Categoría: Opinión

  • La Academia de Policía y su promo 133

    La Academia de Policía y su promo 133

    El pasado viernes 10 de enero del 2025 la Academia de Policía entregó a la Policía Nacional Civil un grupo de excelentes ciudadanos los cuales pasaron por un rigoroso proceso de formación profesional, académico, físico, cultural y operativo con sus respectivas prácticas en territorio.

    En esta oportunidad se convocaba a los graduandos a las 05:15 horas de la mañana a la plaza policial frente al icónico y emblemático Castillo Policial sede central de la Policía Nacional Civil rompiendo todos los esquemas e innovando. El paisaje era impresionante, un amanecer de verano, con una temperatura y brisa agradable. Los primeros cambios en la oscuridad se comenzaron a pintar de colores con la llegada del amanecer, y aquellos tonos cálidos como el naranja, amarillo y rojo comenzaron a combinarse con tonos azules y celestes.

    La ceremonia dio inicio, el escenario, al oriente el naciente sol, al norte casas históricas de la ciudad, al sur flanqueando la ceremonia el Castillo de la PNC y al occidente el imponente edificio de la Biblioteca Nacional (Binaes) al frente, de pie, las autoridades presidían el magno evento ministro de justicia y seguridad pública licenciado Héctor Gustavo Villatoro y el señor director de la Academia de Policía Comisionado César Baldemar Flores Murillo, acompañados de las subdirecciones de la PNC y Academia de Policía. Todos los puntos del protocolo se cumplían uno a uno. Y llegó el momento de anunciar el mensaje del señor ministro de justicia de justicia y seguridad pública el cual pasaría por varios momentos relevantes en lo que significa ser policía y de lo que representa una vida de servicio, para servir y proteger a la población salvadoreña, el mensaje del ministro Villatoro llegó a un punto clave cuando habló del trabajo actual de la Policía Nacional Civil, de la misión, de la tarea por pacificar el país, llevar la tranquilidad a las comunidades, la esencia de ser policía es el servicio, la empatía y el trabajo hacia el prójimo ya que les corresponde el orden y la ley, así como defender lo que se ha alcanzado y el control sobre el territorio.

    El cierre del señor ministro llegaba con una frase poderosa: «Jóvenes policías, hoy comienza una nueva etapa en sus vidas, estoy seguro de que han sido preparados de manera integral, adquiriendo conocimientos en nuevas tecnologías y el idioma inglés, ahora están más que listos para los retos a enfrentar»

    Llegaban los primeros rayos del sol y el ministro Gustavo Villatoro estaba por iniciar la juramentación, los corazones de 248 mujeres y hombres latían al máximo en compañía y apoyo incondicional de sus familias que abarrotaron la plaza policial para no perderse el relevante y trascendental momento. La emoción era grande y junto con el amanecer el juramento que marca el inicio de su carrera en seguridad pública y ciencias policiales, sellado con las palabras «si juramos señor ministro» que se escuchó y retumbó en el corazón del Centro Histórico de San Salvador.

    La promoción 133 del nivel básico con sus 248 graduados contiene 23 profesionales universitarios, 30 técnicos, 29 estudiantes universitarios en diferentes niveles y carreras, 1 egresado de una maestría y 64 con estudios y nivel avanzado del idioma inglés.

    Durante la ceremonia fueron ascendidos dos estudiantes de la Academia y dos policías a la Categoría de Subinspector de la PNC, quienes finalizaron su carrera de tres años en la Escuela de Gendarmería Nacional Gral. Martín Miguel De Güemes de Argentina; ambos serán incorporados por equivalencias al nivel ejecutivo de la corporación policial

    La promoción 133 recibió formación técnica-policial, derechos humanos, leyes de la república y clases de idioma inglés intensivo entre otras. Cuentan con todas las competencias necesarias para desenvolverse en la categoría de Agente y se gradúan con el título de Técnicos en Seguridad Pública, aprobado por el ministerio de educación ciencia y tecnología (MINEDUCYT)

    Promoción 133 se encuentran ahora donde querían estar, en la PNC, para proteger a los salvadoreños y reforzar las estrategias del Plan Control Territorial. Que Dios bendiga y prospere su carrera policial y a sus familias. Fue un excelente y memorable amanecer, una historia que se comienza a escribir.

    *Por Ricardo Sosa, Doctor y MSc en Criminologia

    @jricardososa

  • El 10 de enero en Venezuela

    El 10 de enero en Venezuela

    Cada país espera tener una democracia pura o una democracia en donde todos puedan vivir libremente sin ataduras. Venezuela lleva ya 25 años de irrupción de la democracia. El chavismo llegó para quedarse por mucho tiempo. Lo que sucede en Venezuela repercute en otros países, nadie anhela vivir en una dictadura o en un país antidemocrático.

    Recordemos que el 28 de julio del 2024 fueron las elecciones en Venezuela, Edmundo González obtuvo casi el 70% de votos a su favor; sin embargo, Maduro se tomó el poder nuevamente a la fuerza, aduciendo que él había ganado las elecciones.

    Cómo es posible que el pueblo venezolano vuelva a caer otra vez en el populismo, cómo es posible que no se subleve sabiendo que Edmundo González ganó libremente. La lideresa María Corina Machado ha estado en estos seis meses alentando al pueblo venezolano a que no se deje vencer.

