio funcionan diversos comercios de comidas y bebidas, y en el sector central se ha instalado un carrusel… pic.twitter.com/bSrtuxJCN7
En esta plaza se edificó un edificio propio para la Universidad de El Salvador (UES) durante el siglo XIX. Fue durante el gobierno del presidente Eugenio Aguilar, el 4 de junio de 1846, cuando se dio la orden de construcción.
El inmueble fue inaugurado en 1853 pero, un año después, el edificio fue destruido por un terremoto que afectó a la capital.
Por años el terreno fungió como una plazuela, hasta que se inició con la remodelación de la misma.
La Plaza está ubicada en las cercanías de la villa navideña, en el centro de la capital. /Alexander Montes
La Plaza Universitaria pasó varios años en construcción, en febrero de 2023, el alcalde de San Salvador, Mario Durán, aseguró que en este punto se instalaría un nuevo café.
Durán indicó que el edificio fue entregado como dato por parte de la UES.
En noviembre de este año, la UES confirmó que entregaría comodato la Plaza Universitaria por 10 años a la Dirección de Obras Municipales (DOM).
En el centro del edificio se ha ubicado un carrusel para los niños. /Alexander MontesDecenas de salvadoreños ingresaron este viernes a la Plaza Universitaria en su primer día de apertura al público. /Alexander Montes
Uno de los mayores desafíos que aún enfrentan las personas con discapacidad visual es demostrar a la sociedad que cuentan con las habilidades necesarias para desenvolverse en su vida diaria como en el ámbito laboral, expresó Marlon Alas, una persona no vidente, quien es el coordinador de la Biblioteca Braille en la Universidad de El Salvador (UES).
Alas nació con cataratas congénitas, lo que desde su infancia generó una pérdida parcial de la visión. Sin embargo, en 2002, tras sufrir un accidente vial en el transporte escolar perdió totalmente la visión del ojo izquierdo y años después, en 2018, el glaucoma afectó su ojo derecho, dejándolo sin visión a la edad de 29 años.
Tras perder la vista por completo, Alas manifestó que atravesó un periodo de depresión, pues señaló que debía reconstruir su cotidianidad desde nuevas herramientas de apoyo. «Tenía mucha autonomía para movilizarme, es decir, podía con diferentes estrategias pero cuando perdí la vista completamente, eso fue lo más difícil de asimilar porque ya no podía hacer eso».
«A veces las personas me decían que me iban a apoyar y de repente se movían y yo me quedaba hablando solo, entonces, era complicado aceptar eso porque como yo estaba acostumbrado a ser autónomo y era estresante tener que ser completamente dependiente del apoyo de las demás personas y ser consciente que no todas las personas tienen la costumbre de colaborar en esas situaciones».
Marlon Alas, persona no vidente.
A pesar de las dificultades, Alas culminó sus estudios y se graduó con CUM honorífico de la Licenciatura en Letras en el año 2014. El profesional mencionó que durante su periodo como estudiante, cuando aún no había perdido la visión total, vivió de situaciones complicadas, entre ellas, la adaptación en el tamaño de la letra de los materiales de estudio y evaluaciones, así como solicitar evaluaciones orales.
Esta unidad de la UES ha traducido libros al sistema braille para que las personas con discapacidad visual puedan tener acceso a ellos. / Alexander Montes
«Fui aprendiendo a hacer las cosas que hacía cotidianamente sin ver a través de un proceso de adaptación y luego logré superar esa etapa y seguir la vida de la manera mejor posible en mi nueva condición», expresó.
Para él, la inclusión no es un concepto teórico, sino un proceso en constante de desarrollo que requiere infraestructura accesible, docentes formados en derechos y modelos educativos inclusivos, así como tecnologías adecuadas y una cultura universitaria que comprenda que las barreras no están en las personas, sino en los entornos.
En ese sentido, desde su experiencia, Alas anima a las personas que viven con alguna discapacidad a explorar herramientas, desarrollar habilidades y no renunciar a sus objetivos ni sueños.
“La vida sigue independientemente de las circunstancias en las que nosotros nos encontremos, siempre podemos hacer lo que nosotros nos propongamos hacer y solo debemos encontrar las estrategias para lograrlo y que no hay una sola forma de hacer las cosas ni de alcanzar nuestros objetivos”, manifestó.
