Al menos 369,617 salvadoreños ven una mejora en su condición económica gracias a las remesas familiares, según un análisis del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En su informe anual sobre las remesas en América Latina y el Caribe, publicado en noviembre pasado, el multilateral elaboró un experimento conceptual sobre el impacto potencial de estos ingresos en los niveles de pobreza en Guatemala, El Salvador, Honduras, República Dominicana, México, Ecuador y Colombia.
Dicho análisis parte de un “sesgo”, plantea el BID, según el cual la mayor parte de las remesas se destina a hogares que no son pobres, pero que, si no recibieran estos ingresos, podrían serlo.
El texto señala que el 80 % de la masa total de remesas en Guatemala llega a hogares que no viven en pobreza, un porcentaje que sube a 90 % en El Salvador, República Dominicana y Colombia.
Según el estudio, al menos cuatro millones de personas en estos países pasan de un nivel de pobreza extrema a relativa, o alcanzan ingresos que los ubican por encima de la línea de pobreza.
En el caso de El Salvador, 116,201 personas en pobreza extrema pasan a no pobres gracias a las remesas, mientras que 80,262 salen de pobreza extrema a relativa.
Además, 173,254 pasan de pobreza relativa a no pobres.
Remesas no siempre llegan a los más pobres
Uno de los enfoques más usados para medir la pobreza es el monetario, es decir, que los ingresos que reciba un hogar cubran la canasta básica alimentaria (CBA). En pobreza extrema se encuentran quienes no tienen suficientes recursos para una CBA simple, y en pobreza relativa quienes no alcanzan para una CBA ampliada (dos CBA).
De esa manera, el análisis señala que el 20.5 % de los hogares que reciben remesas no son pobres, frente a un 11.5 % que se encuentran en el umbral de pobreza relativa y un 3.5 % en pobreza extrema.
El BID plantea que los hogares receptores de remesas que aún se mantienen en condición de pobreza extrema no salen de este umbral por varios factores, como que el monto recibido es reducido o que debe distribuirse entre varios miembros. Además, señala que muchas familias no reciben estos ingresos porque nadie ha migrado al exterior, ya que la migración requiere una inversión significativa.
El multilateral recuerda que las remesas son un músculo clave en las economías de la región y que llegan a representar un 27.3 % del producto interno bruto (PIB) de El Salvador, el tercer país de mayor dependencia de estos ingresos en América Latina.
El VII Censo de Población y VI Censo de Vivienda, presentado en 2024, reveló que el 26.8 % de los hogares recibe remesas familiares, mientras que el Banco Central de Reserva (BCR) reporta que más de 2.2 millones de salvadoreños han recibido al menos una vez estos ingresos en 2025.
