El documental «One to One: John & Yoko» ofrece una mirada reveladora sobre el activismo artístico y político de John Lennon y Yoko Ono en los años posteriores a la separación de The Beatles.
La producción sitúa al espectador en los convulsos años 70, marcados por protestas contra la guerra de Vietnam, reelección de Richard Nixon y saturación mediática.
Lejos de exaltar la figura solitaria de Lennon como símbolo revolucionario, el filme reivindica a Ono como fuerza creativa y social a la par, y pieza fundamental en la transformación artística y política de su pareja.
Juntos intentaron reavivar la llama de una generación desencantada con las promesas incumplidas del movimiento contracultural de los años 60.
Con una estética pop-art que simula el efecto de «zapping» televisivo desde un apartamento ficticio en Greenwich Village, el documental yuxtapone anuncios de consumo con imágenes de guerra y resistencia social.
Esta narrativa visual refleja cómo la cultura popular y la protesta radical estaban, para Lennon y Ono, inevitablemente entrelazadas.
El documental subraya que el despertar político de Lennon comenzó en The Beatles, con canciones como «Revolution» (1968), pero fue Ono, con su visión vanguardista, quien lo llevó a explorar territorios más radicales tanto en lo musical como en lo social.
Una de las escenas más poderosas es la interpretación de Ono de «Don’t Worry Kyoko (Mummy’s Only Looking for Her Hand in the Snow)», donde sus gritos desgarradores se convierten en un acto de protesta visceral.
A pesar de las burlas mediáticas que ha recibido durante décadas, el filme sostiene que su expresión es profundamente personal y terapéutica, vinculada incluso con técnicas de «primal scream therapy», que también influenciaron a Lennon en canciones como «Mother» (1970).
El documental resalta la simbiosis creativa entre ambos.
Mientras Lennon brindó visibilidad global a Ono, él también absorbió su enfoque experimental.
En pantalla se los ve escribiendo canciones de protesta, colaborando con figuras como Allen Ginsberg y Jerry Rubin, y participando en campañas a favor de los derechos de presos.
El punto culminante de «One to One» son los conciertos benéficos de agosto de 1972 en el Madison Square Garden, donde recaudaron más de $1.5 millones para la Willowbrook State School, una institución para niños con discapacidades.
El evento, lejos de ser un show publicitario, nació del impulso auténtico de ayudar, motivado por una noticia vista en televisión.
El documental incluye una emotiva escena donde se muestra a los niños jugando mientras Lennon canta «Imagine», y deja claro que la canción no fue concebida para glorificar al artista, sino para inspirar cambios reales.
Hacia el final, «One to One» muestra a Ono en la Primera Conferencia Internacional Feminista de Harvard, interpretando «Age 39 (Looking Over from My Hotel Window)».
Las imágenes de su caminata por Salem, Massachusetts, representan su tránsito simbólico de «bruja» social a referente de poder femenino.
El filme concluye dejando claro que Yoko Ono fue mucho más que la musa de Lennon: fue su igual, su guía y su colaboradora en una visión artística compartida que redefinió el activismo musical y la cultura pop.
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