Categoría: Opinión

  • Siguiendo tus pasos, bróder

    Hay cuentos infantiles clásicos en los que ‒pese a pasar por situaciones difíciles y hasta peligrosas‒ sus personajes principales como Hansel y Gretel, Caperucita y los tres cerditos terminaron viviendo felices tras superar dichos trances; al final, lograron instalarse en un escenario amable y seguro. No sé si será el más bonito o el más conocido. Eso es opinable. Pero el de la niña cuya cabeza la cubre un gorro rojo del cual cuelga una capa del mismo color, es el que me resulta más indicado para arrancar –de esta peculiar manera– con mi breve opinión sobre el momento actual del país. También porque este relato de ficción se desarrolla en un bosque. Y la principal protagonista de uno de los últimos acontecimientos más sonados acá recientemente, es el de una cooperativa que así fue bautizada.

    Esta es, pues, la “Caperucita roja” guanaca del momento: la Cooperativa El Bosque, ubicada en la apetitosa y apetecida Cordillera del Balsamo. Esa asociación ha sido acechada, hostigada, mordida y atacada por diversos lobos voraces que han querido caerle encima entre arenas movedizas, chanchullos y otros negocios funestos así como por los impulsores de viejas ideas perversas publicitadas como novedosas; estos últimos ‒para colmo‒ reprimieron a sus integrantes sin importar edad ni sexo, para lo cual echaron mano de un recurso indebido: la Policía Militar.

    Indebido porque, según el artículo 68 de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada de El Salvador, su Brigada Especial de Seguridad debe proteger las fronteras e impartir justicia militar. Y la mentada unidad “policial” es el órgano auxiliar para operativizar la segunda de dichas funciones. En general, los militares tienen prohibido constitucionalmente participar en tareas de seguridad pública a menos que exista una situación excepcional ‒como los desórdenes públicos‒ y su control escapa de las manos de la Policía Nacional Civil; para ello se permite su uso temporal. Pero, en este caso, no hubo tales disturbios. Sin embargo, como nuestra Constitución pasó a ser también un cuento infantil ya ni las formas cuidan.

    A mí me queda claro el mensaje. Se trata de que la gente vea soldados fuertemente armados, con escudos y chalecos en los que resaltan las dos palabras cuyas letras blancas ‒en fondo verde olivo y mayúsculas‒ son bien visibles: POLICÍA MILITAR. Asimismo, pienso que se busca dejarnos claro que la brutalidad para enfrentar al “enemigo” volvió para quedarse. Quienes sufrieron violaciones graves de sus derechos humanos perpetrados con saña por los cuerpos policiales represivos y la milicia, antes y durante la guerra, así deben leerlo; quienes no pasaron por eso, sus padres u otros familiares sobrevivientes de aquella época puede que se lo lean en voz alta. Y así pretenden impedir la lucha organizada y decidida, terca e irreductible que crecerá en la medida que se vayan superando los “cantos de sirena” del “bukelato” y el miedo que se pretende sembrar.

    Pero hay otro mensaje. Contrario al anterior, a todas luces nocivo y perjudicial para las mayorías populares, está el de la acción valiente y creativa impulsada este lunes 12 de mayo por la Cooperativa El Bosque y la población solidaria que la acompañó. Luego de capturar con violencia a algunas personas que participaban en la misma ‒el abogado ambientalista, Alejandro Henríquez y José Ángel Pérez, pastor de la Misión Cristiana Elim de El Salvador, entre estas‒ Nayib Bukele habló de manipulación “oenegera” y partidista, implícitamente le dio la razón a un particular que denunció a la asociación y envió a una ministra a reunirse con sus integrantes para prometerles que nadie les desalojaría. Anunció, además, la próxima aprobación de la Ley de Agentes Extranjeros ‒consumada este martes 20 de mayo‒ para aplicarle a las organizaciones sociales un impuesto del 30 % a las donaciones que reciban. ¿A todas?, es la interrogante.

    El 10 de abril del 2019, siendo Bukele presidente electo por las buenas, el secretario general de Nuevas Ideas distanció a este de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Juan Orlando Hernández. Nosotros seremos ‒declaró Federico Anliker‒ “parte nuevamente de un grupo de países democráticos donde creemos en que las elecciones y los Estados” junto a “la misma gente” deben “elegir de una forma democrática a sus gobernantes y estos tres países, pues, son muy cuestionados. Son realmente Estados que han sido casi que impuestos por ellos mismos, ellos se reeligen, ha habido muertos”. Así, Anliker escupió para arriba pues Bukele terminó siguiendo rápidamente los pasos de ese trío. Y lo que el nicaragüense hizo hasta ahora caminando, él lo ha hecho corriendo. Por eso, desde hace ratos, se viene tropezando.

  • La entronización de León XIV y su voz por los pobres

    La entronización de León XIV y su voz por los pobres

    Ante la presencia de más de 200 mil feligreses y 150 mil delegaciones oficiales de igual cantidad de gobiernos del mundo, el domingo pasado fue entronizado en la Plaza San Pedro de la Ciudad del Vaticano, como Papa León XIV, el estadounidense-peruano Robert Francis Prevost Martínez, de 69 años de edad, quien el 8 de mayo había sido electo Sumo Pontífice de la iglesia católica.

    Su primer mensaje, una vez entronizado, estuvo lleno de esperanza y fortaleza espiritual ya que hizo un llamado vehemente a la paz y unidad mundial, así como a la conciencia humana en el sentido que criticó a la economía desigual, es decir aquella que explota los recursos del planeta y excluye a los más desfavorecidos acrecentando la pobreza.

    León XVI, de la orden agustino y hoy líder del catolicismo mundial, tras recibir los emblemas papales, entre ellos el palio, una prenda que pende en sus hombros y luce en la casulla, así como el anillo del Pescador (el cual fue hecho a la medida suya y cuando fallezca será destruido, tal como lo indica la tradición) dejó en firme que su orientación social irá encaminada a estar del lado de los pobres y la justicia.

