El Gobierno de Brasil entregó este martes un donativo de diez toneladas de alimentos deshidratados junto a 50 purificadores de agua y kits de medicamentos para asistir a damnificados del potente huracán Melissa que causó severos estragos en el oriente de Cuba.
Este donativo forma parte de una «presencia constante» del gobierno y la sociedad brasileña al lado del pueblo cubano, resaltó el embajador de Brasilia en La Habana, Christian Vargas, durante la ceremonia de entrega a autoridades del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex).
El cargamento está destinado a atender a más de 5.500 personas afectadas tras el paso devastador del huracán Melissa a finales de octubre pasado con impacto en las provincias Santiago de Cuba, Granma, Holguín, Guantánamo y Las Tunas.
«Esto no ha sido un hecho aislado», afirmó el diplomático brasileño, quien recordó que desde su llegada a La Habana en 2023 se han relanzado más de diez proyectos de cooperación técnica en áreas como salud, educación y producción agrícola.
Vargas destacó la recepción de donaciones previas de medicamentos para tuberculosis, hepatitis viral, diálisis, vacunas pediátricas y antibióticos, además de la reciente entrega de 300 sistemas de paneles solares.
En ese sentido avanzó que el próximo enero está prevista la llegada a la isla de más de 20.000 dosis de la vacuna BCG ((bacilo de Calmette-Guérin) contra la tuberculosis.
Asimismo subrayó que la solidaridad brasileña «no es solo gubernamental, sino también social», como parte de la movilización de grupos de apoyo a Cuba en su país, que aseguró seguirá en 2026.
Tras el azote de Melissa, la isla ha recibido ayuda para resarcir los daños proveniente de unos 30 países, entre ellos, Venezuela, Colombia, Japón, India, España, México, Vietnam, Belice, República Dominicana, Suiza, Corea del Sur, China y las agencias de la ONU, que lanzó un plan de acción para recaudar 74,2 millones de dólares.
Melissa, un categoría 3 (de 5) en la escala Saffir-Simpson, cruzó la zona este cubana con vientos de 200 kilómetros por hora y precipitaciones de hasta 400 milímetros en algunos puntos del país.
Su azote dejó cuantiosos daños materiales -pero sin víctimas mortales, según el Gobierno cubano- que abarcan 116.100 viviendas, 600 dependencias médicas estatales, más de 2.000 centros educativos, unas 100.000 hectáreas de cultivos e infraestructuras de transporte, telecomunicaciones, electricidad y abasto de agua.