    En entrevista realizada a Pepe Mujica por La Nación se verifica lo siguiente: «Yo reconozco que los fenómenos inflacionarios vuelven loco a un pueblo. Y vota en contra, pero no sabe a favor de qué». Menciona cómo es posible que, en Estados Unidos, teniendo a las mejores universidades, la gente haya votado por Trump.

    Con lo anterior, lo mismo se puede decir en el caso venezolano, el error fue desde que eligieron a Hugo Chávez, él y su campaña mediática engañaron al pueblo venezolano. Les hizo creer que todo cambiaría; sin embargo, no fue así. El populismo y autoritarismo imperan y no importa la ideología que se les impregne; ya que, pueden ser de izquierda, derecha, centro-izquierda, etc.

    Actualmente, todo el mundo está esperando qué sucederá el 10 de enero, un día crucial para la democracia de ese país suramericano. Venezuela ha sufrido éxodo humano, hambre, presos políticos, miseria y han sido asesinados muchos compatriotas, todo por querer recuperar la democracia.

    Ojalá que la comunidad internacional recapacite y colabore con la democracia venezolana, cada país tuvo en su momento tiempos sombríos, los cuales fueron aclarándose gracias a la democracia.

    Una utopía en mi forma de pensar sería que otro gobierno, como el de Estados Unidos, llegue con el ejército y ponga a Edmundo González como legítimo presidente de Venezuela. Es acá donde el derecho internacional y la geopolítica se deben analizar. Gonzáles anda de gira, no pierde la esperanza.

    Hay muchas interrogantes para el 10 de enero ¿seguirá Maduro y su gabinete en el poder?, ¿podrá Edmundo González sentarse en el poder sin tropiezos?, ¿se irá huyendo Maduro para que no sea capturado por los delitos de lesa humanidad cometidos?, ¿María Corina Machado será apresada junto con González si intentan sentarse democráticamente?, ¿continuará con el régimen autoritario Venezuela?, ¿recuperarán la democracia los venezolanos?, etc.

    Maduro se burla de los venezolanos y sigue en el poder como si nada hubiese pasado. Muchos países han reconocido a Edmundo González como ganador de las elecciones y es quien debe tomar las riendas del país petrolero hoy 10 de enero.

    Maduro ha roto relaciones diplomáticas con muchos países y ha seguido el mismo guion de su antecesor Chávez. Sería extraordinario ver una transición democráctica; empero, tal parece que Maduro seguirá en el poder. Si Maduro sigue en el poder es darle un baldazo de agua fría a la democracia.

    El 10 de enero en Venezuela, quizás solo una fecha más en el calendario geopolítico, en teoría, esa fecha debería de ser histórica para un país, que, en su mayoría, desea recuperar la libertad. Se espera que ya no haya más sangre derramada.

  • La dañina cultura de la victimización

    La dañina cultura de la victimización

    Según el científico, inventor y empresario norteamericano Thomas Alva Edison, la mayor debilidad del ser humano es rendirse, mientras que la forma más segura de ganar es intentarlo siempre una vez más. Esto la mayoría de personas con un leve sentido de coherencia, madurez emocional y sentido común lo comprende, sin duda, pues quedarse en la frustración y la queja no provee de verdaderas herramientas para crecer y superarse, sino más bien acumula lastres y obstáculos que la persona misma se pone delante de sí para no poder avanzar.

    Sin embargo, en la última década en nuestra cultura occidental ha surgido la figura de la victimización. Para poder pertenecer a un grupo “selecto” de personas (en su mayoría minorías) que exigen una fortuita reivindicación a costa del resto de la sociedad, la actitud de la victimización es en realidad una estrategia política utilizada por las nuevas izquierdas para tener un campo fecundo en el cual trabajar, pues ya la bandera de lucha del proletariado y en contra del capitalismo es inútil, así como la batalla por la liberación sexual, que fue un segundo campo de batalla de estas ideologías.

    Al verse despojadas de estas banderas históricas, ciertas escuelas ideológicas quedaron huérfanas de referentes, por lo que optaron por volverse hacia el campo de las minorías marginadas, donde aplican esta “filosofía” del victimismo como arma arrojadiza. Entonces usan los sentimientos de culpa, dirigiéndolos al resto de la sociedad, y ahí es donde han terminado anidando todos sus esfuerzos, económicos, sociales y hasta académicos.

    El victimismo, por supuesto, puede tener manifestaciones muy diversas y promoverse a partir de numerosas causas. Una de sus principales características puede calificarse de “elitismo moral”, pues forzosamente implica que ciertos tipos de personas se perciban a sí mismas como superiores moralmente a otros grupos, a los que de inmediato pasan a ubicar justo en el extremo de sus ideas o causas. El color de piel, el “género”, la preferencia sexual, la raza, las creencias, entre otras, se convierten así en una especie de tribus que socialmente parecen justificar el reclamo de “nuevos derechos”, pues el victimismo consigue manipularnos con éxito a través de esa sensación de culpa y mediante el señalamiento moral. Puestas así contra la pared, muchas sociedades van cediendo ante estas sorpresivas exigencias, incluso yendo contra la lógica más elemental y hasta arriesgando el concepto mismo de justicia.

    Estamos, entonces, delante de una nueva especie de dictadura: la de las emociones, que terminan por convertir a la sociedad actual en un fantoche de cristal al que todo le ofende. De hecho, el movimiento progresista, hoy denominado “Woke” (en inglés), es el que ha abanderado esta lucha por las nuevas sensibilidades, utilizando la efectiva cultura de la cancelación ante cualquiera que opine diferente o se comporte contrario a estos nuevos “valores” de victimización, con el apoyo de organizaciones internacionales, empresas y gobiernos.

