Categoría: Opinión

  • La marca Bukele: reflexiones sobre el poder político

    La marca Bukele: reflexiones sobre el poder político

    Con su aguda crítica fundamentada en un pensamiento sólido y un conocimiento denso de nuestra historia, aterrizado siempre en la realidad actual, Rodolfo Cardenal me forzó a citarlo nuevamente tras afirmar que «Casa Presidencial creó una marca: la marca Bukele. La cuidó, la alimentó y prosperó». Eso dijo recientemente, en una entrevista transmitida por la emisora de la universidad jesuita salvadoreña: YSUCA, «la voz con vos». Pero este sacerdote, director del Centro Monseñor Romero, no dijo lo siguiente. Esto lo digo yo. Para mi gusto, esa «marca» es la del 666. ¡Ojo! No me refiero al número mencionado en el Apocalipsis del Antiguo Testamento, aunque más de alguna mente alcanzativa y hasta retorcida suponga que sí.

    Yo hablo de otros seises específicos. El primero tiene que ver con los meses que Nayib Bukele pidió permiso para abandonar la titularidad del Ejecutivo disque respetando la Constitución, para postularse nuevamente y ocupar el cargo durante el período inmediato posterior. Eso no fue más que una soberana cachetada para quienes, candorosa o tontamente, imaginaron que soltaría el poder aunque fuera para traspasárselo a alguien de su camada.

    El segundo: los seis millones de dólares que se supone cobró o cobrará tras recibir los cientos de prisioneros venezolanos enviados por Donald Trump, más algunos cuantos salvadoreños entre los cuales destaca el cabecilla marero procesado en Estados Unidos conocido como «El Greñas». Todos ingresaron al Centro de Confinamiento Contra el Terrorismo para inaugurar, en palabras de su segundón, el «alojamiento penitenciario» guanaco en esa megacárcel más conocida como el CECOT; dicha prisión presumida como la más grande de Latinoamérica es una de las regenteadas por Osiris Luna, funcionario intocable del «bukelato» que fue incluido en la Lista Engel del Departamento de Estado estadounidense por corrupto. Con esto y más, Bukele está enajenando un país cada vez menos nuestro.

    Finalmente, el último dígito de esa «marca» tiene que ver con el sexto año que acaba de cumplir tras estar instalado inconstitucionalmente en la silla presidencial desde el 9 de febrero del 2020. Previo al festejo oficialista de tan lamentable aniversario, destacan diversas capturas recientemente efectuadas que han sido censuradas dentro y fuera del país por diversas razones. Además, se cumplió un año de la detención de varios veteranos de guerra; entre ellos se encuentra Atilio Montalvo, cuyo hijo reveló que para arrestar «a un hombre inocente y enfermo» los agentes de una comatosa Policía Nacional ‒¿Civil?‒ recurrieron al ya acostumbrado engaño utilizado para consumar tales acciones; «lejos de ser un acto de valentía», aseguró el joven, el video que él circuló «está más cerca de ser un grito de desesperación».

    A lo anterior, agréguese que la «cofradía» que «legisla» aprobando sin discusión todo lo que le envía y ordena su «divinidad» emitió otra cuestionada normativa, similar a la del régimen dictatorial orteguista: la Ley de Agentes Extranjeros. ¿Qué decir sobre esta? De entrada, que es un «atarrayazo» dolosamente lanzado con una evidente intencionalidad política: enmudecer cualquier voz crítica y obstaculizar el crecimiento de una verdadera oposición social, más que partidista. Asimismo, su contenido está obvia y completamente recargado con una discrecionalidad que personaliza ‒aún más‒ el control que Bukele ejerce sobre la institucionalidad que la deba aplicar, debido a que su «figura de cera» ya comenzó a aguadarse dentro y fuera de nuestras fronteras patrias con mayor intensidad a partir del último diciembre, cuando sacaron del basurero y autorizaron de nuevo la extracción minera.

    Dicha discrecionalidad otorgada se concentra en el artículo 20 de la referida Ley de Agentes Extranjeros, al determinar que el presidente de la república podrá «aprobar cuantos Reglamentos [sic] de aplicación y desarrollo» de la misma «sean necesarios, para el establecimiento de definiciones, cumplimiento de sus fines, atribuciones y competencias».

    Hay muchos peros que ponerle a esta, tanto de fondo como de forma. Desde atentar contra la seguridad jurídica, ser contradictoria y estar llena de ambigüedades, hasta una redacción realmente bochornosa. Parafraseando el informe publicado en 1978 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre nuestro país, poco faltará para asegurar que «los derechos de reunión y de asociación, sobre todo el segundo», se enfrenten a «frecuentes obstáculos al ser ejercidos por personas o grupos opuestos al Gobierno»; también que los de libertad de pensamiento y de expresión sean «sujetos a limitaciones» debido a «las interpretaciones» derivadas del vigente régimen de excepción, ya eternizado, y la Ley de Agentes Extranjeros aprobada.

    Temo que en la hora actual salvadoreña vamos camino a eso y más mientras siga a la baja esa «marca Bukele» que, según mi saber y entender, se plasma en un particular 666 distinto al bíblico pero sin duda apocalíptico.

  • Nadie es dueño de las aceras ni de las vías públicas

    Nadie es dueño de las aceras ni de las vías públicas

    Las calles son de uso público y las aceras son de uso peatonal. Nadie particular puede posesionarse de las calles ni de las aceras. Cada municipalidad debe tener normativas que impidan que ciudadanos, instituciones o empresas coloquen obstáculos ya sea para impedir el paso de vehículos o el estacionamiento temporal de los mismos.

