Con motivo del mes dedicado a María y en vísperas del Día de las Madres, los Heraldos del Evangelio realizaron el pasado 29 de abril una emotiva «Noche con María», en la que la devoción y el arte se unieron en torno a la figura de la Virgen de Fátima. El evento tuvo lugar en el Hotel Hilton de San Salvador, donde se dieron cita cerca de 500 benefactores del Centro de Espiritualidad mariano.
La velada inició con un coctel y una galería de arte que incluyó piezas de artistas salvadoreños e internacionales, las cuales fueron puestas a disposición de los asistentes para adquirirlas y así contribuir con el desarrollo del complejo religioso ubicado en el kilómetro 8 del Bulevar Constitución.
La ceremonia central estuvo marcada por la entrada solemne de la Imagen peregrina de Nuestra Señora de Fátima y su posterior coronación, realizada por el Nuncio Apostólico, Monseñor Luigi Roberto Cona.
Durante el acto, el Padre Carlos Werner E.P., superior de los Heraldos del Evangelio en Madrid, ofreció una meditación sobre las glorias de María y la trascendencia espiritual del templo en construcción. Posteriormente, el coro y la banda sinfónica de la congregación interpretaron piezas clásicas y populares como El Carbonero, de Pancho Lara, y el Aleluya del Mesías de Händel.
Un video mostró a los asistentes los avances del santuario mariano y algunas de las labores benéficas que se ejecutan en comunidades cercanas. El Nuncio Apostólico, en un discurso cargado de simbolismo, instó a los fieles a comprometerse con la obra: “Cada gota de cemento, cada pedazo de hierro, tiene una historia y un rostro. Son los vuestros, son los de vuestros nietos (…) se recordará que el tatarabuelo o tatarabuela contribuyó a algo definitivo”.
Monseñor Cona también subrayó la importancia del altar dentro del templo: “El altar representa el cuerpo de Cristo… es el corazón pulsante de una Iglesia”. Y agregó: “Desde la Avenida Constitución, miles verán esa torre campanario y sabrán que no estamos solos. Hay una Madre que vigila por nosotros”.
Tras bendecir los alimentos, los invitados disfrutaron de la cena, ambientada por un conjunto de cámara de los Heraldos. Al cierre del evento, se realizó el sorteo de un cuadro de la Virgen de Fátima, el cual simbolizó el cierre de una noche llena de espiritualidad y esperanza.
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