    Su apostolado será una continuación del legado de Francisco y Juan Pablo II, pero también de León XIII, el sumo pontífice que inspiró su nombre y que fue Papa entre 1878 y 1903, tiempo en el cual denunció la explotación de la clase obrera, lo cual lo convirtió en el padre de la doctrina social de la iglesia católica.

    Todos los países y sus gobernantes deben caminar juntos con el objetivo de “construir un mundo nuevo donde reine la paz”, dijo el jerarca católico, ante decenas de representantes de Estados que actualmente viven o apoyan conflictos armados que llevan dolor y luto a la población desprotegida, especialmente niños, adultos y personas pobres.

    Su antecesor Francisco, al igual que Juan Pablo II, fueron fieles impulsores del bienestar común a instaron a los gobiernos del mundo a dirigir a sus países con justicia e igualdad de oportunidades para todos. Se declararon acérrimos críticos de la injusticia y la corrupción, a la cual consideraron el peor de los delitos. Es seguro que bajo su filosofía teológica de la doctrina social de la iglesia, León XIV también mantendrá el criterio contra las injusticia y la corrupción.

    Francisco instó a los países a combatir la pobreza crean oportunidades de desarrollo para todos. A los países del Primer Mundo los instó a impulsar política de fomento de desarrollo en los países tercermundistas. “Deben llevar paz y progreso, no conflictos”, esa es una forma de evitar las migraciones forzadas dentro de un territorio y de un país a otro país, dijo Francisco, al criticar las políticas contra migrantes que anunció Donald Trump, en 2017 cuando iniciaba su primer período como presidente estadounidense. León XIV ha reiterado que su posición es similar a su antecesor, respecto al tema de los migrantes y las políticas de desarrollo humano.

    Y es que León XIV nacido en Chicago, Illinois, Estados Unidos, en septiembre de 1955, vivió desde 1985 en diversas ciudades de Perú, donde en 2015 adquirió la nacionalidad. Haber vivido como misionero, sacerdote y posterior obispo, le permitió conocer la pobreza de primera mano y sentirse identificado con aquellos que tienen carencias materiales. León XIV conoció la pobreza, convivió con los pobres y por ende conoce sus necesidades. Haber vivido en un país donde la corrupción estaba presente como un mal endémico similar en casi todos los países latinoamericanos, le da la sapiencia y la autoridad de saber que la corrupción es la principal promotora de la pobreza que en muchos lugares llega a ser extrema y motivo de migración forzada,

    Mucho se dice que antes de morir Francisco preparó a su sucesor y que el cónclave cardenalicio tuvo el tino y la inspiración divina para decantarse por Prevost Martínez como continuador de la misión pedrina. Si así fue, pues es lo mejor que pudo pasarla a la iglesia católica, porque la esperanza de los más de mil millones cuatrocientos mil católicos y del resto de la humanidad, es que el Sumo Pontífice adopte el rol unificador y promotor de hermandad.

    Queremos un Santo Papa que no sea excluyente, que sea mediador, vigilante del talante del sacerdocio, moderno y visionario, estandarte y voz de los pobres y excluidos, que sea rígido a la hora de defender a los desprotegidos, crítico de los sistemas antihumanos e injustos. Queremos, a la cabeza de la iglesia católica universal, a un líder que sepa guiar a la feligresía mundial, que proteja al pobre y abogue por ellos, que como buen líder se muestre amigable, ecuánime, inteligente, organizado y sobre todo útil.

    En lo personal no dudo que León XIV, quien siendo misionero visitó a nuestro país en 2012, será un Papa trascendental, con un mensaje esperanzador y cristiano. Estoy seguro que nunca se alejará de la gente y que siempre estará listo para acompañar el clamor de los que materialmente tienen menos privilegios. Los católicos y cristianos en general tenemos fe y esperamos que León XIV sea el líder que siguiendo el legado de San Pedro, nos guíe y nos llene de fortaleza espiritual. Fortaleza cristiana.

  • Me gusta, Pepe, que disgustes

    Me gusta, Pepe, que disgustes

    No es fu00e1cil encontrar obituarios balanceados cuando mueren ciertos personajes pu00fablicos. A algunos se les elogia o se les desprecia, a veces sin matices, dependiendo del radicalismo ideolu00f3gico de quien escriba sobre ellos. En ocasiones, esas palabras un tanto apresuradas, hilvanadas por periodistas y columnistas al hilo del fallecimiento reciente, nos hablan mu00e1s de sus autores —de sus filias y fobias— que de las figuras reseu00f1adas. No ha sido distinto con el ex presidente uruguayo Pepe Mujica, vu00EDctima del cu00e1ncer el 13 de mayo.

    Abro la versiu00f3n digital de un medio que incluye la palabra “derecha” en su nombre y me encuentro el siguiente encabezado: Pepe Mujica, el hombre que ocultó un pasado manchado de sangre y violencia. En el texto se critica el perfil de “campesino sabio” y “abuelo pacifista” que se ha “vendido” del antiguo líder de los tupamaros, recordu00e1ndonos que su organizaciu00f3n guerrillera fue responsable “de múltiples actos de violencia armada en las du00e9cadas de 1960 y 1970”. Mu00e1s adelante la nota afirma que Pepe “no mostró un solo gesto de arrepentimiento por sus cru00edmenes” ni pidió perdón a las vu00edctimas de sus atentados. La frase final es lapidaria: “Mujica no era un héroe: era un terrorista reciclado en presidente”.

    En otro diario que incluye la palabra “izquierda” en su nombre, la columna que leo tilda de “revolucionario arrepentido” al ex mandatario uruguayo en su titular. Esta necrológica —escrita desde la acera de enfrente— tampoco ofrece demasiado espacio de maniobra a sus lectores: Pepe fue un “defensor de las instituciones del sistema capitalista”, una “expresión extrema” de una izquierda latinoamericana desradicalizada y alguien que “jugó un papel central en la reconciliación con los militares responsables de crímenes durante la dictadura”. El autor califica el discurso de Mujica como uno que ofició de “mensaje derrotista y disciplinador (sic), que contrasta dru00e1sticamente con los ideales revolucionarios de su juventud”.

