Las calles de Mount Pleasant, un barrio latino al noreste de Washington D.C., permanecen casi vacías desde que el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en la capital, lo que ha generado temor entre cientos de salvadoreños que residen en la zona.
El operativo de seguridad, enmarcado bajo la declaración de “Emergencia de Seguridad Pública” en la ciudad, ha provocado que negocios bajen sus ventas, trabajadores dejen sus empleos por miedo a ser detenidos, y residentes eviten salir incluso para comprar alimentos.
Una lona colgada en la plaza principal resume el sentir del vecindario: “No a las deportaciones en Mount Pleasant. No a la Migra”, se lee en español. La comunidad denuncia que los operativos están enfocados únicamente contra los hispanos.
“Esto es solo contra nosotros. No se ve a los etíopes, a los chinos o a otros con miedo. Vienen a por los hispanos”, relató a EFE una salvadoreña que trabaja en un restaurante local desde hace dos décadas, y que ahora teme incluso manejar su vehículo por miedo a ser detenida por agentes de inmigración, a pesar de contar con permiso de trabajo y residencia.

Trump militariza Washington y aumenta arrestos
La semana pasada, el presidente Trump ordenó el despliegue de la Guardia Nacional, tomó el control de la policía local y reforzó la presencia de agentes del FBI, la DEA y el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), bajo el argumento de combatir la criminalidad.
Según la fiscal general Pam Bondi, estos operativos ya han derivado en 630 arrestos, aunque organizaciones defensoras de derechos humanos denuncian que muchos de ellos corresponden a inmigrantes indocumentados.
“La gente tiene mucho miedo. La presión psicológica es enorme porque ves los operativos en la calle y luego en redes sociales”, explicó un salvadoreño sentado solo en la barra de un restaurante, quien también pidió anonimato.
Negocios latinos, paralizados
El impacto también ha sido económico. Comercios latinos en Mount Pleasant, muchos de ellos dirigidos por salvadoreños, han reportado una drástica caída en el número de clientes. El miedo ha vaciado las terrazas y reducido los pedidos, incluso a domicilio, ya que muchos repartidores —principalmente latinoamericanos— han optado por dejar de trabajar.
“No tenemos clientes, las empresas proveedoras nos preguntan por qué no hacemos pedidos”, relató el gerente de un restaurante especializado en pollo. Indicó que incluso uno de sus empleados fue detenido por agentes de inmigración, enterándose del hecho por un video que circuló en redes sociales.
“Hemos tenido que reducir turnos porque no hay trabajo”, lamentó.
En medio del temor generalizado, muchos habitantes han optado por permanecer en casa, limitar sus salidas al trabajo y evitar cualquier espacio público. Otros se han visto forzados a comprar en línea para no exponerse a los controles.

Extensión del operativo, una posibilidad latente
La comunidad espera que la situación termine pronto. “Dijeron que duraría un mes. Le rezo a Dios para que se acabe rápido”, expresó una salvadoreña mayor, mientras regresaba de hacer sus compras.
Sin embargo, el presidente Trump ha advertido que podría extender el operativo, argumentando que la medida aún no ha sido suficiente. Para ello, necesitará la aprobación del Congreso, donde mantiene mayoría.
Mientras tanto, cientos de inmigrantes en Mount Pleasant —y especialmente la comunidad salvadoreña— continúan enfrentando un ambiente hostil, marcado por el temor, la parálisis social y la incertidumbre de lo que vendrá.