El Salvador es uno de los países latinoamericanos con mayor aumento en la intensidad energética, un indicador relacionado con el consumo de los hogares porque tienen más artefactos conectados a la red, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La investigación utiliza el indicador de intensidad de los hogares o sector residencial, que corresponde al consumo final de energía residencial por toneladas equivalentes de petróleo (tep) por cada 1,000 habitantes.
La agencia de Naciones Unidas encontró que la intensidad residencial en América Latina ha aumentado levemente entre 1990 y 2022, al pasar de un promedio de 158 tep anuales a 163 tep.
“Los países que más aumentaron su nivel de intensidad fueron Paraguay, El Salvador, Perú y Ecuador”, destaca el reporte, al tiempo que puntualiza que Nicaragua, Venezuela y Surinam tienen los niveles de intensidad más altos.
En el caso salvadoreño, la intensidad pasó de menos de 10 tep a casi 20 tep.

En Centroamérica, Costa Rica experimentó un retroceso de cerca de 25 tep en el período 1990-2000 a menos de 10 tep en 2022, mientras que en Guatemala y Honduras hubo un aumento entre 2001 y 2010, pero luego volvió a retroceder.
Nicaragua, en tanto, tiene una intensidad energética de casi 50 tep anuales, por encima de las 40 tep de finales de la década de 1990.
La CEPAL explica que el consumo residencial abarca iluminación, cocción, calentamiento de agua, refrigeración, aire acondicionado, calefacción y otros servicios que se utilizan en el hogar. La electricidad es la fuente energética más utilizada, así como el gas propano y la leña.
Según el reporte, las mejoras en eficiencia energética en el sector residencial están relacionadas con la “sustitución de energía”. “Por ejemplo, pasar del uso de leña para cocción de alimentos o calefacción al uso de electricidad o gas, que son combustibles más eficientes, menos contaminantes y con mejores beneficios para los hogares”, citó.
La CEPAL señaló que este indicador también está influenciado por mejoras en los hogares, como la compra de electrodomésticos, como parte de una “consolidación de la clase media” que demanda más servicios energéticos.
“Esto podría contrarrestar los ahorros de energía obtenidos gracias a las mejoras de eficiencia por uso de combustibles más limpios y mejores electrodomésticos en el hogar”, añadió.
El estudio agrega que la intensidad energética es baja en América Latina por una “combinación” de factores que afectan el consumo en los hogares, como el ingreso, el precio de la electricidad, la disponibilidad de vivienda propia y los electrodomésticos.