    Por suerte, gracias a una efectiva batalla cultural opuesta a este movimiento, la sociedad está tomando conciencia del daño que ha causado esta extorsión moral y emocional, centrada en desvincular de su responsabilidad al individuo ante sus actos y culpabilizando a los demás.

  • Haga patria…

    Haga patria…

    En este recién iniciado 2025 se cumplen 45 años del asesinato de muchísimas personas a manos de las fuerzas gubernamentales represoras, mal llamadas “cuerpos de seguridad”, y de los tentáculos del monstruo estatal criminal entre los cuales destacaban los escuadrones de la muerte. También hubo muertes violentas similares ‒menos, pero del todo condenables‒ atribuidas a los grupos guerrilleros que en octubre de 1980 formaron el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Según la Comisión de la Verdad para El Salvador, el Socorro Jurídico Cristiano reportó que la suma anual de víctimas mortales entonces fue de casi 12 000 y la matazón creció en 1981 superando las 16 000. Entre ese maremágnum de sangre y dolor la lista de personalidades políticas, empresariales, diplomáticas y religiosas, entre otras, exterminadas fue numerosa.

    El primero de los años referidos arrancó con Mario Zamora Rivas, procurador general de pobres y finalizó con cuatro religiosas estadounidenses violadas y acribilladas en diciembre. El 23 de febrero “teníamos una reunión con amigos en casa –cuenta Aronette Díaz viuda de Zamora– y ya cuando empezaban a marcharse pareció sonar la alarma de la casa. Al instante aparecieron unos cuantos tipos con pasamontañas y armas. Nos ordenaron tirarnos al suelo y, a cada puntapié, decir nuestro nombre. Así llegaron a Mario y tras decir su nombre se lo llevaron […] Yo fui hacia el interior de la casa y al abrir el baño me encontré a mi esposo muerto, boca abajo”.

    Así operaban esos grupos terroristas que incrementaron su accionar días después de que el mayor Roberto d’Aubuisson leyera en televisión una larga lista de personas a quienes acusaba, sin pruebas, de pertenecer a organizaciones revolucionarias contrarias a la dictadura. En dicha nómina estaba Zamora Rivas, alto dirigente demócrata cristiano. Al siguiente día de su muerte, secuestraron al académico Roberto Castellanos Braña y a su esposa Anette Mathiessen; sus cadáveres aparecieron el 26 de febrero. José Trinidad Canales, maestro del Externado de San José, fue ametrallado en su vivienda. José Fausto Cisneros, médico y exalcalde migueleño ‒también democristiano‒ fue asesinado el 28 de marzo.

    Lo que le pasó a Castellanos Braña junto a su cónyuge, se reeditó con los periodistas Jaime Suárez y César Najarro el 11 de julio; el colega mexicano de estos, Ignacio Rodríguez Terrazas, fue venadeado por un francotirador en el Centro de Gobierno el 8 de agosto. El 28 de octubre falleció Félix Antonio Ulloa, ingeniero y rector de la Universidad de El Salvador; su motorista pereció en el atentado “escuadronero” que sufrieron un día antes. El 27 de noviembre secuestraron, torturaron y masacraron a seis dirigentes del Frente Democrático Revolucionario.

    Personas muertas en el armario guerrillero durante 1980, también hubo varias. Walter Beneke, ministro de Educación en la administración de Fidel Sánchez Hernández, murió producto de un balazo en el pecho el 28 de abril; ninguna facción insurgente se hizo cargo. Pero una de estas –las Fuerzas Populares de Liberación (FPL)‒ secuestró al Eduardo Guirola Shields; su cadáver apareció el 13 de agosto. La misma organización, tras once meses de cautiverio, asesinó el 8 de octubre al embajador sudafricano Archibald Garner Dunn y nunca entregó sus restos. El 4 de noviembre ejecutó a Manuel de Jesús Rivas Rodríguez, gerente de la feria internacional de El Salvador. El coronel Carlos Alfredo Choto falleció el 17 de noviembre junto con su esposa, su hija y su hijo en un incendio producido en medio de un ataque guerrillero dentro de su residencia; el Gobierno responsabilizó a las Fuerzas Armadas de la Resistencia Nacional.

    Entre toda esa mortandad destacan el magnicidio del ahora san Romero de América, la ejecución de fray Cosme Spessotto y el homicidio ‒junto a doce campesinos‒ del diácono Othmaro Cáceres. ¿Cómo se llegó a cometer estos crímenes y los de bastantes sacerdotes más? En medio de una campaña de odio de la derecha recalcitrante de la época, cuyo lema era: “Haga patria, mate un cura”. Hoy que la Iglesia católica ha cerrado filas contra la minería y que nuestro amigo Juan Vicente Chopin ha hablado claro al respecto, ya se asomaron en las “redes sociales” mensajes intolerantes como los que escuchamos antes.

    ¿Para qué recordar esos hechos –se preguntarían– si son parte de un pasado que debería quedar atrás pues la “nueva historia” está siendo escrita por el expresidente constitucional Nayib Bukele, vuelto inconstitucional a partir del 2024? Sencillamente, para no volver a cagarla. Para ello, tenemos que tener bien presente por qué y cómo comenzó esa espiral de violencia política que derivó en una guerra finalizada en enero de 1992. ¿O se repetirá la historia?

