La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunció este miércoles una rebaja en los tipos de interés de un cuarto de punto porcentual, situando la tasa en un rango entre el 4 y el 4.25 %. Este ajuste representa el primer recorte monetario desde diciembre de 2024, en medio de un panorama económico marcado por la incertidumbre y el aumento de riesgos para el empleo.
Después de cinco reuniones consecutivas sin cambios, el organismo presidido por Jerome Powell retoma la senda de los recortes que ya había iniciado en septiembre de 2024, cuando bajó el precio del dinero en tres ocasiones consecutivas. La Fed justifica su decisión en una ralentización del crecimiento económico y del empleo, así como en el repunte reciente de la inflación.
“Los indicadores recientes sugieren que el crecimiento de la actividad económica se moderó en la primera mitad del año. La creación de empleo se ha ralentizado y la tasa de desempleo ha subido ligeramente, aunque sigue siendo baja. La inflación ha subido y se mantiene algo elevada”, señaló la entidad en su comunicado oficial.
El Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) afirmó que la incertidumbre sobre las perspectivas económicas sigue siendo alta, por lo que permanecerán atentos a los datos macroeconómicos, en especial aquellos relacionados con el mercado laboral y la evolución de los precios.
Flexibilidad ante nuevos riesgos
La Reserva Federal aseguró que está “preparada” para realizar ajustes adicionales si las condiciones lo exigen. Para ello, monitoreará las expectativas de inflación, el comportamiento del empleo y los posibles efectos de eventos financieros internacionales.
En cuanto a la política de balance, el banco central mantendrá su estrategia de reducción gradual. Continuará reinvirtiendo el principal de la deuda vencida, salvo una excepción de $40,000 millones mensuales en bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas.
La decisión no fue unánime. El nuevo miembro del FOMC, Stephen Miran, quien reemplazó a Adriana Kugler, votó a favor de un recorte más agresivo de 50 puntos básicos. Miran fue nombrado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y es partidario de políticas monetarias más expansivas.
Esta discrepancia resalta la tensión entre Jerome Powell y Trump, quien ha insistido en rebajar los tipos de interés de forma más drástica. Otros miembros afines a esta visión, como Michelle Bowman y Christopher Waller, respaldaron la rebaja de 25 puntos básicos.
Bowman fue nominada por el actual presidente republicano, mientras que Waller figura como uno de los posibles candidatos para suceder a Powell cuando su mandato expire en mayo de 2026.
El Ministerio de Economía (Minec) descartó este martes que la deflación que el país ha percibido los últimos cinco meses represente un riesgo económico.
La ministra del ramo, María Luisa Hayem, dijo que la inflación negativa ha aliviado las preocupaciones de los salvadoreños, que por varios meses tuvieron que pagar más caro productos y bienes como los alimentos.
“Si estamos hablando en los niveles de inflación negativa, como los estamos viendo en este momento, no lo vemos como un riesgo”, indicó Hayem durante la entrevista de Frente a Frente.
La funcionaria aseguró que, si los niveles de deflación se profundizan, deberían observar el fenómeno; sin embargo, descartó que a corto plazo se observe un incremento de la inflación negativa.
La ministra recordó que la última actualización de la variable evidenció una deflación de -0.11 en agosto de 2025.
Dentro de las 12 categorías que conforman el indice general de inflación, alimentos y bebidas no alcohólicas, prendas de vestir y calzado, junto al sector de muebles, artículos para el hogar y para la conservación ordinaria, reflejaron una reducción en los costos.
La misma situación replicaron los rubros de transporte, comunicaciones, recreación y cultura.
“Estamos hablando de -0.1 % las cifras que estamos manejando y eso es una buena noticia, especialmente si recordamos esos niveles de inflación que vivimos hace varios años en los cuales como gobierno entramos para proteger los bolsillos de la población”, indicó Hayem.
La funcionaria aseguró que la estabilización de la inflación, tras llegar a picos de 7.76 en junio de 2022, ha permitido al gobierno “enfocar sus esfuerzos” en otras estrategias como la atracción de inversiones.
¿Qué ocurre?
Según el Minec, la reducción en los niveles de inflación están relacionadas con las medidas que el gobierno tomó, como el fortalecimiento de los agromercados, los cuales “ayudaron a que los productos importantes para la canasta básica llegaran al territorio”.