    Cobrar por permitir el estacionamiento temporal en la vía pública debe ser prohibido y sancionado con multa, incluso debe ser considerado una falta grave que en un momento pueda convertirse en delito si se acosa al conductor para que pague o se le amenaza con daños al vehículo, como suele suceder.

    En el país no hay suficientes estacionamientos autorizados por lo que en algunas calles de menos tráfico vial es posible estacionarse a la orilla, empero muchas personas y establecimientos de cualquier tipo se han apoderado de las vías y colocan obstáculos para convertirlos en estacionamientos privados o exclusivos, generando con ello un grave problema para los conductores y en algunas situaciones provocando congestionamientos.

    Los conductores se pueden estacionar de manera provisional en cualquier calle o avenida secundaria menos frente a cocheras, portones o salidas de emergencia. Si mi casa está frente a la calle, yo no pudo impedir que se estacionen en ella, toda vez que no lo hagan frente a la cochera, porque ni siquiera soy dueño de la acera, de tal manera que nada me faculta a colocar conos, barriles o cualquier tipo de obstáculos. Se han conocido casos de intolerancia donde los propietarios de edificaciones o viviendas particulares prohíben el estacionamiento en la calle frente a sus propiedades. Esos casos son abusivos y deben denunciarse para que dichas personas reciban sendas sanciones.

    Por los anterior es bien visto que las autoridades municipales de San Salvador Centro hayan iniciado desde la semana pasada el retiro de obstáculos en calles y avenidas, así como el retiro de vehículos en mal estado o que han sido abandonados en aceras, impidiendo el paso peatonal o exponiendo al peligro. La labor debe ir más allá y también debe proceder… orden territorial local.

    No se debe permitir los talleres o negocios en la vía pública, salvo en lugares adecuados para ello. Los municipios deben ordenarse y con ello ayudar a mejorar el tráfico vial y peatonal. Ningún particular es dueño de la vía pública y todos tenemos derechos a usarla de la manera correcta. Retirar los obstáculos que impiden el libre flujo en aceras y vías debe ser una función permanente de las municipalidades para ordenarnos aunque sea un poco. Ordenemos el país.

  • Stalin en el metro de Moscú (II)

    Stalin en el metro de Moscú (II)

    En la estación de Belorússkaya, que se inauguró en 1952, en la parte central del vestíbulo fueron pintados doce paneles de mosaico alegóricos a la historia de Bielorrusia. Y en uno de ellos, el llamado ‘Bordadoras’, se encuentran unas jovencitas tejiendo una alfombra con el retrato de ‘Koba’. Sin embargo, a mediados de la década de 1960, todo eso se recompuso: en lugar de Stalin se vio la Orden de la Bandera Roja del Trabajo, con su correspondientes hoz y martillo cruzados.

    Todas esas ‘reescrituras históricas’ fueron órdenes emanadas, como les gusta decir a los que trafican con la política, ‘desde arriba’, esto es, desde el núcleo de poder.

    La estación de Novoslobódskaya, que fue inaugurada en 1952, el decorado llevaba las palabras ‘Paz mundial’ y, de nuevo, le tocó a Pável Korin, representar (sobre una madre y un hijo) un medallón con el retrato de Stalin. En los años que rigió Jrushchov hubo que quitar la referencia a Stalin.

    La estación Báumanskaya fue inaugurada en 1944, y en 1945 se instaló en la pared un mosaico con los perfiles de Stalin y de Lenin. Sin embargo, en 1963 Stalin dijo chao de ese sitio y quedó solo Lenin, pero viendo para otro lado.

    Muy próximos a las escaleras mecánicas de la estación Dobríninskaya se encuentran tres paneles de mosaico inmensos. Cerca del panel central, donde está representado Lenin, había una estatua de regulares dimensiones de Stalin, pero a mediados de la década de 1960 llegaron a desmontarla y se la llevaron. Esta estación fue inaugurada en 1950. Y en el panel de la derecha estaba el retrato de Stalin. Pero como el 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin, en su cápsula Vostok 1, completó una órbita de la Tierra, pues resultó fácil quitar a Stalin y poner a Gagarin. También en el interior de la estación Dobríninskaya había un retrato de Stalin que también fue sacado de allí y lo sustituyó un mosaico bajo el lema de ‘La mañana de la era espacial’.

    Aquí solo se está dando cuenta de algunas de las imágenes o representaciones de Stalin que de seguro hubo muchas (¿o hay?), y a saber cuántas fueron removidas. Y qué no decir de los materiales escritos donde el señor aparecía como el Gran Timonel de la Nave Imbatible. Debe haber sido una tarea infame que requirió un contingente importante de afectos diligentes dedicados a ‘resituar’ protagonismos y a ‘inventar’ otras situaciones.

    Que Stalin vuelva a estar de moda en Rusia no es una sorpresa, dado que esto de quitar y volver a poner, habilitar y rehabilitar, pareciera una manía rusa que es la de nunca acabar. Ahora rige Putin, pero mañana, no. Y entonces lo sacarán del Panteón de los Ilustres, y años después lo regresarán. Y así irán.

    Rusia es un ámbito territorial complejo y su entorno lleva siglos haciéndose y rehaciéndose. La guerra contra Ucrania que hoy discurre forma parte de este permanente reajuste geoestratégico.