    Reconozco el interés que me despierta la confrontación de estos febriles obituarios, tan absolutamente separados por sus respectivas ideologías y, sin embargo, tan insólitamente unidos en su desprecio al personaje. Me gusta, lo confieso, el disgusto que provoca la figura de Pepe Mujica en ambas puntas del espectro ideológico hispanoamericano. Algo debió hacer bien el viejo, imagino, para que los saurios de uno y otro lado se apresuren a criticar su legado, retratu00e1ndolo como un sanguinario irredento al que ningún mérito debe reconocerse, o como un vergonzoso camarada que terminó edulcorando el ideal socialista por el que había disparado fusiles y lanzado bombas.

    Sospecho que los radicales tienen numerosas razones para sentirse incómodos con Mujica. Les resulta muy difícil, para empezar, reclamarlo como suyo. Nadie que siga creyendo en los postulados marxistas sobre la violencia podría hoy explicarse por qué Pepe, hacia el final de su vida, se refirió mu00e1s a la gran batalla ética de nuestro tiempo que a la juru00e1sica lucha de clases. “La vieja izquierda”, escribió, “vive demasiado de la nostalgia… Le cuesta entender por qué fracasó y tiene grandes dificultades para imaginar nuevos caminos”.

    En la otra orilla también escuece el hecho de que Mujica fuera un ejemplo vivo de coherencia moral. A eso que él llamaba “cultura del egoísmo”, lo desafiaba con algo mu00e1s que frases hechas, encarnando la sobriedad de maneras contraculturales, casi lacerantes. En cuerpo y alma, vivía contradiciendo el atu00e1vico afu00e1n de lucro y lujo. “Los pobres son los que quieren mu00e1s”, decía, “esos a los que no les alcanza nada. Esos sí son pobres, porque se meten en una carrera infinita”. Alguien tan desprendido de todo lastre, claro, apenas encaja en ninguna parte.

    Pero sin duda el peor lastre del que Pepe se desprendió fue el odio. En sus días de guerrillero y delincuente, el aborrecimiento por quienes pensaban diferente era condición indispensable para la lucha. Che Guevara, en aquellas espeluznantes palabras dirigidas a la Tricontinental (1967), otorgaba la legitimidad revolucionaria de que se revestía aquella furia criminal juvenil: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa mu00e1s allu00e1 de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y cu00f3lida mu00e1quina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así; un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”.

    Al salir de la prisión, sin embargo, en 1985, Mujica también se había liberado de las cadenas mentales que justifican el exceso. Y ya no volvió a ceder terreno ante ellas. Por eso, el año pasado, volvió a distanciarse de la “dictadura del proletariado” fijada en Cuba desde hace mu00e1s de 60 años con dos vocablos: “No sirve”. Por eso llegó a decir que Venezuela y Nicaragua eran “indefendibles”, acusando a sus dirigentes de “jugar a la democracia” mientras perpetraban fraudes electorales.

    Por eso, al dejar su curul de senador en 2020, recordó que, aunque tenía muchos defectos, había uno de cuya redención se consideraba orgulloso. “Soy pasional”, dijo entonces, “pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida: que el odio termina estupidizando, porque nos hace perder objetividad frente a las cosas. El odio es ciego como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye”.

    Por deformación ideológica e inercia histórica, los socialistas tienen jardines sembrados de cadu00e1veres porque el rencor se ha apoderado de sus conciencias. Pepe Mujica entendió, a golpe de claridad, que así es imposible cambiar el mundo. Y esa lección suya es imperecedera.

  • La urgente necesidad de modernizar el Código de Trabajo salvadoreño ante los cambios tecnológicos

    La urgente necesidad de modernizar el Código de Trabajo salvadoreño ante los cambios tecnológicos

    El mundo del trabajo ha experimentado transformaciones profundas en la última década, impulsadas principalmente por los avances tecnológicos, la digitalización y los nuevos modelos de negocio. El Salvador no ha sido ajeno a esta evolución, sin embargo, su marco normativo laboral —en particular el Código de Trabajo— continúa anclado a una realidad del siglo XX, lo que genera una creciente brecha entre la legislación vigente y las necesidades actuales del mercado laboral.

    El Código de Trabajo salvadoreño, promulgado en 1972, fue diseñado para regular relaciones laborales tradicionales, centradas en la figura del trabajo subordinado, presencial y permanente. Este enfoque, aunque útil en su momento, se ha vuelto insuficiente para abordar las nuevas formas de empleo que han surgido con el desarrollo de la economía digital, como el teletrabajo, el trabajo por plataformas digitales, los freelancers, o los modelos híbridos de contratación.

    Uno de los mayores retos que presenta el actual Código es la falta de regulación clara sobre el trabajo remoto. Aunque durante la pandemia de COVID-19 se aprobó una Ley de Regulación del Teletrabajo, esta sigue siendo limitada y no se encuentra plenamente integrada en el cuerpo normativo laboral. En consecuencia, existen vacíos legales en aspectos como la desconexión digital, la jornada laboral flexible, el derecho a la intimidad del trabajador, y el uso de herramientas tecnológicas proporcionadas por el empleador, por mencionar algunos.

    Asimismo, el auge de la automatización y la inteligencia artificial plantea nuevos desafíos. La sustitución parcial o total de tareas humanas por sistemas automatizados está modificando la estructura del empleo en sectores como manufactura, servicios financieros, atención al cliente y logística. Este fenómeno requiere una normativa que facilite la reconversión laboral, incentive la formación continua y proteja a los trabajadores desplazados sin obstaculizar la innovación empresarial.

