Técnicos de la Dirección de Ordenamiento Territorial (DOT) y personal de la empresa Sensunapán S.A. de C.V. inspeccionaron el pasado 17 de septiembre el río Sensunapán, en Sonsonate, esto ha generado preocupación en las comunidades indígenas que temen la reactivación del proyecto para construir una octava hidroeléctrica en el río.
Creada en noviembre de 2024, la DOT es la entidad encargada de autorizar proyectos de construcción y ordenamiento del territorio.
Es la primera vez que la institución interviene en un proceso vinculado al río Sensunapán, donde desde hace más de dos décadas se debate la instalación de una octava presa hidroeléctrica construida por Sensunapán S.A. de C. V.
El líder comunitario de Nahuizalco, José Antonio Videz, explicó este jueves que el proyecto afectaría directamente a las comunidades de Sisimitepet, Pushtan y Tajcuiujlan.
Además, señaló que localidades de los municipios de Sonsonate y Sonzacate, como los cantones Loma del Muerto y Los Almendros, también sufrirían consecuencias, estimando que más de 30,000 habitantes podrían resultar afectados directa o indirectamente.
Para Sofía Morán, lideresa de la comunidad Sisimitepet, el río Sensunapán es un espacio sagrado para los pueblos originarios. “Ahí habitan guardianes y protectores del agua”, expresó en una conferencia en la Universidad de El Salvador.
Morán agregó que la construcción del dique podría provocar inundaciones y la pérdida del hábitat de diversas especies. “En la poza La Periquera habitan cientos de pericos, pero la empresa dice que no hay fauna que proteger. Además, las riberas están llenas de plantas medicinales utilizadas por nuestros abuelos”, señaló.
Las comunidades esperan que la DOT, en su primera intervención en la zona, niegue cualquier autorización que pueda afectar el cauce del río Sensunapán, al que consideran “una fuente de vida y memoria ancestral”.
En junio del año 2021, la Cámara Ambiental de Segunda Instancia de Santa Tecla, ordenó al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Marn) no otorgar los permisos ambientales de ubicación y construcción para el proyecto «Pequeña Central Hidroeléctrica Nuevo Nahuizalco II», que buscaba instalarse en el río Sensunapán, municipio de Nahuizalco, Sonsonate.
La resolución concluyó que el proyecto afecta el medio ambiente, provoca un daño cultural irreversible y afecta el derecho a la salud, al agua potable y la calidad de vida.
La empresa Sensunapán S.A. de C.V., a quien se habrían negado los permisos, opera en Nahuizalco desde 1998, con la Pequeña Central Hidroeléctrica Nahuizalco I. Las comunidades indígenas y defensores ambientales han señalado a la empresa de explotación del agua potable y cambiar el cauce del río, considerado sagrado por ser fuente de vida de los pueblos originarios en la zona.
En ese momento, la Cámara también ordenó al Ministerio de Cultura que en caso de no haber ningún oficio para proteger los sitios sagrados, inicie de inmediato el trámite legal para garantizar la conservación de estos espacios de la comunidad indígena.
