El regreso de Fátima Bosch a México, este fin de semana, estuvo marcado por una recepción multitudinaria en su ciudad natal Villahermosa, en el estado de Tabasco, donde más de medio millón de personas se volcó a las calles para celebrar a su nueva Miss Universe 2025.
A casi un mes de haber hecho historia universal, la reina volvió al punto de partida de su camino y fue recibida con aplausos, carteles y muestras de afecto a bordo de una carroza en forma de su propia corona y en un desfile que recorrió el malecón Carlos A. Madrazo hasta la Fuente del Chorro.
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La jornada fue descrita por la Miss Universe Organization (MUO) como la materialización de un sueño colectivo, destacando el ambiente de unidad y gratitud que envolvió el reencuentro, donde la gente le demostró su amor y respeto a la joven mexicana.
La celebración coincidió, sin embargo, con el contexto de polémica que rodea a la organización, tras el anuncio del cierre de operaciones de Miss Universe México por parte de la MUO, en medio de señalamientos legales contra uno de sus copropietarios. Aun así, en Tabasco el foco se mantuvo en el abrazo simbólico a Fátima y en el orgullo de una tierra que la reconoce como suya.
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Durante su visita, la reina compartió momentos íntimos y públicos con sus seguidores, desde una oración en una iglesia católica —donde pidió fortaleza ante los retos de su reinado— hasta un emotivo encuentro en el Estadio Centenario, que lució lleno total.
Acompañada por su familia, Fátima dirigió un mensaje firme al público, subrayando que su corona representa un compromiso con la luz y la esperanza, mientras lucía encantadores atuendos en tonos pastel. Además, acudió al Hospital del Niño para convivir con menores en tratamiento, reafirmando que su labor como Miss Universe trasciende los reflectores y comienza, como ella misma lo ha demostrado, desde casa.
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