    Además, el trabajo a través de plataformas digitales —como servicios de entrega, transporte o tareas esporádicas— ha dado lugar a una “zona gris” en la legislación laboral. Estas relaciones no encajan fácilmente en las categorías tradicionales de trabajador dependiente o independiente, lo que deja a miles de personas sin cobertura efectiva de derechos laborales básicos como seguridad social, vacaciones, indemnización o protección contra despido arbitrario.

    Modernizar el Código de Trabajo no significa eliminar las protecciones existentes, sino adaptarlas a la nueva realidad del empleo. Es necesario un enfoque equilibrado que reconozca los derechos de los trabajadores y, al mismo tiempo, ofrezca flexibilidad a las empresas para innovar y competir. Esto implica, entre otras reformas: definir nuevas categorías laborales, regular con mayor precisión el teletrabajo, establecer derechos digitales, promover la capacitación continua y desarrollar mecanismos ágiles de resolución de conflictos.

    El contexto internacional también exige cambios. Los tratados de libre comercio, las condiciones para inversiones extranjeras y los compromisos en materia de derechos laborales, exigen un marco normativo moderno, coherente con estándares internacionales y capaz de responder a las exigencias del desarrollo sostenible.

    En conclusión, la modernización del Código de Trabajo salvadoreño no puede seguir postergándose. Adaptar la legislación a la realidad del siglo XXI no solo es un imperativo legal, sino también una condición necesaria para fomentar un entorno laboral más justo, competitivo e inclusivo. El reto es grande, pero ineludible: un nuevo marco laboral que refleje la complejidad, flexibilidad y diversidad del trabajo en la era digital.

    • Jaime Solís. experto en Derecho Laboral, BDS Asesores

  • Debemos detener las locuras que nos enfrentan

    Debemos detener las locuras que nos enfrentan

    Recuperar el sentido natural de los vínculos y propiciar el entendimiento entre corazones diversos, nos afianza el sentido de familia humanitaria.

    Por ello, es fundamental, que los pueblos se hallen vivos en el compartir. Máxime en una época en la que el hambre extrema crece y los diversos conflictos aumentan. Atmósfera que nos deshumaniza por completo y nos vuelve inhumanos.

    Debes cesar, por consiguiente, el aluvión persistente de pugnas. La paz tiene que ser posible en los hogares, en el trabajo, en la sociedad. Personalmente, me niego a que sea un horizonte imposible. Comencemos, entonces, por poner orden en nuestro quehacer diario, en nuestra cotidianidad, aminorando las tensiones, con el mero hecho de aprender a reprendernos.

    Tiene que ser nuestra primera obligación, enmendarnos, tomar una pausa de descanso entre una discordia y otra. Sinceramente, no podemos caer tan bajo. Necesitamos activar la coherencia, despertar la conciencia y practicar la visión del alma, desterrando el orgullo egoísta de nuestros andares y las reivindicaciones poderosas, midiendo nuestras voces, porque igualmente se puede herir y matar con las palabras, no sólo con las armas.

    Practiquemos, pues, lo de hacer el corazón sin coraza. Bajo esta óptica, considero fundamental el ejemplarizante aporte que las religiones, pueden ofrecer para favorecer contextos de alianza. Hacer comunión y comunidad, de igual forma, nos demanda a ser respetuosos entre sí para construir relaciones de concordia; sin obviar, que donde una puerta se cierra, otra se abre.

    No podemos vivir aterrorizados, quizás tengamos que aprender a amarnos para poder caminar por este mundo de contrariedades y absurdos; esto nos demanda a interiorizar nuestros propios pulsos, con sus poéticas pausas de luz, animados por el deseo del reencuentro más que del encontronazo.

    Activemos, en consecuencia, el discernimiento justo. Por desgracia, la marea de injusticias es otro enloquecimiento más, que debe concluir para remediar las desigualdades entre continentes diversos.

    El espíritu del juego limpio es esencial para cohabitar y poder movernos, comenzando por aprender a valorarnos, queriéndonos los unos a los otros. Salvar las diferencias y promover la igualdad entre análogos, lo considero vital para impulsar ese cambio social de unión y unidad preciso.

    Desde luego, otro mundo es posible cuando dos se hermanan. El hermanamiento es el camino y la comprensión es el abecedario, para volver al lenguaje de lo auténtico.

    Sin duda, es una verdadera necesidad el retorno a la bondad y a la verdad, al menos para poder afrontar con mayor coraje los desafíos de nuestro diario de vida. Es público y notorio, que tampoco se pueden construir relaciones armónicas sustentadas en la mentira, con golpes de pecho falsos, asumiendo connotaciones imprecisas e inciertas, que lo único que hacen es distorsionar la realidad y acrecentar la irracionalidad.

    Son muchos los retos que requieren el compromiso y la colaboración conjunta, porque nadie puede pensar en afrontarlos por sí mismo, pero sí que podemos empezar por estar en paz con nosotros mismos.

    Indudablemente, a poco que nos adentremos en nuestro distintivo hábitat interno, descubriremos que la mayor parte de las locuras actuales son necedades humanas, como la soberbia.

    Este mal envenena el sentimiento de fraternidad, tan necesario como imprescindible, en un orbe globalizado de gentes pensantes. En todo caso, poco se puede hacer con una ciudadanía sumida en el poseer y en el tener, endiosada a más no poder, sólo hay que tener paciencia y no pagar con la misma moneda, porque un día su pedestal se derrumbará.

    Mientras tanto, si acaso, abramos corredores humanitarios y practiquemos la acogida para recoger a los indefensos. Lo significativo está en no desfallecer, para que esta brutalidad sanguinaria acabe y que sea, la condescendencia, la que nos traiga los acuerdos.

  • ¿Tiene El Salvador el peor sistema de salud pública de la región?

    ¿Tiene El Salvador el peor sistema de salud pública de la región?

    El domingo recién pasado un querido amigo de toda la vida me compartió un video sobre los peores sistemas de salud de Latinoamérica. El video, sin referencias de procedencia, mencionaba al sistema de salud de El Salvador como el peor sistema de salud de la región.