Hayem dijo que la influencia también viene por el lado del subsidio que se otorgó para la estabilización del precio del gas licuado de petróleo (GLP) y que sigue vigente.
La Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (Secmca) también descartó la semana pasada que la deflación registrada en El Salvador, Costa Rica y Panamá esté ligada a problemas económicos.
La Secmca puntualizó en que la caída de la inflación, tanto en El Salvador como en Costa Rica, se debe a factores internos que deberá normalizarse en los próximos meses.
En el caso de la economía salvadoreña, el descenso está relacionado con la reducción de costos de alimentos, mientras que en Costa Rica a la caída sustancial de los precios energéticos.
La Secretaría Ejecutiva del Consejo Monetario Centroamericano (Secmca) descartó que la deflación sufrida en El Salvador, Costa Rica y Panamá se trate de un problema económico y aseguró que se trata más de un ajuste tras un episodio de altos precios.
El Salvador acumula cuatro meses en deflación luego de cerrar agosto en -0.11 %. También Costa Rica tiene cuatro meses en negativo y reportó un -0.94 % en agosto, mientras que Panamá tuvo -0.64 % a julio.
Odalis Francisco Marte Alevante, secretario de la Secmca, explicó que la caída de precios en la economía salvadoreña y la costarricense responde a una combinación de factores internos, que debería normalizarse en los próximos meses.
“En la medida en que esto no sea sostenible, por un período muy largo, no debería preocuparnos, es más bien una reacción del sistema de precios interno, que hay cambios en precios tanto provenientes de choques internacionales como choques domésticos”, explicó durante la presentación del panorama económico de la región.
¿A qué se debe?
El funcionario indicó que la deflación en El Salvador responde más a la reducción en el costo de los alimentos, y en Costa Rica por una caída sustancial de los precios energéticos.
En El Salvador, la división de alimentos y bebidas no alcohólicas tiene una ponderación de un 26.28 % en la canasta de bienes y servicios incluidos en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), de mayor tamaño y más sensible para la población.
De acuerdo con el Banco Central de Reserva (BCR), esta división acumula 11 meses en negativo y cerró en agosto pasado en -1.24 %.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) de Costa Rica reporta que en agosto los productos que más bajaron de precio fueron frijoles, paquetes turísticos al extranjero y gasolina.
Marte Alevante agregó que en Costa Rica también presiona a la baja el fortalecimiento del colón frente al dólar estadounidense desde mediados de 2022, lo cual se transmite al sistema de precios.
“En la medida en que este proceso se vaya normalizando, no hay problema. No es un problema en cómo va evolucionando la economía. No hay caída en la demanda porque son economías que están creciendo. Es más bien es una reacción de cómo la caída de precios relevantes, que tienen un peso importante en la canasta de consumo de estos países, se van asimilando en el sistema de precios y va produciendo caída de inflación”, añadió.
Perspectivas
El Consejo Centroamericano prevé que la región de Centroamérica y República Dominicana crezca en conjunto un 3.4 % entre 2025 y 2026, con una inflación que se mantendrá baja y estable en un 2.6 % en 2025 y un 3.4 % en 2026.
Para El Salvador, la institución prevé que la inflación se sitúe en un 1 % en 2025 y un 1.6 % en 2024.
Costa Rica, por su parte, registrará una tasa de un 0.4 % y un 2.8 % entre 2025 y 2026.
Estas proyecciones están sujetas a la evolución de la economía mundial, sobre todo el dinamismo de Estados Unidos y si endurece la política arancelaria, que podría elevar el costo de las materias primas.
El Salvador cerró con un Índice de Precios al Consumidor (IPC) de un -0.11 % en agosto, acumulando cinco meses consecutivos en deflación, informó este viernes el Banco Central de Reserva (BCR).
La deflación ocurre cuando hay una caída generalizada de precios en la economía, que en el caso de El Salvador comenzó en abril pasado y comienza a dar una señal de preocupación por si las tasas se profundizan y genera distorsiones en el mercado.
En El Salvador, el IPC está conformado por 248 artículos distribuidos en 196 bienes y 42 servicios de mayor demanda por la población. Estos se dividen en 12 categorías, de las cuales el sector de alimentos y bebidas no alcohólicas, y alojamiento, agua, electricidad y otros combustibles tienen mayor ponderación en la canasta.