    El juego con las figuras, los nombres y los símbolos del pasado ruso también debería servir para comprender lo que ahora es y hace Rusia. Aunque sigue siendo una de las grandes potencias (junto a China, a Estados Unidos, a Francia, a Reino Unido…), ya no constituye un contrapoder (frente a Estados Unidos) ni nada de eso.

    La guerra contra Ucrania ha puesto al desnudo a Rusia: en su capacidad militar, en sus pretensiones geopolíticas, en sus fundamentos de convivencia mundial, en sus espejismos de poder…

    Si Stalin vuelve al proscenio eso quiere decir que los sectores dirigentes rusos no han entendido nada de nada Están poniendo en circulación a un personaje que en su encarnación histórica hizo un daño bárbaro a la sociedad del país euroasiático y sus amplios territorios aledaños. Son cerca de treinta años de feroz dominio político, y esto significó la eliminación física (asesinato), el destierro (interno y externo), la persecución, la marginación y la anulación de miles y miles de personas que quedaron ahí silenciadas e invisibles.

    Por eso es tan importante que se haya divulgado todo este tiempo a autores como Mijaíl Bulgákov (‘Corazón de perro’), Andréi Platónov (‘Dzhan’), Isaak Bábel (‘Caballería roja’), Marina Tsvietáieva (‘Un espíritu prisionero’), Varlam Shalámov (‘Relatos de Kolimá’) …, porque esos autores y sus libros dan cuenta acerca de aquel lapso dramático que se ha querido ocultar y que ahora al ‘plantar’ a Stalin (el verdugo de todos ellos), se pretende hacer ‘tabula rasa’ de la historia rusa contemporánea.

  • Todo germina en nosotros, para bien o para mal

    Todo germina en nosotros, para bien o para mal

    Me uno a esas gentes que perseveran en la búsqueda de la concordia, que no cesan en su empeño y que sueñan cada día en hacer realidad un orbe más habitable, donde resida la paz sustentada en el abrazo sincero, con el auténtico afecto siempre en guardia.

    Unirse y reunirse en son de quietud es prioritario, así como mostrar actitudes de apoyo hacia esas personas comprometidas con un mundo más seguro, llegando a arriesgar cada día su propia existencia.

    Al fin y al cabo, todo germina en nosotros. Negar la evidencia es estar ciegos y sordos. En el planeta, hay millones de personas sufriendo un daño inmenso provocado por los conflictos. No tiene sentido darnos desaliento en vez de aliento, aislarnos y levantar muros en lugar de crear comunidad y comunicación. A mi juicio, repensarlo es vital.

    Ciertamente, todo surge y resurge en nuestro propio interior, que nos pone en movimiento para bien o para mal; de ahí, la necesidad de no contradecirnos a la hora de tomar horizontes sensatos que nos fraternicen. En efecto, ha sido capital globalizarse, sentirse parte de esa pulsación armónica. Ahora lo que tenemos que hacer, es cultivar el espíritu donante, en un contexto de autenticidad y lucidez.

    Conciliar latidos y reconciliar pulsaciones es básico para regenerarnos, dejando a un lado los intereses económicos y financieros. Sin embargo, el amor, conjugado con el amar es por su naturaleza creativo e indaga en el modo y en la manera de entregarse a la causa, sin otro desvelo y afán, que fraternizarse. Por ello, cultivarlo ha de ser tan real como la vida misma.

    Simpatizar entre nosotros nunca ha sido fácil; por ello, el establecimiento del acuerdo es una tarea complicada, al que hay que sumarle en la actualidad, el cúmulo de tensiones ocasionadas en parte por las políticas internacionales. Las pugnas son más complejas y prolongadas, también más crueles, ya que muchos grupos armados tienen acceso a una tecnología moderna potente, a lo que hay que sumarle la información falsa y la desinformación en otras ocasiones, lo que causa asimismo más violencia e inseguridad.

    Quizás, hoy más que nunca, debamos contribuir a evitar las rivalidades que nos colisionan, impidiéndonos marchar tranquilos, lo que debe hacernos suscitar recursos dialogantes y respaldar los procesos democráticos. Activemos, pues, la calma a la hora de atendernos y entendernos.

    Tomar el camino de la mansedumbre es hacerse cargo más que de uno mismo, de los otros, de los que transitan a nuestro lado deshechos y que requieren de nuestra ayuda para rehacerse. El poder mundano nada resuelve, genera más bien batallas absurdas de destrucción y muerte, lo que nos convoca a promover los derechos humanos, dotando a las instituciones públicas de representantes ecuánimes, convencidos de que el sosiego empieza conmigo.

    La cuestión radica en no desfallecer, en aprender a reprendernos, antes de que se propague en nuestro obrar un fatídico compromiso hereditario de revancha. Por desgracia, la furia se vuelve a poner de moda y se reviste incluso de la coraza de la firmeza.

    Por tanto, no popularicemos como normal lo que es anormal: La barbarie.

    Es verdad que el ser humano está hecho para combatir al humano ser, y aunque la hostilidad pueda parecernos inevitable, es una exigencia natural destronar de nuestro entorno la carrera de armamentos. Tras la devastación de dos guerras mundiales, se apostó por la creación de las Naciones Unidas, genial.

    En este preciso momento, es además necesario instaurar la universalidad de un deber ciudadano, que no es otro que desmembrarnos de las armas para asociarnos entre sí a las níveas almas, desposeídos del dominio, bajo la jurisdicción vinculante del verso y la palabra, síntesis de la benigna convivencia.

    No olvidemos, que la alianza es posible, si se labora. Desde luego, es nuestra gran obligación. Una revelación que nos impulsa a ser poetas de corazón.