    Con la duda y curiosidad que siempre me acompaña comencé a realizar una búsqueda bibliográfica sobre los diferentes rankings de sistema de salud pública que se hubiesen realizado en la región. Evaluar y clasificar los sistemas de salud pública en América Latina es complejo debido a las variaciones en la metodología, los indicadores (como la eficiencia, la calidad, el acceso -que incluye cobertura de servicios- y los resultados sanitarios) y la naturaleza fragmentada de muchos sistemas de salud de la región.

    Sin embargo, varios estudios e informes recientes ofrecen perspectivas comparativas.

    Un estudio realizado por el Instituto de Salud Pública y Ciencias del Cuidado, Universidad de Uppsala, Uppsala, Suecia y publicado en el 2022 por la revista Europea de Salud Pública, encontró que los países de Latinoamérica con los sistemas de salud publica mas eficientes (La esperanza de vida ajustada en función de la salud (EVAS), la inmunización contra la difteria, la tos ferina y el tétanos (DPT) y la tasa de supervivencia de los menores de 5 años se eligieron como resultados, mientras que el gasto sanitario conjunto, el producto interior bruto (PIB) per cápita y la población mayor de 65 años se seleccionaron como insumos), fueron Nicaragua, seguido de Cuba, Honduras, Costa Rica y Chile, mientras que los países con peores resultados fueron Surinam, Venezuela y Guatemala.

    Según el informe de la OCDE y el Banco Mundial «Health at a Glance: América Latina y el Caribe 2020», la disponibilidad de recursos varía ampliamente: La densidad de camas hospitalarias es mayor en Barbados, Cuba y Argentina, superando la media de la OCDE.

    La disponibilidad de camas en UCI está por encima de la media regional en Brasil, Uruguay y Argentina, mientras que países como El Salvador, Costa Rica y Perú presentan los índices más bajos. La densidad de médicos es superior a la media de la OCDE en Cuba, Uruguay, Trinidad y Tobago y Argentina.

    Debido a la complejidad organizacional y operativa de los diferentes sistemas de salud publica en la región, es bastante oneroso el llegar a una conclusión con evidencia concreta de quienes son los mejores y quienes los peores sistemas. Sin embargo, hay evidencia producida por numerosos estudios y reportes que nos llevan a concluir que los sistemas de salud mas fuertes de la región son Costa Rica, Cuba, Chile, Brasil y Colombia.

    Otros países Centroamericanos como Panamá, Nicaragua y Honduras presentan evidencia de fortalezas en algunos indicadores específicos, aunque siempre acompañado de debilidades profundas en algunos otros. Es indudable también mencionar que los sistemas de salud más débiles de la región se adjudican a Venezuela y Guatemala.

    El liderazgo del Ministerio de Salud de EL Salvador ha estado publicando desde hace mas de 5 años sobre las transformaciones en el sistema nacional de salud bajo la administración del presidente Nayib Bukele destacando avances en infraestructura, equipamiento y cobertura. Incluso publicaron en Diario El Salvador sobre reconocimientos internacionales sobre las acciones integrales del gobierno para garantizar la salud pública. En un país, donde existe una insolvencia de recursos de salud (personal medico y de enfermería), mejorar la infraestructura y equipamiento, si en realidad se ha hecho, poco efecto tendrá sobre el acceso y cobertura de los servicios de salud. El Foro Nacional de Salud denuncio el cierre de 27 equipos comunitarios de salud (ECOS) y otras unidades médicas, lo que al parecer podría afectas a 300 mil personas y sobrecargar hospitales existentes. Asimismo, se han reportado carencias en insumos médicos y medicamentos en algunos centros de salud, lo cual limita la capacidad de atención de nuestro personal médico.

    No olvidemos que se encuentra latente la sombra sobre una posible intención de privatizar la salud, lo que seria el tiro de gracia en el acceso equitativo a los servicios de salud.Nuestro país no tiene el peor sistema de salud publica de la región, ese merito se lo dejamos a la hermana republica de Guatemala, pero por ahí anda y dudo que hayan existido reconocimientos internacionales para un sistema de salud mediocre como el que tenemos en el país.

  • Mi Nueva Escuela: Un paso hacia el futuro educativo con IA y robótica

    Mi Nueva Escuela: Un paso hacia el futuro educativo con IA y robótica

    El Salvador está atravesando una etapa transformadora en su sistema educativo con la implementación del programa y nueva política de educación «Mi Nueva Escuela», que busca modernizar y fortalecer la enseñanza en el país. Sin embargo, lo que realmente está marcando la diferencia es la integración de programas de inteligencia artificial (IA) y robótica en las aulas, un enfoque que promete posicionar al país en un lugar destacado en la educación tecnológica de América Latina.

    El programa «Mi Nueva Escuela» surge como una iniciativa para renovar la infraestructura, los métodos de enseñanza y el acceso a herramientas modernas en las instituciones educativas de El Salvador. En un mundo cada vez más digitalizado, este proyecto tiene como objetivo preparar a las nuevas generaciones para las exigencias de un mercado laboral globalizado y tecnológico.

    Los programas de IA y robótica: más que herramientas, oportunidades

    La inclusión de programas de inteligencia artificial y robótica en las escuelas no solo fomenta el interés por la tecnología, sino que también desarrolla habilidades críticas como el pensamiento lógico, la resolución de problemas y la creatividad. Desde la primera infancia, los estudiantes están aprendiendo conceptos que van desde programación básica hasta cómo los algoritmos pueden transformar industrias completas.

    Este enfoque no solo prepara a los estudiantes para trabajos del futuro, sino que también empodera a las niñas y niños en comunidades que eran marginadas y excluidas, ofreciéndoles la oportunidad de romper ciclos de pobreza a través de competencias globales. Además, estas disciplinas estimulan la colaboración y el trabajo en equipo, cualidades esenciales para cualquier campo profesional.