De Centroamérica, también Costa Rica registra deflación, de -0.94 % a agosto según la actualización del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec), así como Panamá, cuyo último dato corresponde a un -0.64 % a julio.
Caída de precios
De acuerdo con el BCR, seis divisiones cerraron en negativo, cuya mayor caída se documenta en transporte de un -3.78 %. El registro de la institución confirma que este sector se ha mantenido en deflación desde noviembre de 2023.
Desde junio de 2023, la división de muebles, artículos para el hogar y para la conservación ordinaria del hogar se encuentra en negativo y en agosto pasado cerró en -1.25 %, mientras que alimentos y bebidas no alcohólicas acumula 11 meses en deflación, hasta colocarse en -1.24 %.
También se encuentra en negativo la división de prendas de vestir y calzado, de un -0.79 %; comunicaciones de un -3.78 %; y recreación y cultura con un -0.46 %.
Tasas positivas
Con una tasa de un 2.86 %, la división de restaurantes y hoteles tiene el mayor nivel inflacionario de la economía salvadoreña. Este sector es afectado principalmente por los altos costos de los contratos en servicios de alimentos y alojamiento, y el porcentaje de agosto pasado mostró un ligero aumento en relación con el 2.79 % de julio.
Eso deriva en que la división de alojamiento, agua, electricidad y otros combustibles tiene una inflación de un 2.21 %, al igual que bebidas alcohólicas y tabaco, de un 2.58 %.
Ambos sectores mostraron un desaceleramiento en relación con las tasas de julio, cuando fueron de un 2.38 % y un 3.23 %, respectivamente.
Educación mantiene una inflación de 0.46 %; bienes y servicios diversos con un 1.46 %, y salud de un 2.07 %.
El Salvador acumula cuatro meses en deflación, una situación que si se profundiza y toca otros renglones de la economía podría generar serios problemas.
De acuerdo con el Banco Central de Reserva (BCR), el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cayó en deflación en abril con una tasa de -0.11 %, siguió mayo con -0.21 %, junio con -0.17 % y julio con -0.14 %. El último dato de agosto se publicará el viernes 5 de septiembre.
A diferencia de la inflación, cuando los precios suben, la deflación es lo contrario, hay una caída generalizada de los precios. La economía salvadoreña sufrió este fenómeno en algunos meses en 2019 y se mantuvo así durante todo 2020, el año de la gran crisis debido a la pandemia de covid-19.
Primeras consideraciones
Rommel Rodríguez, coordinador del Área de Macroeconomía y Desarrollo de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), sugiere revisar otras aristas de la economía para preocuparse o no si la deflación es dañina en las condiciones actuales de El Salvador.
El IPC en negativo ocurre al mismo tiempo que el Índice de Precios al Productor (IPP) acumula tres meses con una variación mensual negativa, mientras que el Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE) no despega, con tasas de 0.60 % y 2.3 % entre enero y mayo.
En la camándula de aristas se encuentra el fuerte crecimiento de las remesas familiares de un 18.6 % tras superar los $5,700 millones en los primeros siete meses de 2025, un dinamismo que es atribuido al temor de los salvadoreños en Estados Unidos a la deportación y, por consiguiente, envían más dinero para tener un colchón de ahorro.
El ingreso masivo de remesas se refleja, en parte, en un fuerte crecimiento de un 15.9 % en la cartera de depósitos, que alcanzó los $18,193.8 millones a junio, según la Asociación Bancaria Salvadoreña (Abansa).
Por otro lado, el BCR reporta que seis de las 12 divisiones del IPC se encuentran en negativo, sobre todo en transporte (-2.12 %) y alimentos y bebidas no alcohólicas (-1.85 %).
En julio, la canasta alimentaria subió por un mayor costo en las raciones de frijoles y tortillas. /DEM
“Los precios, en términos generales, deberían estar cayendo y eso se debería estar traduciendo en una mayor capacidad adquisitiva de las personas para comprar, pero eso no necesariamente se está traduciendo en mayores compras y eso me hace pensar en el comportamiento de los depósitos, porque han tenido un comportamiento al alza bastante fuerte desde los últimos meses del año pasado”, añadió el economista.