Además, hace el llamado a la socieda a que asuman la diversidad como parte natural de la convivencia con las personas que padecen de alguna discapacidad.
«Lo que sí debemos procurar como sociedad es que independientemente de la forma en que cada persona elija a llegar a sus metas, nosotros podamos facilitarle las oportunidades para que todos lo puedan hacer y no cerrarnos a que si no es de la manera cuadrada que yo pienso que tiene que ser, no se puede hacer, sino que ampliar nuestro pensamiento y dar oportunidad». Marlon Alas, persona no vidente.
Actualmente, es el coordinador de la Biblioteca Braille en la Unidad de Educación Superior Inclusiva de la UES, que ayuda a otros estudiantes con diferentes discapacidades, donde señaló que una de las funciones es adaptar materiales de lectura al lenguaje braille.
Marlon Alas, una persona con discapacidad visual que atiende la biblioteca braille de la UES. / Alexander Montes.
Biblioteca Braille
La Biblioteca Braille, ubicada en la Unidad de Educación Superior Inclusiva, fue creada en el año 2018 tras la donación de una impresora braille, un software especializado y una colección de 51 documentos en formato braille, por parte de la empresa surcoreana Next Innovation, y que ahora forman de las opciones de lectura para los jóvenes.
El coordinador de la biblioteca braille señaló que en dicho espacio se adaptan documentos de estudio de los estudiantes llevan, incluyendo materiales en idioma inglés. Su catálogo incluye obras fundamentales para las carreras de filosofía, literatura, ciencias jurídicas y económicas, psicología y educación.
«Entonces, la unidad es un espacio donde los estudiantes y los profesores pueden encontrar diferentes estrategias para poder desarrollar todo el proceso educativo de la educación superior de forma accesible», expuso Alas.
Asimismo, destacó que cuentan con otros programas para otro tipo de discapacidades como el programa de interpretación en lengua de señas, que le garantiza que el estudiante cuente con el acompañamiento de un intérprete durante todo su recorrido académico.
La Unidad de Educación Superior Inclusiva, creada en el año 2014, cuenta con su propia biblioteca braille, un salón de usos múltiples y una sala de atención psicológica para la atención especializada a los estudiantes con discapacidades de la universidad.
El papel de la universidad
Para Alas, la Universidad de El Salvador tiene un papel esencial en la inclusión de las personas con discapacidad, ofreciendo oportunidades de formación académica, promoviendo la igualdad y espacios adaptados para facilitar la movilidad dentro del campus para el desarrollo e integración de los profesionales.
Sin embargo, reconoce que todavía existen retos que la universidad debe enfrentar, como extender los servicios a las sedes de Santa Ana y San Miguel, con el objetivo de fortalecer la formación del personal docente, ampliar recursos y continuar mejorando la infraestructura accesible de la universidad.
«Necesitamos expandir la formación al personal académico y administrativo. Cada año desarrollamos un proceso de diplomados y cursos sobre los temas de educación inclusiva, lengua de señas, entre otros y es necesario que el personal académico, sobre todo, se involucre más activamente en esos procesos», explicó.
De igual forma, destacó la importancia de incluir la educación inclusiva de manera transversal en todas las carreras, desde arquitectura hasta medicina, y fomentar la investigación en temas de discapacidad.
«Entonces, hay mucho que se puede hacer y la universidad, como la máxima casa de estudio de nuestro país, tiene todo el potencial para poder incidir en todas esas áreas», concluyó Alas.
Actualmente, la UES registra a 230 estudiantes inscritos con discapacidades especiales que estudian las diversas carreras que oferta la institución. Este año, 25 jóvenes con capacidades especiales se sometieron a la prueba de admisión para el año académico 2026, buscando un cupo en la casa de estudios superior.
Cada 3 de diciembre, se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad con el propósito de concientizar a las personas sobre el tema y la inclusión.
La Universidad de El Salvador (UES) presentó un metodo de cerfificación para estandarizar la calidad del grano salvadoreño y fortalecer su competitividad en los mercados internacionales.
