Emma Watson, reconocida mundialmente por su papel como Hermione Granger en la saga de Harry Potter, ha revelado que extraña profundamente el arte de actuar, aunque no así la exposición pública que acompaña a la industria cinematográfica. Desde 2019, cuando interpretó a Meg March en Mujercitas de Greta Gerwig, Watson se ha mantenido alejada de los sets de rodaje.
En una entrevista con Hollywood Authentic, la actriz de 33 años confesó que la promoción de películas le resultó emocionalmente desgastante.
“En cierto modo me tocó la lotería con la interpretación, pero un componente más grande que el trabajo en sí es la promoción y la venta de esa obra, de esa pieza artística”, explicó Watson.
“Seré honesta y directa: no echo de menos vender cosas, me resultó bastante devastador para el alma”, añadió.
Watson también señaló que la presión mediática fue una carga desde temprana edad, cuando debutó en Harry Potter y la piedra filosofal con apenas 10 años.
“Existe la tendencia a fracturarse en múltiples personalidades… no solo por los papeles que interpretas, sino por el peso de ser una persona pública. Es algo que consume mucha energía”, reflexionó.
La actriz, que ha estado enfocada en proyectos personales como la marca de ginebra Renais que cofundó junto a su hermano Alex, asegura que ahora goza de una mejor calidad de vida.
“Desprenderme de esas identidades ha liberado muchísimo espacio para ser mejor hermana, hija, amiga, nieta y, después, artista. Probablemente esté en el momento más feliz y saludable de mi vida”, afirmó.
A pesar de su retiro voluntario, Watson no descarta regresar al cine si se dan las condiciones adecuadas. “Lo que sí echo muchísimo de menos es usar mis habilidades interpretativas y el arte… Es liberador, y eso lo echo profundamente de menos”, expresó, recordando la interpretación como una forma de meditación intensiva que le brindaba plenitud.