La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha confirmado que el número de muertes por el brote de ébola declarado el 4 de septiembre en la República Democrática del Congo ha ascendido a 35, dentro de un total de 57 casos registrados hasta la fecha.
Según el último informe de la oficina de la OMS para África subsahariana, se han registrado 47 casos confirmados, incluyendo 25 fallecimientos, además de diez casos sospechosos que mostraron síntomas y tenían vínculos con otros infectados pero fallecieron antes de ser sometidos a pruebas.
Este brote tiene una tasa de mortalidad del 61,4 % y ha afectado principalmente la zona de salud de Bulape, golpeando especialmente a niños, granjeros y amas de casa. El grupo de edad más afectado por el virus, que representa el 23 % de los casos, son los menores de 0 a 9 años.
Hasta el 21 de septiembre, se habían identificado un total de 1,180 contactos, de los cuales 94 completaron los 21 días de seguimiento necesarios, mientras que el resto continúa bajo supervisión.
La OMS señala que el brote muestra una tendencia decreciente en los últimos días, con 11 nuevas infecciones reportadas desde el 15 de septiembre, aunque la atención y las actividades de respuesta siguen siendo prioritarias.
Las medidas en marcha incluyen la detección temprana de casos, el aislamiento y la gestión de los enfermos, el rastreo de contactos, la vacunación, la comunicación sobre riesgos y la implicación de la comunidad.
La estrategia de las autoridades congoleñas, con el apoyo de la Unión Africana y la OMS, incluye la vigilancia inmediata de todos los contactos directos o indirectos de los enfermos y el suministro de vacunas.
La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) ha urgido a la comunidad internacional a proporcionar 20 millones de francos suizos ($25 millones) de manera urgente para enfrentar el brote.
El ébola es una fiebre hemorrágica grave que se transmite por contacto directo con sangre o fluidos corporales de personas y animales infectados, y su tasa de mortalidad oscila entre el 60 % y el 80 %, según la OMS.