Dicho método se desarrolló junto con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), Promecafé, TechnoServe, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (MINEDUCYT) y el Instituto Salvadoreño del Café (ISC).
El método permite identificar con precisión lass técnicas de procesamiento mediante el análisis de marcadores químicos específicos, eliminando la subjetividad que caracteriza a la catación tradicional.
El sistema, implementado por el Laboratorio de Investigación en Productos Naturales de la UES, combina la Cromatografía Líquida de Alta Resolución (HPLC) con un algoritmo de inteligencia artificial.
Esta tecnología cuantifica componentes clave como la sacarosa en el grano verde —indicador de calidad— y el Hidroximetilfurfural (HMF) en el grano tostado, que refleja la correcta aplicación del beneficiado.
Los datos químicos obtenidos fueron validados mediante cataciones realizadas por Q-graders del ISC, estableciendo una correlación confiable entre los parámetros científicos y la evaluación sensorial.
Marvin Núñez, docente e investigador de la Facultad de Química y Farmacia de la UES, durante la presentación del método de certificación. /DEM
De acuerdo con Marvin José Núñez Rivas, investigador principal del proyecto, “esta metodología científica fortalece la transparencia en la comercialización y elimina la subjetividad del proceso tradicional de catación”.
La herramienta no solo certifica el tipo de beneficiado, sino que también genera un respaldo técnico que facilita a los productores demostrar la calidad y la autenticidad de sus productos en el mercado internacional.
Impulso a la producción local
El avance científico llega en un panorama desafiante para el sector cafetalero. Según el ISC, la cosecha 2024-2025 se estima en 856,603 quintales oro-uva, una caída del 4.1 % respecto al ciclo anterior, siendo la más baja en cinco años.
Pese a la reducción en la producción, las exportaciones muestran dinamismo con un crecimiento de un 28.5 % entre enero y septiembre pasado, luego de sumar ingresos a la economía por $157.3 millones.
El método impulsado por la UES representa un complemento científico relevante, aunque no sustituye las certificaciones oficiales necesarias para exportar café a Estados Unidos.
Para acceder a ese mercado, los exportadores deben cumplir con los estándares internacionales de calidad e inocuidad, mantener la trazabilidad del producto y registrarse ante el ISC. Además, se requieren análisis de residuos, certificaciones fitosanitarias y documentación comercial aprobada por las autoridades competentes.
El proyecto universitario aporta una herramienta de respaldo técnico que puede fortalecer la reputación del café salvadoreño y apoyar a los pequeños productores en la negociación de precios más justos dentro del mercado de cafés especiales.
Ángela Pineda, talentosa estudiante de la carrera de Ingeniería en Sistemas Informáticos de la Universidad de El Salvador (UES), ha sido oficialmente seleccionada para participar en el International Air and Space Program 2025, un prestigioso programa donde presentará su innovador proyecto “Sistema autónomo de drones con micropropulsores”.
La joven universitaria fue notificada de su aceptación el pasado 23 de marzo, luego de un riguroso proceso de selección.
El programa, organizado y hospedado por AEXA Aerospace, incluirá cursos en línea con expertos de la industria y culminará con una visita al Centro Espacial de Houston, Texas, del 10 al 14 de noviembre de 2024. Durante esta fase final, Pineda presentará su proyecto ante un panel de jueces especializados.
Respecto al trabajo, la futura ingeniera explicó: “Mi proyecto consiste en que un dron haga un escaneo de fisuras de daños en la nave espacial. Considero que es importante para el avance científico y tecnológico para disminuir el riesgo del astronauta en el espacio, y estoy segura de que esta investigación es muy importante para los avances en el área aeroespacial”.
Expresando su emoción por esta oportunidad única, Pineda compartió: “Nunca me imaginé pertenecer a un proyecto de la NASA con mi investigación de daños y fisuras en las naves espaciales y considero que será una experiencia muy enriquecedora”.
Con su logro, Ángela no solo busca el reconocimiento personal, sino también inspirar a las nuevas generaciones.
“Quiero motivar a los jóvenes de la universidad y del país a participar en los diferentes proyectos científicos y tecnológicos y demostrar el potencial que tenemos como país”, afirmó con determinación.
