Este escrito va para todos los lectores, es que los seres humanos somos sociables por naturaleza, tal como lo manifestó Aristóteles. Un niño, por ejemplo, no le pregunta a otro ser humano por su edad, en dónde vive, qué posición social tiene, qué cargo ostenta en un determinado empleo, un niño no discrimina, no tiene diferencias. El adulto es el que pone barreras. Por lo tanto, un infante es más sociable.
¿Qué es la sociabilidad? La sociabilidad es un término que se usa para describir la predisposición innata de los seres humanos a asociarse, interactuar y formar relaciones con otros. Esta definición la podemos llevar hasta en la era en donde los humanos tenían que asociarse en grupos para poder cazar animales grandes.
En la actualidad, el ser humano ha cambiado, tal parece que los teléfonos inteligentes le han anulado, casi en su totalidad, las relaciones humanas. Byung-Chul Han manifestó en su discurso como ganador del premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades que: “Es el teléfono inteligente el que nos utiliza a nosotros, y no al revés. No es que el smartphone sea nuestro producto, sino que nosotros somos productos suyos. Muchas veces sucede que el ser humano acaba convertido en esclavo de su propia creación”.
En la casa se ha evidenciado que cada quien está como atalaya vigilando su celular, está pendiente de las notificaciones, las cuales no cesan. El celular es muy importante; sin embargo, no cuesta nada saludar a las personas, en una oficina, por ejemplo, alguien entra y saluda y notamos que nadie le contesta el saludo. Todos están hipnotizados con el celular. Recuerdo que en una ocasión, en unos restaurantes en Francia les decían a sus clientes que tenían que conversar y no estar usando los celulares. Estas tecnologías están haciendo que las personas sean asociables.
La pandemia fue un ejemplo de volver a la socialización. De conversar entre familia. Es importante recalcar que la sociabilidad inicia en el hogar. A la hora de ingerir nuestros alimentos, es momento oportuno para que inicie la conversación, que nos preguntemos qué tal nos fue en la faena diaria. En otro contexto, en algunas familias hubo conflictos; ya que, no lograron conectar después de estar sin relaciones humanas por mucho tiempo.
Es importante practicar las relaciones sociales, las cuales son cruciales para el aprendizaje y el bienestar emocional. Mientras tanto, una persona que se aísla tiende a ser apática y se le nota la tristeza. Según la psicología, las personas asociables no son emocionalmente capaces de enfrentar los retos, pierden el sentido de pertenencia y son ansiosas. La soledad es dañina para la salud mental.
En mis cátedras les exhorto a mis alumnos que la clave del éxito de todo ser humano son las relaciones humanas. Entre más amistades tengamos nos irá mejor en la vida. Es importante hasta socializar en las redes sociales. Si alguien, por ejemplo, anhela una plaza laboral, que mejor hacerlo a través de Linkedln. Las redes sociables son una red en donde se nos posibilita acrecentar más las amistades.
Recordemos el título de la canción del brasileño Roberto Carlos, “Un millón de amigos”. Nos deja un mensaje en donde todos somos capaces de abrir los brazos, ser empáticos y tener muchas amistades. Acá se corrobora la hipótesis, mientras más amistades se tengan, incrementa la posibilidad de poder conseguir los propósitos en la vida.
Una persona exitosa es la que practica las relaciones humanas, es la que no busca pretextos o impone barreras. En conclusión, para tener excelentes relaciones humanas, se debe ser amable, generoso, comunicativo, carismático y servicial.
*Fidel López Eguizábal es docente e investigador Universidad Nueva San Salvador
fidel.lopez@mail.unssa.edu.sv
