Estados Unidos despliega su mayor portaaviones en el Caribe contra el narcotráfico

El Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció este viernes el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford, la embarcación de guerra más grande del país, en aguas del Caribe. La misión forma parte de las acciones para reforzar la lucha contra el narcotráfico y las organizaciones transnacionales del crimen organizado en América Latina.

El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, afirmó que este movimiento incrementará la capacidad operativa de Estados Unidos para “detectar, supervisar y desmantelar actores y actividades ilícitas” en la zona de responsabilidad del Mando Sur (USSOUTHCOM).

Además, aseguró que con esta acción “se fortalecerán las capacidades existentes para reducir el narcotráfico y enfrentar la actividad de organizaciones criminales transnacionales” que operan en la región.

El anuncio del despliegue se produce horas después de que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, confirmara la muerte de seis tripulantes de una narcolancha en aguas del Caribe, en una operación atribuida a fuerzas estadounidenses. La embarcación fue vinculada a la organización criminal venezolana Tren de Aragua, una de las más violentas de la región.

Este ataque ha elevado la tensión diplomática entre Estados Unidos y varios gobiernos de América Latina, especialmente Colombia y Venezuela, a raíz de los señalamientos directos del presidente estadounidense, Donald Trump.

Escalada con Colombia y Venezuela

Durante la semana, el presidente de Estados Unidos calificó al mandatario colombiano, Gustavo Petro, como un “matón y mal tipo que produce mucha droga”, advirtiendo que tomará “medidas muy severas contra él y su país” si continúa lanzando declaraciones en su contra.

Las fricciones también se extendieron a Venezuela. La administración Trump aprobó que la CIA opere dentro del territorio venezolano, en un hecho sin precedentes, mientras que el presidente Nicolás Maduro ordenó el despliegue indefinido de tropas y recursos en cinco provincias, ampliando la movilización original de 15,000 soldados tras el primer ataque estadounidense contra embarcaciones presuntamente involucradas en tráfico ilícito.

La situación anticipa una posible intensificación en la política exterior de Washington hacia la región, especialmente en países señalados por albergar o permitir operaciones de estructuras criminales transnacionales.