Aunque en los números hay una caída generalizada, los salvadoreños pagan más por la canasta básica alimentaria (CBA), la cual subió $6.2 y se colocó en $190.79 en la zona rural en julio, el precio más alto desde octubre de 2023. Entretanto, la CBA urbana se encareció $2, hasta colocarse en $255.06.
Efecto FMI
Y si las remesas y los depósitos crecen a doble dígito, ¿por qué la demanda está decaída?
“Uno de los factores explicativos que yo encuentro es que el ajuste que se está implementando por parte del gobierno, a partir del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), está siendo bastante fuerte, eso podría haber afectado de alguna manera la demanda”, explicó Rodríguez.
La Administración de Nayib Bukele se comprometió a realizar un ajuste fiscal de 3.5 puntos porcentuales del PIB entre 2025 y 2027, priorizando recortes al gasto público. Esto se traduce en una menor demanda de bienes y servicios por parte del gobierno, además de aplicar despidos de personal en varias carteras.
El economista alertó que la economía salvadoreña podría entrar en terreno peligroso si la deflación se profundiza, mientras que la actividad económica no “levanta cabeza” que resienta la economía de los agentes privados.
“Ciertamente hay una caída en el nivel general de precios, pero muchos agentes económicos están encontrando dificultades para encontrar ingresos, entonces no han podido capitalizar esa caída de precios porque no tienen ingresos”, sostuvo.
La demanda, sin embargo, es clave para las empresas, sobre todo para los micro negocios y los productores. El problema se origina cuando cae y no hay gente consumiendo, porque usualmente las personas retrasan la compra de algún producto a la espera que los precios continúen cayendo.
Si el episodio de deflación se prolonga y con tasas más pronunciadas, la economía salvadoreña se podría enfriar, las empresas aplicar recortes de personal y comprar menos, generando un círculo dañino para la actividad y la atracción de inversiones.
Vistazo en la región
El Salvador no está solo en la región. Costa Rica acumula tres meses en deflación, hasta cerrar en -0.61 % en julio, y Panamá arrastra desde septiembre de 2024 y fue de -0.36 % en julio.
Laura Clavijo Muñoz, directora de investigaciones económicas, sectores y de mercado de Grupo Cibest, agregó un nuevo elemento al caldo de situaciones que han llevado a tres economías centroamericanas a deflación: China.
El gigante asiático vive desde inicios de 2025 un proceso de deflación que en alguna manera llega hasta los mercados centroamericanos.
“Eso es algo que podría pasar en algunos de nuestros países, que ahora esos productos chinos de plástico, juguetes, que ya tiene un arancel muy grande en Estados Unidos, empiecen a inundar mercados como el de Brasil y como los nuestros”, explicó la economista durante un foro con periodistas el pasado 19 de agosto.
La investigadora de Grupo Cibest, casa matriz de Bancoagrícola, aseguró que por el momento no considera que sea “algo muy grave” para la región, pero que se debe mantener bajo monitoreo.
Por cuarto mes consecutivo, El Salvador registró una deflación de un -0.14 % en julio pasado, según la última actualización del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Banco Central de Reserva (BCR).
La economía salvadoreña cayó en inflación negativa en abril pasado, cuando cerró con una tasa de un -0.11 %. Mayo siguió con un -0.21 % y junio con un -0.17 %.
¿Qué significa? La teoría económica explica que una deflación ocurre cuando hay una caída generalizada de los precios en la economía. Aunque parece inofensiva, los expertos advierten que, si se profundiza, puede generar problemas en la economía por un desincentivo en la demanda y menores ingresos en las empresas, que luego se traduce en una reducción de mano de obra.
Seis de las 12 categorías que conforman el IPC cerraron en negativo en julio, con transporte con la mayor tasa de deflación en -2.12 %. Fuentes del sector han explicado que uno de los motivos en la caída de precios se debe a los retrasos en el ingreso de vehículos, sobre todo las unidades usadas desde Estados Unidos, que llevó a que los comerciantes remataran los inventarios.
Alimentos y bebidas no alcohólicas, el rubro más sensible para los salvadoreños, acumula 10 meses en negativo luego de cerrar julio con -1.85 %.
