Mártires del 16N: Elba y Celina, las mujeres asesinadas por «Diosidencia» en la masacre de la UCA

Entre las 10:00 y las 11:00 de la noche del 15 de noviembre de 1989, el coronel Guillermo Benavides, director de la Escuela Militar de El Salvador, reunió a los oficiales bajo su mando y les informó que en el Estado Mayor de la Fuerza Armada se había acordado asesinar al sacerdote jesuita Ignacio Ellacuría, rector de la UCA. Debían eliminar también a todos los posibles testigos. De estos hechos da cuenta el  informe de la Comisión de Naciones Unidas de la verdad para El Salvador “De la locura a la esperanza”.

Según el mismo informe, el coronel Benavides explicó a sus oficiales que Ellacuría era considerado “elemento subversivo” y aliado del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), que en ese momento ejecutaba la ofensiva “Hasta el tope” en la capital salvadoreña.

En el hospedaje de los jesuitas, ubicado en el interior del Centro Monseñor Romero (CMR) de la UCA, descansaban aquella noche Segundo Montes, Ignacio Martín Baró, Juan Ramón Moreno, Joaquín López y López, Amando López, Ellacuría y dos mujeres: Elba y Celina Ramos.

Elba y Celina: Madre, hija, amigas

Julia Elba Ramos era natural de Santiago de María, Usulután. A finales de 1960 conoció a Obdulio Ramos, su esposo, en una plantación de café. Vivieron un tiempo en Acajutla, Sonsonate, hasta que Obdulio se quedó sin trabajo y se mudaron a Las Delicias, en Santa Tecla.

Gracias a la recomendación de una amiga, Elba consiguió trabajo en el teologado de la Compañía de Jesús en Antiguo Cuscatlán. El teologado es una especie de seminario en el que los novicios jesuitas conviven en comunidad. Meses después, Obdulio fue contratado por Segundo Montes como jardinero del campus universitario.

Según la biografía oficial de Elba publicada por la UCA en su portal web, ella nunca trabajó en la residencia de los jesuitas. La historia la ha relacionado erróneamente a los sacerdotes mártires como su trabajadora doméstica. Los conocía, claro está, por ser jesuitas y por frecuentar el teologado, pero no les trabajaba directamente.

La hija de Elba y Obdulio, Celina Mariceth, estudió en el Instituto Nacional José Damián Villacorta, de Santa Tecla. Tenía 15 años. Recién se había graduado y soñaba con ser enfermera.

Antes de ella, el matrimonio había tenido dos hijos más. Ambos habían muerto, uno en el parto y el otro, pocos meses después de nacido. Celina y su novio habían decidido comprometerse y en diciembre de ese año le solicitarían permiso a los padres de la joven.

La casa de la familia, ubicada en Santa Tecla, había sufrido los embates de la ofensiva guerrillera. Obdulio recomendó a Elba y Celina que se resguardaran durante el toque de queda en la residencia de los sacerdotes jesuitas, en la UCA. Esta residencia también era visitada frecuentemente por José María “Chema” Tojeira, de origen español, que residía permanentemente en la casa de la compañía ubicada en Santa Tecla.

Elba, la amiga, en el recuerdo de José María Tojeira

Tojeira era provincial de los jesuitas para Centroamérica en la época de la masacre. “Chema” como era conocido, murió en septiembre pasado, un hecho que marca un hito en la conmemoración martirial de este año, sobre todo porque insistentemente trató de enriquecer la memoria de las mujeres mártires de la UCA, apartándose de la imagen de empleadas que se construyó a su alrededor.

Meses antes de su muerte, Tojeira conversó en privado con los participantes del Laboratorio Universitario de Creaciones Escénicas LUCES, un proceso teatral convocado por el Centro Cultural Universitario (CCU) de la UCA que retrata diversos momentos de la historia salvadoreña, entre ellas, la masacre en la universidad jesuita.

En entrevista con Diario El Mundo, diversos participantes de LUCES recuerdan el perfil de Elba y Celina que Tojeira compartió con ellos. Según Adela Jenny, actriz del laboratorio teatral, Tojeira recordó en aquella reunión las tardeadas que Elba compartía con los jesuitas los fines de semana, cuando llegaba a visitar a Obdulio en su jornada de labores.

“Tojeira contó que los sábados, Elba venía a la UCA y compartía con los padres todo el día. Bebían, comían juntos, platicaban, reían mucho. Tojeira dijo que Elba era super risueña y super chistosa, siempre hacía reír a los jesuitas. El dio a entender que los sacerdotes siempre la veían como una amiga, no como su empleada. En todo caso, como la esposa de su trabajador, que era Obdulio. Él si les trabajaba, ella no”.
Adela Jenny, actriz

Sobre el martirio de Elba y Celina, Adela Jenny comparte con Tojeira su visión de que, aunque no fueran colaboradoras, murieron junto a los jesuitas “en representación de todo el pueblo salvadoreño”.

“Tojeira nos dijo que ellas (Elba y Celina) no murieron por coincidencia, sino por Diosidencia, o sea, murieron para que parte de los martirizados fueran ciudadanos de a pie, que aunque no fueran activistas, también luchaban por la justicia”, relató la actriz.

Esta reunión con LUCES no era la primera colaboración que Tojeira hacía con el CCU. El año pasado, durante la preparación de la pieza teatral que se presentó en la vigilia de los mártires 2024, Tojeira asesoró a la actriz Alejandra García, que interpretó en la producción a Elba. Este año, García repite su papel en «Odisea Libertaria», obra resultado del proceso de LUCES.

Alejandra García quien interpreta a Elba en la obra «Odisea Libertaria». / Adriana Pérez

Alejandra García, la nueva Elba

Alejandra García ha interpretado en dos ocasiones a Elba Ramos, logrando darle voz a una mujer que considera “ha sido silenciada por la historia oficial”. En su primera interpretación, los datos que Tojeira le proporcionó, aunque fueron pocos, lograron moldear la personalidad que ha pintado en Elba.

García lamenta que de Elba no exista un registro de su voz, de su forma de hablar, de sus gesticulaciones. Por la investigación que ha realizado y por su visión actoral, cree más en la Elba amiga de los jesuitas que en Elba, la colaboradora. El proceso de construcción del personaje la ha motivado a representar dignamente a Elba, a mostrarla como una protagonista más de aquella noche y de las conmemoraciones anuales.

“Yo en Elba he tratado de representar a la mujer salvadoreña que ella era, utilizando características de la mujer salvadoreña de a pie, la que todos conocemos y tenemos en nuestras casas. Con nuestro director anterior, las premisas de actuación eran más cerradas, pero en este proceso (LUCES),  he logrado aferrarme más a la personalidad de Elba y hacerla una mujer que opina, que discute, que no solo fue un daño colateral”.
Alejandra García, actriz 

Elba y Celina no son dos colaboradoras. Son madre e hija. La madre, amiga íntima de algunos de los intelectuales más importantes en la historia reciente de El Salvador. La hija, compañera de su madre en la más fatal casualidad de sus vidas. Ambas murieron con ellos, asesinadas por un batallón especial de las fuerza armada. Pero, para llegar a su asesinato, aún hay que recorrer los momentos más álgidos de tensión vividos por ellas y los sacerdotes en el campus de la UCA, la noche del 16 de noviembre de 1989.

Lea nuestra siguiente entrega- Mártires del 16N: La memoria histórica y los derechos humanos del Dios crucificado