  • Cambios poblacionales en El Salvador y ajustes en el bono demográfico

    Cambios poblacionales en El Salvador y ajustes en el bono demográfico

    Los datos preliminares del Censo de Población y Vivienda El Salvador 2024 revelan cambios demográficos profundos que han transformado significativamente al país en menos de cincuenta años. De ser un país típico del tercer mundo, con altas tasas de fecundidad, natalidad y mortalidad, hemos pasado a ser una nación con tasas considerablemente más bajos en estas variables. Esto ha estado acompañado de un notable incremento en la esperanza de vida y de altos niveles de migración, lo que ha dado lugar a una transición demográfica acelerada, similar a la que en Europa tomó casi dos siglos.

    Entre las principales modificaciones en la estructura poblacional destacan una marcada reducción de la tasa de crecimiento anual, que entre 2007 y 2024 se estima en apenas 0.3%; un incremento en la proporción de mujeres, que representan el 52.8% de la población total, con mayor presencia en los grupos de mayor edad; y una notable disminución de la proporción de población de 19 años o menos. Asimismo, se observa una intensificación del proceso de urbanización y un incremento continuo en la proporción de personas mayores de 65 años. Estos cambios, que constituyen una verdadera transición demográfica, están alterando significativamente las dinámicas demográficas del país, planteando desafíos económicos y sociales que deben gestionarse con urgencia.

    Una de las oportunidades más importantes derivadas de estos cambios es el bono demográfico, entendido como el período en el que la proporción de personas en edades potencialmente productivas (de 15 a 64 años) crece de manera sostenida en relación con la de personas en edades potencialmente inactivas (de 0 a 14 años y de 65 años o más). Esta ventana de oportunidades reduce la carga económica de los dependientes y permite destinar más recursos al crecimiento económico, la generación de empleos de calidad y la mejora del bienestar social. Según los censos anteriores, se estimaba que el bono demográfico de El Salvador se extendería hasta aproximadamente el año 2050. Sin embargo, los resultados del nuevo Censo indican que esta etapa concluirá antes de lo previsto, debido a que el índice de envejecimiento de la población (personas de 65 años o más por cada 100 niños de 0 a 14 años) más rápido de lo previsto y a la significativa emigración de población joven.

    Por otra parte, la información de las Encuestas de Hogares de Propósitos Múltiples demuestra que, hasta ahora, ese bono demográfico no se ha estado aprovechando ya que de los 50,000 empleos formales nuevos que se necesitan anualmente, durante los últimos 25 años únicamente se han creado 13,000 por año. Esta brecha refleja una incapacidad estructural para capitalizar los beneficios económicos del bono demográfico, lo que limita las posibilidades de crecimiento y desarrollo.

    A ello habría que agregar que el envejecimiento de la población también impone crecientes presiones fiscales, especialmente en áreas como las pensiones, los servicios de salud y la atención a los adultos mayores.

    En este contexto, el nuevo Censo de Población revela otra oportunidad conocida como el bono demográfico de género, que destaca los beneficios económicos asociados al avance hacia la paridad entre mujeres y hombres en el mercado laboral. En El Salvador, las mujeres no solo constituyen la mayoría en las edades productivas, sino que además registran tasas de participación laboral significativamente más bajas que las de los hombres. Esto evidencia un recurso subutilizado con un enorme potencial para impulsar el desarrollo del país.

    Para capitalizar esta oportunidad, es esencial garantizar los derechos de las mujeres a lo largo de su ciclo de vida. Esto incluye asegurar acceso a estimulación temprana, educación de calidad, seguridad alimentaria, salud, vivienda digna y oportunidades de formación profesional. Además, es indispensable promover su acceso al mercado laboral formal, garantizar su participación en sistemas de pensiones contributivas y fomentar políticas de corresponsabilidad en las tareas de cuidado dentro del hogar. Sin acciones de este tipo, el bono demográfico de género podría quedar sin aprovecharse, privando al país de una herramienta clave para impulsar su desarrollo.

    Los cambios demográficos que están ocurriendo en El Salvador exigen respuestas pertinentes y una visión de largo plazo que permita mitigar los desafíos asociados al envejecimiento y la migración, al mismo tiempo que se aprovechan las oportunidades que ofrecen el bono demográfico y el bono de género. Si no se toman medidas oportunamente, el país corre el riesgo de desaprovechar estas oportunidades únicas que podrían marcar una diferencia significativa en su desarrollo económico y social.

    William Pleites, director del Programa FLACSO El Salvador

  • Abogando por nuestros adultos mayores

    Abogando por nuestros adultos mayores

    Enero es el mes de la tercera edad o adulto mayor en El Salvador. Desde 1992 por decreto legislativo se acordó que el primer mes del año sea cuando se reconozca el valioso aporte de los salvadoreños que tienen el privilegio de sobrepasar los 60 años de edad. Asimismo, proteger y crear políticas que favorezcan a quienes viven en este estadio.

    Hay instituciones públicas y privadas que con entusiasmo y limitaciones hacen su mejor esfuerzo para honrar a los adultos mayores y darles el lugar que se merecen; sin embargo, la sociedad y el Estado tiene una inmensa deuda con ellos. Miles de personas ancianas viven en la indigencia, la soledad, el desamparo y la mendicidad, sumidos en la pobreza o en la pobreza extrema.