  • Stalin en el metro de Moscú (I)

    Stalin en el metro de Moscú (I)

    De nuevo Stalin ha sido visto en Moscú. No es Putin disfrazado del georgiano ‘Koba’. Es el mismísmo Iósif Vissariónovich Dzhugashvili. Solo que ahora en formato de piedra.

    La noticia se ha regado como pólvora y ahora millones de rusos lo verán al entrar y al salir del metro de Moscú. De nuevo, porque en 1950 (tres años antes de la muerte de Stalin) se había erigido un monumento a Stalin allí en el metro de Moscú. De ahí que esta sea una recreación de aquel, dado que, en 1966, cuando se recompuso dicho metro, las autoridades de aquel momento dijeron, como quien no quiere la cosa, que ‘el monumento de 1950 se había perdido’.

    El nuevo monumento está en el mismo lugar: en la estación de metro Taganskaya.

    No es que ahora se esté ‘rehabilitando’ a Stalin después de haberlo defenestrado como consecuencia del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética ―PCUS― celebrado en 1956, y que encabezado por Nikita Jrushchov denunció y acusó a Stalin de diversas tropelías desde que tomó el control del PCUS y del Estado soviético tras la muerte de Lenin en 1924. El asunto tiene cola.

    Es que desde que asumió Leonid Ilich Brézhnev, en 1962, la conducción del PCUS y del Estado soviético, después de haber sido destituido Jrushchov, lo que desde 1956 se llamó proceso de desestalinazión se desaceleró y terminó por desactivarse. Y entonces la figura de Stalin y su presencia en el país euroasiático que constituía la Unión Soviética, quedó a la sombra. Esto explica, de algún modo, que desde 2016 hasta la fecha se hallan erigido estatuas y monumentos a la memoria de Stalin en diversos lugares de la Rusia actual. Es decir, la figura de Stalin pareciera que no necesita ser rehabilitada hoy, porque desde hace años está rehabilitada.

    El metro de Moscú, inaugurado en 1935, es una infraestructura emblemática de la ingeniería rusa, y cualquier cosa que acontezca dentro de sus instalaciones (cada año un poco más de 2000 millones de pasajeros pasan por las 258 estaciones de ese tendido subterráneo de casi 415 kilómetros) impacta en el ‘alma rusa’. Así, cuando Stalin fue ‘borrado’ de la decoración de las diferentes estaciones del metro de Moscú, se estaba trasladando el mensaje a la ciudadanía de que el ‘asunto de Stalin’ exigía sacarlo de circulación.

    En la estación de Komsomólskaya, el techo está decorado con diversos mosaicos que tomaron como punto de partida bocetos de Pável Korin, y que ilustran aspectos de la historia rusa. En uno de los segmentos aparecía Stalin tomándole juramento a un soldado, pero después de 1954 Stalin se esfumó y lo que se vio fue a Lenin haciendo un discurso al Ejército Rojo. No es necesario insistir mucho en esto de la ‘reescritura de la historia’: quien tiene el poder decide lo que se lee, lo que se ve, lo que se debe recordar. Eso sí, mientras ese poder esté vigente y otro no lo releve y le dé vuelta de gato, y así va la cosa…

    En la estación de Kíevskaya, que se inauguró en 1954 y que constituía un homenaje a la reunificación de Rusia y Ucrania, también había grabadas imágenes de Stalin. En una de ellas, Lenin se observa dirigiéndose a la multitud, y atrás de él, como es lógico imaginar, se encuentra Stalin, pero después de 1954, ‘Koba’ (uno de los sobrenombres de Stalin que usó Trotsky para referirse en sus escritos a su verdugo) ya no está en ese mosaico, le pusieron ‘chelito’ y se ve siempre a Lenin hablando, pero en solitario. No deja de ser curioso este modo sencillo, práctico y efectivo de ‘borrar’ figuras que antes fueron indiscutibles y, después, por completo prescindibles.

    Es más fácil ‘borrar’ que discutir los procesos históricos y las presencias individuales en esos procesos. Porque este modo maniqueísta de entender la Historia, situando las cosas solo entre malos y buenos, solo sirve para propósitos propagandísticos, pero no resuelve el imprescindible conocimiento del pasado, que es lo que permite comprender el presente.

    En la misma estación de Kíevskaya hay otro mosaico donde aparece Stalin, pero al parecer les resultó difícil solo ‘desaparecerlo’ a él y por eso optaron por colocar otra escena, otro tema.

    En verdad es risible todo este proceso de ‘oficialización’ de los hechos históricos. Desde la sombra se decide a quien se le rinde homenaje y desde la sombra también se decide la supresión de ese homenaje. Es como un juego de máscaras.

  • Makasi

    Makasi

    Hay historias que por falta de documentos adecuados o testimonios acreditados de sus actores se convierten con el tiempo en leyenda, lo que tal vez habría ocurrido con los cubanos que combatieron el Castro comunismo en Áfric

    si el cineasta Wenceslao Cruz con la colaboración del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo y fundamentalmente los protagonistas de esa gesta, no hubiera dirigido el documental que recoge aquella cruenta experiencia en la que cuatro pilotos aviadores cubanos perdieron la vida.

    «Cubanos combatiendo el castro comunismo en Áfric» es un documento histórico que testimonia el compromiso de un amplio sector del pueblo de Cuba de no cejar en el empeño de reconquistar sus derechos, aunque fuera combatiendo en tierras extranjeras.