Sin embargo, este indicador no se traduce inmediatamente en un alivio para el bolsillo de los salvadoreños, ya que la canasta básica alimentaria (CBA) acumula tres meses de constantes incrementos hasta ubicarse en $253.05 en junio pasado. Si bien es el valor más alto en 2025, es un 3.4 % más barata que los $262.1 del mismo mes del año pasado.
También la categoría de prendas de vestir y calzado cerró en -0.86 %; muebles y artículos para el hogar de un -0.77 %; recreación y cultura de -.1.14 %; y comunicaciones en -0.44 %.
Cómo le fue al resto de la economía
Después de tres meses de no registrar ninguna variación, el sector de educación registró una inflación de 0.46 % en julio.
También se observó un aceleramiento en la categoría de bebidas alcohólicas y tabaco, al pasar de un 2.97 % a un 3.23 % entre junio y julio, así como en alojamiento, agua y electricidad de un 2.09 % a un 2.38 %.
Salud cerró con una tasa inflacionaria de un 2.15 %, ligeramente por arriba del 2.06 % de junio.
Entretanto, hubo un freno en la inflación del sector de restaurantes y hoteles, ya que en junio mostró una inflación de un 3.29 % y en julio fue de un 2.79 %, al igual que bienes y servicios diversos de un 1.25 % (1.86 %).
El próximo gobierno de Bolivia, que será electo este domingo 17 de agosto, encontrará un país sumido en una crisis económica caracterizada por alta inflación, escasez de dólares, déficit fiscal crónico y bajo crecimiento, como resultado del agotamiento del modelo económico impulsado por el presidente Luis Arce.
El llamado “Modelo Económico Social Comunitario Productivo” fue instaurado por Arce durante su gestión como ministro de Economía en el gobierno de Evo Morales (2006-2019) y mantuvo un fuerte protagonismo estatal. En 2020, Arce prometió recuperar la economía boliviana tras la pandemia, luego de una caída del 8.74 % del PIB.
Bolivia logró una recuperación inicial con un crecimiento del 6.11 % en 2021. Sin embargo, en 2024 el crecimiento cayó al 0.73 %, retroceso que el actual Ejecutivo atribuye a protestas sociales lideradas por simpatizantes de Evo Morales, hoy enfrentado al gobierno.
Uno de los problemas más graves es la falta de divisas. Las reservas internacionales netas (RIN) se ubicaban en $3,148 millones en 2023, pero al primer semestre de 2025 cayeron a $2,807 millones, según el Banco Central de Bolivia (BCB), muy lejos del récord de $15,122 millones alcanzado en 2014.
La escasez de combustible se ha vuelto recurrente, con largas filas en gasolineras de todo el país. A esto se suma una inflación acumulada de 16.92 % entre enero y julio, muy por encima de la proyección oficial del 7.5 % para todo 2025.
El gerente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, afirmó a EFE que el próximo gobierno heredará una economía con “bajo crecimiento y alta inflación, lo que configura un escenario de estanflación”, fenómeno que complica la solución de ambas variables simultáneamente.
Rodríguez señaló que Bolivia también enfrenta alta informalidad, baja recaudación, una deuda interna y externa considerable y escasa inversión privada. Hasta el 30 de junio, la deuda externa ascendía a $13,805.6 millones, equivalente al 25 % del PIB.
El especialista advirtió sobre una crisis en la balanza de pagos, con un déficit comercial de $506 millones en el primer semestre de 2025 debido a la caída en exportaciones de gas natural. A esto se suma una crisis energética por la reducción en la producción interna de gas y falta de dólares para importar combustibles.
El presidente Luis Arce ha rechazado hacer ajustes al modelo económico y ha culpado a legisladores opositores y aliados de Evo Morales por bloquear créditos externos que, según el Gobierno, ayudarían a importar gasolina y diésel.
Rodríguez cree que esos préstamos podrían aliviar el acceso a divisas, pero no resolverían el problema de fondo. Propone “un aluvión de dólares” para estabilizar la moneda y reactivar la economía, además de corregir el déficit fiscal y liberar totalmente las exportaciones.
También considera clave el uso de biotecnología en el agro boliviano, que podría compensar la caída de los ingresos por exportación de gas natural.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) de Estados Unidos se mantuvo en un 2.7 % interanual en julio, al mismo nivel que el dato de junio, informó este martes el Buró de Estadísticas Laborales (BLS).
