Con más de 16 años de experiencia y una mirada crítica frente a los discursos extremos del mundo fitness, el coach venezolano Javier Parada apuesta por una forma distinta de entender el ejercicio: más humana, accesible y sostenible.
En entrevista con Diario El Mundo y previo al café-coversatorio “Fitness para no fitness”, este jueves 18 de diciembre, el experto certificado explica por qué decidió traer esta iniciativa a El Salvador y cómo su mensaje busca conectar con personas que no tienen tiempo, experiencia o motivación, pero sí el deseo de mejorar su salud y calidad de vida.
¿Quién es Javier Parada y cómo nace esta forma diferente de hablar de fitness?
Soy Javier Parada, coach deportivo certificado, con más de 16 años de experiencia en el mundo del fitness. He trabajado con personas en distintos países y realidades, y algo que siempre tuve claro es que el fitness no puede hablarse sólo desde el cuerpo, sino también desde la salud, la constancia y la vida real.
Esta forma de hablar del fitness nace de ver a muchas personas frustradas por mensajes extremos, rutinas irreales y promesas rápidas. Yo decidí explicar el ejercicio y la nutrición de una manera simple, honesta y sostenible, para que cualquiera pueda entenderlo y aplicarlo, sin miedo y sin culpa.
Para mí, entrenar no es castigar el cuerpo, es aprender a cuidarlo, y por eso comunico el fitness como una herramienta para vivir mejor, no sólo para verse bien.

¿Cómo decides traer ‘Fitness para no fitness’ a El Salvador?
Porque me preocupa genuinamente el aumento de los niveles de sobrepeso y obesidad que estamos viendo. Muchas personas sienten que el ejercicio no es para ellas, que el fitness es sólo para atletas o para quienes ya están en forma, y eso termina alejándolas aún más de moverse y cuidarse.
Mi objetivo fue romper esa barrera y mostrar que entrenar puede ser simple, real y alcanzable, incluso para quien nunca ha hecho ejercicio o viene de muchos intentos fallidos. Yo no vine a vender cuerpos perfectos, vine a hablar de salud, constancia y educación.
Lo que me motivó a regresar a El Salvaddor fue darme cuenta de que el mensaje sí estaba llegando. Ver a personas comunes empezar a moverse, entender su cuerpo y cambiar hábitos me hizo querer ser parte activa del cambio, no sólo señalar el problema. Sentí que aquí podía aportar, educar y acompañar a más personas a mejorar su calidad de vida, y por eso decidí volver.

Vivimos en un mundo acelerado donde muchas personas no tienen tiempo para entrenar… ¿Cómo se conecta tu mensaje con esa realidad?
Yo no peleo contra esa realidad, la entiendo. Por eso mi mensaje no es “entrena más”, sino entrena mejor.
El fitness no tiene que ocupar horas interminables ni convertirse en una carga más en la agenda. Con entrenamientos bien pensados, realistas y adaptados a la vida diaria, se pueden lograr cambios reales incluso con poco tiempo. El problema no es la falta de ganas, es la falta de educación y dirección correcta.
Mi enfoque es ayudar a las personas a integrar el movimiento como parte de su vida, no como algo que compite con su trabajo, su familia o sus responsabilidades. El ejercicio tiene que sumar, no estresar. Cuando lo entienden así, entrenar deja de ser una obligación y se vuelve un hábito sostenible.
¿Qué te gustaría que la gente se lleve después de este conversatorio?
Es cambiar la forma en la que las personas se relacionan con el ejercicio. No se trata sólo de entrenar, sino de entender que el movimiento es una herramienta de salud, prevención y calidad de vida, accesible para todos, no sólo para quienes ya están en forma.
Me gustaría que la gente se lleve la idea de que sí se puede empezar, sin miedo, sin perfección y sin comparaciones. Que entiendan que pequeños cambios, bien hechos y sostenidos en el tiempo, tienen un impacto enorme.
Si después de este conversatorio alguien se va pensando “puedo hacerlo a mi ritmo” o “no necesito ser perfecto para empezar”, entonces el mensaje cumplió su objetivo. Yo quiero que más personas se muevan, se informen y se hagan responsables de su salud, porque ahí es donde empieza el verdadero cambio.
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