Para el hoy papa León XIV, el santo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero, era un “hombre que amaba a Dios y a su pueblo” y lo ponía de ejemplo de entrega para los sacerdotes católicos.
Mientras era presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, el entonces cardenal Robert Prevost, envió un mensaje a la Iglesia española con motivo del Día de Hispanoamérica 2024, donde destacó que el sacerdocio es un llamado a vivir «eucarísticamente al servicio de todos, en especial de los más pobres».
Prevost tomó como ejemplo de esa vocación al mártir salvadoreño san Óscar Romero, a quien describió como un “hombre que amaba a Dios y a su pueblo”. En su reflexión, recordó cómo el arzobispo de San Salvador vivió una transformación interior que lo llevó a entregar su vida por amor a Cristo, incluso fuera de su zona de confort.
“Era un hombre que amaba a Dios y a su pueblo. A través de un proceso de purificación y conversión, descubrió que el amor de Jesús hay que ofrecerlo más allá de la zona de confort, arriesgando la vida”, escribió el cardenal.
En ese sentido, evocó una de las últimas frases que pronunció Romero antes de ser asesinado durante una homilía: “Quien quiera apartar de sí el peligro perderá su vida. En cambio, el que se entrega por amor a Cristo al servicio de los demás, vivirá”.
Prevost, quien fue obispo de Chiclayo en Perú antes de ser nombrado cardenal, también tuvo un gesto de devoción hacia el santo salvadoreño. En octubre de 2018 bendijo una imagen de San Óscar Romero en la capilla de La Victoria, en esa ciudad del norte peruano. La capilla lleva el nombre del salvadoreño, canonizado en 2018.
Monseñor Romero era arzobispo de San Salvador cuando fue asesinado por escuadrones de la muerte de derecha el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba una misa en el hospital Divina Providencia.
Deja una respuesta