La inflación subyacente, que excluye los volátiles índices de energía y los alimentos, repuntó un 3.1 %, – después de un 2.9 % en junio- a tono con los previsto por analistas, que vaticinan la continuación de una tendencia al alza de este indicador, en lo que podría ser la materialización del impacto de la política arancelaria del presidente Donald Trump.
En términos intermensuales, la inflación subió un 0.2 %, mientras que el dato subyacente aumentó un 0,3 %, después de una subida del 0.3 % y el 0.2 % respectivamente en junio, indicadores seguidos muy de cerca por la Reserva Federal que mantiene la cautela en cuanto a una reducción en los tipos de interés pese a las presiones de la Casa Blanca.
El índice de vivienda incrementó un 0.2 % en julio y se mantiene como el factor principal que influye en las subidas mensuales de todos los artículos en los últimos meses, según el BLS.
Por otro lado, el precio de los alimentos se mantuvo estable después de repuntar un 0.3 % los dos meses anteriores, aunque el índice de productos lácteos y relacionados aumentó un 0.7 % durante julio.
La categoría de las carnes, aves, pescado y huevos aumentó un 0.2 %, aunque específicamente, en el caso de los huevos este índice cayó un 3.9 %.
En contraste, el índice de energía decreció un 1,1 % en julio, impulsado principalmente por la disminución del 2.2 % en los precios de la de gasolina durante el mes.
En términos interanuales, la energía disminuyó hasta un 1,6 % con respecto al mismo mes de 2024, mientras que el índice de alimentos aumentó un 2.9 % en el mismo periodo.
La atención médica, las tarifas aéreas, la recreación, el mobiliario para el hogar, y los autos y camionetas usados estuvieron entre las categorías que aumentaron.
Los índices de alojamiento fuera del hogar y las comunicaciones estuvieron entre los pocos índices principales que disminuyeron en julio.
Reuniones de la Fed
El Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (Fed) se reunirá los próximos 16 y 17 de septiembre para decidir sobre los tipos de interés, que se han mantenido en un rango del 4.25 al 4.5 % desde el recorte de diciembre de 2024.
La Fed sigue muy de cerca las cifras de inflación subyacente a la hora de tomar decisiones sobre la política monetaria, junto con los índices de precios de gasto de consumo personal, el producto interior bruto (PIB) y el desempleo, también publicado por el BLS.
El mes anterior, el Buró de Estadísticas Laborales se vio envuelto en la polémica tras la publicación de números de empleo por debajo de las expectativas del mercado, rechazados como “falsos” por el presidente Trump que despidió horas después a la responsable de la entidad, Erika McEntarfer.
El Salvador se mantiene como un destino “estratégico” para el ecosistema de criptomonedas, aunque el 92 % de la población no usa la criptomoneda, destacó un estudio de la agencia de relaciones públicas Sherlock Communications.
El estudio, realizado por el investigador Luiz Eduardo Abreu Hadad, revisó la madurez del ecosistema de criptomonedas y las actualizaciones regulatorias en América Latina.
La investigación recuerda que El Salvador fue el primer país en el mundo en reconocer el bitcoin como moneda de curso legal septiembre de 2021, pero la adopción de la criptomoneda es “baja a nivel popular” con solo un 1.7 % de la población con activos.
El documento sostiene que la falta de confianza y utilidad en la vida cotidiana en el bitcoin es uno de los motivos detrás de la baja adopción, a pesar de que el “gobierno promueve agresivamente el uso de criptoactivos”.
Además, el bitcoin pierde apetito en el mercado por la baja inflación, a diferencia de países con altas tasas inflacionarias donde las criptomonedas sirven de refugio. “El hecho de que El Salvador ya tenga una economía dolarizada hace que la adopción de stablecoins sea baja. Por ahora, la mayoría de los salvadoreños sigue prefiriendo las finanzas tradicionales”, añade.
Al cóctel se suma el bajo uso de la criptomoneda para enviar remesas, con apenas un 0.52 % del total en el primer trimestre al sumar $16 millones, una cifra también inferior en un 45 % en comparación con el mismo período de 2024. El reporte agrega que los salvadoreños prefieren el efectivo o los canales fintech por los problemas con la billetera Chivo y la volatilidad de las criptomonedas.