    La prácticamente desconocida Operación «Makasi», fue un plan forjado por dependencias del gobierno de Estados Unidos para detener el progreso de las fuerzas comunistas en el antiguo Congo Belga, empeño, en el que participaron exiliados cubanos con el compromiso de las agencias federales de prestarles el apoyo que fuera pertinente para que siguieran combatiendo el régimen totalitario castrista, como expresa Generoso Bringas y otros expedicionarios en el documental.

    Estos combatientes habían previamente confrontado al régimen en la Isla militando en las numerosas organizaciones que operaban en la clandestinidad o alzándose en armas contra el totalitarismo.

    Posteriormente, en el exilio, se integraron mayoritariamente a la Brigada 2506, después se incorporaron a los grupos armados que en Centro América operaban en lanchas rápidas contra los intereses castristas, bajo el liderazgo de Manuel Artime.

    Estos exiliados cubanos, al tener conocimiento que el asesino en serie Ernesto «Che» Guevara era el jefe del contingente que Castro había enviado al Congo, mostraron un mayor interés por participar en el proyecto.

    El artillero de una de las lanchas rápidas, Félix Toledo dice en el documental «El combate se produjo por la noche y duró unas dos horas. Fue a corta distancia. Sólo combatieron cuatro de las cinco embarcaciones enemigas, ya que la quinta lancha se alejó de la zona. Poco después supimos que en ella se encontraba Guevara», por su parte el piloto aviador, Juan Carlos Perón +, relato la muerte de su colega Juan Tuñón, quien después de haber contraído malaria fue capturado por grupos rebeldes y asesinado brutalmente.

    Uno de los testimonios más escalofriante es el del soldado de infantería, Juan Tamayo, quien recuerda «Fuimos al rescate de unas familias, unos misioneros, aquello daba grima porque había niños, mujeres, ancianos, pero a mí lo que más me impresiono no fueron los tiros, fue que entre los rescatados había una niñita que no llegaba al año que me tuve que poner entre mis piernas, a pesar de que estaba disparando una ametralladora, tenía que cubrirle la carita con una mano para que los casquillos calientes que saltaban del arma no cayeran en su cara, me imagino que si esa niña está viva, debe ser sorda porque el tableteo era infernal».

    Al concluir exitosamente la Operación Makasi, cubanos del exilio, con independencia del gobierno de Estados Unidos se aprestaron a luchar contra los mercenarios castrista que en Angola respaldaban al gobierno de Agustino Neto, uno de estos hombres fue el también brigadista Miguel Álvaro Jimeno quien declaro, «Nuestra presencia en Angola fue consecuencia directa de nuestros anhelos de luchar contra el comunismo en Cuba y en cualquier otro país, esa operación era tan ajena al gobierno de Estados Unidos que cuando ellos pusieron en ejecución el Clark Amendment, salimos clandestinamente de Angola hacia Zaire donde otro líder de la insurgencia, Holden Roberto, puso a nuestra disposición dos camiones para que nos escondiéramos en cargamentos de plátanos[PC1] «.

    El documental también muestra la profunda solidaridad del exilio cubano a través del «Miami Medical Team», cuyo director y fundador, el doctor Manuel Alzugaray, describe los viajes y envíos de recursos médicos a Angola en respaldo a las fuerzas de Unitas que dirigía el ya desaparecido Jonás Sabimbi.

    El film de Cruz fue estrenado en la FIU con la colaboración del Cuban Research Institute que dirige Sebastián Arcos, después en el museo de la Brigada 2506 y por último en la Universidad Atlantic de Puerto Rico, que dirige Ramon Barquín III, donde una espectadora Xiomara Ledon me dijo, «se ve que son cubanos, porque son los únicos que narran tragedias sin dejar de sonreír».

  • El Salvador frente a Centroamérica: ¿qué nos dice la expectativa de vida sobre nuestro sistema de salud?

    El Salvador frente a Centroamérica: ¿qué nos dice la expectativa de vida sobre nuestro sistema de salud?

    Hace un par de días leí una columna titulada «¿Debilitar el nivel de atención primaria es buena estrategia de salud pública?», publicada en un medio escrito nacional por mi amigo y colega, el Dr. Iván Solano, presidente del Colegio Médico.

    En su artículo, el Dr. Solano reflexiona sobre el debilitamiento que está experimentando el sistema nacional de salud bajo la actual administración. Se refiere, en particular, al abandono que sufre el primer nivel de atención (puestos de salud, unidades de salud y centros de salud), lo cual afecta de manera significativa el acceso y la calidad de los servicios que se ofrecen a la población.

    El artículo destaca que estos servicios de primer nivel son los más periféricos del sistema de salud y, por ende, los más cercanos a la población, tanto urbana como rural. La reflexión del Dr. Solano resulta especialmente pertinente en el contexto actual de nuestra salud pública.

    Debido al «encarcelamiento» de los datos de salud pública ejecutado por el MINSAL—que impide a la población y al gremio médico acceder a información relevante—no es posible realizar un análisis más exhaustivo y concluyente sobre el impacto de este debilitamiento. Sin embargo, existen algunos datos manejados por organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud y otros, que nos permiten hacer ciertas proyecciones. Uno de estos indicadores clave es la expectativa de vida.

    De acuerdo con datos de «database.earth», la expectativa de vida promedio en El Salvador para el año 2025 es de 72.52 años, desglosada en 67.99 años para los hombres y 76.70 años para las mujeres. Al comparar este indicador con otros países de Centroamérica, El Salvador se encuentra por debajo de Costa Rica (81.0 años), Nicaragua (76.5 años), Honduras (75.4 años) y Guatemala (73.7 años).