    Aunque el avance es prometedor, es de reconocer que el Ministerio de Educación Ciencias y Tecnología (MINEDUCYT) ha desarrollado una labor estratégica y titánica superando dos grandes obstáculos en América Latina, la falta de acceso universal a internet y dispositivos tecnológicos, desde la pandemia pasando por suspensiones de clases presenciales por condiciones del clima u otros factores,la comunidad estudiantil tiene sus computadoras de primera generación, así como los docentes. El entrenamiento adecuado para el personal docente también se ha convertidoen una prioridad, ya que la implementación efectiva de estos programas requiere educadores capacitados en áreas tecnológicas.

    Por otro lado, la colaboración con empresas tecnológicas y organizaciones internacionales está avanzando este proceso, facilitando el acceso a recursos y formación. Estas alianzas también podrían garantizar que los programas de IA y robótica evolucionen y se adapten a las necesidades globales y locales.

    Durante la semana del 10 al 16 de mayo, equipos del MINEDUCYT y de ARK Educate visitaron diez centros escolares donde estudiantes de primero, cuarto y séptimo grado presentaron 36 proyectos de innovación desarrollados como parte del programa piloto. Entre los trabajos destacaron soluciones tecnológicas en áreas como filtración de agua, agricultura inteligente, salud asistida por IA, traducción gamificada y herramientas para la reforestación. Este plan forma parte de una transformación curricular sin precedentes en el sistema educativo público salvadoreño, centrada en ciencias, tecnología, matemáticas, computación e inglés.

    El ministro de Educación, Ciencia y Tecnología ingeniero José Mauricio Pineda, destacó la participación de las comunidades escolares. «Desde el diseño de filtros de agua hasta herramientas impulsadas por IA, los estudiantes están dando pasos audaces para construir un futuro mejor, apoyados por sus maestros, familias y mentores», escribió en la red social X.

    «Mi Nueva Escuela», combinado con la implementación de IA y robótica, representa una apuesta audaz y necesaria para transformar la educación en El Salvador. Es un paso hacia un futuro donde las herramientas tecnológicas no sean solo un lujo y exclusividad de ciertos sectores, sino un derecho para todos los estudiantes. Con el compromiso adecuado por parte del gobierno, las instituciones y la sociedad. El Salvador está siendo líder y referente de convertirse en un líder regional en educación tecnológica, inspirando a otros países a seguir su ejemplo.

    *Por Ricardo Sosa. Doctor y máster en Criminología

    Docente certificado en Educación Superior

  • Desaparecidos por el totalitarismo.

    Desaparecidos por el totalitarismo.

    Se suele creer que las dictaduras ideológicas no incurren en crímenes extrajudiciales y menos aún practicar la desaparición de quienes se les oponen, no porque sean más tolerante que el despotismo uniformado, sino porque al controlar las instituciones del estado tienen la capacidad de legitimar sus crímenes por horrible que estos hayan sido.

    Sin embargo, el sistema totalitario castrista ha practicado la desaparición de sus enemigos como cualquier dictadura militar que haya padecido el hemisferio, lo que motivo que hace unos años el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo bajo la coordinación de Jose Luis Fernández organizara la conferencia, «Los desaparecidos del Castrismo» y que posteriormente el doctor Daniel Pedreira, después de una ardua investigación, haya realizado una obra clave para conocer los extremos a los que ha llegado el régimen totalitario por tal de conquistar el poder y conservarlo.

    La obra se titula «Cuba desde 1959, Los desaparecidos del castrismo», en ella Pedreira demuestra que, en la Isla, aunque hay leyes que contemplan la pena de muerte, aplicada miles de veces en estos 66 años de tiranía, hay muchos desaparecidos por la vesania de los esbirros del régimen y la maldad de sus dirigentes.

    Siendo el caso más notorio entre los desaparecidos el de Andrew de Graux Villafaña, cuya hermana, Mary, lleva décadas reclamando a la dictadura totalitaria cubana información sobre su hermano.

    Andy, ciudadano estadounidense por vía paterna, se unió a las guerrillas del Escambray para luchar contra el castrismo cuando tenía 18 años. El joven guerrillero fue herido en la finca Limones Cantero durante un enfrentamiento con las milicias, 13 de septiembre de 1962, recibió dos balazos, uno de los proyectiles le entró por el hombro y terminó alojándose en la quinta vertebra, dejándolo inmóvil.

    Capturado, fue conducido al hospital de Trinidad, su pueblo natal. Conocía al médico y le pidió que avisara a su madre, pero otro galeno, más represor que curador, Cuco Lara, ordenó que el herido fuera sacado de la sala y recluido en un cuarto aislado, en consecuencia, cuando los padres llegaron al sanatorio, no lo pudieron ver.

    No recibió atención médica. Después de ser torturado física y psicológicamente, le trasladaron por orden de la Seguridad del Estado al hospital de Cienfuegos.

    Mientras, la madre de Andy visitó la delegación suiza en La Habana, representante de Estados Unidos en Cuba, siendo las gestiones infructuosas.

    Recuerda Mary, en entrevista concedida a Pedreira, que ya en ese momento su hermano había sido operado por el doctor Rodríguez Marcoleta, aunque la familia desconocía por completo lo acaecido y seguía ignorando donde se encontraba su deudo.

    El 18 de septiembre el galeno Rodríguez Marcoleta fue a ver a Andy. No lo encontró. Preguntó por el operado y le respondieron que había muerto. En la morgue pidió ver el cadáver, tampoco estaba. Días después la Seguridad del Estado le pidió al médico que firmara el certificado de defunción de Graux Villafaña, a lo que el galeno se negó rotundamente.

    Mary de Louise de Graux Villafaña, quien no ha cesado en la búsqueda de su hermano, manifiesta preocupación por otros jóvenes desaparecidos que se alzaron en armas contra la dictadura. Los hermanos Pedrozo y los igualmente hermanos Becerra, quienes también habían sido guerrilleros contra el totalitarismo, son otros desaparecidos.