    Un recorrido por la campiña salvadoreñas y es fácil ver la pobreza y las condiciones paupérrimas en la que están muchos ancianos, abandonados por su familia, por la sociedad y el Estado. Lo maltrecho de muchos ancianos también es posible verlo en la zona urbana. Hay personas de más de 70 años, enfermas, que se ven obligadas a trabajar para generarse sus alimentos o a vivir de la mendicidad.

    La pobreza genera necesidades y estas son crueles cuando las personas viven en la tercera edad. Muchos ancianos tienen la dicha de vivir rodeados de sus seres queridos que procuran cuidarlos, darles amor y proveerles de todo lo necesario, sabiendo que físicamente se volvieron incapaces de trabajar.

    En el país la mayoría de los adultos mayores no tuvieron un trabajo formal y por ende no cotizaron al Seguro Social. Para atenderlos a ellos el sistema cuenta con la red de hospitales nacionales donde hay carestía de insumos médicos, insuficientes medicamentos y no reciben ningún tratamiento acorde a su senilidad. Desde siempre, pero especialmente desde 1992 se les olvidó al Estado construir un hospital nacional geriátrico.

    El actual gobierno construyó un hospital veterinario lo cual ha sido positivo, pero obvió edificar un nosocomio especializado en la atención del adulto mayor, tan necesario en un país donde el 11.1 por ciento de la población o más de 540 mil son personas de la tercera edad, la mayoría de ellas con dolencias.

    Todavía es tiempo de proyectar la construcción de un hospital geriátrico, para dar paso a una verdadera protección de los adultos mayores. La Ley del Adulto Mayor sostiene que el Estado y la sociedad están obligados a garantizar una vida plena, digna, independiente, autónoma y saludable. La salud es vital para los ancianos, garantizarle el derecho a la salud es el mejor homenaje que se le puede hacer a una persona que en su juventud y adultez productiva dio su aporte al sostenimiento de su familia y al desarrollo de la nación.

    Según la Ley, ningún adulto mayor debe ser discriminado en razón de su edad, ni sujeto a una imagen peyorativa. Por desgracia, en el país, todavía hay quienes consideran a los ancianos como un estorbo o como personas que deberían estar en asilos, los que en El Salvador son insuficientes y los pocos que hay tienen muchas carencias.

    Las personas de la tercera edad, de acuerdo con la Ley, debe tener igualdad de oportunidades, pero relacionado con el acceso a los servicios básicos, a la salud y a prerrogativas que mejoren su calidad de vida. Es obvio que, en las filas para atenciones institucionales y otras circunstancias deben tener privilegios o tratos especiales. A ellos se les debe garantizar el derecho y acceso a techo, abrigo y alimentación.

    Por ley las personas de la tercera edad deben recibir atención integral e integrada, cuidado y atención familiar y social, de acuerdo con sus necesidades. Todos debemos garantizar el bienestar y la calidad de vida de nuestros ancianos. Si tenemos suerte algún día llegares a esa edad y seremos víctima o beneficiados del sistema. Antes de llegar a ese periodo debemos construir un mundo de mejores condiciones. La prevención evita la desgracia.

    A nuestros ancianos debemos cuidarlos y no obligarlos a que asuman responsabilidades que ellos ya cumplieron durante su vida de productividad. Cuidar nietos, mantener hijos, lidiar con ebrios, trabajar para ganarse el sustento diario, mendigar acceso a la salud, rogar por mejores pensiones, no son de su correspondencia. Las personas de la tercera edad merecen que la familia, la sociedad y el Estado les brinde protección y mejor calidad de vida. Es cuestión de justicia, amor y humanismo.

  • La filantropía

    La filantropía

    La razón por la cual existen grandes universidades y de calidad en los Estados Unidos de América, es que las personas y los empresarios aprendieron el valor de la filantropía, es decir han sembrado parte de sus riquezas a través de las décadas en estos centros de estudios, dicho de otra manera, son desprendidos, porque entendieron que una sociedad educada y preparada aporta de mejor manera a su nación, de modo que las personas entre mas se preparan, tienen mejores oportunidades de generación de riquezas. Lo mismo ocurrió con las iglesias cristianas, muchas de ellas fueron construidas por filántropos.

    Sin embargo, aunque los filántropos han buscado cultivar vínculos entre los miembros de la sociedad estadounidense, no siempre han entendido esta tarea de la misma manera. Ya que los donativos a organizaciones humanitarias, personas, comunidades, o a través de organizaciones no gubernamentales con fines no lucrativos, así como lo es el trabajo de voluntario para apoyar instituciones que tienen el propósito específico de ayudar a los seres humanos y mejorar sus vidas, son considerados actos filantrópicos, siempre y cuando no estén movidos por intereses económicos o políticos.

    La filantropía comúnmente se superpone con la caridad, aunque no toda caridad es filantropía, o viceversa. La diferencia comúnmente citada es que la caridad alivia los problemas sociales, mientras que la filantropía intenta resolver esos problemas. Es decir que los filántropos le apuestan a la inversión de una sociedad, cultivando el intelecto y los valores, para enseñarle a las nuevas generaciones a pescar y a generar riquezas. Esto me recuerda la historia de aquella mujer que, junto a su esposo, iban vestidos con trajes de algodón barato, llegaron a la ciudad de Massachusetts en Boston un día de 1891.

