Las proyecciones del Ministerio de Turismo para 2025, que anticipan más de $3,500 millones en divisas y la llegada de cuatro millones de visitantes internacionales, reflejan sin duda el dinamismo que el sector ha adquirido en los últimos años.
La ministra Morena Valdez subraya que el turismo se encamina a aportar alrededor del 10 % del PIB, consolidándose como una de las locomotoras económicas más relevantes del país. Estas cifras, acompañadas del aumento en la estadía promedio —que ahora oscila entre siete y nueve noches— muestran que El Salvador se ha posicionado como un destino con mayor capacidad de retención y oferta diversificada.
El reto para El Salvador no radica solo en incrementar la llegada de turistas, sino en asegurar un desarrollo turístico equilibrado, sostenible y distribuido territorialmente. Las cifras prometedoras deben traducirse en inversión en infraestructura, protección ambiental, fortalecimiento de servicios y oportunidades laborales que beneficien a las comunidades.
En suma, el país avanza con pasos firmes en su posicionamiento turístico, pero el entusiasmo oficial no puede eclipsar la necesidad de una estrategia de largo plazo que consolide este crecimiento más allá de las cifras coyunturales.
El Salvador tiene potencial para competir en el mercado internacional; ahora le corresponde asegurar que ese potencial se convierta en un motor de desarrollo real, sostenible y equitativo.