    También desaparecidos son Orlando Collazo y Lázaro Fernández. Se supone que murieron en combate. Los restos de Fernández según algunas versiones fueron expuestos en el parque del pueblo de Guao, pero sus familiares nunca vieron su cadáver. Tampoco fueron informados de su muerte.

    Hace varios años la señora Yolanda Ibáñez, presentó al Comité Cubanos Pro-Derechos Humanos en La Habana, una denuncia por la desaparición de su padre, el agricultor Carlos M. Ibáñez, quien según las autoridades había sido arrestado y fusilado sumariamente en 1965. La familia Ibáñez nunca ha visto el cuerpo de su deudo, ni tampoco donde fue sepultado.

    Esta es una situación que padecen miles de familias cubanas. Suponen que sus familiares fueron sepultados o muertos en combate, pero nunca tuvieron la oportunidad de velarlos, ni sepultarlos, aún peor, ignoran donde están los restos mortales de sus parientes.

    Los restos mortales de las más de 70 personas fusiladas y sepultadas en una fosa común en la Loma de San Juan, Oriente, el 12 de enero de 1959 por orden de Raúl Castro, han desaparecido del lugar donde fueron enterradas, según denuncia el exprisionero político Ramiro Gómez Barruecos.

    Según investigaciones de Jose Luis Fernández, en la finca San Gabriel, Las Villas, los guerrilleros Juan Antonio Benítez, Gabriel Morales y Onelio Pérez fueron abatidos por la milicia, sin embargo, es un supuesto. No hay quien atestigüé que vio los cadáveres o diga conocer donde están enterrados.

    Alberto Álvarez Bravo, ha denunciado públicamente la desaparición de Alberto Sigas, avalada con los testimonios de su esposa, Carmen Núñez Armesto y su señora madre, Elia Echevarría.

    Poco se ha escrito sobre los desaparecidos por el totalitarismo cubano y es que hasta en ese aspecto el control de la información instaurado por la dictadura le ha sido útil, control que nuestro autor Daniel Pedreira ha roto para siempre.

    • Pedro Corzo es periodista cubano.

  • ¿Por qué se desaprovecha el potencial productivo del salvadoreño que “anda en la rebusca”?

    ¿Por qué se desaprovecha el potencial productivo del salvadoreño que “anda en la rebusca”?

    El peso económico de las micro y pequeñas empresas (MYPES) en El Salvador es indiscutible. Están presentes en la vida diaria de millones de personas, tanto como proveedoras de bienes y servicios, como fuente de ingresos para miles de familias. Su presencia es tan profunda que ha moldeado incluso nuestra forma de hablar: expresiones como “andar en la rebusca” no solo reflejan el esfuerzo, la astucia y la perseverancia de estos emprendedores, sino que encarnan una de las convicciones más profundas del ser salvadoreño: la de pertenecer a “uno de los pueblos más trabajadores del mundo”.

    Y no es para menos. Las MYPES representan más del 99 % del tejido empresarial del país, generan empleo para más de dos terceras partes de la población ocupada y aportan más de una tercera parte del producto interno bruto (PIB). Tómese en cuenta que las remesas —mucho más visibles en el discurso público— apenas superan el 20 % del PIB.

    A pesar de su enorme importancia socioeconómica, las MYPES continúan siendo ignoradas o subestimadas en las discusiones clave sobre las políticas públicas y el desarrollo nacional. Esta exclusión resulta aún más preocupante en un país que, durante las últimas dos décadas, ha registrado una de las tasas de crecimiento económico más bajas de América Latina y del conjunto de países en desarrollo, y donde, consecuentemente, la principal preocupación de la ciudadanía es la situación económica.

    Una primera medida para revertir esta situación sería reorientar parte de los subsidios que históricamente se han dirigido a los consumidores o a medianas y grandes empresas hacia el sector MYPE. Esta política sería particularmente efectiva en el segmento de las microempresas de subsistencia y de acumulación simple, donde una leve mejora en los ingresos o una reducción de costos puede marcar la diferencia entre cerrar o seguir operando.

    También podrían implementarse subsidios al empleo en el sector MYPE, a través del cofinanciamiento de salarios. Esta medida no solo ayudaría a sostener empleos, sino que incentivaría la productividad y la formalización en uno de los sectores más desatendidos.

    Más allá de los subsidios, los micro y pequeños empresarios tienen bastante claro el tipo de apoyos que necesitan del Estado y de la cooperación internacional. En encuestas que se le han pasado para la preparación del informe anual sobre El Estado de la MYPE: La otra cara de la economía, elaborado por FUSAI y FLACSO, solicitan cosas básicas pero fundamentales tales como: acceso a servicios como agua potable, tratamiento de aguas residuales, electricidad e internet; acceso a programas de seguridad y protección social; trámites más simples; reconocimiento de parte del gobierno central y los gobiernos municipales; y más oportunidades de formación técnica. Sin embargo, a pesar de lo claras y razonables que son estas demandas, las políticas públicas siguen enfocándose en el gasto asistencial o en apoyar a los empresarios medianos y grandes, dejando de lado a los pequeños negocios que sostienen la economía local.

    ¿Por qué ocurre esto? Desde la economía política del desarrollo, autores como Ha-Joon Chang y Dani Rodrik han mostrado cómo los sectores con bajo poder de negociación, como las MYPES, son sistemáticamente marginados de las decisiones de política pública. No cuentan con estructuras organizativas fuertes, ni visibilidad institucional ni presencia mediática. Desde un enfoque institucionalista, Douglas North agregaría que las reglas del sistema —formales e informales— tienden a favorecer a los grandes actores económicos, creando una «ceguera estructural» que limita la capacidad del Estado para promover un desarrollo más equitativo.