    Ellos se dirigieron hacia la Universidad de Harvard (en Cambridge), con la intención de hablar con su presidente. Al llegar, la secretaria de dirección les comentó que aquello era una misión imposible, que su jefe no recibía a cualquier persona que en la puerta se presentara y que tenía menos tiempo que perder que el necesario. Pero aquella respuesta no desanimó a la pareja, que contestaron que se quedarían allí sentados, sin prisa, hasta que el hombre pudiera recibirlos. La pretendida insistencia del matrimonio intimidó a la asistente.

    Luego de comprobar que los esposos no tenían intención alguna de marcharse, es por ello que decidió hablar con su superior. Hay ahí un par de pordioseros que desean parlamentar con usted, alguien que no merece su tiempo, pero es que no se van ni con agua hirviendo. Tal vez, si conversa usted con ellos unos minutos y les agrada, entonces, y sólo entonces, es posible que abandonen el campus y se vayan contentos. El presidente, con mohín adusto, asintió y aceptó recibir a los esposos de humilde condición. La esposa de nombre Jane Stanford se dirigió al presidente de la universidad, comentándole cual era su propósito.

    El caso es que teníamos un hijo estudiando en esta universidad, pero lamentablemente murió hace unos días. Él amaba Harvard, y mi esposo y yo desearíamos levantar algo en su memoria en algún lugar del campus, si es posible. El presidente de la universidad de forma burlesca esbozo una sonrisa. Y dijo: no podemos erigir una estatua por cada persona que haya estudiado en Harvard y posteriormente haya fallecido. Leland Stanford, el marido, le comunicó a su interlocutor que su intención no era la de levantar una estatua, lo que ellos deseaban era donar un edificio al centro que llevara el nombre de su hijo, honrando así su memoria.

    ¿Un edificio? ¿Tienen la más remota idea de cuánto cuesta un edificio? Dijo el presidente de la universidad. Nosotros hemos invertido hasta ahora más de siete millones y medio de dólares en la construcción de todos los edificios que componen la universidad. Los extraños visitantes quedaron en silencio, intercambiaron miradas durante unos segundos y exhalaron un pequeño suspiro al unísono. ¿Siete millones y medio de dólares? ¿Tan poco cuesta iniciar una universidad? No se preocupe, señor presidente, ya no robaremos más de su precioso tiempo.

    Levantaremos una universidad nueva en memoria de nuestro difunto hijo. Y abandonaron el lugar dejando al hombre en un estado de confusión y desconcierto. Y es así como nació La Universidad Leland Stanford Junior, es posible que esta historia sea cierta o no, pero el valor de ayudar en causas que beneficien a una sociedad en valores y educación, siempre será una buena apuesta.

  • Tasa de violencia homicida El Salvador año 2024  

    Tasa de violencia homicida El Salvador año 2024  

    El Salvador finalizó el año 2024 con 114 homicidios intencionales al cierre preliminar al 31 de diciembre 2024 lo cual establece una tasa de violencia homicida de 1.9/100,000 habitantes que hacen oficial que El Salvador se ubica como el país con la menor tasa de violencia homicida en el continente americano.

    El dato oficial se conoció en los primeros minutos del uno de enero 2025 por medio de la cuenta oficial del señor fiscal general de la República licenciado Rodolfo Antonio Delgado Montes quien de una manera que refleja su alto compromiso con la seguridad y la justicia publicaba en sus cuentas las principales cifras de violencia homicida, además confirmo que diciembre del 2024 finalizó con un homicidio intencional en toda la República. Datos relevantes del señor fiscal fue sobre los importantes avances en la efectividad del delito de homicidio en nuestro país con 98.2% de casos resueltos, lo cual es un avance más en comparación con el año anterior.

    Me parece que hay que destacar que según el detalle de la Fiscalía General de la República (FGR) sobre los homicidios intencionales que es la publicación oficial de nuestra Nación, que el 70% de los homicidios corresponden a intolerancia social e intolerancia familiar, y 30% a delincuencia general, lo que nos indica que para mejorar estos indicadores en el año 2025 necesitamos como ciudadanos brindar nuestro aporte disminuyendo los niveles de violencia, agresividad, amenazas, lesiones por una verdadera cultura de paz y sana convivencia. Hasta el interior de los hogares y en las relaciones sociales la Policía Nacional Civil, Fuerza Armada y Fiscalía General de la República no pueden llegar, es en la familia donde debemos trabajar y enfocarnos para mejorar como país.

    Este logro como Nación ubica con una tasa de violencia homicida que no se había conseguido en 203 años de República. El gabinete de seguridad y la FGR vienen derribando y pulverizando sus mejores marcas y registros cada año, sirva esta columna para agradecer a las Instituciones del sector de seguridad y justicia como sus adscritas por este trabajo, y por supuesto a todo el talento humano.

    Entramos al año 2025 confiado en Dios y en su nombre, y en lo personal declaro que, para mi país, para el personal de las Instituciones del sector de Justicia y Seguridad, y para todas las familias en mi amado país, para mi familia y mi vida, año favorable, que la gracia y el favor de Dios este con cada familia salvadoreña que podamos cumplir nuestros sueños y visiones, y sigamos pacificando El Salvador con una cultura de paz y restaurando las familias. Un año 2025 en victoria y bendecido. Fe y esperanza en Dios.