Los equipos cuyos proyectos resulten ganadores recibirán premios especiales y un Certificado de Finalización en una ceremonia de graduación que se llevará a cabo al término del programa.
El International Air and Space Program es un programa educativo de alto nivel que reúne a estudiantes de todo el mundo para desarrollar y presentar soluciones innovadoras a desafíos reales de la industria aeroespacial. La decimotercera edición será albergada por AEXA Aerospace en las instalaciones del Centro Espacial de Houston.
Las lluvias del viernes dejaron varios árboles caídos y un muro que colapsó sobre una vivienda en el distrito de Mejicanos, municipio de San Salvador Centro, según reportes de diferentes instituciones de gobierno y de cuerpos de socorro.
Cruz Verde Salvadoreña informó sobre el derrumbe en la colonia San Roque, en Mejicanos, sobre una vivienda en donde un menor de edad fue atendido por crisis nerviosa luego de que este intentaba resguardar a su mascota durante la lluvia.
La Dirección General de Protección Civil informó que el menor fue movilizado hacia el hospital Zacamil.
Durante la tarde del viernes, Cruz Verde también reportó un árbol caído en la avenida Don Bosco, en el sector de la Universidad de El Salvador (UES).
Cruz Verde trabajó en la remoción de un árbol caído en la avenida Don Bosco, cerca de la UES. /Cruz Verde Salvadoreña
El árbol fue retirado por miembros de la institución para liberar la vía obstaculizada.
Sobre la carretera Troncal del Norte, en el municipio de San Salvador Oeste, la alcaldía informó sobre otro árbol caído a la altura del semáforo de Popotlán, en Apopa.
“El incidente ocasionó la obstrucción del tránsito en la zona, pero gracias a la pronta intervención, el árbol fue retirado y la circulación vehicular se restableció con normalidad”, indicó la alcaldía.
Un árbol cayó sobre el kilómetro 14 de la carretera Troncal del Norte. /Alcaldía Municipal de San Salvador Oeste
Más árboles caídos
La Policía Nacional Civil (PNC) informó sobre otro árbol caído en la carretera que conduce de Santa Ana a San Salvador, en Ciudad Arce, municipio de La Libertad Centro.
Muy cerca, en el sector conocido como American Park, en la carretera Panamericana, el Ministerio de Obras Públicas y Transporte (Mopt) trabajó en la remoción de dos árboles que taparon la vía durante la noche del viernes.
Para este sábado, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Marn) prevé que las lluvias continuarán por influencia de una onda tropical.
El país registrará lluvias por la tarde en la zona norte, oriente y franja volcánica, junto al Gran San Salvador. Y el domingo las lluvias afectarán al país desde el mediodía, específicamente en la zona de San Salvador, el norte y el oriente.
Al menos tres animales silvestres dieron positivo a gusano barrenador de ganado (GBG) en El Salvador, según información recopilada por la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS).
El coordinador regional de Salud para Mesoamérica y el Caribe de la WCS, Luis Fernando Guerra, aseguró que Nicaragua es el país de la región con más casos de animales silvestres infectados con la enfermedad.
“Nicaragua con 26 casos es el país donde más se han reportado, no se especifica cuáles son las especies o si son en cautiverio o vida libre”, indicó Guerra durante un seminario realizado por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA).
Un cuadro informativo, compartido por Guerra este martes, confirmó 26 casos positivos de GBG de animales silvestres en suelo nicaragüense, mientras que en Costa Rica se han detectado 22 y Panamá al menos siete.
Los datos, que aglutinan reportes oficiales y no oficiales, también confirman tres casos positivos para El Salvador, y la misma cantidad para Guatemala, mientras que en Belice se reportaron dos casos.
Además, entre 2024 y 2025 se reportó un caso en México y otro más en Honduras.
Es decir que en toda Centroamérica y México se registran 65 animales silvestres infectados, de los cuales un 4.8 % se encuentran en El Salvador.
Contagios
Aunque no se dan detalles por especie o en lugar dónde estos fueron detectados, Guerra no descarta que buena parte de los contagios hayan sido identificadas de animales en cautiverios.
Sin embargo, aseguró que en otros países como Costa Rica se han identificado tapires infectados en vida libre.
