La esperada gala del preestreno de “Wicked: For Good” (2025), la segunda parte de “Wicked”, de Universal Studios Singapore, Asia —un evento diseñado para deslumbrar a la industria y celebrar el debut global de la película— terminó marcada por un momento de tensión absoluta.
En plena alfombra verde, un joven logró burlar los controles de seguridad y corrió directamente hacia Ariana Grande, protagonista del filme, provocando un sobresalto entre la misma estrella y su coprotagonista Cynthia Erivo, quien la defendió del ataque ante los asistentes, fotógrafos y organizadores.
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El responsable fue Johnson Wen, un personaje ya conocido en espectáculos internacionales por sus irrupciones y por su excéntrico atuendo: pijamas de colores intensos y estampados llamativos, con los que se hace llamar “Pyjama Man” en redes sociales.
Wen trepó una valla perimetral y avanzó hacia la zona central del evento antes de ser reducido por varios guardias. Aunque la situación fue controlada en segundos, muchos recordaron sus antecedentes, pues no es la primera vez que altera eventos de alto perfil.
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Durante los últimos años, Wen ha protagonizado múltiples incidentes similares: intentó subir al escenario en un concierto de The Chainsmokers, irrumpió brevemente en una presentación de The Weeknd portando una camiseta con un mensaje político y en 2025 volvió a ser noticia tras colarse en un show de Katy Perry en Australia, donde logró acercarse a pocos metros de la cantante. Incluso ha tratado de ingresar a zonas restringidas en partidos de la FIFA y en eventos de los Juegos Olímpicos de París.
Tras lo ocurrido en Singapur, la policía detuvo al influencer y lo mantuvo bajo custodia durante varias horas. Finalmente fue liberado, pero más tarde presumió en redes sociales haber salido sin mayores consecuencias, generando indignación entre miles de usuarios.
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Sin embargo, las autoridades confirmaron que Wen ha sido acusado formalmente por “alterar el orden público” debido a su conducta en el evento de “Wicked”.
El caso vuelve a poner sobre la mesa una pregunta incómoda para la industria del entretenimiento: ¿cómo evitar que un mismo individuo, ampliamente identificado por su historial, continúe repitiendo estas peligrosas irrupciones?
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