    *Por Ricardo Sosa, Doctor y máster en Criminología

    @jricardososa

  • Ese siniestro espejo nicaragüense

    Ese siniestro espejo nicaragüense

    Cuando un año termina y comienza otro, la prensa suele publicar obituarios mediante los cuales rinde homenaje a las celebridades que han fallecido en los últimos 365 días. Aunque me gusta esta tradición periodística, pienso que también pueden evitarse los óbitos obvios y escribir sobre personas que, por una razón u otra, no figurarán en esas listas globales de nombres.

    Este ejercicio no es sencillo de hacer. Por supuesto que me encantaría reseñar, por ejemplo, a Maggie Smith (fallecida el 27 de septiembre a los 89 años), cuyo inolvidable rostro británico llenó con tanta maestría la gran pantalla. Roger Corman, el prolífico productor de cine independiente en Estados Unidos, murió el 9 de mayo. Philip G. Zimbardo, el influyente psicólogo neoyorkino que hizo aportes notables al estudio del comportamiento humano e investigó sobre nuestra propensión al mal —su controversial experimento de la prisión de Stanford, en 1971, sigue siendo un hito—, nos dejó el 14 de octubre. Y qué decir de la gentil Ethel Skakel Kennedy, esposa del asesinado Robert F. Kennedy y madre de sus once hijos, que era la única sobreviviente de aquella generación de políticos jóvenes que enamoró a América, finalmente fallecida, con 96 años, el 10 de octubre.

    De todas estas figuras, estoy seguro, se dirá bastante en estas fechas. De quien dudo se hable mucho —fuera de su natal Nicaragua— será de Michael Healy Lacayo, que el 25 de enero de 2024 murió de un ataque al corazón en Panamá, el último de sus destinos tras el destierro al que lo había condenado la binaria dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

    «Mike» Healy fue el productor agrícola que tomó las riendas del Consejo Superior de la Empresa Privada, COSEP, en septiembre de 2020, sustituyendo al tristemente célebre José Adán Aguerri, justo cuando el régimen nicaragüense preparaba la ola de represión que llevaría a decenas de opositores, sacerdotes y líderes sociales a la cárcel.

    «Chanito» Aguerri estuvo al frente de la cúpula empresarial de Nicaragua por espacio de 13 años, tiempo durante el cual fue reelegido unas once veces consecutivas. Apoyado por los millonarios más poderosos del país, Aguerri fue tétricamente funcional al «modelo de consenso y diálogo» instaurado por Ortega, un modelo que consistía en permitir que el dinero siguiera llenando los bolsillos del gran empresariado mientras la dictadura se consolidaba con tranquilidad en todos los demás ámbitos. «Chanito» no solo encarnaba esta vergonzosa entrega de su país en manos de la dictadura, sino que se enorgullecía de hacerlo. Aunque en varias ocasiones se le advirtió de que aquella situación era política y socialmente insostenible, Aguerri prefería jactarse del poder real que parecía tener, pues daba órdenes a ministros y diputados con la anuencia de Ortega. En la práctica, se comportaba como lo que probablemente era: un funcionario público, pues trabajaba a tiempo completo en el COSEP y nunca demostró que percibiera ingresos provenientes de otras actividades.

    Cuando en abril de 2018 estalló la crisis en las calles y plazas de Managua, «Chanito» quiso ponerse del lado correcto de la historia. Por desgracia, la decisión era tan tardía, que no hubo modo de tomarla con verdadero espíritu de lucha. Cuando en los primeros días del alzamiento popular las gremiales tuvieron la oportunidad de respaldarlo con acciones audaces y determinantes —lo que habría provocado la caída de Ortega—, Aguerri tuvo una última falta de coraje que le resultó fatal. Su larga complicidad con el régimen, hasta ese momento, le había dado únicamente dividendos: ahora ya solo le pasaría facturas.

    Michael Healy, por tanto, fue llamado a ocupar el liderazgo del Consejo en el peor momento posible, cuando la cúpula empresarial había perdido toda autoridad moral para hacer reclamos y los ríos de sangre derramada también teñían las conciencias de numerosos directivos gremiales, culpables del desastre por acción o por omisión.

    Incomprensiblemente, hay «líderes» empresariales en nuestras tierras centroamericanas que llaman «prudencia» al silencio cobarde, o le dan el retórico nombre de «enfoque técnico» a la indecorosa habilidad de hablar de la economía o de la justicia sin causar molestias al tirano de turno. Conmovedoramente ingenuos y pusilánimes, piensan que cruzarse de brazos mientras los dictadores desmantelan los sistemas democráticos les traerá beneficios y tranquilidad en el largo plazo. El triste destino del COSEP nicaragüense, ya desaparecido, debería despertarlos de ese sueño.

    José Adán Aguerri fue arrestado el 8 de junio de 2021, junto a seis precandidatos de la oposición política. Condenado inicialmente a 90 días de prisión preventiva, su sentencia —13 años de cárcel— terminó justificándose bajo el delito de «traición a la patria». En agosto de 2022 fue enviado a detención domiciliar por el evidente deterioro de su salud, pero la orden fue revocada tres meses después y el régimen le trasladó de nuevo a la lúgubre prisión conocida como «el Chipote». Incluso su esposa, María Germania Carrión, fue llevada por la fuerza a un interrogatorio en noviembre de ese año. La represión ilimitada que él había ayudado a consolidar, en efecto, ya no tenía límites.