El GBG reapareció en toda la región luego de casi 30 años de su erradicación. En el caso de El Salvador, los primeros dos casos se registraron en el oriente del país, en diciembre de 2024, luego de que un bovino y un perro se contagiaran de la enfermedad.
Desde un inicio los bovinos y perros fueron de los principales afectados y fue hasta julio pasado que la Universidad de El Salvador (UES) confirmó al menos un venado, aves y mapaches contagiados.
Durante el evento del OMSA, el médico veterinario zootecnista, Luis Lecuona, recordó que todas las especies de sangre caliente son potenciales víctimas del gusano barrenador.
Por ende, tras detectar un tan solo caso en un animal doméstico es necesario implementar actividades de monitoreos permanentes en un perímetro de 20 kilómetros, y un espacio similar para mantener vigilancia y determinar si hay otros animales enfermos.
Guerra aseguró que varias décadas después de los últimos casos de gusano barrenador todo apunta a que será “más difícil” la erradicación de la enfermedad, porque hay un incremento en la movilidad hacia los bosques, pérdida de biodiversidad, aumento de densidad poblacional, así como de animales domésticos hacia estas zonas y el cambio en el uso del suelo.
Según datos del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa), desde diciembre de 2024 al 28 de junio de 2025 hubo 2,973 casos positivos de gusano barrenador en todo El Salvador, un 3 % de los 98,986 animales infectados que se reportan en la región.
El Ministerio de Salud (Minsal) también confirmó la semana pasada cuatro personas contagiadas con miasis de gusano barrenador.
Dos doctoras y un médico se destacaron como los tres mejor evaluados en el Examen Nacional para Aspirantes a Residencia (ENAR) con resultados por encima de 9.
El ministro de Salud, Francisco Alabi, informó la tarde de este sábado que Erika Gabriela Guinea Carpio se convirtió en la médico con la mejor calificación a nivel nacional tras haber obtenido un 9.6 en la evaluación.
La doctora es médica en servicio social, estudiante de la Facultad Multidisciplinaria de Occidente de la Universidad de El Salvador (UES).
“La doctora Erika Gabriela Carpio, orgullosa hija de la Minerva, médica en servicio social de nuestra Facultad Multidisciplinaria de Occidente, continuará su formación académica en la especialidad de Medicina Interna”, indicó la UES en un comunicado.
Erika Gabriela Guinea fue la estudiante mejor evaluada en el ENAR 2025. /Francisco Alabi
Guinea Carpio fue parte de los 1,484 doctores y odontólogos que se sometieron al examen este 16 de agosto. Los profesionales tuvieron que responder 100 preguntas de conocimiento y 35 de habilidades blandas.
La evaluación se realizó en dos grupos en el Gimnasio Nacional José Adolfo Pineda, de San Salvador.
La segunda mejor puntuación fue para Josué Ramos Membreño, de la Universidad de Oriente.
Angel Josué Ramos obtuvo un 9.4 de calificación en la prueba. /Francisco Alabi
El galeno obtuvo una nota de 9.4 y ganó la oportunidad de especializarse en Medicina Pediátrica.
Muy cerca a esta puntuación estuvo Karen Beatriz Martínez Cuéllar, de la Universidad José Matías Delgado, luego de obtener 9.2 en el ENAR. El Ministerio de Salud (Minsal) dijo que la médica se especializará en Medicina Interna.
Karen Beatriz Martínez Cuéllar alcanzó un 9.2 de calificación. /Francisco Alabi
Universidades destacadas
El ENAR es un requisito interpuesto por el Minsal para médicos y odontólogos que deseen formarse en 24 especialidades médicas de hospitales y escuelas en El Salvador.
Según Alabi, a la prueba también asistieron 180 médicos extranjeros provenientes de Honduras, Guatemala, Costa Rica, Belice, Cuba y México.
El promedio general del examen este año fue de 7.65.
Además, la Universidad Latina de Costa Rica, Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Facultad Multidisciplinaria de Occidente UES, sede central de la UES y la Universidad José Matías Delgado obtuvieron los mejores promedios entre todas las casas de estudios representadas por los aspirantes.
Hemos finalizado el #ENAR2025 y compartimos los datos finales:
🌎 Participaron 180 médicos extranjeros provenientes de seis países: Honduras, Guatemala, Costa Rica, Belice, Cuba y México.