Con el acuerdo del FMI, el gobierno se comprometió a liquidar la Chivo Wallet en julio. /DEM
“En resumen, las iniciativas del gobierno en materia cripto todavía no han logrado integrarse de forma significativa en la vida financiera diaria de la mayoría de los hogares”, indica.
Entonces, ¿por qué es un destino?
Según el informe, la postura del gobierno envía señales positivas. Por un lado, la reserva estratégica de bictoin continúa en crecimiento con más de 6,200 monedas por un valor cercano a los $620 millones.
“La administración del presidente Nayib Bukele continúa con su estrategia de comprar 1 BTC al día, lo que indica confianza a largo plazo”, indica, al tiempo que asegura que Estados Unidos comienza a implementar una reserva similar.
También cita que, según las autoridades salvadoreñas, el bitcoin y la mejora en seguridad son parte de los atractivos que moviliza el turismo. Bitcoin Beach, en el Zonte, La Libertad, se mantiene como un referente, con negocios que aceptan pagos en la criptomoneda.
Al menos 181 empresas de criptomonedas se encuentran registradas ante el Banco Central de Reserva (BCR), pero solo 20 están operativas.
Las plataformas locales con licencia reportan que los bancos con frecuencia niegan cuentas por presiones de las instituciones financieras en Estados Unidos debido la presión de riesgos. Sin embargo, con la Administración Trump se espera una relajación de las normas y facilite la integración del ecosistema.
“Los expertos del sector consideran a El Salvador como un país amigable con las criptomonedas, destacando que la infraestructura legal ya está lista para un posible ingreso de capital en el próximo mercado alcista”, sostiene el reporte.
Además, El Salvador ofrece un marco “legal atractivo”, aun cuando el gobierno retiró al bitcoin la categoría de moneda de curso legal como parte de las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) para el programa de $1,400 millones, al tiempo que limitará la intervención pública en el ecosistema bitcoin y liquidará la Chivo Wallet.
Las tortillas y los güisquiles fueron los productos que más se encarecieron durante junio, así como almorzar afuera o la compra de pan francés, de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
Este indicador mide la evolución de precios mes con mes de una canasta de bienes y servicios que demanda la población salvadoreña, la base para calcular la inflación y una fotografía cercana del costo de la vida.
El último informe, publicado por el Banco Central de Reserva (BCR), detalló que las variaciones positivas más notorias en junio se marcaron en el precio de las tortillas (0.07 %), el güisquil (0.05 %), gasolina especial (0.03 %), almuerzo (0.03 %), y pan francés (0.03 %).
Las variaciones negativas más importantes se situaron en el costo de viajar por aire (0.05 %), la papa (0.03 %), el limón (0.02 %), el tomate (0.02 %) y la naranja (0.02 %).
¿Qué pasa con el precio de los alimentos
El IPC de junio señala que la división de alimentos y bebidas no alcohólicas cerró con una deflación de -1.44 %. Al desgranar, alimentos registró -1.91 % y bebidas, en cambio, reportó una inflación de 2.89 %.
Es decir, que el precio de los alimentos ha bajado en relación a los niveles de hace un año, pero en las bebidas ha aumentado.
De esa manera, la canasta básica alimentaria (CBA) se ubicó en $253.05 en junio en la zona urbana, al menos $9.1 menos en relación con el valor de $262.1 que costaba en igual mes en 2024. Sin embargo, aumentó $4.8 frente a mayo pasado y acumuló tres meses de constantes incrementos.
Vivienda, entre los más caros
De las 12 divisiones que conforman el IPC, el sector de alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles mostró una de las inflaciones más altas, de un 2.09 %.
Esta división tiene cuatro sectores, de las cuales el alquiler y el costo de la conservación o reparación de una vivienda tienen la inflación más alta, de un 5.51 % y un 5.24 %, respectivamente.
También la división de restaurantes y hoteles tiene una inflación de 3.39 %, explicada por el alto costo en los servicios de suministro de comidas por contrato.
Dichos resultados están alineados con el sentir de la población salvadoreña sobre el alto costo de la vivienda, así como de los pequeños empresarios que no pueden costear el alquiler de un local por la carga de impuestos más la renta del establecimiento.