Washington está prestando mayor atención a la estrategia de transición elaborada por la opositora María Corina Machado, según reveló una filtración publicada por The Washington Post. Funcionarios del gobierno estadounidense han accedido a un resumen del plan de estabilización post-Maduro y admiten que “están más preparados de lo que se creía”.
El documento, preparado por el equipo de Machado, establece acciones concretas para los primeros 100 días tras la salida de Nicolás Maduro, incluyendo el despliegue de fuerzas para estabilizar el país, asegurar la gobernabilidad y sentar las bases para elecciones democráticas en el primer año de transición.
Aunque el plan completo no fue entregado por razones de seguridad, la Administración Trump valora la seriedad del enfoque técnico y estratégico. Los informes indican que el equipo opositor ha realizado un análisis del Ejército venezolano, concluyendo que solo un 20 % de los mandos serían “irredimibles”, mientras que el resto es apolítico o contrario a Maduro.
En paralelo, Estados Unidos mantiene una presencia militar activa en el mar Caribe, como parte de sus esfuerzos para combatir el narcotráfico y aumentar la presión sobre el régimen chavista. El gobierno de Trump afirma haber destruido más de 20 embarcaciones y abatido a más de 80 presuntos narcotraficantes en operaciones recientes.
Esta presencia naval ha sido interpretada por analistas como un mensaje geopolítico directo a Maduro, dado el historial de acusaciones de Washington sobre su supuesto rol en redes de narcotráfico internacional. Trump no ha descartado acciones militares dentro del territorio venezolano, aunque por el momento no se ha dado un ultimátum oficial.
A pesar de este clima tenso, el reporte del Washington Post revela que Donald Trump y Nicolás Maduro sostuvieron una llamada telefónica en noviembre, que fue descrita como “cordial” por las fuentes citadas. En ella, Trump expresó su deseo de ver una renuncia de Maduro, pero sin imponer condiciones inmediatas.
Este contacto representa un nuevo giro en la política de Estados Unidos hacia Venezuela, combinando presión militar, diálogo y respaldo a la oposición interna. En el pasado, Trump ha insistido en que su administración solo reconoce a un gobierno democrático liderado por actores legítimos, como Machado.
La opositora venezolana fue recientemente galardonada con el Premio Nobel de la Paz, un hecho que refuerza su legitimidad internacional en la lucha por una transición democrática. Su equipo insiste en que cualquier cambio debe estar basado en un plan técnico, respaldado por sectores civiles, militares y la comunidad internacional.
Mientras tanto, la tensión en Venezuela sigue creciendo ante el temor de una intervención o un colapso institucional. La posible combinación de presión militar externa, descontento dentro de las fuerzas armadas y una oposición con planes estructurados podría marcar un punto de inflexión en la crisis venezolana.
Por ahora, el futuro del país sudamericano permanece incierto. Pero el respaldo de Washington al plan de María Corina Machado, sumado a la presencia militar estadounidense en el Caribe, sugiere que se están considerando todos los escenarios posibles para una eventual salida de Maduro del poder.