🇸🇻 Este nivel de participación refleja el creciente posicionamiento de El Salvador como… pic.twitter.com/h1k29qSNRa
El ministro de Salud, Francisco Alabi, indicó la noche de este sábado que 1,484 médicos participaron durante el Examen Nacional para Aspirantes a Residencia (ENAR), cuya nota general fue de 7.65.
En el examen también participaron 180 médicos extranjeros procedentes de Honduras, Guatemala, Costa Rica, Belice, Cuba y México. «Este nivel de participación refleja el creciente posicionamiento de El Salvador como referente regional en la formación de profesionales médicos, abarcando casi toda Centroamérica», dijo el funcionario.
Alabi detalló que Erika Gabriela Guinea Carpio de la Universidad de El Salvador (UES), sede occidental, obtuvo la mayor calificación de un 9.6, con especialidad en Medicina Interna.
El doctor Ángel Josué Ramos Membreño, de la Universidad de Oriente, obtuvo la segunda mayor nota de 9.4 puntos, en la especialidad de Medicina Pediátrica, mientras que Karen Beatriz Martínez Cuéllar, de la Universidad José Matías Delgado, sacó 9.2 para Medicina Interna.
El galeno detalló que las cinco instituciones de educación superior con los mejores promedios son Universidad Latina de Costa Rica, Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UES Occidente, UES Central y Universidad José Matías Delgado.
El desarrollo del examen no pasó desapercibido pues Salud informó que vetó de realizar el examen a un médico acusado de supuestamente utilizar lentes con inteligencia artificial (IA) como método de trampa.
Alabi dijo que es la segunda vez que encuentra al doctor haciendo trampa, ya que en 2023 también se descubrió que utilizaba dispositivos electrónicos para responder las preguntas en el examen.
El ministro aseguró que se solicitó al Consejo Superior de Salud Pública (CSSP) investigar el caso y verificar si el médico está “en condiciones” de continuar ejerciendo como médico.
Después de 50 años, la Universidad de El Salvador (UES) reiteró su petición de justicia para que la Fiscalía General de la República esclarezca los hechos ocurridos en la masacre estudiantil ocurrida el 30 de julio de 1975, donde se presume que un centenar de estudiantes fueron asesinados por tanquetas de la Fuerza Armada comandada por el entonces presidente militar Arturo Armando Molina.
«50 años han pasado y la Universidad de El Salvador alza la voz para exigir justicia, para exigir que se esclarezcan los hechos para exigir a la Fiscalía que dé respuesta a los recursos que se han presentado y se establezca quiénes son los autores materiales e intelectuales de esa masacre». Juan Rosa Quintanilla, rector de la Universidad de El Salvador.
Rosa Quintanilla dijo que según los archivos de la universidad hay un promedio de 50 estudiantes que fueron asesinados, sin embargo, por décadas se ha dicho que el número rondaba las 100 víctimas. El rector añadió que las familias de estos 50 estudiantes tocan las puertas del alma mater para que les acompañen en la tarea de buscar justicia.
El maestro dijo que desde la universidad han presentado varios recursos ante la Fiscalía y a otras instancias, sin embargo, no han obtenido respuesta.
«Hemos presentado varios escritos a la Fiscalía General de la República y hemos acudido a diferentes instancias como la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, tomando en cuenta que en un momento el Ministerio de la Defensa negó que existía la información y se presentó un recurso ante la Corte Suprema de Justicia y esta le ordenó que tenían que brindar la información requerida, pero lamentablemente hasta este día no se ha cumplido. Desconocemos qué ha pasado, no nos han dado información al respecto, sin embargo, nosotros continuamos exigiendo que se haga justicia en este país específicamente en este caso de los compañeros que murieron el 30 de julio de 1975», finalizó.
El día fatídico
El ataque sucedió en horas de la tarde el 30 de julio de 1975 en la 25 avenida Norte, cerca del hospital general del Instituto Salvadoreño del Seguro Social y del hospital Rosales, donde tanquetas del Ejército habrían acorralado la manifestación.
