El actor afroamericano,
abiertamente gay,
Colman Domingo sabe lo que es rozar el límite de sus sueños.
Hubo un tiempo en el que hacía hasta ocho audiciones diarias mientras trabajaba de camarero. Estuvo a punto de abandonar la interpretación, pero resistió.
Hoy, con 55 años, acaricia su segunda nominación consecutiva a los Premios de la Academia de Ciencias y Artes, conocidos como los Óscar, aunque en su vida hay una constante inalterable: su marido Raúl, con quien lleva dos décadas caminando juntos.
La historia de Domingo es la de un hombre que no olvida sus raíces y que valora tanto los supermercados como las alfombras rojas. A punto de tirar la toalla Su carrera no ha sido un camino fácil.
Creció en Filadelfia, criado por su madre y su padrastro, tras ser abandonado por su padre a los nueve años. Ceceaba, amaba el violín y no era el chico popular del instituto, a diferencia de Will Smith, con quien coincidió en clase.
Tras años de pequeños papeles, el rechazo por su raza en Boardwalk Empire casi le lleva a renunciar. Pero el destino le tenía preparado un giro: la serie de zombies “Fear the Walking Dead” (2015 – 2023) le dio su gran oportunidad. Desde entonces, decidió que no haría más castings: si le querían, que le llamaran.
Y lo hicieron. La puerta al estrellato El cambio fue rotundo, pero no fruto del ego, sino de necesidad. Su nueva estrategia profesional y una interpretación más natural le impulsaron hacia el éxito. Llegaron papeles clave en la serie “Euphoria”, donde ganó un Emmy, y películas como “La madre del blues” (2020) y “Zola” (2020).
Se convirtió en un referente de estilo en las alfombras rojas, donde deslumbra con trajes coloridos y diseños de Valentino.
Hoy, Colman vive su mejor década, encadenando proyectos como “El color púrpura” (2023), “Rustin” (2023) cinta que le valió su primera nominación al Óscar y “Las vidas de Sing Sing” (2024), película que podría darle su primer premio de la Academia.
Deja una respuesta