    La expectativa de vida de la población es un indicador fundamental que refleja tanto el estado general de salud como la efectividad, accesibilidad y equidad del sistema de salud de un país. Interpretar este dato implica considerar varias dimensiones:

    • Desempeño del sistema de salud: Una expectativa de vida alta suele asociarse con servicios de salud preventivos y curativos eficaces, acceso amplio a atención médica—incluyendo áreas rurales y marginadas—y la existencia de programas sólidos de vacunación, control de enfermedades crónicas y promoción de la salud. Por el contrario, una expectativa de vida baja puede indicar deficiencias en la calidad o el acceso a la atención médica, alta incidencia de enfermedades transmisibles, violencia, desnutrición o marcadas desigualdades en salud entre distintas regiones o grupos sociales.

    • Desigualdades sociales y económicas: La expectativa de vida también es un reflejo de las condiciones sociales y económicas. Una cifra baja puede evidenciar desigualdades en educación, ingresos, acceso a saneamiento básico y nutrición, todos ellos determinantes sociales clave de la salud. Un sistema de salud equitativo ayuda a reducir estas brechas y mejora la expectativa de vida general.

    • Comparación internacional: Analizar la expectativa de vida en relación con otros países permite evaluar la eficiencia relativa de los sistemas de salud, el impacto de las políticas públicas y los efectos de crisis sanitarias, como la pandemia de COVID-19, sobre la salud de la población.

    En síntesis, la expectativa de vida es una herramienta integral para diagnosticar el estado de salud pública, identificar desigualdades y orientar políticas de mejora en el sistema sanitario.

    Aunque El Salvador cuenta con un sistema de salud pública conformado por el Ministerio de Salud (MINSAL) y el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), muchas personas, especialmente en zonas rurales, enfrentan coberturas limitadas y fragmentadas. La inversión en formación y educación continua del personal médico es insuficiente, lo que afecta la calidad del servicio.

    Si bien se han logrado avances en el control de enfermedades infecciosas, las enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares están aumentando rápidamente, en parte debido al envejecimiento poblacional, lo que genera una presión constante sobre el sistema de salud. Además, la violencia histórica, aunque actualmente reducida, sigue impactando negativamente la expectativa de vida en el país.

    Un sector considerable de la población aún enfrenta pobreza, inseguridad alimentaria, baja educación y acceso limitado a agua potable, factores estructurales que el sistema de salud no logra compensar plenamente, reflejándose en la menor expectativa de vida comparada con otros países de la región. Aunque estas problemáticas son comunes en Centroamérica, parece que los sistemas de salud de países vecinos están abordándolas con mayor efectividad que el MINSAL.

    Por ello, El Salvador y sus líderes en salud deben enfocarse en ampliar la cobertura universal, con una inversión sostenida en infraestructura sanitaria y en la formación del personal de salud. Esto debe integrarse con un enfoque en educación, prevención, promoción de hábitats saludables, alimentación adecuada y actividad física. Además, es fundamental apoyar estrategias para la reducción de la violencia y programas sociales que disminuyan las desigualdades sociales y económicas que afectan la salud de la población.

  • El Salvador: La Seguridad Inquebrantable y el Modelo que desafía al Continente

    El Salvador: La Seguridad Inquebrantable y el Modelo que desafía al Continente

    Desde esta tribuna, donde la criminología se mezcla con la cruda realidad de nuestras calles, es innegable que el primer año del segundo mandato del Presidente Nayib Bukele ha consolidado a El Salvador como un paradigma en materia de seguridad pública, no solo en la región, sino a nivel continental. Si bien los análisis criminológicos suelen ser cautelosos y complejos, los datos duros y la transformación palpable en la vida cotidiana de los salvadoreños demandan una mirada objetiva a los logros sin precedentes.

    El hito más resonante, sin duda, es la consolidación de la tasa de homicidios más baja de todo el continente americano. Hace apenas unos años, antes de la llegada al ejecutivo del presidente Nayib Bukele El Salvador era sinónimo de violencia extrema, con índices de homicidios y feminicidios que aterraban al mundo. Hoy, la reducción es drástica y sostenida, transformando la percepción de inseguridad en una sensación de tranquilidad que nuestros ciudadanos no experimentaban en décadas. Esto no es solo una estadística; es la posibilidad de que miles de familias respiren sin miedo, que los niños jueguen en las calles, que los negocios abran sin temor a la extorsión, y que las familias disfruten la noche y los espacios públicos.

    Pero la seguridad no se mide solo en la reducción de homicidios. Los logros se extienden a otros frentes cruciales:

    • Erradicación de las Pandillas como poder territorial: Las estructuras de pandillas, que durante años aterrorizaron barrios, comunidades, cantones, caseríosenteros y controlaban vastas zonas del país a través de la extorsión y la violencia, han sido desmanteladas. La captura masiva de sus miembros, la intervención en sus redes de financiamiento y la anulación de su capacidad de operar con impunidad han liberado comunidades enteras del yugo de la violencia. Esto representa un cambio estructural en el control social informal que, por décadas, estuvo en manos de estos grupos criminales.

    • Reducción significativa de la extorsión: Este delito, que fungía como un impuesto ilegal para la mayoría de los salvadoreños, especialmente comerciantes y transportistas, ha experimentado una caída drástica. La eliminación de este flagelo no solo mejora la seguridad ciudadana, sino que también impulsa la economía local al liberar recursos que antes terminaban en manos de los criminales. Las reducciones oscilan entre 95 y 100% de acuerdo con el sector de la economía y zonas geográficas.