La protesta se gestó porque cinco días antes, un desfile bufo del Centro Universitario de Occidente fue reprimido por el ejército. Ese día, los universitarios pedían respeto al coronel Molina, que ganó las elecciones de 1972.
El “desfile bufo” fue suspendido por órdenes militares, y la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (Ageus) solicitaba una interpelación contra el Ministro de Defensa y Seguridad Pública, tras la intervención militar del 25 de julio en la sede de occidente.
El 30 de julio de 1975 estudiantes de la UES realizaron la manifestación para protestar por las medidas que adoptó el gobierno, dejando heridos, fallecidos y desaparecidos, donde se logró identificar solo a José María López, estudiante de Medicina de la UES, la universidad fue cerrada desde el 31 de julio a mediodía.
50 años de memoria
La marcha inició a las 2:00 de la tarde con la presencia de 200 estudiantes, maestros y otras personas de la sociedad civil. Cómo es tradición, los estudiantes de la UES gritaban sus consignas hasta llegar al monumento de la 25 avenida Sur donde ocurrió la masacre, cerca del hospital nacional Rosales.
Al llegar al monumento, el rector junto a otros maestros colocaron una ofrenda floral y Rosa Quintanilla aprovechó para reiterar que exigen justicia para conocer los autores materiales e intelectuales de ese hecho de lesa humanidad.
A eso de las 12:00 del mediodía otra marcha de organizaciones sociales de la universidad y fuera de ésta también hicieron otra marcha simbólica.
Estudiantes, maestros y organizaciones sociales se sumaron a la conmemoración de los 50 años de la masacre estudiantil del 30 de julio de 1975. / Alexander Montes.Las autoridades de la UES se sumaron a la petición de justicia a medio siglo de la masacre. / Alexander Montes.Los estudiantes simbolizaron a la Fuerza Armada, quienes acorralaron a un centenar de estudiantes hace 50 años. / Alexander Montes.Durante todo el día, la UES ha realizado actos conmemorativos por la masacre estudiantil que aún no ha sido juzgada. / Alexander Montes.La UES ha presentado denuncias ante la Fiscalía para esclarecer el crimen. / Alexander Montes.La UES simbolizó a la Fuerza Armada con un gorila, que año con año, es quemado frente al lugar donde ocurrió la barbarie. / Alexander Montes.La marcha del 30 de julio terminó con la tradicional quema de un gorila, que para la UES simboliza a la Fuerza Armada, a quien señalan del crimen de casi un centenar de estudiantes. /Alexander Montes.Otras organizaciones civiles y estudiantiles hicieron una marcha previa a la convocada por la UES. / Jessica Guzmán.Organizaciones civiles como el Movimiento de Víctimas del Régimen de Excepción y familiares de desaparecidos también participaron en la marcha. / Jessica Guzmán.
Mirna Perla recuerda y relata, 50 años después, lo sucedido aquel miércoles 30 de julio de 1975, cuando un grupo de unos 100 estudiantes universitarios y de secundaria fueron interceptados, atacados y asesinados por agentes de Seguridad del Estado salvadoreño por manifestarse en contra de una intervención militar en una de las sedes de la estatal Universidad de El Salvador (UES).
El 30 de julio de 1975, por orden del entonces ministro de Defensa, Carlos Humberto Romero, el Ejército reprimió violentamente una marcha organizada por estudiantes de la UES que fue acompañada por alumnos de secundaria de institutos públicos de educación.
La represión militar, efectuada con gases lacrimógenos y armas de fuego, se saldó con un número de estudiantes muertos y desaparecidos no contabilizados hasta la fecha, debido a que los agentes de seguridad bloquearon el paso al lugar, recogieron los cuerpos y limpiaron la sangre, según declararon algunos testigos de los hechos.
Sin embargo, investigaciones efectuadas posteriormente por observadores internacionales y organizaciones de derechos humanos señalan que, aunque la cifra exacta de fallecidos se desconoce, fueron alrededor de 100 personas las que se contabilizaron como muertas y desaparecidas.
Este hecho, que fue perpetrado a las puertas de la guerra civil salvadoreña (1980-1992), no ha sido investigado por las autoridades correspondientes, por lo que aún continúa en la impunidad.