    A esta dimensión estructural se suma otra simbólica y comunicacional. El psicólogo Rainer Mausfeld ha demostrado cómo las élites económicas manipulan el discurso público mediante fragmentación y descontextualización de narrativas, con el fin de preservar el statu quo. En el caso de las MYPES, esto ocurre cuando se les reduce a problemas como el desorden urbano, la informalidad o la evasión de impuestos, sin contextualizar estas situaciones en las condiciones que las originan.

    Se omite, por ejemplo, que muchas grandes empresas también ocupan espacio público —como estacionamiento o extensión comercial—, que el desorden muchas veces refleja ausencia de infraestructura básica, y que la informalidad fiscal responde con frecuencia a una normativa diseñada sin considerar la escala ni la realidad económica de los negocios más pequeños.

    Al presentar a las MYPES como parte del problema —y no de la solución— se termina justificando su exclusión de las políticas. Esta visión fragmentada impide reconocer su verdadero potencial como motor del desarrollo nacional y debilita su legitimidad como actores económicos.

    Reconocer esta distorsión —estructural y simbólica— es el primer paso para corregirla. Si de verdad se quiere dinamizar la economía salvadoreña, hay que dejar de ver al país productivo que “anda en la rebusca” como un obstáculo, y empezar a tratarlo como lo que es: el núcleo vital de la economía nacional.

    • Gabriel Pleités, PhD en economía por la Universidad de Utah e investigador asociado de FLACSO EL Salvador

  • Scout, resiliente y ganadora

    Scout, resiliente y ganadora

    Muchos se preguntarán, ¿para qué estudiar? Asistir a la escuela para muchos ha sido utópico. Entre las vicisitudes se pueden mencionar: no hay políticas inclusivas para que en el hogar se potencie la importancia de la educación. Los paradigmas están cambiando y manifiestan que; estudiar no es la panacea para ser exitoso. Esto es una falacia, en cada hogar se ha comprobado históricamente que, con una persona que acceda al sistema educativo, hay una metamorfosis en el que aprendío, hay cambios significativos en su hogar y, por ende, en la sociedad. Muchos salieron de la pobreza gracias a que estudiaron.

    Es de analizar la historia de Evelyn Nohemi Martínez de Chávez, quien ha luchado en la vida igual que muchos. En la entrevista se verifica que ha sido resiliente: ¿Cómo fue que decidió estudiar contabilidad? Realmente no lo decidi, se me impuso la carrera, el horario y la universidad, yo tenía hambre en todos los sentidos, algo en mí no me dejaba estar tranquila, quería volar, estudiar, salir adelante; no quería vivir en el entorno social de mi niñez rodeada de pandillas, añoraba ser publicista, soñaba con salir a la capital y estudiar comunicaciones; ya tenía el pensum, la universidad, pero no tenía los recursos. Pero tampoco quería ver pasar el tiempo y en bachillerato era buena en contabilidad, por ello; tomé la oportunidad que un patrono en aras de retenerme, puso a mi disposición.

    ¿Cuál ha sido el obstáculo más grande en su vida? Si veo hacia atrás, no fue fácil, pero no puedo catalogar un obstáculo más grande que Dios, en quien confío. Inicialmente, no contaba con los recursos, pero siempre encontré trabajo desde los 14 años para poder estudiar. El entorno social no era saludable, pero salí de ahí. Desvelarse para cumplir con el trabajo y la tarea universitaria costó, pero todo lo que me ha pasado me ha forjado un carácter para ser quien soy ahora. Y puedo decir que me siento realizada en todos los sentidos y que venga lo que venga, seguiré confiando en Dios, que abre puertas y mueve bendiciones para mí y los míos.

    ¿A quén le dedica sus triunfos y luchas? Terrenalmente, a mi madre, que, pese a que nunca pisó un salón escolar, siempre me impulsó a seguir, me enseñó con una pequeña tienda de colonia a ser la mejor administradora; no se acobardó para buscar créditos casi imposibles de pagar para su capacidad económica del momento, a pesar de que eran pequeñas cantidades para que yo culminara los años de bachillerato. Ella siempre creyó en mí.

    ¿Qué consejo les brinda para los que declinan y ya no continúan estudiando? Estudiar es el único camino digno para cambiar el estilo de vida, es la esperanza de un mejor porvenir. Rendirse es lo más fácil, pero estás condenando tu futuro. Sentir hambre mientras se estudia porque se anda justo para el pasaje y la fotocopia es pasajero, la desvelada se repone luego, pero la destrucción de tu futuro por darte por vencido es permanente.

    ¿Qué consejos les brinda a los soñadores? Si en su presupuesto tiene gastos no indispensables, es capaz de pagar una mensualidad universitaria; regresar y terminar es la mejor decisión para asegurar una vida más estable a nivel laboral, financiero y emocional.

    ¿Qué le enseñó el movimiento scout de El Salvador? Me enseñó a ser mejor madre, ya que me permitió ver que mis hijos podían ser independientes; que también necesitaban espacios para desarrollar su liderazgo, me enseñó a amar la naturaleza, a entregar mi voluntariado con el único fin de servir a los demás. Actualmente soy la comisionada provincia Oriente; mis hijos ya no están en el programa por razones de estudio.

    ¿Cuál ha sido el reto que más ha tenido en su vida? He tenido experiencias difíciles, de las cuales he aprendido que por sí sola no puedo, pero con Dios solo es de esperar el momento. Él sabe cómo operar, él provee de lo que necesitamos, abre oportunidades, y a nosotros nos toca aprovecharlas, dar siempre lo mejor. Nada cae del cielo, nada es regalado. Siempre hay que estar alertas, trabajar constantemente, agradecer lo que se tiene y seguir soñando.

    Lo destacable e importante de Evelyn es que es religiosa, una mujer creyente en Dios, y eso le ayudó a salir adelante. Es un ejemplo a seguir. Muchos estudiantes estudian y trabajan, eso los hace ser más resilientes y dispuestos a afrontar los retos en la vida.

    • Fidel López Eguizábal. Docente Investigador Universidad Francisco Gavidia
    flopez@ufg.edu.sv