Los cuatro periodistas holandeses que fueron emboscados y asesinados el 17 de marzo de 1982, en Santa Rita, Chalatenango fueron rastreados por inteligencia militar salvadoreña desde México tras ser considerados como «un objetivo», reveló la declaración del militar estadounidense John McKay, expuesta durante el juicio.
Dicha información fue dada a conocer públicamente por el director de la Asociación Salvadoreña por los Derechos Humanos (ASDEHU) y abogado del caso, Pedro Cruz, durante el foro de la III Semana de la Memoria Histórica, organizada por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA).
Según el abogado, la declaración del coronel McKay, quien era agregado naval de Estados Unidos en el El Salvador en el periodo de la guerra, reforzó la tesis de que los asesinatos no fueron un evento fortuito en el contexto del conflicto armado, sino que se trató de un operativo planificado.
Cruz explicó que, desde antes de los asesinatos, los periodistas holandeses habían realizado reportajes sobre la situación de El Salvador durante la guerra, donde se evidenciaban las violaciones de derechos humanos, causando «incomodidad al Gobierno de aquella época», razones por las que el asesinato de los periodistas siempre estuvo relacionado con su trabajo periodístico.
«Los periodistas como equipo y de manera individual ya habían hecho reportajes de periodismo investigativo de la situación de El Salvador y habían determinado problemas graves de violaciones a derechos humanos, presos políticos y una serie de reportajes que ocasionaban incomodidad al gobierno de aquella época y eso lo sabíamos».
Pedro Cruz, director de ASDEHU
El abogado señaló que la declaración del coronel McKay proporcionó un giro significativo al caso, debido a que él fue el primero en llegar a la escena del crimen poco después de los hechos y con su testimonio se logró establecer que los periodistas fueron seguidos desde México, como una amenaza por su trabajo periodístico.
«A los periodistas la inteligencia salvadoreña militar les monto seguimiento desde México y eso nos dio una grada más arriba de la planeación que no fue un tiroteo fortuito. Ellos venían siendo seguidos por agentes de inteligencia de El Salvador desde México, eran un objetivo», declaró el director de ASDEHU.
Los periodistas Koos Koster, Hans ter Laag, Joop Willems y Jan Kuiper fueron emboscados y asesinados por soldados del Batallón Atonal que salían de la Cuarta Brigada de Infantería, de El Paraíso, en Santa Rita, Chalatenango, mientras documentaban el impacto de la guerra en El Salvador, como parte de su labor para una televisión holandesa.
«Enemigo interno»
Por otra parte, el abogado argumentó que la declaración del coronel Mckay se fortaleció con un peritaje especializado en fuerzas armadas se comprendió sobre cómo era la doctrina de la Fuerza Armada en la toma de decisiones, y dentro de ello se consideraba el término «enemigo interno», y desde esa lógica doctrinaria, los periodistas fueron catalogados como una amenaza por su trabajo periodístico sobre las violaciones de derechos humanos durante el conflicto armado.
«Ellos son perseguidos desde México ¿por qué?, según la doctrina militar de la época eran considerados enemigos internos por su trabajo periodístico que ya había puesto en riesgo la ayuda militar de Estados Unidos a El Salvador, porque Estados Unidos exigía mucho en esa época que se buscará la forma de respetar los derechos humanos»
Pedro Cruz, director ASDEHU
El abogado explicó que Estados Unidos brindaba apoyo económico al ejército salvadoreño, siempre y cuando se respetara el tema de derechos humanos, sin embargo, recibían múltiples reclamos sobre constantes violaciones de derechos humanos y eso «ocasionaba problemas políticos en el Congreso que podía ponerle freno a la decisión de seguir apoyando al Gobierno». Por ese motivo, Cruz aseguró que, “era una cuestión política”.
«Queda claro que cuando los periodistas fueron a Santa Rita a terminar su reportaje se entiende más fácil porque fueron ametrallados», concluyó el abogado Cruz.
Por el asesinato de los cuatro periodistas holandeses, el Juzgado de Sentencia de Chalatenango condenó a 30 años de cárcel al excoronel Mario Adalberto Reyes Mena; al exministro de Defensa, general José Guillermo García y al exdirector de la Policía de Hacienda, coronel Francisco Antonio Morán por el asesinato de Koos Koster, Hans ter Laag, Joop Willems y Jan Kuiper.
La condena fue resuelta por un jurado de conciencia, que tras analizar las pruebas, los declaró culpables. Al recibir el veredicto condenatorio, el juzgado analizó las penas a imponer y explicó, por escrito, que el Código Penal de 1973-1974 aplicado al caso establece que la pena máxima por el delito de asesinato es la pena de muerte, sin embargo, esta fue abolida por la Constitución vigente.
El juicio por el asesinato de los periodistas holandeses fue el primer caso de crimen de guerra en llegar a etapa de vista pública por la vía penal a más de 43 años del crimen.