    • Recuperación del territorio y el espacio público: Calles, parques, mercados, casas comunales, viviendas, y colonias que antes eran zonas rojas o de control pandilleril han sido recuperados por el Estado y la ciudadanía. Esta revitalización del espacio público permite el florecimiento de la vida comunitaria, el comercio y la libre circulación, elementos vitales para el desarrollo social y económico.

    • Fortalecimiento Institucional: La implementación de un régimen de excepción ha permitido a las fuerzas de seguridad operar con mayor contundencia y efectividad. Paralelamente, se ha visto una inversión en equipamiento y capacidad operativa de la Policía Nacional Civil y la Fuerza Armada, lo que se traduce en una mayor capacidad de respuesta del Estado. La Fiscalía Generalde la República también asume el liderazgo en las investigaciones especializadas y en el trabajo en equipo. Armonía y cooperación entre los titulraes y las instituciones

    Desde la perspectiva criminológica, estos logros son resultado de una estrategia de control social formal audaz y de alta intensidad, que priorizó la disrupción de las redes criminales y la recuperación del monopolio estatal de la fuerza. Es innegable e irrefutable que se ha logrado un cambio radical en la percepción y la realidad de la seguridad en El Salvador.

    El modelo salvadoreño, sin duda, ha generado fascinación y debate en América Latina, una región azotada por la violencia. Los logros en materia de seguridad del primer año del segundo mandato del presidente Nayib Bukele no son solo un alivio para El Salvador; son un caso de estudio sin precedentes que desafía las convenciones y ofrece una nueva perspectiva sobre la complejidad de la lucha contra el crimen en el continente y del sistema de justicia de nuestras naciones.

    *Por Ricardo Sosa , Doctor y máster en Criminología. Docente educación superior certificado

  • Ha muerto Alasdair MacIntyre, el último provocador moral

    Ha muerto Alasdair MacIntyre, el último provocador moral

    El nombre de Alasdair MacIntyre todavía no tiene el protagonismo que merecería su imponente actividad intelectual, de ahí que su fallecimiento, el pasado 21 de mayo a los 96 años, haya pasado prácticamente inadvertido para el gran público.

    Lo interesante es que las ideas de este pensador de excepción –nacido en Glasgow, Escocia, en 1929– probablemente irán ganando peso con el correr de los años hasta convertirlo en eso que ya muchos le reconocieron hace décadas: ser uno de los mejores exponentes de la filosofía moral y política, en lengua inglesa, de todos los tiempos.

    Formado en la Universidad de Manchester, tuvo como profesora a la carismática Dorothy Emmet (1904-2000), figura clave de los autodenominados “Filósofos de la Epifanía”, un grupo muy heterogéneo que durante la segunda mitad del siglo XX protagonizaron algunos de los más encendidos debates académicos sobre la relación entre ciencia y tradición religiosa.

    Alasdair MacIntyre fue toda su vida lo que podría llamarse un catedrático “errante”. En calidad de profesor de Filosofía, Historia de las Ideas, Artes y Ciencias, Ética y Política, peregrinó por las aulas de Oxford, Yale, Vanderbilt, Notre Dame, Princeton, Essex, Leeds, Duke y Wellesley College, entre otras, residiendo a partir de 1971 en Estados Unidos pero sin dejar de visitar con frecuencia Gran Bretaña.

    De su juventud marxista conservó MacIntyre una mirada crítica hacia la moral e individualismo modernos, pero advirtiendo de que el materialismo cojeaba al pretender ofrecernos una jerarquía axiológica (de valores) despojada de una mirada trascendente del ser humano. Para él, la grosera reducción de la realidad a la sola materia vuelve imposible la justificación coherente de una vida ética.

    Este asunto es fundamental en filosofía, porque uno de los grandes retos del ateísmo consiste en otorgar sentido al buen comportamiento humano a pesar de no tener ninguna “obligación” –religiosa o espiritual– para ello. En otras palabras, si las decisiones morales que tomamos vienen a ser, única y exclusivamente, productos derivados de nuestras meras funciones biológicas, ¿por qué habríamos de tener límites para actuar bajo el dictado de nuestros antojos? Si entre un vacío y otro –es decir, entre el nacimiento y la muerte de una persona– existe este singular paréntesis de espacio-tiempo al que llamamos vida, ¿por qué deberíamos tratar de vivir asemejándonos más a una madre Teresa de Calcuta, por ejemplo, que actuar como lo haría un Adolfo Hitler? ¿Acaso no da lo mismo, puesto que vamos a terminar en el mismo agujero negro de la absoluta inexistencia?

    Este tipo de planteamientos obsesionaron a MacIntyre no solo como pensador sino también como ser humano. Su itinerario espiritual fue tan fascinante como lo fue su viaje intelectual. En la década de 1940 aspiró a ser pastor presbiteriano, para luego abrazar el anglicanismo y terminar declarándose incrédulo en los años sesenta. En esa época ganó celebridad su afirmación de que él era “ateo católico romano”, porque, a su juicio, “solo los católicos adoran a un Dios digno de ser negado”.

