La iglesia católica en El Salvador realizó la misa exequial en memoria del papa Francisco, quien falleció el 21 de abril, dejando un pontificado de 12 y un legado estrecho con El Salvador.
La feligresía asistió a la catedral metropolitana en una misa que fue oficiada por el nuncio apostólico de El Salvador, monseñor Luigi Roberto Cano.
En el atrio fue colmado por más de una veintena de sacerdotes, entre ellos el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas y al frente fue colocada una imagen del pontífice.
El legado del papa Francisco con El Salvador
Monseñor Luigi Roberto Cano recordó el vínculo del papa Francisco con los salvadoreños, cuyo legado dejó el «cardenalato» de monseñor Gregorio Rosa Chávez, a quien nombró cardenal en 2017, convirtiéndolo en el primero en la historia del país.
«Un don hecho a la persona por la fraterna amistad que el papa Bergoglio tenía con el cardenal desde antes de ser elegido sucesor de Pedro y por la proximidad que nuestro purpurado tuvo con San Óscar», manifestó monseñor Cano.
«Cómo también no mencionar la canonización de San Óscar Romero y la beatificación del padre Rutilio Grande y compañeros mártires, elevándolos a los honores de los altares, él quiso presentar unos dignos hijos de la tierra bendita a la iglesia universal».
San Óscar Arnulfo Romero, fue canonizado en 2018 en la plaza de San Pedro, Roma, mientras que el padre Rutilio Grande, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus fueron beatificados en 2022, en un acto que el papa Francisco delegó al cardenal Rosa Chávez para que lo presidiera.
Al momento de la homilía el nuncio apostólico aseguró sentirse afectado por el deceso del papa.
«Ustedes saben que no me gusta leer las homilías, más bien les leo los discursos. lastimosamente la celebración del papa Francisco me afecta emocionalmente, entonces pido disculpas a cada uno de ustedes, pero esta tarde prefiero leer la homilía que he preparado por él», aseguró.
Monseñor Luigi Roberto Cano recordó las principales cualidades del papa, entre las que mencionó se encuentran la bondad y ser una persona misericordiosa.
«Una misericordia la suya que no excluía a nadie sin importar la raza, el sexo, la pertenencia social, que no juzgaba a nadie por su estado moral y su posición en relación a la iglesia, más bien que buscaba la vía del encuentro humano mediante la sencillez», dijo el nuncio.
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