En defensa de la UES
Mirna Perla, graduada en 1982 de Jurisprudencia de la UES, fue en su época de estudiante universitaria una mujer organizada en movimientos de izquierda en defensa de la autonomía de la UES, la única universidad pública del país.
Sentada en una de las banquetas frente a la entrada de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Mirna describe en una charla con EFE que ese día, 30 de julio de 1975, amaneció en su casa de estudios, ya que junto a otros compañeros organizados tomaron la decisión de marchar en protesta por la intervención militar en la sede de la ciudad de Santa Ana (este), en la zona occidental del país.
«La dictadura militar de (Arturo Armando -presidente en ese momento-) Molina iba como en escalada, robándonos los espacios», señala la abogada que se desempeñó como jueza y magistrada suplente de la Corte Suprema de Justicia entre 2001 y 2002.
Relata que «ese día (30 de julio) habíamos tomado la decisión, después de discutir 24 horas seguidas si salir a la calle o no por la situación de peligro, de riesgo, de amenaza latente que había, de salir para manifestarnos pacíficamente».
«Ese día sobrevolaron avionetas tirando panfletos con amenazas (…) Sabíamos que estaba en peligro nuestra vida, nuestra libertad», dice.
A las 13:00 hora local, recuerda, ella y sus compañeros ultimaban los detalles de la marcha, «a pesar de las amenazas» del coronel Romero.
«Salimos con la idea que efectivamente nos iban a reprimir. Esperábamos que no fuera tan drástica la represión», apunta.
Mirna recuerda que a la marcha se sumaron estudiantes de secundaria organizados de institutos públicos de la zona de San Salvador. Por lo que, «aproximadamente, salimos más o menos 2,000 personas».
La caminata, que salió de una de las entradas de la sede central de la UES, se dirigió por una de las principales de San Salvador y el plan era llegar al histórico Parque Cuscatlán y luego continuar hasta concluir en la emblemática Plaza Libertad, en el corazón de la capital.
Sin embargo, a medio camino -cerca de las 16:30 hora local- el grupo de 100 estudiantes fueron interceptados, acorralados con tanquetas y atacados a tiros por militares. Mirna quedó en medio del tiroteo.
Esta fotografía de horas después de la masacre se publicó en la edición del 31 de julio de 1975 de Diario El Mundo con esta descripción: “Momentos después de los graves sucesos registrados ayer tarde en las inmediaciones del ISSS, nuestros fotógrafos captaron estas escenas en que se ve a grupos de jóvenes comentando los hechos de que muchos de ellos fueron testigos”. / Archivo DEM
Saltar para sobrevivir
De acuerdo con Mirna, «unas 500 personas quedamos atrapadas en el ataque».
Para sobrevivir a la arremetida militar, la abogada saltó desde un paso desnivel. Cayendo en la calle e inmediatamente quedando inconsciente por el impacto y por los efectos del gas lacrimógeno.
Mirna se quebró la rótula de la pierna izquierda en tres pedazos. «No sé cómo caí, estaba muy afectada por los gases y nerviosa e indignada porque era terrible esa agresión ante una marcha pacífica», relata.
«Caigo, pierdo la conciencia. Cuando vuelvo a adquirir conciencia trato de salir corriendo, sin lograrlo y en el momento no me quedó más que resignarme», reseña.
Narra que unos compañeros lograron rescatarla del lugar y la llevaron a un taller mecánico para vehículos, y «ahí me metieron los compañeros debajo de la cama de un camión que estaban arreglando» a la espera de que acabara la balacera.
Acabado el tiroteo, Mirna fue llevada a un hospital para ser atendida y comenzar su recuperación.
Crimen de lesa humanidad
Para la hoy abogada, aquel hecho del 30 de julio constituye un crimen de lesa humanidad y lamenta que aún continúe en la impunidad.
«Esperamos que algún momento logremos justicia», dice.
En 2018, la letrada, con el apoyo del Instituto de Derechos Humanos de la jesuita Universidad Centroamericana (Idhuca) y la hermana de una de las víctimas desaparecidas, presentó una denuncia formal ante la Fiscalía General, pero, hasta el momento, los hechos no han sido investigados.
Las víctimas entran en la categoría de desaparecidos, ya que no se ha dado con el paradero de sus cuerpos.