    Finalmente en 1983, a los 55 años de edad, luego de largas y meditadas lecturas de Tomás de Aquino y Agustín de Hipona, decidió convertirse al catolicismo, con muchas dudas sobre si aquella mutación sería la última. Apenas dos años antes había publicado el libro que le consolidaría como un genial renovador de la ética aristotélica: Tras la virtud, obra intensa que señala el fracaso del pensamiento moral moderno por abandonar la teleología (los fines o causas últimas de las cosas) y pretender sustituirla por un abanico de preferencias, actitudes y sentimientos que no son sino puro “emotivismo” (término acuñado por él).

    En opinión de MacIntyre, el rechazo de las verdades objetivas y el vacío que impone la falta de razones para buscar acuerdos alrededor de valores universales destruyen toda posibilidad de obtener consensos mínimos para alcanzar la paz, pues ni la justicia ni la concordia pueden subsistir allí donde la subjetividad se convierte en la brújula moral de los individuos.

    Como se puede adivinar, estas ideas constituyen un aldabonazo en términos políticos, pues justo en este terreno nuestros “representantes” parecen carecer de las virtudes que nosotros, los ciudadanos, consideramos indispensables. Comentando a MacIntyre, el politólogo Ted Clayton, de la Universidad Central de Michigan, dice: “Cuando los filósofos han hecho su trabajo correctamente, la filosofía que articulan refleja su sociedad; y debido a que los filósofos están excepcionalmente capacitados para ver la sociedad en su conjunto, estarán en una posición única para señalar inconsistencias, proponer nuevas ideas congruentes con las antiguas que, sin embargo, son mejoras de esas ideas, y mostrar por qué las cosas que parecen triviales son en realidad cruciales para la sociedad, y viceversa”.

    No me cabe duda alguna de que Alasdair MacIntyre será uno de esos filósofos cruciales en el debate cultural, social y político que se avecina.

  • La importancia de estudiar una carrera universitaria

    La importancia de estudiar una carrera universitaria

    Algunos creen que estudiar una carrera universitaria en El Salvador no vale la pena. Sin embargo, los profesionales que en verdad se esfuerzan y son resilientes logran superarse y hasta sacar de la pobreza a sus familiares.

    En esta oportunidad tomo de ejemplo el caso de Elena Noemy Díaz Villalta, quien es de Armenia, Sonsonate.

    No fue fácil para la joven universitaria; ya que, el obstáculo más grande en su vida fue cuando se graduó de noveno grado. La adolescente fue criada por una mamá soltera, ella trabajaba más de 12 horas, de lunes a sábado, para sostener los gastos del hogar y así pudo criarla a ella y a su hermana.

    Fue así; que su hermana y ella lograron estudiar, gracias a que el gobierno había implementado el programa de útiles escolares, uniformes y zapatos, así como alimentos en la escuela, pero hasta ese entonces aplicaba hasta noveno grado (2010).

    Gracias a su esfuerzo y disciplina se graduó con honores. En ese momento atravesó un duro golpe; ya que, su mamá habló con ella y le dijo que no podría ayudarle más con los estudios del bachillerato. Eso la deprimió mucho, porque, aunque ella trabajaba desde los 14 años en un “ciber café”, eso no sería suficiente para los gastos de estudio y porque también vio su entorno y las opciones, no le sacarían de la pobreza.

    Un día, tomó sus diplomas y reconocimientos, junto con su título de educación básica, y fue a pedirle ayuda a su papá. Le suplicó que le ayudase a seguir estudiando y el padre no aceptó, pues él, tiene ideas muy machistas y no apoya la idea de que las mujeres sean profesionales. Como siempre, impera el machismo de muchos salvadoreños. Gracias a Dios, apareció un ángel en el camino de Elena; el esposo de una de sus tías le ofreció comprar todo lo necesario para el bachillerato. Él, sin saber la situación, le cambió la vida. El camino hacia la universidad tampoco fue fácil, pero la determinación y resiliencia son clave en el proceso.

    Elena estudió la Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Francisco Gavidia. Se decantó por la carrera porque disfruta mucho leer y el pensum le ofrecía una variedad de opciones. Es una carrera multidisciplinaria y que requería utilizar un segundo idioma, lo cual sería muy útil en el campo laboral.

    Elena, una joven humilde, le dedica sus triunfos a su mamá. Ella es una mujer que con trabajo duro las sacó adelante a su hermana y a ella. Y siempre le apostó a la educación. La madre de Elena no tuvo la oportunidad de terminar sus estudios. Sus triunfos también se los dedica a su hermana, quien ha sido su mejor amiga y con la que han pasado los mejores y peores momentos. Cada triunfo se lo dedica a toda su familia. Ella ha sido un ejemplo y modelo a seguir para sus primos mayores.

    Elena, ¿tiene algún consejo para los que declinan seguir estudiando? Mi consejo sería que no pierdan de vista el objetivo, que no se dejen caer ante la primera adversidad, que nunca pierdan la fe y que den el 150% en el estudio, pues es un privilegio en este país.

    ¿Qué oportunidades encuentra estudiar Relaciones Internacionales? La carrera abre muchas puertas si uno sabe aprovecharlas. Hay opciones en política, economía, diplomacia, cooperación internacional, etc. Es muy importante continuar preparándonos y especializándonos, así como aprender un tercer idioma para ser más competitivos en el campo laboral.

    Para Elena, estudiar le cambió la comprensión de la realidad. También le dio la oportunidad de tener más información y de poder generar espacios de discusión. Exhortó a que una carrera abre puertas en lo profesional y es un reto académico y personal. Actualmente, es asistente administrativa legal para una firma de migración de Estados Unidos.

    • Fidel López Eguizábal, docente Investigador Universidad Francisco Gavidia
    flopez@ufg.edu.sv