    Michael Healy fue capturado el 21 de octubre de 2021. Sin haber sido nunca complaciente con Ortega, tuvo la desgracia de sufrir las mismas consecuencias que los verdaderos responsables. Encerrado y sentenciado con otros directivos del COSEP, fue uno de los prisioneros que mayores muestras de desgaste físico exhibió en pocos meses. Finalmente liberado por la tiranía en febrero de 2023, logró salir junto con Aguerri hacia los Estados Unidos, en una medida unilateral que buscaba, más que demostrar humanidad, quitarse la presión de tanta denuncia internacional alrededor de los presos políticos. Lamentablemente, ni siquiera un año sobrevivió Healy a su excarcelación y destierro.

    Los obituarios de 2024 se llenarán de elogios, merecidos o no, a celebridades que nos dejaron. En estas líneas he querido destacar la muerte de la moralidad de la cúpula empresarial nicaragüense para recordar que el miedo y la complicidad con los déspotas se pagan caro.

    Federico Hernández Aguilar, Escritor y colaborador de Diario El Mundo

  • Cuba: 66 años en la oscuridad

    Cuba: 66 años en la oscuridad

    Recuerdo como si fuera hoy, el primero de enero de 1959 y días subsiguientes, acababa de cumplir 16 años y se apreciaba una histeria colectiva como bien la describiera el periodista e historiador Enrique Encimosa, en el documental «Al Filo del Machete» producido por Pedro Suarez «Tintín» y Luis Diaz y el escritor Jose Antonio Albertini en su más reciente publicación «Memoria Constante: Relatos verídicos».

    El fin de año,1958, estaba programado en el cine más moderno de Santa Clara, «El Cloris», el estreno de la película «El Puente sobre el Rio Kwai».

    No creo que hubiera espectadores en esos días. Varios grupos rebeldes atacaron la ciudad llevando la guerra a las calles, aunque si recuerdo que pocos meses después, el cine y el edificio que lo albergaba, el Gran Hotel, la construcción más alta del interior del país, fueron confiscados por la revolución.

    El antiguo propietario, Orfelio Ramos, era un emprendedor, como le gusta decir al dictador Miguel Diaz Canel, que había hecho su fortuna alquilando bicicletas y conduciendo ómnibus locales con tanto espíritu y talento, que llego a ser dueño de los autobuses que prestaban servicio urbano en la ciudad de Santa Clara.

    La histeria había apresado tanto, a hombres como mujeres. En mi conocimiento, la mayoría de la población participaba en aquel carnaval que mezclaba esperanza para algunos y miedos para otros, a la postre, el férreo control social establecido por Fidel y Raúl Castro, aterrorizo a la población en un marco de ineficiencia colosal que ha conducido al país a una miseria espiritual y material sin precedentes.

    La esperanza de un mundo mejor se frustro, solo quedo el miedo. Estos sentimientos tan contrarios fueron consecuencias del fanatismo de unos cuantos que, por destacarse en el torbellino revolucionario, protagonizaban un sectarismo del que era difícil librarse, aunque se poseyeran credenciales revolucionarias como le sucedió al dirigente insurreccional Pedro Barata, prisionero político por muchos años, cuando dio fe ante unos energúmenos que el sujeto que acusaban era inocente.

    Recuerdo una consigna castrista que decía más o menos así, «No importa lo que hiciste, sino lo que estás haciendo» un mensaje claro a los nuevos y futuros cómplices de la destrucción de la Republica que perdimos.

    La crispación de la sociedad se acentuaba cada día porque las detenciones arbitrarias y el estruendo del paredón nos amedrentaba y ensordecía. Los arrestos por meras sospechas o acusaciones infundades de colaboracionismo con el régimen derrocado, fueron factores que incentivaron a los oportunistas o a los más temerosos, a convertirse en acusadores ante tribunales revolucionarios que no buscaban justicia sino una cruel venganza, encubierta en un espurio proceso judicial.

    La Revolución como fuente de derecho, pronunciamiento de la Corte Suprema de Justicia de la República, como expusiera el doctor Ramon Barquín en un reciente artículo, le daba el tiro de gracias a la civilidad, incluyendo la conversión de los medios de información, hasta los privados, en instrumento de una propaganda atronadora que confundía hasta lo indescriptible a la ciudadanía que paulatinamente, pero de forma constante, se estaba transformando en masa al servicio de los Castro y criminal comparsa.

    Por otra parte, la confiscación masiva de bienes, sin proceso judicial, despojo a muchas personas de patrimonios familiares bien habidos. Apresuradamente se creó un ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, designando administradores incompetentes que destruyeron las propiedades, una especia de antecedentes de los nuevos ricos del presente, hijos de los moncadistas que en la actualidad disfrutan del poder y las riquezas de las que se apropiaron sus padres y abuelos.

    Los días y las noches se sucedieron hasta acumular 66 años. Muchos han sido los cómplices del totalitarismo castrista, al régimen no le han faltado verdugos que, aunque no hayan disparado un fusil contra un semejante, son cómplices de las numerosas muertes y padecimientos sufridos por la población.

    No obstante, para satisfacción de los hombres y mujeres con decoro, no han faltado compatriotas dispuestos a enfrentar el oprobio del castrismo con las dolorosas secuelas de exilio, cárcel y paredón, sin olvidar el exilio interno en el que viven muchos compatriotas, que, por diversos motivos, permanecen en la Isla.

    Estoy seguro de que Cuba y los cubanos serán libres, pero hay que procurar justicia por esta vasta desolación de 66 años de espanto.